¿ES SENSATO COMPETIR CON UN HOT MARKET?

El caso de los mensajeros móviles.

Es frecuente en el negocio de la tecnología que el éxito de una compañía dispare una enorme cantidad de copycats, es decir, productos o servicios similares orientados a otros mercados, a otros segmentos de consumidores, o que incorporan alguna funcionalidad extra, o mejorada, que hace de la nueva aplicación una versión superadora de la original. Esto ocurre a veces por falta de creatividad, pero en la mayoría de los casos porque un modelo de negocios probado permite, por un lado, reducir en gran medida los tiempos necesarios para investigar la viabilidad de un proyecto y, por otro, convencer más fácilmente a potenciales inversores de que vale la pena apostar por la idea. Al mismo tiempo, facilita la comunicación del producto en la prensa, la cual suele escaparle a nociones demasiado innovadoras o difíciles de explicar a sus lectores. A pesar de tratarse de un fenómeno relativamente común, pocos mercados vieron un aluvión de anuncios y lanzamientos tan masivo como uno de los más nuevos hot markets en la industria móvil: el de los mensajeros móviles.

Nacido hace más de cinco años, pero exacerbado desde que Facebook compró Whatsapp por 22 mil millones de dólares, el mercado de los mensajeros no ha dejado de ver nacer a nuevos jugadores, de los cuales es posible enterarse a través de la prensa, que publica la aparición de un nuevo rival o “asesino de Whatsapp” prácticamente todas las semanas. Así, sólo en el último año, conocimos a Telegram, un proyecto ruso que ofrece más seguridad y la garantía de que nunca será vendida a una megacorporación; a la aplicación china WeChat, la cual ya contaba con más de 300 millones de usuarios en su país de origen y comenzó a expandirse por el mercado occidental; a Msngr, una aplicación construida con foco en los feature phones; Wire, un mensajero creado por el fundador de Skype; y nos enteramos de que tanto Google como Etermax, la compañía argentina creadora del popular juego Preguntados, están preparando sus propios mensajeros móviles. A esto debemos sumar a la israelí Viber, y a la japonesa Line, probablemente las únicas grandes competidoras reales de WhatsApp, las que en octubre de 2014 sumaban 449 millones y 560 millones de usuarios respectivamente.

Sin embargo, a pesar del éxito circunstancial que logran algunos de estos nuevos contendientes, la compañía adquirida por Mark Zuckerberg crece a un ritmo cada vez más veloz, habiendo cruzado la barrera de los 700 millones de usuarios únicos, y convirtiéndose en líder en prácticamente todos los mercados, haciendo cada vez más complicada la titánica tarea de destronarla. De esta manera, cabe preguntarse si vale la pena competir en un mercado tan caliente como éste, pero tan ampliamente dominado por una sola compañía, y en la que sus principales competidores ya alcanzaron gigantes bases de usuarios.

 

La respuesta es sí

El motivo por el que tantas grandes compañías invierten en el mercado de los mensajeros móviles, y por el que tantas nuevas Startups se animan a lanzar sus propios productos, tiene que ver con diversos factores. Por un lado, a pesar de que ya se trata de un mercado masivo, su potencial es todavía mucho mayor. En 2014 apenas el 24,5% del total de los teléfonos celulares a nivel mundial eran smartphones, lo que significa que el 75% de quienes poseen un móvil todavía no cuentan con las posibilidades de acceder a muchos de los servicios que estos equipos ofrecen. Esta situación es todavía mucho más notoria en mercados emergentes como el África Subsahariana, India, e incluso regiones de América Latina, donde si bien ya existe una dominación por parte de alguno de estos mensajeros, ésta todavía alcanza a una porción pequeña de la población, con lo que existe la oportunidad para cualquier nuevo competidor de convertirse en líder sin la necesidad de destronar a un competidor anterior. Esto, por ejemplo, es a lo que apunta Google en India, donde a través de Android One, una línea de teléfonos equipadas con su sistema operativo disponibles a menos de 100 dólares, planea tomar el mercado local y crear el ecosistema fértil en el cual ofrecer su nuevo mensajero.

Por otro lado, si bien alcanzar al público masivo en mercados más desarrollados puede no resultar sencillo, existe el potencial de apuntar a distintos segmentos o a pequeños nichos con una identidad propia, como lo son el mercado empresario (en el que el BBM sigue liderando) o el mercado de los jóvenes y adolescentes, donde SnapChat se popularizó.

Sin embargo, la razón clave por la que tiene sentido invertir en este mercado tiene que ver con que, por su propia naturaleza, culminará seguramente en la consolidación en apenas una o dos compañías. Esto genera una enorme oportunidad. Por un lado, si un nuevo competidor logra desarrollar una característica lo suficientemente atractiva, tiene el potencial de capturar usuarios que hoy utilizan otros servicios y crecer hasta consolidarse como uno de esos competidores. Pero, por otra parte, una nueva startup que logre instalarse en un mercado emergente, en un nicho determinado, o que resulte lo suficientemente molesta para los grandes jugadores, sin lugar a dudas se convertirá en una candidata perfecta para recibir grandes inversiones con el fin de ampliar su desarrollo, o para ser adquirida por una de las líderes, o por uno de los gigantes de Internet que busque potenciar su presencia en este mercado.

 

La monetización: el gran desafío

A pesar de la enorme habilidad demostrada por WhatsApp, y en definitiva por Facebook, para crecer y acumular usuarios, existe un problema que la compañía todavía debe enfrentar, y que puede resultar clave en su futuro. Este tiene que ver con la monetización.

Hoy WhatsApp no genera dinero y, de hecho, con una facturación de apenas 15 millones de dólares durante 2014, le reportó perdidas millonarias a la red social. Todavía no queda claro cuáles son los planes de Mark Zuckerberg y su equipo para monetizar la aplicación. Por ahora, está claro que ponen el foco en liderar el mercado, con lo que ésta es una preocupación que aplazan hacia el futuro. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la incorporación de publicidad puede generar una baja en masa de usuarios, por lo que, cualquiera sea el plan, deberá llevarse adelante con cautela.

Algunos competidores, sin embargo, han logrado balances positivos durante los últimos años. Uno de los casos más emblemáticos es el de Line, la cual facturó 335 millones de dólares en 2013 con la venta de stickers esponsoreados a marcas y otros anunciantes.

Competir en un hot market, sobre todo en uno con tanto potencial, resulta arriesgado y requiere de grandes inversiones y mucha creatividad. Sin embargo, los beneficios que una buena estrategia de producto y crecimiento pueden traer aparejados son tan elevados que es esperable que cientos de emprendedores de toda clase y tamaño se lancen a conquistar el mercado.