TRES PROGRAMAS GUBERNAMENTALES QUE PERMITEN OBTENER CAPITAL PARA TU STARTUP

Si existe un verdadero desafío para cualquier startup a la hora de dar sus primeros pasos, éste es conseguir capital. Ya en otras oportunidades hemos examinado cuáles son algunas de las alternativas y fuentes de financiamiento posibles para un nuevo proyecto, y hasta hemos hecho foco en algunos de los fondos de inversión más importantes, tanto en Argentina como en América Latina. Sin embargo, hoy nos vamos a centrar en otra opción, una que generalmente suele ser muy conveniente ya que no requiere entregar capital accionario ni endeudarse de ninguna manera. Se trata de los programas de aceleración de startups, y de los fondos de fomento para nuevas compañías, creados por los organismos y agencias gubernamentales destinadas a promover el emprendedurismo en los distintos países de la región.

Fomentar la actividad emprendedora se ha convertido, a lo largo de la última década, en una prioridad para muchos de los gobiernos tanto nacionales como locales de América Latina. Y es que esta actividad, además de tener el potencial de cambiar el perfil productivo de un país, es una gran generadora de empleo y riqueza en el mediano y largo plazo.

Hace algunos meses examinamos en profundidad los fondos creados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en Argentina (el FONTAR  y el FONSOFT), los cuales, como hemos visto, no se encuentran desprovistos de complejidades. Hoy en cambio haremos foco en algunos programas más simples y accesibles, tanto para emprendedores locales como extranjeros, que se encuentran disponibles en América del Sur, y que cada año financian a cientos de nuevos proyectos, principalmente en el sector tecnológico.

 

Startup Chile

Este es, probablemente, el más conocido de estos programas. Fue lanzado por el gobierno chileno en 2010 con el objetivo de transformar el ecosistema emprendedor de Chile, y de generar un espíritu innovador en el país. Startup Chile debía permitir que cada vez más chilenos, quienes hasta hace algunos años —de acuerdo con las autoridades del programa— carecían de un espíritu emprendedor muy marcado, fundaran nuevas empresas capaces de generar empleo y enriquecer al país. Para cumplir este objetivo, se creó este programa, uno de los primeros en el mundo en ofrecerle a nuevas startups capital de $40.000 dólares, un espacio de oficina, la posibilidad de contactarse con inversores y de obtener cobertura de la prensa, a cambio de que se reubicaran en Chile, y sin tener que entregar equity de ninguna clase.

Cinco años después, Startup Chile ya lleva aceleradas más de 1.000 startups, y continúa activo. Para participar es necesario anotarse en una de las dos convocatorias que se realizan en mayo y en septiembre de cada año completando un formulario en su sitio web: deben incluirse datos sobre la compañía, el mercado, el estado del proyecto, la tracción que ya ha generado, y el equipo fundador, así como un pitch en video de dos minutos. Si bien al principio este no era un requisito tan marcado, es cada vez más importante demostrar una cierta viabilidad del proyecto para poder ser aceptados.

Los participantes del programa reciben $20 millones de pesos chilenos (unos $40 mil dólares), visas para reubicarse en Chile, y distintos beneficios ofrecidos por empresas partners del programa, como almacenamiento gratis en Amazon Webservices y Rackspace, descuentos en Hubspot, y pasajes baratos en American Airlines, entre otras. Si bien la modalidad va variando, para las últimas generaciones de startups los fondos son depositados en dos tandas a lo largo del período de aceleración, y sólo pueden utilizarse para cubrir el 90% de los gastos. El restante 10% debe ser cubierto por los emprendedores. Asimismo, cada gasto debe ser justificado y aprobado por un ejecutivo del programa, de acuerdo a una serie de reglas que, de no cumplirse, implicarán que el dinero deberá ser devuelto.

Una de las ventajas de este programa —además de la posibilidad de recibir capital sin comprometer equity— radica en que no es necesario tener una compañía incorporada, ya que el beneficiario es una persona física. Pero lo más importante, es que cualquier startup que demuestre potencial y un buen desarrollo durante los seis meses de aceleración, puede aplicar para recibir $60 millones de pesos chilenos de capital extra por parte de CORFO, el organismo encargado de fomentar la innovación en Chile, y así poder seguir creciendo sin la necesidad de recurrir a un VC.

 

Startup Brasil

Estimulado por el éxito del programa chileno, en 2013 el gobierno de Brasil decidió lanzar su propio programa para favorecer la actividad emprendedora. Aunque a la hora de elegir el nombre la inspiración es obvia, las características de la iniciativa brasileña son bastante diferentes.

Para empezar, Startup Brasil no se ha enfocado en atraer talento extranjero al país, si bien la convocatoria permite que startups de otras latitudes se postulen. Al mismo tiempo, en lugar de optar por crear una aceleradora propia, este programa elige a una serie de incubadoras y aceleradoras locales en distintas ciudades brasileñas, para que lleven adelante una convocatoria y administren el programa de aceleración de las compañías seleccionadas.

Cada startup que participa del programa recibe unos R$200.000 (aproximadamente $65.000 dólares al cambio de hoy), y otros $50.000 por parte de la aceleradora. Esto implica, por un lado, una cantidad de fondos bastante superior a la entregada por Startup Chile, pero también la necesidad de entregar una porción de equity a la aceleradora que provee parte del capital, y otras ventajas como mentoría, espacio de oficina, y contactos locales para ampliar las posibilidades de negocio.

Para aplicar es necesario esperar a que se abra una de las convocatorias anuales, y postularse en una de las aceleradoras que participan del programa, las cuales varían año a año ya que son elegidas por concurso público a principio de cada año.

Así como el programa chileno, Startup Brasil permite recibir fondos extras por parte del Estado si la compañía demuestra tracción y potencial de crecimiento.

 

Buenos Aires Emprende

Finalmente, haremos foco en el programa Buenos Aires Emprende, lanzado por el Gobierno local de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la capital argentina. Si bien esta iniciativa ya lleva años de existencia, e incluye distintos tipos de apoyo a emprendedores como capacitación, y programas de incubación como Baitec que ofrecen espacio de oficina gratuito en el Centro Metropolitano de Diseño y mentoría, en 2014 se ha expandido para incluir un nuevo sistema de financiamiento para startups de base tecnológica. Se trata del programa Aceleradoras, el cual selecciona a un número de nuevas compañías que participan del programa de aceleración de distintas aceleradoras ubicadas en la ciudad tales cono Nxtp Labs, Wayra, Incutex y Quasar, y realiza aportes no reembolsables de hasta el 50% del capital invertido por éstas.

De esta manera, una compañía que recibe $50.000 dólares de inversión por parte de su aceleradora, podrá duplicar la suma sin un costo extra en términos de equity, a partir de estos fondos entregados por la Ciudad.

El programa es anual y requiere que el startup aplique independientemente de su aceptación a la aceleradora.

Los tres casos que hemos observado permiten obtener sumas importantes de dinero para comenzar una compañía, a un muy bajo costo. Y es que —incluso cuando haya que entregar capital accionario—, el monto suele ser bastante menor al que habría que dar en caso de recibir toda la inversión de un VC o un fondo privado. Sin embargo, al tratarse de dinero estatal, es importante estar conscientes de que se debe ser muy prolijo con los gastos, y atenerse muy estrictamente a los lineamientos de cada programa; ya que cada factura y cada movimiento serán auditados, lo cual genera un costo administrativo en términos de tiempo y foco, dos de los recursos más escasos en cualquier startup.

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EL FONSOFT Y EL FONTAR: FONDOS DE PROMOCIÓN TECNOLÓGICA EN ARGENTINA

¿Qué son y cómo funcionan el FONTAR y el FONSOFT, los fondos de promoción tecnológica del Ministerio de Ciencia y Tecnología argentino?

Como hemos visto en otras oportunidades, existen distintas alternativas a la hora de obtener capital para financiar el crecimiento de nuestro startup. Y si bien en la mayoría de los casos estas opciones nos permitirán conseguir el dinero que necesitamos a cambio de una contraprestación, tal como entregar parte de nuestro capital accionario —como suele suceder cuando recibimos una inversión de cualquier tipo—, o devolver el dinero con intereses, como cuando pedimos un crédito, existe una alternativa que nos permite obtener capital sin dar nada a cambio, simplemente por el hecho de ser un potencial creador de empleo y por desarrollar una industria clave para el país. Se trata de los fondos públicos de promoción tecnológica, industrial, o destinados específicamente a fomentar la práctica emprendedora.

A partir de que han ido descubriendo el enorme aporte que los emprendedores son capaces de hacerle a la economía local, los gobiernos de distintos países de la región han comenzado a desarrollar este tipo de programas, en los que los Estados aportan dinero público a través de fondos especialmente constituidos para esta función. Esto lo hacen con la esperanza de que una gran parte de los proyectos receptores logren acelerar su crecimiento, o desarrollar sus negocios, y se conviertan en grandes o medianas empresas generadoras de nuevas fuentes de trabajo, exportadoras de productos o servicios, y desarrolladoras de tecnología que favorezcan a la industria local.

Y así como existen una gran multiplicidad de proyectos e industrias, existen todo tipo de fondos y programas, con características muy variadas. A nivel regional, el más conocido es sin lugar dudas Startup Chile, el cual se destaca por ser un programa cerrado en el que se selecciona a una cantidad limitada de proyectos vinculados a la tecnología e Internet, los cuales reciben $20 millones de pesos chilenos a través de un período de seis meses para desarrollar sus negocios. Esta iniciativa fue luego imitada por otros gobiernos tales como el colombiano y el brasileño, los cuales crearon sus propios fondos para fomentar la innovación. Sin embargo, en todos los casos se trata de programas de entrada, destinados a startups que se encuentran dando sus primeros pasos, aunque más adelante —una vez que el negocio demuestra su solidez y comienza a requerir de más dinero para seguir creciendo— existen programas de seguimiento que ofrecen más capital para desarrollarse en nuevas etapas.

Si bien en Argentina no hay un programa de estas características organizado por el Gobierno Nacional, sí existen distintos programas de fomento a la industria y a la actividad emprendedora administrados por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. En este caso nos enfocaremos en los dos más relevantes para la industria tecnológica: el FONSOFT y el FONTAR.

Estos programas, a diferencia del ejemplo chileno, no funcionan a partir de paquetes cerrados donde basta con aplicar y ser seleccionado para recibir una determinada cantidad de dinero. En cambio, se evalúa caso por caso la necesidad del proyecto, y se otorga el capital necesario (o el monto aprobado por el organismo) para cada compañía en particular.

 

El FONSOFT

El más relevante de estos fondos para la actividad emprendedora en tecnología en Argentina es el Fondo Fiduciario para la Promoción de la Industria del Software o FONSOFT, el cual nació en 2004 con el objetivo de ayudar a empresas y a emprendedores del sector informático a constituirse y luego, durante sus primeras etapas de crecimiento, a realizar investigaciones y desarrollos de productos específicos, a mejorar la calidad de sus procesos, o a capacitar a sus recursos humanos.

Para esto cuenta con distintas herramientas tales como subsidios, los cuales se dan en forma de aportes no reembolsables, y de créditos con baja tasa de interés que la compañía debe devolver luego de un determinado plazo.

 

El FONTAR

Este fondo, por otra parte, consta de distintos instrumentos de promoción destinados al mejoramiento de la productividad y el desarrollo tecnológico del sector industrial. Creado también en 2004 mediante la Ley de Promoción Industrial, este fondo ofrece subsidios y créditos para el mejoramiento de la capacidad innovadora de las empresas, para el desarrollo de proyectos tecnológicos enfocados en la actividad productiva, para la capacitación del personal, y para capitalizar incubadoras de proyectos que ayuden a nuevos startups a crear y hacer crecer sus negocios.

Para obtener los aportes no reembolsables de alguno de estos fondos, una compañía o emprendedor debe suscribirse a una de las distintas convocatorias públicas que se realizan varias veces al año, y que en cada oportunidad se limitan a un determinado tipo de proyectos. Los créditos, por otra parte, se pueden solicitar en cualquier momento a través de un sistema de Ventanilla Permanente. En el momento de escritura de este artículo, por ejemplo, existen una convocatoria abierta en el FONSOFT para compañías que deseen obtener fondos para realizar certificaciones de calidad, o para empresas o startups que apunten a desarrollar “nuevos de procesos de software, productos, servicios, sistemas o soluciones en tecnología y/o telecomunicaciones”. En el primero de los casos, quienes deseen participar pueden solicitar hasta $600.000 pesos en aportes, y en el segundo hasta $1.700.000 pesos. Estas cifras variarán de acuerdo con el fondo al que la compañía se suscriba, y con el monto que la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica le adjudique una vez aprobada su participación en el programa.

El dinero que ofrecen estos fondos no se otorga por adelantado, no cubre la totalidad de la inversión realizada por el beneficiario, ni tampoco supone una inversión ciega en la compañía. En cambio, el dinero se entrega en forma de reembolsos que se realizan a lo largo de un determinado período de tiempo, y que se van aprobando una vez realizado cada gasto. De esta manera, la empresa recibe una porción de lo que ya ha desembolsado en la forma de un reintegro que nunca será superior al 50%, por lo cual es necesario contar con el dinero que se va a gastar. Es por eso que estos programas funcionan mejor en compañías que acaban de recibir una inversión y que, de esta forma, pueden maximizarla recibiendo reembolsos de la mitad de lo que utilizan, o en su defecto cuando acceden a un crédito a través del cual se capitalizan. Por el contrario, resultan inútiles para compañías que no cuentan con el capital a invertir ya que, si no gastan, no tienen forma de recibir el dinero.

Como podemos ver, comprender el funcionamiento de estos fondos no resulta del todo sencillo. Por otra parte, dado que cada fondo cuenta con una gran variedad de instrumentos de promoción —es decir, acceso a programas a los que los emprendedores y compañías pueden aplicar para recibir sus fondos —, que ascienden a siete en el caso del FONSOFT, y a 27 en el caso del FONTAR, es necesario estar atentos para aplicar al correcto de acuerdo con nuestros objetivos, ya que de otra manera no lograremos obtener la aprobación necesaria.

Otra cuestión a tener en cuenta es que el proceso de inscripción en estos programas dista de ser rápido.  Aunque su objetivo sea fomentar la innovación tecnológica, la solicitud consta de distintos formularios que deben ser entregados —en formato papel junto con documentación complementaria que acredite la existencia de la empresa y del proyecto que se busca llevar adelante— en la mesa de entradas del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, en la calle Godoy Cruz 2370 del Barrio de Palermo, ciudad de Buenos Aires.

Si bien, de acuerdo con los representantes de la Agencia Nacional de Promoción Tecnológica e Industrial que maneja estos fondos, la aprobación de una solicitud y la implementación del plan se realiza en unos pocos meses, la experiencia práctica de algunos emprendedores fue diferente.

Un emprendedor de una provincia del interior que dialogó con nosotros y prefirió no ser identificado, comentó que, antes de recurrir a una de las principales aceleradoras ubicadas en Buenos Aires, aplicó al FONSOFT con el fin de obtener fondos para financiar el desarrollo de una nueva aplicación. Dos años más tarde, todavía no había obtenido respuesta. Similar fue el caso de otro emprendedor porteño, quien no logró que le aclararan si todavía tenía posibilidades de recibir el subsidio, más de un año después de aplicar.

Sin embargo, de acuerdo con datos del organismo, en 2013 solamente —el año más reciente del que se tienen datos— se otorgaron unos $46.533.620 pesos en aportes no reembolsables a unos 191 proyectos a través del FONSOFT, y $156.331.488 pesos a 357 proyectos a través del FONTAR, con lo que es posible que los casos citados sean excepciones, y no la regla.

De cualquier modo, si bien pueden resultar de una gran ayuda, es necesario saber que aplicar a estos fondos requerirá de una gran dosis de paciencia y dedicación, ya que en todos los casos se trata de una experiencia plagada de burocracia y plazos prolongados. Es concebible que mediante estas herramientas se vayan mostrando buenos resultados, y un fomento real a la actividad emprendedora y a la innovación, y que los mecanismos para llevarlos adelante se simplifiquen y se vuelvan más amigables.

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¿CUÁLES SON LAS DIEZ MEJORES MANERAS DE FINANCIAR UN STARTUP?

Empezar un negocio no es una tarea sencilla y, muchas veces, por más dispuestos que estemos a bajar los costos al mínimo, es necesario contar con financiación. Lógicamente, el destino del capital inicial será distinto de acuerdo con la naturaleza de cada startup, por lo que las necesidades de cada uno dependerán de su situación, y de los objetivos que persiga. De esta forma, muchos emprendedores buscarán capital para financiar el desarrollo inicial de sus productos, mientras que otros lo harán para reclutar talento, y otros más para experimentar con su modelo de negocios hasta encontrar un proceso escalable. De cualquier modo, algo de dinero suele ser necesario. Y así como las razones para obtenerlo varían, también lo hacen las formas de conseguirlo.

Aunque hoy, más que nunca, esté comenzando a florecer un ecosistema inversor en nuestra región, donde el capital de riesgo se está convirtiendo en algo más frecuente, y donde las incubadoras y aceleradoras de negocios se han vuelto más accesibles, es importante tener en cuenta que estas no son las únicas opciones y que no existe una fórmula para empezar un negocio, y mucho menos para el éxito. Es por eso que hoy vamos a repasar diez posibles fuentes de financiamiento para un startup en sus primeras etapas:

 

Obtener un crédito

Esta opción, sin lugar a dudas, no resultará fácil para una compañía recién constituida. Sin embargo, es posible obtener un crédito o un préstamo bancario si uno está dispuesto a ofrecer sus bienes personales como garantía. Si bien en Argentina esta opción no resulta muy factible, en otros países de América Latina es posible y, aunque es arriesgada, resulta un buen medio para conseguir una infusión de dinero de manera rápida y efectiva. Es importante tener en cuenta que el crédito deberá ser devuelto independientemente del éxito del proyecto, por lo que, si las cosas no van como uno lo espera, puede resultar una pesada carga por muchos años.

 

FFF (Friends, Family and Fools)

Esta es la primera fuente de financiamiento a la que suelen recurrir los emprendedores. Se trata de familiares, amigos, y otras personas cercanas con un cierto capital que estén dispuestas a invertir en el proyecto. Si bien tiene el potencial de destruir relaciones personales, es también una forma de demostrar que el proyecto es viable. Conseguir dinero de personas cercanas suele ser un paso necesario para convencer a un inversor ángel o a un VC de que ya se cuenta con un cierto capital, y de que alguien externo al startup cree en el proyecto.

 

Bootstrapping

Esta opción, muy popular entre emprendedores jóvenes y entre aquellos que no tienen grandes responsabilidades financieras, implica solventar los gastos del startup sin buscar financiamiento externo. Ya sea viviendo de ahorros mientras se desarrolla el producto, o realizando trabajos freelance mientras despega el negocio, muchos emprendedores prefieren no involucrar a terceros en sus proyectos. Y esto tiene sentido, después de todo permite enfocarse 100% en el producto y la estrategia de negocios, retener el 100% del equity, y no involucrar a terceros en la compañía. Sin embargo, también implica sacrificios, como no contar con mentores experimentados, y vivir sin cobrar por muchos meses. Algunos startups exitosos que utilizaron esta estrategia fueron GitHub, que creció orgánicamente por 4 años antes de levantar su primera ronda (de $100 millones de dólares) y 37Signals.

 

Crowdfunding

Este modo de financiarse es más frecuente en proyectos que tienen que ver con hardware o con el desarrollo de productos. Consiste en subir el proyecto a un sitio como Kickstarter o Indiegogo (aunque también hay otros), y convencer a una masa de entusiastas y early adopters de colaborar con pequeñas sumas de dinero a cambio de acceso inicial al producto, o algún otro beneficio. Una de las ventajas de este sistema es que no se debe entregar equity de la compañía y que, cuando se obtiene un determinado éxito, éste suele ir acompañado por la viralización y difusión del proyecto, que genera incluso interés de inversores y de nuevos clientes. Oculus es un buen ejemplo de una compañía que se financió y creció a partir de esta técnica, antes de ser adquirida por Facebook por 2 mil millones de dólares.

 

Unirte a una incubadora o aceleradora de negocios

Las incubadoras y aceleradoras de negocios son grandes aliadas a la hora de financiar un proyecto. Además de proveer de instalaciones, recursos, contactos, mentoría y experiencia, en general estas instituciones —asociadas muchas veces a empresas, universidades, o emprendedores exitosos— proveen capital semilla que permite ayudar a desarrollar o acelerar el crecimiento de un startup en sus primeras etapas.

 

Buscar un inversor ángel

Llegar a un inversor ángel no siempre es sencillo, pero existen una gran cantidad de emprendedores exitosos y personas interesadas en apoyar a los nuevos emprendimientos dispuestas a invertir y hasta a ofrecer su experiencia. Una buena forma de llegar a potenciales inversores ángeles es volverse activos en la comunidad emprendedora, ir a reuniones, leer y escribir en blogs, y así comenzar a generar contactos que permitan concretar reuniones y cerrar el trato.

 

Obtener apoyo de un fondo gubernamental

Prácticamente todos los gobiernos, tanto a nivel Nacional como Provincial, cuentan con fondos dedicados a patrocinar a nuevos emprendedores. Después de todo, una compañía que nace hoy, tiene el potencial de generar decenas de miles de empleos en unos pocos años. En Argentina algunos de estos fondos son el Fonsoft y el Fontar, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva del Gobierno Nacional; o Buenos Aires Emprende, del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. A nivel regional CORFO, del Gobierno de Chile, es una de las instituciones de este tipo más abiertas y dinámicas. En todos los casos, sin embargo, hay que tener en cuenta que el dinero que estos fondos otorgan cubrirá solamente una proporción de los costos, y que su entrega estará sometida a la aprobación de las cuentas y los gastos del startup por parte de un auditor, por lo que se requiere de un trabajo burocrático y de mucha claridad en las cuentas.

 

Conseguir un cliente o partner estratégico

Esta es una buena alternativa cuando se trabaja con proyectos B2B, o con productos físicos de consumo masivo. Consiste en encontrar a un cliente o un partner que esté dispuesto a pagar por adelantado por el producto, permitiendo que se utilice ese dinero para el desarrollo o la puesta en marcha del proceso de fabricación del mismo. Si bien no requiere de entregar equity o involucrar a un tercero en el proyecto, este tipo de financiación supone atenerse a fechas límite exigentes, y a lidiar con clientes demandantes.

 

Bartering

El Bartering, o trueque, es una buena técnica para acceder a determinados servicios y facilidades, tales como instalaciones, equipamiento, o consultoría, sin tener que poner el dinero de un alquiler o el pago de honorarios. Como su nombre lo indica, consiste en intercambiar el talento o servicios que los miembros del equipo del startup pueden ofrecer, por otros beneficios. Por ejemplo, un grupo de emprendedores puede dedicar algunas horas de su tiempo para desarrollar un nuevo sitio web para una compañía, a cambio de que ésta le preste espacio de oficina.

 

Buscar un VC

Finalmente, si bien es poco habitual para un startup que está dando sus primeros pasos, siempre es posible recurrir a un fondo de inversión. Sin embargo, antes de perder tiempo recorriendo este camino, es importante recordar que estos fondos solamente invertirán si ven un alto potencial de crecimiento en el proyecto, y si este demuestra haber alcanzado ciertas métricas que hayan permitido desarrollar un modelo sostenible, por lo que no es recomendable acercarse con una compañía en pañales que no tenga una mínima definición de sus procesos y objetivos.

Hay que tener en cuenta que, si bien estas son algunas de las opciones más populares a la hora de financiar un startup, éstas no son mutuamente excluyentes, y pueden combinarse a lo largo del ciclo de vida de una compañía. Al mismo tiempo, siempre se podrá poner la propia creatividad al servicio de buscar nuevos modos de generar dinero que ayuden a la empresa a crecer. Después de todo, si el equipo de AirBnb comenzó vendiendo cajas de cereal con leyendas políticas, todo es válido a la hora de financiarse para dar los primeros pasos.