RUSIA BUSCA COMPETIR CON ANDROID EN SU MERCADO CON UN SISTEMA OPERATIVO PROPIO

Así como Microsoft logró convertirse en el líder indiscutido del mercado de sistemas operativos para PCs en los 90s, el crecimiento de Android en Europa, donde su cuota de mercado creció un 7,1% solo en los primeros tres meses de este año, en América Latina, donde registró un crecimiento similar, y especialmente en Asia, está llevando a Google a convertirse en la compañía dominante en el terreno de los sistemas operativos móviles. A nivel mundial este sistema operativo se encuentra presente en el 86,2% de los smartphones, seguido por iOS, el sistema operativo de Apple, que opera el 12,9%. Por otra parte Windows 10, fabricado por Microsoft, es utilizado por apenas el 0,6% de los usuarios.

Si bien Android viene ganando la batalla desde el segundo trimestre de 2011, cuando logró sobrepasar a Symbian, el sistema operativo de los smartphones Nokia, la diferencia con el segundo ecosistema, en materia de cuota de mercado, nunca fue tan grande. Ni siquiera a comienzos de 2014 cuando la tendencia del mercado a consolidarse entre apenas dos jugadores terminó de verificarse. Y si bien resulta tentador atribuirle esta ventaja a una caída por parte del iPhone, la realidad es que el crecimiento del OS de Google se encuentra impulsado por el despegue del segmento de la gama media, especialmente en China, Taiwan, India y el sudeste asiático, donde los nuevos fabricantes eligen el software de Google, y donde los productos Apple resultan prohibitivos para un importante segmento de la población.

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Esta diferencia, así como la incapacidad de Microsoft de instalarse como alternativa, ha llevado a que tanto la Unión Europea, como la justicia rusa, acusaran a Google de ejercer prácticas monopólicas, al ofrecer su conjunto de aplicaciones por defecto en los celulares equipados con su sistema operativo lo que, según las acusaciones, implica un abuso de su posición dominante. Es en este contexto que el Gobierno ruso, donde un juez ya falló y multó a la compañía de Mountain View, decidió que era hora de estimular la competencia, y de comenzar a impulsar una alternativa a los sistemas operativos móviles imperantes, ambos de origen norteamericano. Para ello, su Ministerio de Comunicaciones, comenzó a brindarle apoyo financiero, y también de otros tipos, a un grupo de desarrolladores que están trabajando en una versión propia de Sailfish OS, un sistema operativo que, el gobierno del país presidido por Vladimir Putin, busca imponer en su propio mercado, en China, y en otros países emergentes (en especial en los países conocidos como BRICS – Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), equipando con el a los smartphones de gamas baja y media de distintos fabricantes, de forma tal de contrarrestar un poco el peso del OS de Google en esos mercados con una alternativa propia.

LA HISTORIA DE MEEGO, EL SISTEMA OPERATIVO QUE DIO ORIGEN A SAILFISH OS

Si bien cuenta con el apoyo del gobierno ruso, el cual lo distinguió como su “sistema operativo móvil oficial”, Sailfish OS no fue concebido por iniciativa de este país. En cambio, el proyecto nació de la mano de Jolla, un startup finlandés creado por exempleados de Nokia, cuyo objetivo es construir un producto en base a MeeGo, el sistema operativo basado en Linux (al igual que Android) e introducido al mercado en 2011 a través del Nokia N9, un smartphone que resultó innovador, pero que no gozó de un gran éxito comercial y terminó siendo discontinuado.

Anunciado por primera vez en el Mobile World Congress 2010 en Barcelona, MeeGo era fruto de la colaboración entre Intel y Nokia. El proyecto consistía en fusionar Moblin, un sistema operativo en el que estaba trabajando el fabricante de microprocesadores, y Maemo, un producto similar desarrollado por la compañía finlandesa. Esta sociedad tenía mucho sentido para ambas, y es que Intel buscaba un sistema operativo que pudiera aprovechar al máximo sus entonces flamantes procesadores Atom – los cuales se utilizaban, fundamentalmente para netbooks y equipos poco potentes –, y Nokia una alternativa para reemplazar a Symbian y poder competir cabeza a cabeza con Apple y los fabricantes de teléfonos Android. Menos de dos años después, y apenas lanzado el N9, Nokia anunció su acuerdo con Microsoft para utilizar Windows Phone en todos sus smartphones y abandonó el proyecto.

Este suceso marcó la muerte de MeeGo. Intel, sin embargo, conservó parte del código y se asoció con Samsung y la Linux Foundation (que también había participado del proceso) para trabajar sobre Tizen, el sistema operativo que la marca coreana ya comercializa en parte de sus teléfonos inteligentes, tabletas y wereables, y que utiliza para disuadir a Google de meterse en el negocio de los dispositivos.

Al ser un software de código abierto, la interrupción de MeeGo no significó, sin embargo, que una comunidad de desarrolladores no siguiera trabajando en él. Y fue justamente sobre ese trabajo que Jolla se basó para crear su producto.

SAILFISH OS, LA APUESTA POR CREAR UN TERCER SISTEMA OPERATIVO MÓVIL

Jolla comenzó a trabajar en Sailfish OS en 2012, y desde 2013 ha lanzado varias versiones. Desde un primer momento el objetivo de la compañía ha sido evitar caer en los mismos errores que llevaron a la fallida experiencia que resultó ser MeeGo, y a ofrecer un producto sólido, que pueda insertarse rápidamente en el mercado. Por ese motivo, uno de los principales objetivos del proyecto ha sido maximizar la compatibilidad con aplicaciones desarrolladas para Android, y mejorar la interfaz de usuario. Otros atributos de su predecesor, como si excelente capacidad de correr varias tareas a la vez, y su mayor compatibilidad con procesadores x86 desarrolladas por Intel se han mantenido intactas.

El medio principal por el que Sailfish OS se distribuyó hasta el momento, fue a través de dos versiones del Jolla Phone, un teléfono inteligente lanzado por la compañía en 2013 y, luego, relanzado – con más potencia – en 2016, y a través de la Jolla Tablet., productos de hardware creados por la compañía y vendidos a través de su sitio web. Sin embargo, al estar basado en el Kernel de Linux, al igual que Android, resulta muy sencillo instalarlo en una gran cantidad de dispositivos comercializados con ese sistema operativo, gracias a un “adaptation kit” desarrollado por entusiastas y que perite utilizarlo en más de 50 teléfonos Samsung, Sony, ZTE, LG, HP, OnePlus, Acer, y Xiaomi entre otros.

Si bien esto ha hecho de este sistema operativo un relativo éxito entre sus entusiastas, éste no ha logrado penetrar en el mercado masivo, razón por la cual Jolla casi debió declarar la banca rota el año pasado, hasta que obtuvo una inversión de $12 millones de dólares que le permitió seguir trabajando.

Al mismo tiempo, la empresa le licenció su software a Open Mobile Platform, una compañía rusa basada en la República de Tartaristán (una región dentro del país) que, con apoyo del Ministerio de Comunicaciones, está adaptando el sistema operativo para su propio mercado, y expandiéndolo para adaptarse a las necesidades de los usuarios del país, y de otros mercados similares. El plan de OPM y el gobierno, consiste en ofrecer la plataforma a muy bajo costo, y crear incentivos para que los fabricantes desarrollen equipos de las gamas media y baja para competir con Android, y comenzar a capturar una cuota más importante del mercado.

Al ser compatible con las apps disponibles para el ecosistema de Google, los usuarios que opten por Sailfish podrán acceder a todas las mismas apps y funcionalidades que quienes utilizan Android, aunque, así como ocurre con los usuarios de Xiaomi y Baidu en China, o de las tabletas Kindle Fire, fabricadas por Amazon en los Estados Unidos, deberán bajarlas de una tienda de aplicaciones diferente a Google Play, en este caso operada por la empresa rusa. En este caso, sin embargo, las aplicaciones nativas de Google, como Gmail, YouTube, y Google Photos, si bien no vendrán preinstaladas en los dispositivos, seguramente estarán disponibles.

Este plan, que hasta hace un tiempo podía sonar descabellado, puede llegar a tener su cuota de éxito, si tomamos el caso de los smartphones Z1 y Z3, operados por Tizen, que Samsung lanzó en el mercado indio alcanzando un volumen de ventas muy superior al esperado.

La batalla para los nuevos sistemas operativos puede estar perdida en los mercados desarrollados, donde el duopolio de iOS y Android parece inquebrantable. Sin embargo, los mercados emergentes, donde la adopción de nuevas tecnologías se da casi exclusivamente a través de terminales de bajo costo, es todavía tierra fértil para el crecimiento de nuevas opciones que demuestren solidez tecnológica, buena performance, bajo precio, y adaptabilidad a los ecosistemas ya existentes. El gobierno ruso apuesta justamente a eso para poder instalar una empresa propia en el universo móvil, y llevarse una cuota del mercado.

CHINA ESTÁ CERCA DE CONVERTIRSE EN EL PRINCIPAL MERCADO DE APLICACIONES A NIVEL GLOBAL

En muchas formas, China ya es el mayor mercado móvil en el mundo. Con 1.400 millones de líneas activas y 672 millones de usuarios únicos, el gigante asiático supera a India, otro mercado densamente poblado, en más de 200 millones de usuarios, y con un PBI per cápita 4,5 veces mayor no debe resultar sorprendente que exhiba características de un mercado más desarrollado. Aún así, en el negocio de las aplicaciones China todavía no es superior al de otros mercados más chicos en términos de suscriptores, como lo es Estados Unidos, el líder a nivel mundial. Por ahora.

De acuerdo con la consultora App Annie 2016 será el año en el que China sobrepase por primera vez a los Estados Unidos y se convierta en el principal mercado de aplicaciones, en términos de facturación, a nivel mundial. De acuerdo con un reporte de esta consultora, ya en 2015 un tercio de todas las descargas de aplicaciones a nivel mundial ocurrían en China. Este año eso impactará en la facturación. Y es que, para 2016, se espera que en la región Asia Pacífico (APAC) el negocio de las aplicaciones móviles genere unos $28,3 mil millones de dólares en facturación, más de la mitad de los cuales provendrán de China. En contraste, el continente americano en su totalidad, generará unos $13,1 mil millones de dólares en facturación. Hacia 2020, se pronostica que el mercado asiático crezca 2,5 veces, con el país comunista a la cabeza.

Mercado Apps

Este enorme crecimiento se está llevando a cabo en las distintas plataformas, fundamentalmente en Android y iOS. Sin embargo, a pesar de que Apple ha logrado consolidar su posición en ese mercado, y está obteniendo enormes utilidades a partir de su tienda de aplicaciones, este no es el caso de Google, el cuál prácticamente no participa con Google Play y se está quedando afuera de este negocio en el país. Lo mismo sucede con algunos de los grandes desarrolladores como Facebook, empresa que produce muchas de las apps más populares a nivel mundial, cuya presencia en China es casi inexistente.

LA PRESENCIA DE APPLE EN EL MERCADO CHINO

Por bastante tiempo China fue el segundo país en materia de descarga de aplicaciones de iOS en el mundo. En el primer trimestre de 2015, sin embargo, los usuarios del país asiático superaron a sus contrapartes estadounidenses, convirtiendo a su mercado en el primero en cantidad de apps descargadas. Un año más tarde, durante el primer trimestre de 2016, este hito se tradujo a facturación y, luego de superar a Japón, China se convirtió en el segundo mercado en materia de rentabilidad para el App Store de Apple, superado sólo por los Estados Unidos.

En 2015 Apple facturó $3,4 mil millones de dólares en el negocio de las aplicaciones móviles en el país asiático. Esto es, a través de las descargas, suscripciones, in app purchases, etc, ocurridas a través de su App Store. Hacia 2020, se proyecta que este número crecerá unas 2,6 veces hasta alcanzar los $8,9 mil millones de dólares. Esto demuestra que la decisión de Apple de ingresar a este mercado ha sido estratégica y muy acertada, incluso cuando el mismo le reporta una facturación promedio por dispositivo activo bastante inferior a la que ocurre en otros mercados como los Estados Unidos y Europa.

De todas formas, el hecho de que la compañía ya esté vendiendo más dispositivos en el gigante asiático que en su país de origen, significa que su negocio allí seguirá expandiéndose.

LA SITUACIÓN DE ANDROID

Así como ocurre en otros mercados, en China Android supera en varias órdenes de magnitud a iOS en materia de cantidad de equipos activos. Según Kantar Worldpanel, el 77% de los equipos activos en el país asiático utilizan el sistema operativo desarrollado por Google, contra 21,1% que utilizan iOS, y apenas el 0,8% que utilizan Windows.

Android vs iOS en China.

Android vs iOS en China.

A pesar de esta gran diferencia de volumen, el mercado de aplicaciones de Android es proporcionalmente menor al de iOS, con una facturación total que fue de $5,2 mil millones de dólares en 2015, exhibe menos del doble de ingresos, con un mercado de 3,6 su tamaño.

Existe una explicación para este fenómeno. O, en realidad, varias. Por un lado, así como sucede en casi todo el mundo, los dispositivos equipados con Android son mucho menos homogéneos que aquellos fabricados por Apple, lo que implica que muchos de ellos no pueden correr demasiadas aplicaciones, ya sea por su baja potencia, o por utilizar versiones viejas del sistema operativo que no son compatibles con las apps más novedosas. Pero esta no es la razón principal en el mercado chino.

Desde que en 2010 Google abandonó el país asiático cuándo no pudo ponerse de acuerdo con su gobierno acerca de la censura de sus resultados de búsqueda, muchos de sus servicios no están disponibles en ese mercado. Ese, sin embargo, no es el caso de Google Play. Y es que la tienda de aplicaciones está disponible en ese país, aunque solamente ofrece apps gratuitas, y restringe la bajada de cualquier aplicación desarrollada por Google. Al mismo tiempo, y producto de esas restricciones, la mayoría de los fabricantes ni siquiera incluyen una versión de Google Play en los celulares que venden en el país. Así, incluso si una persona posee un teléfono comprado en el exterior, o localmente, y que incluye un acceso a la tienda, allí no podrá descargar aplicaciones pagas, o suscribirse a ninguna de ningún tipo, lo que lleva a que la facturación de la empresa de Mountain View en ese mercado en ese país sea prácticamente cero.

Esto se ve exacerbado porque Android, a pesar de ser el sistema operativo dominante en China, no suele ser utilizado en su versión licenciada por Google en el país. En cambio, la mayoría de los fabricantes utilizan versiones open source del software, lo cual les da la oportunidad de modificarlo a su antojo incorporando, por ejemplo, los servicios de búsqueda de Baidú, el principal buscador chino, y todo tipo de aplicaciones orientadas al mercado local.

De esta forma, fabricantes como Xiaomi desarrollan versiones muy personalizadas de Android para sus dispositivos, lo que les permite diferenciarse en gran medida de su competencia. Esto no es algo necesariamente malo, puesto que contribuye a la innovación y les da más opciones a los consumidores a la hora de elegir experiencias de usuario diferentes, y una gama de servicios de mensajería, mapas, etc., que compiten entre sí. Por otro lado, tantas diferencias incrementan la fragmentación, disminuye la compatibilidad de algunas aplicaciones, y genera barreras para el crecimiento del mercado de aplicaciones.

Quién se ve especialmente afectada por esta fragmentación es Google, que en una comunidad tan diversa de desarrolladores, donde el público ya ha adoptado las plataformas de otras empresas, y donde algunos de sus servicios básicos no están disponibles, no tiene la capacidad de generar los incentivos que genera en otros mensajes para que el mercado se concentre alrededor de sus propias versiones de sus sistema operativo. Aunque la compañía esté haciendo grandes esfuerzos, a través de alianzas con gigantes como Huawei y ZTE, que llevan en sus equipos la versión original de Android (aunque con algunos ligeros cambios y la ausencia de sus servicios), la realidad es que esta bien puede ser una batalla perdida y que, incluso si se levantaran las restricciones y la censura impuestas por el gobierno chino, la empresa norteamericana ya no pueda recuperar su posición. Y lo que es aún peor, con cada vez más fabricantes chinos expandiéndose fuera de China, hacia mercados como India y Brasil, Google puede encontrarse con que dispositivos que utilizan su propio sistema operativo no le están generando ningún rédito (o mucho menos rédito del que podrían), y están alimentando otros ecosistemas de aplicaciones y servicios sobre los que no controla ni recibe ni una porción ínfima del negocio.

Con Apple obteniendo grandes resultados en ese vasto mercado, es posible que Google considere ceder a las presiones del gobierno chino y regresar. Aunque con el enorme empujón que su ausencia les dio a los competidores locales, es posible que las autoridades del país asiático no tenga muchas ganas de permitir ese regreso. De cualquier forma, China ha demostrado ser un país muy prometedor para los desarrolladores, y que su ecosistema móvil en permanente expansión – y al que todavía le queda mucho por crecer – es uno de los que más facturación genera, y generará en el mediano y el largo plazo. Sin embargo, su idiosincrasia propia, el proteccionismo de sus autoridades, y la barrera que suponen sus peculiaridades tanto técnicas como culturales, representan un verdadero desafío para los desarrolladores que no son de la región.

¿TIENE MICROSOFT TODAVÍA UNA OPORTUNIDAD EN EL MÓVIL?

Un viejo adagio dice que es de caballeros luchar por causas perdidas. Y en el mundo móvil pocas causas parecen tan perdidas como la inmersión de Microsoft en el mercado de los sistemas operativos móviles. En una cruzada digna del Cid Campeador, la empresa fundada por Bill Gates viene intentando imponer su Windows Phone – hoy devenido en Windows 10 – desde 2010 cuando lo lanzó por primera vez al mercado. Heredero del bastante exitoso Windows Mobile, el sistema operativo que la compañía distribuía en la era pre-iPhone – con un nivel de adopción bastante notable, por cierto – este SO intentó recuperar su cuota de mercado en un mundo en el que Apple y Google ya dominaban en terreno. Al mismo tiempo, este nuevo ecosistema buscaba corregir el error histórico cometido por el entonces CEO Steve Ballmer de subestimar la importancia que el móvil tendría, dejando de lado casi por completo esta industria, y manteniendo foco en las computadoras de escritorio y portátiles, las cuales si bien retienen su significancia, ya no tienen la magnitud ni sostienen grado de innovación que el móvil ha sabido demostrar. Casi seis años y varios miles de millones de dólares en desarrollo, marketing y adquisiciones después, Microsoft sigue sin superar el 3% de cuota de mercado. Y aún así lo sigue intentando. ¿Pero tiene alguna esperanza?

Ventas de equipos Microsoft Lumia a lo largo del tiempo

Ventas de equipos Microsoft Lumia a lo largo del tiempo

Si bien históricamente el mercado de la tecnología tiende a consolidarse en un solo ecosistema, como ocurrió con Windows en los 90s, o a polarizarse entre dos competidores fuertes, como ocurre hoy entre Windows y Apple en el terreno de las computadoras, y entre Android y iOS (también de Apple) en el móvil, la llegada de Windows Phone generó una gran expectativa en torno a la posibilidad de la existencia de una tercera posición. Y aunque un tercer ecosistema puede resultar molesto para los desarrolladores en términos de generar nuevas aplicaciones, esta diversificación prometía también mayor competencia entre las empresas que controlan el grueso del negocio, y un potencial de ingresos mayor (a partir de comisiones más bajas por las ventas y distribución). Algo similar sucedía con los fabricantes, los cuales podían, a través de Windows Phone, limitar la influencia de Google sobre sus líneas de producto. Así, durante los primeros años, Samsung, HTC, y hasta LG lanzaron líneas enteras de smartphones equipados con este sistema operativo. A diferencia de lo que ocurre hoy, estos dispositivos eran realmente buenos, originales, y distintos a los disponibles con Android. Pero las ventas no acompañaron y, lentamente, los fabricantes comenzaron a discontinuar sus equipos con Windows. Todo excepto Nokia, que luego de apostar por imponer a Symbian, su propio SO, apostó por la diferenciación de la mano de Microsoft. Una decisión que le terminó costando su posición en el terreno móvil, y que llevó que la empresa de Redmond terminara adquiriendo la totalidad de su negocio de fabricación de equipos.

Sin importar el esfuerzo comercial realizado por los fabricantes, y en paralelo por el gigante del software, la adopción de Windows entre los usuarios fue baja y la polarización entre los dos líderes de mercado nunca logró ser quebrada. Esto, sin embargo, sí ocurrió en algunos mercados, aunque no lo suficientemente significativos como para impulsar a esta plataforma a nivel global. Uno de esos mercados fue, notablemente, nuestro país. La imposibilidad de ingresar equipos Apple por las trabas puestas por el gobierno llevaron a que los dispositivos de esta marca sólo pudieran ser adquiridos mediante el mercado informal, o viajando al exterior. Esto puso a las operadoras en una disyuntiva, ya que se encontraban a la merced de Google que, con su dominación del ecosistema móvil, les quitaba margen de maniobra. Así fue que compañías como Movistar, Personal y Claro empezaron a empujar los equipos Nokia, equipados con Windows, llevándolo a superar el 10% de cuota de mercado en el tercer trimestre de 2015, un número superior al 4% alcanzado por iOS y al 2,8% que la plataforma de Microsoft ostentaba a nivel mundial. Al mismo tiempo, por la gran estabilidad y facilidad de uso de este SO, las operadoras se beneficiaron ofreciendo smartphones muy sólidos en la gama media, capaces de empujar el consumo de datos. Y es que, no hay que olvidar, que hasta hace pocos años Android en la gama media tenía una performance que dejaba bastante que desear. Sin embargo, a medida que esto ha comenzado a cambiar gracias a dispositivos como los Moto X y Moto G, muy populares en el país, y a la nueva gama media de Samsung, Windows volvió a verse amenazado. Un posible regreso de Apple al país, sin embargo, probablemente no represente una amenaza para este sistema, puesto que el fuerte del sistema operativo está en un segmento en el que los smartphones de la empresa de Cupertino no compiten por su elevado precio.

Una luz de esperanza al final del túnel

A pesar de su elegancia y estabilidad Windows Phone tiene un problema sistémico. Éste es la pobreza de su ecosistema de desarrollo, y la falta de aplicaciones de calidad disponibles para la plataforma. Y es que, incluso cuando Microsoft logró que la mayor parte de las aplicaciones más populares lanzaran sus versiones para Windows, estas son mucho más pobres que sus hermanas diseñadas para Android y iOS. Esto, que resultó fatal para el sistema operativo en el pasado, podría dejar de ser un problema en un futuro cercano, resultando en una victoria para este sistema operativo.

Esto se debe a que se está produciendo un cambio en el comportamiento de los usuarios. Mientras que hasta ahora las aplicaciones eran el medio por el que se realizaban la mayoría de las interacciones con los servicios web a través de los smartphones, la web empieza a tomar su lugar. De acuerdo con un informe realizado por ComScore, la audiencia de las principales propiedades web creció un 42% entre 2014 y 2015. En el mismo período, el crecimiento de la audiencia de las Apps fue apenas del 21%. Y si bien las aplicaciones todavía son mejores herramientas para retener al usuario, y son el espacio donde las personas pasan el 87% del tiempo en sus smartphones y el 83% en sus tablets, la mejora en la calidad, los tiempos de carga, y las oportunidades que ofrecen los sitios móviles – en gran parte gracias a iniciativas como las llevadas adelante por Google para mejorar la web móvil – la relevancia de las apps podría ser cada vez menor. Y esto es a lo que Microsoft parece estar apostando.

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Al fusionar sus sistemas operativos móvil y de escritorio en Windows 10, la compañía apostó por crear un entorno único donde el móvil realmente funcione como una extensión de la experiencia en la PC, y donde los dispositivos como tablets y smartphones puedan ofrecer todas las prestaciones y capacidades de una computadora, lo que virtualmente eliminaría la necesidad de contar con la mayoría de las apps, aunque a la vez haciendo más atractivo para los desarrolladores estar en sus plataformas. Al mismo tiempo, al discontinuar el Internet Explorer y empezando de nuevo con el flamante Edge, la empresa creó un navegador capaz de soportar las nuevas tecnologías y ofrecer una experiencia equiparable a la del Chrome, de Google.

Los nuevos Microsoft Lumia 950 XL

Los nuevos Microsoft Lumia 950 XL

Es por eso que, lejos de rendirse, y aunque su línea Lumia vendió apenas 4,5 millones de dispositivos en el último trimestre (contra más de 10 millones un año atrás) a pesar de haber lanzado los muy atractivos Lumia 950 y 950XL a fin del año pasado, todo indica que Microsoft seguirá apostando por su sistema operativo. En el futuro, sin embargo, podría apostar por hacerlo con una nueva línea de productos, más emparentado con Surface, su gama de tablets orientada especialmente al mundo corporativo. Y es que las Surface han demostrado un crecimiento sólido, y mientras el negocio de los smartphones se desbarrancaba, éstas aumentaron sus ventas un 29% de un año al otro.

Un teléfono Surface podría significar un cambio importante para la marca, que podría asociar su producto móvil más exitoso con una categoría en la que viene fallando, y relanzar sus esfuerzos, apostando a un contexto donde el cambio de comportamiento de los usuarios podría favorecerla y finalmente posicionarla como una alternativa seria en el mercado.

Sin embargo, para poder lograr esto Microsoft deberá hacer mucho más que un buen producto. Necesitará el apoyo de las operadoras, la confianza de los usuarios, y una comunicación que permita convencer a los consumidores de que al optar por uno de sus equipos no se están perdiendo un mundo de apps y oportunidades, como todos los que alguna vez apostamos por Windows Phone sentimos que estábamos haciendo.