LAS AUTOMOTRICES LE ESTÁN GANANDO A SILICON VALLEY EN SU PROPIO JUEGO

Aunque se trate de una tecnología de casi ciento cincuenta años de edad, desde hace algún tiempo, los automóviles se perfilan como una de las próximas grandes áreas de innovación. Y esto tiene sentido porque, si bien estos vehículos ya han sufrido grandes y radicales transformaciones a lo largo de su historia, la realidad es que, en concepto, poco ha cambiado desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Y es que, aunque ha habido avances en cuanto al diseño, al confort, al equipamiento, a los materiales empleados en la fabricación, y en materia de seguridad, la realidad es que, en esencia, un auto actual no difiere demasiado de uno vendido hace 70 años. Ambos se siguen operando del mismo modo, y se encuentran impulsados por motores de combustión interna. Ambos dependen en un 100% de las habilidades del usuario, y de su capacidad de orientarse, para llegar intactos a destino. Y en ambos la fuente de energía es exactamente la misma. Las nuevas tecnologías están permitiendo cambiar esto, incorporando otras alternativas de motorización, incrementando la seguridad y, especialmente, cambiando por completo la forma en la que nos relacionamos con estos vehículos.

Es por estas razones que, a la hora de pensar en el automóvil del futuro, todos comenzaron a mirar a Silicon Valley, el mayor polo de innovación y desarrollo tecnológico en el mundo. Allí, compañías como Google y Apple comenzaron a repensar el automóvil y, mientras la primera comenzó a desarrollar prototipos autónomos, la segunda estuvo trabajando por años en el Proyecto Titán, un plan “secreto” para desarrollar desde cero el vehículo del futuro. Y si bien se han producido avances, la realidad es que las empresas que se perfilaban como las grandes perjudicadas por todos estos avances, hoy se han convertido en las pioneras en la innovación, y en las verdaderas transformadoras de esta industria centenaria. Hablamos, por supuesto, de las compañías automotrices.

LAS AUTOMOTRICES SE PONEN A LA CABEZA DE LA INNOVACIÓN

Motivadas, en parte, por la intrusión de los gigantes tecnológicos en su terreno, y por el surgimiento de compañías como Tesla, que han demostrado que existe un mercado para la innovación tanto a nivel producto como en los procesos dentro de la industria, muchas grandes automotrices de la talla de Ford, General Motors, Honda, BMW, Mercedes Benz, y Audi, se han puesto a la cabeza del desarrollo de nuevas tecnologías, y de inversión en la creación del auto del futuro.

Para ello, estas empresas, comenzaron a invertir en tecnologías como la conducción autónoma y semiautónoma, que permite que los automóviles no necesiten del conductor para realizar sus recorridos. Para ello, algunas compañías, comenzaron una ronda de adquisiciones de startups y empresas que se encontraban desarrollando tecnologías en este campo. Un ejemplo de ello fue la compra que el trío de fabricantes de automóviles de lujo alemanes hicieron de Nokia Here Maps en 2015, con el objetivo de hacerse de una tecnología de mapeo que les permitiera guiar a sus vehículos autónomos. Haciéndose de esta compañía, las automotrices han comenzado a trabajar en optimizar los mapas, asegurándose de contar con información de las rutas del mundo precisa al centímetro, y de desarrollar una plataforma colaborativa capaz de operar con los sistemas de distintas marcas.

Distintas marcas norteamericanas como Ford, se encuentran en etapas avanzadas de desarrollo de vehículos autónomos. La compañía pionera en la producción masiva de automóviles, ya cuenta con prototipos de su modelo Fusion operados por computadoras en sus plantas norteamericanas, y anunció sus intenciones de lanzar su primer vehículo sin chofer en el 2021. Este auto, no poseerá pedales ni volante, y estará orientado a compañías de taxis, de transporte, y a servicios de ride-sharing y ride-hailing como Uber, Cabify, y otros.

Para lograr este ambicioso objetivo, Ford ha invertido en distintas startups cuyo foco es el desarrollo de las tecnologías que permiten que los automóviles operen sin conductor. Una de ellas es Velodyne, la cual desarrolla sensores láser (con tecnología LIDAR), fundamental para que el vehículo detecte qué tiene a su alrededor; y en Civil Maps, una compañía de mapeo 3D, entre otras. Al mismo tiempo, la automotriz adquirió el startup israelí Saips, el cuál desarrolla sistemas de visión para computadoras, y sistemas de machine learning; mientras que amplió su centro de investigación y desarrollo en Palo Alto (en Silicon Valley), con planes de duplicar su equipo en esa ciudad hacia 2017.

El primer automóvil autónomo de Ford será caro, y su funcionamiento estará restringido a ciertas áreas, aunque su objetivo es dar el primer paso hacia el lanzamiento de más y mejores vehículos orientados al público en general.

En un sentido similar, Tesla, la automotriz concebida en Silicon Valley, y dirigida por Elon Musk, anunció hace pocos días que todos sus automóviles comenzarán a estar equipados con el hardware necesario para poder conducirse a sí mismos. Esta función, sin embargo, solo se activará una vez que el proceso de calibrado de esa tecnología se encuentre completo, algo que tomará varios años, ya que utilizará los datos recogidos de cientos de miles de automóviles de la marca, mientras estos circulan por las calles y carreteras.

General Motors, por su parte, anunció en abril de este año que invertiría $500 millones de dólares en Lyft, el principal competidor de Uber, junto con el cual desarrollará sus propios vehículos autónomos. Orientados en primer lugar a nutrir la flota de esta compañía, los mismos luego estarán también disponibles al público.

Del otro lado del Océano Atlántico, Volkswagen está tomando un camino similar. Este año, la automotriz, lanzó su plan estratégico hacia el 2025, con el que se plantea construir vehículos autónomos y lanzar más de 30 modelos eléctricos, con los que busca reparar el daño que su imagen sufrió luego de que se revelara que la empresa había falseado datos de emisiones, pero que también le permitirá aumentar su facturación en hasta un 7% a partir de la apertura de estos nuevos nichos de mercado. Como no podía ser de otro modo, la empresa también está invirtiendo en startups relacionadas con su actividad. En mayo de 2016 la marca invirtió $300 millones de dólares en el startup israelí Gett, otro rival de Uber.

Otras empresas como el grupo que componen Renault y Nissan, y Fiat Chrysler, también están realizando millonarias inversiones en estas tecnologías.

Estos son algunos ejemplos de las innovaciones que las compañías automotrices tradicionales, otrora altamente conservadoras, están llevando adelante. Uno de los aspectos más interesantes de esta tendencia, es que estas empresas están comenzando a adoptar procesos parecidos a los de Silicon Valley, iterando rápidamente, e invirtiendo miles de millones en investigación y desarrollo.

Es posiblemente por este motivo que tanto Google como Apple, han comenzado a abandonar sus sueños del vehículo propio, y están a la caza de socios estratégicos entre las automotrices para utilizar su software y aplicar su experiencia en el desarrollo de automóviles fabricados por otros. Sin embargo, hoy cabe preguntarse si las fabricantes de autos hoy querrán asociarse con esas empresas, o si con sus propias innovaciones y nuevas adquisiciones ya les alcanza.

 

 

LAS BATERÍAS EXPLOSIVAS DEL GALAXY NOTE 7 PUEDEN BENEFICIAR A APPLE TRAS LA SALIDA DEL IPHONE 7

Por muchos años las baterías explosivas fueron una suerte de mito urbano. Basado en una serie muy limitada de incidentes, en los que smartphones y teléfonos celulares más antiguos explotaron o se incendiaron en condiciones ambientales extraordinarias, muchos usuarios convivieron por años con la noción de que las baterías encerraban un potencial peligro. A partir del lanzamiento del Samsung Galaxy Note 7, este temor se volvió muy real. Y es que las baterías de la más reciente phablet del fabricante coreano, tienen una tendencia a la combustión espontánea mayor a la de cualquier otro dispositivo alguna vez comercializado.

Si bien, en la gran mayoría de los casos, estos teléfonos no se incendian ni explotan, si ha habido una cantidad significativa de incidentes que han puesto la lupa sobre el asunto. Un usuario del Estado de Florida, en los Estados Unidos, por ejemplo, denunció a través de Facebook que su Note 7explotó dentro de su Jeep, produciendo un incendio que terminó destruyendo el vehículo. Otro incidente ocurrió el fin de semana en Nueva York, donde un teléfono explotó en las manos de un niño de 6 años mientras miraba videos, lo que, según reporta el New York Post, le provocó quemaduras y pánico a los celulares.

Por fortuna para Samsung, estos dos casos ocurrieron luego de que la compañía anunciara el 2 de septiembre que reemplazaría todos los Note 7 ya vendidos por teléfonos nuevos, equipados con baterías más seguras. Esto ocurrió luego de que varios usuarios surcoreanos (el primer mercado donde se lanzó este equipo)se quejaran en las redes sociales acerca de la tendencia a incendiarse que tenía el equipo.

Sin embargo, dado que muchos usuarios hicieron caso omiso al llamado, o no tomaron tan en serio el riesgo que supone utilizar sus smartphones, los incidentes se siguieron produciendo. Esto llevó a que en algunos ámbitos se debieran tomar medidas para prevenir incidentes. Uno de los casos más notables es el de los aviones comerciales. Muchas líneas aéreas, impulsadas por la FAA – la autoridad regulatoria en los Estados Unidos – comenzaron a pedirles a los pasajeros que no encendieran, y sobre todo no cargaran, sus Note 7 a bordo de las aeronaves, y que tampoco los despacharan a la bodega, ni siquiera en su envase cerrado. Esto es lógico, debido el riesgo que una explosión puede significar para una aeronave, algo de lo que la industria tiene recuerdos cercanos gracias a que, hace apenas tres años, las baterías de varios de los, entonces, flamantes Boeing 787 se prendieron fuego, llevando a que los aviones de ese tipo no pudieran volar por varios meses hasta que se resolvió el problema.

Algunos reportes indicaron que Samsung tomaría un camino similar al de Boeing al desactivar remotamente todos los Note 7, forzando a los consumidores a devolver sus equipos. Sin embargo, en las últimas horas la compañía desmintió estos rumores y, en cambio, anunció que publicará el modo de cambiar el smartphone por uno nuevo a través de su sitio web, sin obligar a nadie a hacerlo por la fuerza. De todas formas, la empresa surcoreana dilató la salida al mercado de este modelo en una gran cantidad de países, como los sudamericanos, donde todavía no hay una fecha de lanzamiento establecida.

No está claro todavía cual es el origen de la falla, aunque los reportes de las primeras explosiones hablaban de problemas con los cables USB-C con los que se carga el teléfono, así como con las baterías, la cuáles son comunes a todos los modelos de este dispositivo (qué sí difieren en otros componentes), por lo que el problema resulta global.

UNA POSIBLE VENTAJA PARA APPLE

Toda esta serie de explosiones ocurrió en un momento que no podría ser peor para Samsung. Y es que el Galaxy Note 7, una phablet con pantalla curva de 5,7 pulgadas, un procesador Exynos 8890 Octa, de ocho núcleos (o Qualcomm Snapdragon 820, de cuatro núcleos, en el mercado estadounidense), 4GB de RAM, al menos 64GB de almacenamiento expansible, una cámara de 12MP considerada como una de las mejores del mercado, y una serie de innovaciones que lo posicionan como uno de los smartphones más avanzados en el mercado.

Sin embargo, esta serie de incidentes, producido luego de que Samsung tuviera distribuidos más de 2,5 millones de unidades entre teléfonos vendidos y disponibles en los depósitos de las tiendas y las operadoras en las primeras semanas desde el lanzamiento, puede significar una enorme amenaza para el éxito futuro de este modelo, así como también para la imagen general de la marca. En principio, la necesidad de reemplazar esta enorme cantidad de dispositivos ya generará una enorme pérdida para la empresa, así como un dolor de cabeza logístico para sus empleados. De acuerdo con un reporte del sitio The Next Web (en inglés), entre los reemplazos y la devolución del dinero que Samsung hará a los clientes que prefieran recuperar su inversión en lugar de obtener un nuevo dispositivo, la empresa perderá alrededor de $1.000 millones de dólares. Dependiendo de la capacidad del público de perdonar esta falla y comprar el modelo una vez corregido el error, o de ignorarlo por completo, dependerá si estas pérdidas se extienden o si quedan contenidas en ese valor.

Para peor, la semana pasada Apple anunció el lanzamiento de su flamante iPhone 7, un competidor natural del Note 7, sobre todo en su variante iPhone 7 Plus, que posee una pantalla de 5,5 pulgadas, y una cámara doble de 12MP, que podría resultar muy atractivo para quienes deban cambiar su Note, y por el que podrían inclinarse los usuarios que se encontraban en la duda.

Este incidente, además, pone a Samsung en una mala posición durante un año que se perfilaba como uno de los más exitosos de los últimos tiempos. Y es que el lanzamiento del Galaxy S7, el flagship de la marca, a principios de 2016, llevó a la empresa a registrar sus ganancias más altas en los últimos años, lo que disparó el valor de sus acciones. Y si bien el reemplazo de los Note 7 implicará la pérdida de apenas el 5% de los $20,6 mil millones de dólares de ingresos netos que Samsung proyectaba tener este año, el daño a la marca igualmente puede ser significativo.

Sólo el tiempo dirá como reaccionan los consumidores ante estas noticias, y si Samsung podrá seguir manteniendo su reputación intacta.

CHINA ESTÁ CERCA DE CONVERTIRSE EN EL PRINCIPAL MERCADO DE APLICACIONES A NIVEL GLOBAL

En muchas formas, China ya es el mayor mercado móvil en el mundo. Con 1.400 millones de líneas activas y 672 millones de usuarios únicos, el gigante asiático supera a India, otro mercado densamente poblado, en más de 200 millones de usuarios, y con un PBI per cápita 4,5 veces mayor no debe resultar sorprendente que exhiba características de un mercado más desarrollado. Aún así, en el negocio de las aplicaciones China todavía no es superior al de otros mercados más chicos en términos de suscriptores, como lo es Estados Unidos, el líder a nivel mundial. Por ahora.

De acuerdo con la consultora App Annie 2016 será el año en el que China sobrepase por primera vez a los Estados Unidos y se convierta en el principal mercado de aplicaciones, en términos de facturación, a nivel mundial. De acuerdo con un reporte de esta consultora, ya en 2015 un tercio de todas las descargas de aplicaciones a nivel mundial ocurrían en China. Este año eso impactará en la facturación. Y es que, para 2016, se espera que en la región Asia Pacífico (APAC) el negocio de las aplicaciones móviles genere unos $28,3 mil millones de dólares en facturación, más de la mitad de los cuales provendrán de China. En contraste, el continente americano en su totalidad, generará unos $13,1 mil millones de dólares en facturación. Hacia 2020, se pronostica que el mercado asiático crezca 2,5 veces, con el país comunista a la cabeza.

Mercado Apps

Este enorme crecimiento se está llevando a cabo en las distintas plataformas, fundamentalmente en Android y iOS. Sin embargo, a pesar de que Apple ha logrado consolidar su posición en ese mercado, y está obteniendo enormes utilidades a partir de su tienda de aplicaciones, este no es el caso de Google, el cuál prácticamente no participa con Google Play y se está quedando afuera de este negocio en el país. Lo mismo sucede con algunos de los grandes desarrolladores como Facebook, empresa que produce muchas de las apps más populares a nivel mundial, cuya presencia en China es casi inexistente.

LA PRESENCIA DE APPLE EN EL MERCADO CHINO

Por bastante tiempo China fue el segundo país en materia de descarga de aplicaciones de iOS en el mundo. En el primer trimestre de 2015, sin embargo, los usuarios del país asiático superaron a sus contrapartes estadounidenses, convirtiendo a su mercado en el primero en cantidad de apps descargadas. Un año más tarde, durante el primer trimestre de 2016, este hito se tradujo a facturación y, luego de superar a Japón, China se convirtió en el segundo mercado en materia de rentabilidad para el App Store de Apple, superado sólo por los Estados Unidos.

En 2015 Apple facturó $3,4 mil millones de dólares en el negocio de las aplicaciones móviles en el país asiático. Esto es, a través de las descargas, suscripciones, in app purchases, etc, ocurridas a través de su App Store. Hacia 2020, se proyecta que este número crecerá unas 2,6 veces hasta alcanzar los $8,9 mil millones de dólares. Esto demuestra que la decisión de Apple de ingresar a este mercado ha sido estratégica y muy acertada, incluso cuando el mismo le reporta una facturación promedio por dispositivo activo bastante inferior a la que ocurre en otros mercados como los Estados Unidos y Europa.

De todas formas, el hecho de que la compañía ya esté vendiendo más dispositivos en el gigante asiático que en su país de origen, significa que su negocio allí seguirá expandiéndose.

LA SITUACIÓN DE ANDROID

Así como ocurre en otros mercados, en China Android supera en varias órdenes de magnitud a iOS en materia de cantidad de equipos activos. Según Kantar Worldpanel, el 77% de los equipos activos en el país asiático utilizan el sistema operativo desarrollado por Google, contra 21,1% que utilizan iOS, y apenas el 0,8% que utilizan Windows.

Android vs iOS en China.

Android vs iOS en China.

A pesar de esta gran diferencia de volumen, el mercado de aplicaciones de Android es proporcionalmente menor al de iOS, con una facturación total que fue de $5,2 mil millones de dólares en 2015, exhibe menos del doble de ingresos, con un mercado de 3,6 su tamaño.

Existe una explicación para este fenómeno. O, en realidad, varias. Por un lado, así como sucede en casi todo el mundo, los dispositivos equipados con Android son mucho menos homogéneos que aquellos fabricados por Apple, lo que implica que muchos de ellos no pueden correr demasiadas aplicaciones, ya sea por su baja potencia, o por utilizar versiones viejas del sistema operativo que no son compatibles con las apps más novedosas. Pero esta no es la razón principal en el mercado chino.

Desde que en 2010 Google abandonó el país asiático cuándo no pudo ponerse de acuerdo con su gobierno acerca de la censura de sus resultados de búsqueda, muchos de sus servicios no están disponibles en ese mercado. Ese, sin embargo, no es el caso de Google Play. Y es que la tienda de aplicaciones está disponible en ese país, aunque solamente ofrece apps gratuitas, y restringe la bajada de cualquier aplicación desarrollada por Google. Al mismo tiempo, y producto de esas restricciones, la mayoría de los fabricantes ni siquiera incluyen una versión de Google Play en los celulares que venden en el país. Así, incluso si una persona posee un teléfono comprado en el exterior, o localmente, y que incluye un acceso a la tienda, allí no podrá descargar aplicaciones pagas, o suscribirse a ninguna de ningún tipo, lo que lleva a que la facturación de la empresa de Mountain View en ese mercado en ese país sea prácticamente cero.

Esto se ve exacerbado porque Android, a pesar de ser el sistema operativo dominante en China, no suele ser utilizado en su versión licenciada por Google en el país. En cambio, la mayoría de los fabricantes utilizan versiones open source del software, lo cual les da la oportunidad de modificarlo a su antojo incorporando, por ejemplo, los servicios de búsqueda de Baidú, el principal buscador chino, y todo tipo de aplicaciones orientadas al mercado local.

De esta forma, fabricantes como Xiaomi desarrollan versiones muy personalizadas de Android para sus dispositivos, lo que les permite diferenciarse en gran medida de su competencia. Esto no es algo necesariamente malo, puesto que contribuye a la innovación y les da más opciones a los consumidores a la hora de elegir experiencias de usuario diferentes, y una gama de servicios de mensajería, mapas, etc., que compiten entre sí. Por otro lado, tantas diferencias incrementan la fragmentación, disminuye la compatibilidad de algunas aplicaciones, y genera barreras para el crecimiento del mercado de aplicaciones.

Quién se ve especialmente afectada por esta fragmentación es Google, que en una comunidad tan diversa de desarrolladores, donde el público ya ha adoptado las plataformas de otras empresas, y donde algunos de sus servicios básicos no están disponibles, no tiene la capacidad de generar los incentivos que genera en otros mensajes para que el mercado se concentre alrededor de sus propias versiones de sus sistema operativo. Aunque la compañía esté haciendo grandes esfuerzos, a través de alianzas con gigantes como Huawei y ZTE, que llevan en sus equipos la versión original de Android (aunque con algunos ligeros cambios y la ausencia de sus servicios), la realidad es que esta bien puede ser una batalla perdida y que, incluso si se levantaran las restricciones y la censura impuestas por el gobierno chino, la empresa norteamericana ya no pueda recuperar su posición. Y lo que es aún peor, con cada vez más fabricantes chinos expandiéndose fuera de China, hacia mercados como India y Brasil, Google puede encontrarse con que dispositivos que utilizan su propio sistema operativo no le están generando ningún rédito (o mucho menos rédito del que podrían), y están alimentando otros ecosistemas de aplicaciones y servicios sobre los que no controla ni recibe ni una porción ínfima del negocio.

Con Apple obteniendo grandes resultados en ese vasto mercado, es posible que Google considere ceder a las presiones del gobierno chino y regresar. Aunque con el enorme empujón que su ausencia les dio a los competidores locales, es posible que las autoridades del país asiático no tenga muchas ganas de permitir ese regreso. De cualquier forma, China ha demostrado ser un país muy prometedor para los desarrolladores, y que su ecosistema móvil en permanente expansión – y al que todavía le queda mucho por crecer – es uno de los que más facturación genera, y generará en el mediano y el largo plazo. Sin embargo, su idiosincrasia propia, el proteccionismo de sus autoridades, y la barrera que suponen sus peculiaridades tanto técnicas como culturales, representan un verdadero desafío para los desarrolladores que no son de la región.

APPLE AUTORIZA LAS SUSCRIPCIONES PARA TODAS LAS APPS EN IOS

Los servicios son cada vez más importantes en el mundo móvil. Así como ocurrió en la industria de la música, donde las personas dejaron de comprar CDs y canciones, y comenzaron a pagar una suscripción mensual para disfrutar de una discoteca completa, los usuarios móviles se están abriendo cada vez más a pagar suscripciones mensuales por el uso de productos en formato de servicios. Esto puede verse claramente en el campo de las aplicaciones profesionales, donde empresas como Adobe y Microsoft cambiaron por completo la forma de comercializar sus plataformas de software. Así, los usuarios ya no deben pagar $300 dólares por una licencia de Photoshop, ni $150 dólares por una de Office. En cambio, ahora pagan suscripciones mensuales de $10 o $15 dólares por utilizar estos productos, incorporando funcionalidades extras como la posibilidad de acceder a ellos desde distintos dispositivos, utilizar bibliotecas de recursos como tipografías, y trabajar en comunidad. Con las apps móviles empieza a suceder algo parecido, y así como ocurre con la música y con el software profesional, la rentabilidad que se puede obtener a través de una suscripción es mucho mayor en el largo plazo que la que se obtiene de una venta.

Es por esta razón que Apple autorizó por primera vez que los desarrolladores de aplicaciones en todas las categorías comiencen a cobrarles suscripciones mensuales a sus usuarios. Hasta ahora, ese modelo de negocios se encontraba restringido a un número limitado de apps, y no ya solamente a revistas y servicios musicales, como ocurría desde 2011 cuando esta opción se lanzó por primera vez. De esta forma, los juegos, las aplicaciones vinculadas con la educación, con la productividad, y con cualquier tipo de contenido, podrán comenzar a cobrar suscripciones, y hasta ofrecer distintos planes (como básico, pro, y Premium) con funcionalidades diferentes, a precios diferenciados.

Así como ocurre con las aplicaciones que utilizan el modelo tradicional de cobro por descarga, Apple les cobrará una comisión del 30% a los desarrolladores. En este caso, esta comisión se descontará del pago mensual que hagan los usuarios, quienes deberán pagar utilizando la plataforma de pagos de la compañía. Para hacer el modelo más atractivo, Apple anunció que a partir del año que un usuario permanezca suscripto a una app, la comisión bajará al 15%, permitiendo que el desarrollador conserve el 85% del valor de la cuota. Esto, de acuerdo con Phil Schiller, el Vicepresidente de marketing de Apple, quién le dio una completa entrevista al sitio The Verge hace algunas semanas, tiene que ver con que la compañía busca premiar a los desarrolladores que hacen el enorme esfuerzo de fidelizar a sus clientes y mantener alta la tasa de retención. Sin embargo, también puede verse motivado por la posición que empresas como Spotify (que por tratarse de un servicio vinculado con la música ya podía ofrecer suscripciones a través del AppStore) venían adoptando, al cobrarles un 30% más a sus usuarios cuándo éstos suscribe a través de la tienda de Apple para pagar lo que denominan el “Apple Tax” (o impuesto a Apple), y luego enviarles un e-mail indicándoles que podían ahorrarse ese dinero suscribiéndose directamente desde su sitio. Esto, por supuesto, fue negado por el ejecutivo.

Google Play, el principal competidor de Apple, lanzó esta posibilidad en mayo de 2012, por lo que también les permite a los desarrolladores ofrecer suscripciones en sus aplicaciones, pagando exactamente el mismo margen de comisión.

LOS MOTIVOS DE APPLE

Existen varios motivos por los que Apple decidió ampliar la funcionalidad del App Store para incluir esta posibilidad. El principal tiene que ver con un reclamo que los desarrolladores vienen manteniendo desde hace bastante tiempo, y es que con el cobro por descarga muchas veces no alcanza para construir compañías sustentables alrededor de una aplicación, lo que termina dejando a muchos de ellos fuera del negocio.

De acuerdo con un comunicado de Apple emitido en enero de este año, desde el lanzamiento del AppStore hasta esa fecha, la tienda de aplicaciones les pagó a los desarrolladores un total de $40 mil millones de dólares, un tercio de los cuáles se generaron solamente en 2015. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que esta cifra incluye a las cuatro tiendas de apps que maneja la compañía, incluyendo la de iOS (por lejos la que más factura), la de OSX (ahora macOS), la del tvOS, y la del watchOS. Al mismo tiempo, cabe mencionar que, de acuerdo con la consultora AppAnnie, la cual mide la performance de las tiendas de aplicaciones móviles en todo el mundo, el 75% del total de la facturación pertenece a la categoría juegos, en la que la gran mayoría de las apps que más facturas lo hacen a través de las in-app purchases. Esto significa que, para la mayoría de los desarrolladores en otras categorías, monetizar es un verdadero desafío.

Incorporando las suscripciones Apple pretende darles nuevas herramientas a los desarrolladores para poder crear modelos de negocio más fáciles de escalar y sostenibles en el tiempo. Y si bien este modelo no es la piedra filosofal y puede resultar poco adecuado para muchas aplicaciones, la realidad es que existen una gran cantidad de compañías que han sabido utilizarlo para crear negocios muy rentables. Un ejemplo de ello es Lumosity, una aplicación que permite que los usuarios entrenen sus mentes con distintos ejercicios. Para ello, además de un plan gratuito y limitado, ofrece un plan Premium por el que cobra una suscripción de $11,99 dólares por mes, o $59,99 dólares al año. Con más de 93.000 usuarios pagos activos, esto equivale a una facturación mensual de más de $1,1 millones de dólares. Otro ejemplo es Todoist, una aplicación que permite hacer to-do lists (listas de tareas), y sincronizarlas en distintos dispositivos. Así como Lumisity, esta app cuenta con un plan gratuito, pero también con uno Premium que vende por un valor de $28,99 dólares al año.

Pero ayudar a los desarrolladores no es el único motivo que llevó a Apple a adoptar este modelo. Otro, mucho más importante, tiene que ver con resguardar su rentabilidad en el largo plazo. Durante 2015 el AppStore facturó unos $31 mil millones de dólares, lo que equivale al 13% del total de la facturación de Apple. La venta de iPhones, por otra parte, representó el 64,96% en ese mismo período. Sin embargo, con una caída del market share en relación a Andrid, y los problemas que la empresa está experimentando en mercados como el chino, donde las medidas proteccionistas del gobierno y un reciente fallo adverso que le impedirá vender el iPhone 6 en el país están dañando las ventas, la empresa necesita maximizar su facturación en su tienda de aplicaciones.

Pero independientemente del motivo detrás de esta decisión, la realidad es que se abren nuevas posibilidades para los desarrolladores, quienes podrán incorporar nuevos canales de monetización, y apelar a su creatividad para captar clientes y mantenerlos en el largo plazo. Sin embargo, así como ya sucedía en el AppStore, Apple seguirá manteniendo el control de esos clientes, siendo el gestor de cada uno de los pagos mensuales, y no compartiendo esa información, ni otros datos clave que podrían resultar invaluables, con los desarrolladores.

A pesar de esto, hay otra buena noticia, y es que la empresa comenzará a permitir que los desarrolladores promocionen sus aplicaciones a través de un nuevo sistema de publicidad en los resultados de búsqueda de la tienda. Así, Apple busca nivelar un poco la cancha y ayudar a las nuevas aplicaciones a mostrarse frente a sus potenciales usuarios y, así, a incrementar el número de descargas. Este sistema todavía se encuentra en una etapa experimental, pero se abrirá al total de la comunidad durante el transcurso del año.

 

 

LA BATALLA POR CHINA RECIÉN EMPIEZA

Con 1.200 millones de habitantes, más de un millón de millonarios, una clase media en franco crecimiento que ya alcanzó los 109 millones de personas, y seguirá creciendo el doble de rápido que la estadounidense, y un potencial no explotado que todavía resulta enorme, este país se ha convertido en el santo grial para un sinnúmero de industrias. Y la móvil no es la excepción. En este contexto no es de extrañar que los principales jugadores del sector estén apostando fuerte por incrementar su presencia en el país asiático, y por conquistar a millones de nuevos consumidores tanto con dispositivos como con aplicaciones y servicios.

Según GSMA en el primer trimestre de 2015 el mercado móvil chino contaba con unos 605 millones de suscriptores, esto es un 250% más que los 250 millones de suscriptores que componen los mercados estadounidense y canadiense combinados. Pero mientras en Norteamérica la penetración de los servicios móviles por usuario único es del 70%, en China ésta alcanza apenas al 48%, lo que implica que existe un gran terreno para crecer. Aún así, con semejante cantidad de usuarios, el mercado chino ya es vasto y uno de los mayores del mundo. Esto se observa en que, por ejemplo, el país asiático se habrá convertido en 2015 en el mayor mercado mundial de juegos móviles, alcanzando una facturación de US$5,5 mil millones, superando a los US$4,5 mil millones que representa el mercado estadounidense. Con 450 millones de usuarios que descargan y utilizan juegos móviles en ese país —una cifra que supera a la población total de los Estados Unidos—, no es de extrañar que esta brecha se siga agrandando.

En otras categorías empieza a suceder algo similar. De acuerdo con GSMA, entre 2013 y 2014, el número de aplicaciones descargadas por los usuarios del sudeste asiático creció un 20%, y la facturación producida por éstas en la región, en un 90%.

Es por esto —y porque esta región es cada vez más importante y significativa— que los gigantes de Internet están peleando por incrementar su presencia en la zona, y liderar este mercado con estrategias cada vez más agresivas y contundentes. A continuación, veremos qué está haciendo cada uno de ellos.

 

Apple busca mantener su liderazgo

Una de las empresas que ha logrado un mayor éxito en China y en todo el sudeste asiático es Apple. La compañía fundada por Steve Jobs ha logrado conquistar a la incipiente clase media china con sus iPhones y iPads, convirtiendo a su Smartphone en uno de los modelos más vendidos en el país durante varios años seguidos. De hecho, la gran adopción que ha tenido el iPhone 6 —y en especial el iPhone 6 plus— logró indirectamente promover el mercado del 4G, el cual ha acelerado su crecimiento gracias al interés de los usuarios de estos dispositivos en navegar a mayor velocidad.

A pesar de haber empezado el año con el primer lugar en ventas, durante el segundo trimestre de 2015 Apple se vio desplazada hacia el tercer lugar por dos compañías locales. En primer lugar se ubicó Xiaomi, la estrella del país asiático, la cual fabrica smartphones de muy buena calidad a bajo precio, y que ya ha comenzado su expansión internacional a mercados tan distantes como Brasil. El segundo puesto fue de Huawei, una de las marcas chinas más reconocidas a nivel mundial. A pesar de esta caída de puesto, Apple incrementó la cantidad de equipos vendidos, y logró mantenerse por encima de Samsung, su eterno rival, la cual se ubica en el cuarto puesto en el país.

Una de las principales estrategias de la marca para apuntalar su posición en China tiene que ver con expandir la cantidad de tiendas que tiene en el país. Esta estrategia, que parece dar resultado, fue llevada a un extremo tal que Apple ha tenido que comenzar a llevar empleados estadounidenses para ocupar puestos en los locales, por las dificultades que enfrenta la compañía para encontrar personal local capaz de adaptarse a la cultura y al estilo de atención al cliente que caracteriza a sus puntos de venta.

Al mismo tiempo, Apple buscará posicionarse aún más como una marca aspiracional puesto que, con un precio de más de US$650, sus equipos no pueden competir en este campo con los fabricantes chinos, que ofrecen smartphones equivalentes a un iPhone por menos de US$300. Esta estrategia, sin embargo, siempre ha resultado para la marca, y es muy posible que le permita seguir aumentando sus ventas incluso cuando los precios de su competencia sigan bajando.

 

Google planea su regreso

Aunque dejó el mercado chino en 2010 tras rehusarse a seguir censurando sus resultados de búsqueda, para Google no resulta fácil resistirse a la magnitud y a las grandes oportunidades que representa el país asiático. Es por eso que su nuevo CEO Sundar Pichai anunció que la empresa volvería a China, aunque no en su totalidad, sino a través de su tienda de aplicaciones, Google Play.

Hoy, Android es el sistema operativo más popular en el país asiático. Sin embargo —a diferencia de lo que ocurre en el resto del mundo, donde lleva preinstaladas una serie de aplicaciones vinculadas a los servicios de Google, y donde utiliza por defecto el buscador de la compañía— en China éste llega desprovisto de todos estos servicios, y alterado por los fabricantes locales para incluir los servicios de búsqueda de Baidú, el principal buscador chino, y de otras compañías. Es por eso que no resultaría difícil para el gigante de las búsquedas instalarse en ese mercado.

Para ello, la empresa podría lanzar una versión local de Google Play conteniendo menos aplicaciones —dado que muchas se encuentran censuradas por el gobierno chino—, comenzando así a restablecer su relación con los consumidores locales, y a la espera de algún día volver a lanzar otros servicios.

Sin embargo, es posible que ya sea muy tarde para Google. Y es que muchas empresas locales como la ya mencionada Baidú, pero también Alibaba, Tencent (la principal operadora del país) y Qihoo ya ofrecen servicios alternativos a los creados por Google, incluidos servicios de correo electrónico, streaming de video, mapas, buscadores, redes sociales, mensajeros instantáneos y más. Al mismo tiempo, fabricantes como Xiaomi y Huawei cuentan con sus propias tiendas de aplicaciones, las cuales les permiten generar ingresos que van más allá de la venta de equipos, un negocio que difícilmente quieran abandonar preinstalando la tienda de la compañía norteamericana en los dispositivos que comercializan.

Google es, posiblemente, la compañía que enfrenta el mayor de los desafíos para volver a posicionarse en el mercado chino. Y es que, además de llegar tarde frente a otros competidores mejor instalados, tendrá que lidiar con las restricciones que impone el gobierno, como alojar toda la información relacionada con los servicios dados en el país en servidores locales, y permitirle acceso a parte de la información de sus usuarios. Cosas que, en el pasado, la compañía ya se ha negado a hacer.

 

Samsung y una estrategia que busca recuperar la región

A pesar de su cercanía geográfica Samsung no ha podido conquistar el mercado chino. No de la misma forma en la que logró imponerse en otros mercados, por lo menos. Sin embargo, esto podría cambiar. Y es que la marca surcoreana ha comenzado a poner sus esfuerzos en mejorar su línea de teléfonos de gama media. Para esto lanzó su serie Galaxy A, compuesta de distintos dispositivos con buenas prestaciones y un gran diseño, disponibles a menor precio que sus más potentes Galaxy S.

Lanzados mundialmente, el Galaxy A3, el más pequeño y menos potente de la gama; el A5, de mayor tamaño y mejores atributos; y el Galaxy A7, mayor aún que el anterior, también están disponibles en China. Sin embargo, para hacer más fuerza en el mercado local, la empresa también ha lanzado el A8 —que con un grosor de 5,9 mm se ha convertido en su teléfono más delgado hasta la fecha— exclusivamente en el mercado chino, de forma tal de conquistar a los consumidores locales.

Sin embargo, aunque su nueva estrategia de lanzar smartphones más baratos y de buena calidad pueda ayudar a la marca a aumentar su market share en el país asiático, resta ver si esto le permitirá obtener el mismo margen que sus teléfonos de alta gama, y si podrá competir con las empresas chinas que ya dominan este segmento.


Facebook intenta saltear las regulaciones

Finalmente, cabe mencionar el caso de Facebook. Si bien se encuentra prohibida en China, la red social ya cuenta con más de 600 mil usuarios en el país quienes, utilizando VPNs y otros sistemas, logran saltear la censura del gobierno local. Es por esto, y por el gran potencial que la empresa ve en este mercado, que ella está considerando abrir una oficina en el país.

Esta sede le permitiría a Facebook atender a las compañías chinas que buscan utilizar los servicios de la red social para hacer publicidad para sus clientes fuera de china y, en voz baja, generar oportunidades publicitarias para los usuarios clandestinos dentro del país.

Hoy Facebook ya cuenta con una sede en Hong Kong, donde maneja las operaciones en esta ciudad —la cual cuenta con un marco regulatorio distinto al chino— y en la isla de Taiwán, país que tampoco es controlado por el Gobierno de Beijing.  La nueva oficina sería independiente y apuntaría a trabajar con China continental.

Esta estrategia, sin embargo, no está confirmada, y puede resultar arriesgada para la empresa la cual espera, algún día, podrá llegar al mercado de ese país y competir abiertamente.

Con más de 1,2 mil millones de personas y una economía que, aunque más lentamente, sigue creciendo, China es un mercado que es simplemente imposible de ignorar. Es por eso que cada vez más empresas occidentales buscarán ganar una mejor posición e instalarse en ese país que les puede garantizar no solo un enorme crecimiento en sus utilidades, sino también la posibilidad de neutralizar a posibles competidores nacidos allí, capaces de exportar sus servicios a todo el mundo.