TRES MERCADOS MUY PROMETEDORES QUE (TODAVÍA) NADIE PUDO DESARROLLAR

Ya sea por su potencial económico o por el gran impacto social que pueden llegar a tener, existen mercados que miles de emprendedores alrededor del mundo intentan desarrollar, en los que todos los inversores importantes ponen millones de dólares, y de los que la prensa especializada se hace eco cada vez que un nuevo competidor sale a la cancha.

Sin embargo, muchos de estos mercados, a pesar de la enorme atención que reciben, todavía no lograron alcanzar su verdadero potencial y resultar tan transformadores como todos creemos que pueden llegar a ser. Hoy vamos a echar un vistazo a tres de estos mercados, e intentaremos determinar si realmente tienen un futuro o si son una causa perdida:

 

El móvil como medio de pago

 

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El primero de estos mercados es el de los pagos móviles llevados al mundo fijo, es decir, a la utilización del teléfono celular como medio de pago. Existe un amplio consenso en la comunidad emprendedora de que éste es uno de los grandes negocios del futuro y que, quien pueda desarrollarlo correctamente podrá potencialmente hasta disputarle el negocio a las tarjetas de crédito, y hasta a los mismos bancos.

Sin embargo, a pesar de las cientos de notas publicadas cada año que presagian el fin de los medios de pago que ya conocemos, la billetera permanece lejos de converger con el móvil. Algunas de estas soluciones, tales como Google Wallet y Apple Pay, fueron presentadas como la evolución de los pagos por sus creadores pero, en la realidad, cabe preguntarse si ofrecen algo innovador.

A pesar de sus similitudes a nivel tecnológico,  cabe destacar que Apple realizó un mucho mejor trabajo que su rival, integrando desde el primer momento su billetera con los sistemas de pago de más de 220.000 tiendas en los Estados Unidos, y otras tantas a nivel mundial. Sin embargo, y aunque tuvo una mayor tasa de adopción que sus competidores, Apple Pay realmente no soluciona el problema. Por un lado, no hace más que trasladar la tarjeta de crédito a otro formato, con lo cual no se modifican las tasas que deben pagar los comerciantes ni se generan nuevos incentivos para fomentar su uso. Por otro lado, más allá de acelerar en algunos segundos la transacción, no ofrece un cambio radical en la experiencia de usuario. Y lo mismo pasa con sus competidores.

Es por esa razón que el gran despegue de la convergencia entre el celular y la billetera todavía no se dio, y seguramente ocurrirá a partir de una innovación aún más revolucionaria que todavía no podemos imaginar. Sin embargo, existe un mercado donde esta revolución si está ocurriendo. Se trata de Kenya, un país donde el 80% de los usuarios de telefonía celular utilizan sus móviles para realizar pagos. La clave es un sistema llamado M-Pesa, de la operadora Safaricom, el cual permite transferir dinero entre usuarios, sin costo transaccional, a través de un SMS. La operación es sencilla, el usuario debe cargar dinero en su cuenta en un local especializado – de los cuales hay cientos – y luego puede transferirlo a cualquier otro usuario el cual, a su vez, podrá transferírselo a otros, o retirarlo en uno de estos locales. En un país con una enorme población rural, inseguridad, y una tasa prácticamente nula de bancarización este sistema resolvió una enorme necesidad, y por eso es un éxito.Solamente una solución tan revolucionaria llevará a que el mundo occidental adopte también los pagos móviles.

 

 

Personalización de noticias

 

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Foto: Jorge Quinteros

Otra de las áreas que despierta una gran expectativa es la personalización de noticias. Se trata de aplicaciones que permiten predecir qué contenido le resultará interesante a cada usuario y, de esa manera, armar un feed de noticias totalmente personalizado. O por lo menos ese es el enfoque que, la mayoría, tomó hasta el momento.

Sin embargo, y a pesar del gran reconocimiento que tienen aplicaciones como Flipboard, la cual permite visualizar noticias y actualizaciones de Facebook y Twitter como si se tratara de una revista, este mercado todavía no despegó.

Con sus 100 millones de usuarios Flipboard es el líder en este segmento, en el que compite con empresas de la talla de Facebook, la cual el año pasado lanzó Facebook Paper, una aplicación muy similar que integra noticias e historias de la red social en una misma pantalla; con LinkedIn, que adquirió Pulse, un agregador de contenidos que permite combinar noticias de publicaciones reconocidas, con notas sugeridas por usuarios de buena reputación en la red social. Google, por su parte, apostó varias veces a este espacio, en el que fue líder con Google Reader, en el que cada usuario agregaba los feeds que más le interesaban, por lo que no era estrictamente una herramienta de personalización.  En paralelo, la compañía de Mountain View intentó desarrollar una aplicación más compleja con Currents, la cual era más parecida a las de sus competidores. Sin embargo, y a pesar de encontrarse preinstalda en una enorme cantidad de dispositivos Android, ésta falló en alcanzar niveles de adopción significativos. En algunos mercados Google comenzó a reemplazar esta App con Newsstand, un nuevo lector de blogs y medios online. En otros, como el argentino, continúa disponible.

Con semejante proliferación de aplicaciones, sería lógico concluir que existe una gran demanda por parte de los usuarios de este tipo de servicios. Sin embargo este no parece ser el caso. Todas estas compañías han tenido problemas para lograr niveles de adopción significativos, y en el caso de Flipboard, la cual ha hecho un buen trabajo, su éxito tiene más que ver con la gran experiencia a nivel visual que ofrece, que con la personalización de los contenidos. Simultáneamente, la audiencia de los medios digitales, tales como diarios online y hasta canales de noticias, no deja de crecer, lo cual lleva a preguntarse si la propia naturaleza de las noticias, las cuáles por definición resultan inesperadas, no provocan que la idea de personalizarlas sea una contradicción en sí misma. Solo el tiempo lo dirá.

 

Educación online

 

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Este último mercado ha acaparado los titulares de todo tipo de medios durante los últimos tres o cuatro años, y tiene que ver con la proliferación de los MOOCs, es decir los Massive Open Online Courses (cursos online abiertos y masivos), los cuales permiten que millones de personas sin acceso a la universidades, o que desean ampliar su gama de conocimientos, puedan tomar clases de alta calidad a través de Internet y adquirir nuevas habilidades. El potencial de este mercado es muy alto, no solamente a nivel financiero, sino que como herramienta para llevar educación y desarrollo a zonas y segmentos aislados de la población en todo el mundo.

Es quizás por ese motivo que se han lanzado una enorme cantidad de propuestas en este mercado, entre las que se destacan Udacity, pionera en este campo, Coursera, Khan Academy y, en el plano local, Acámica, entre otras. Si bien el nivel y tipo de contenido disponible en estas academias es variado, en muchos casos estas plataformas fueron impulsadas por algunas de las más prestigiosas universidades de los Estados Unidos y el mundo, las cuales las utilizan para ofrecer clases gratuitas a toda la población, o incluso cursos pagos de alto nivel.

Sin embargo, existe un serio problema, y es que aunque los niveles de adopción de estos cursos son altos, el porcentaje de alumnos que los completan es realmente bajo. Tal es la opinión de Sebastian Thrun, fundador de Udacity, quien reveló que apenas el 10% de quienes se inscriben en sus cursos logran completarlos, y que la mitad de quienes lo hacen ni siquiera es capaz de pasar el examen final, con lo que la tasa de graduación es del 5%.  Y esto es algo que se repite en otras compañías del rubro.

Un grave problema que presentan estos cursos es que, para mantener la atención del alumno, se incorporan elementos de gamification que, en muchas oportunidades, atentan contra la posibilidad de absorver los contenidos. Otras veces, en su afán de evitar que los alumnos se incomoden y abandonen el curso, se evitan recursos que resultan efectivos en el aula como los exámenes sorpresa, los cuales estimulan el aprendizaje.

Es innegable el potencial que la educación online que proponen los MOOCs tiene, pero todavía no se llegó al punto exacto en el que estos permitan mantener la atención, ofrecer contenidos de excelente calidad, y lograr tasas de aprobación lo suficientemente altas como para convertirse en las herramientas de desarrollo que prometen ser.