VRAINZ ESTUVO EN EL MOBILE WORLD CONGRESS 2016

Como miembro de GSMA, la asociación que nuclea a las principales compañías vinculadas al negocio móvil en el mundo, Vrainz estuvo en el Mobile World Congress 2016, la principal conferencia de la industria, organizada por esta institución. Llevado a cabo en Barcelona, el Congreso de este año atrajo a más de cien mil personas a la ciudad, pertenecientes a las distintas ramas de la industria. Como ya hemos visto el evento fue la plataforma elegida por empresas como Samsung, LG y HTC, entre otras, para presentar sus nuevos productos, y sus innovaciones en materia de realidad virtual, uno tecnología que fue protagonista indiscutible este año. Pero eso no fue lo único que ocurrió en esta feria, y es por eso que hoy nos proponemos recorrerla de la mano de Juan Dell Era, Head of sales de Vrainz, y de Ignacio Cocco, Head of sales de la compañía para América Latina.

Los temas más relevantes tocados en MWC

Juan Dell Ara e Ignacio Cocco, de Vrainz, viajaron al Mobile World Congress 2016.

Juan Dell Ara e Ignacio Cocco, de Vrainz, viajaron al Mobile World Congress 2016.

Lejos de ser un evento orientado exclusivamente a los consumidores y a la prensa, el Mobile World Congress es un foro en el que todos los actores del sector debaten y acuerdan el futuro de la industria. Es allí donde los nuevos modelos de negocio son compartidos por las telefónicas, los desarrolladores y los fabricantes, y donde se marca el ritmo y la estrategia con la que se implementarán las nuevas tecnologías y los nuevos servicios. En ese contexto, nuestros enviados participaron de distintas charlas y conferencias.

“En la feria se muestran las tecnologías y tendencias que van a masificarse en los próximos dos años” explicó Dell Era, quien agregó que las innovaciones más relevantes presentadas este año tienen que ver con “el 5G, los nuevos sistemas de realidad virtual, la Internet of Things, los automóviles conectados, y los pagos móviles”. Según Cocco, también fue destacable el debate acerca del aporte que el móvil está haciendo en la agricultura, sobre todo en países subdesarrollados donde los granjeros locales se benefician a partir de información que les permite optimizar sus cultivos, adelantarse a los fenómenos climáticos, y vender su cosecha con apenas un celular. Al mismo tiempo, el ejecutivo destacó la importancia que todavía tiene el 4G, una tecnología que aún no alcanzó la totalidad de su potencial y continúa con su despliegue en nuestra región.

El futuro de la conectividad

Como cada año, el debate de ideas en el MWC se da a partir de seminarios y conferencias de los que participan los ejecutivos más importantes de la industria, así como un gran número de emprendedores, técnicos, inversores, y actores relevantes del sector. “La mayoría son sesiones donde hay un moderador de GSMA que interroga a quien expone, en otros casos se trata de paneles moderados”, explicó Dell Era.

Ambos enviados participaron de varias de estas charlas, entre las que destacaron la de Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, quien estuvo tanto en la apertura de la feria, dónde habló acerca de los desafíos que representa la conectividad, y del trabajo que tanto él como su compañía están haciendo para llevar la red a la mitad de la población que, a nivel mundial, todavía se encuentra desconectada. Para ello, el magnate, está llevado un ambicioso programa que combina la utilización de drones, satélites, y acuerdos con operadoras para ofrecer acceso gratuito a la red fundamentalmente en África. Al mismo tiempo, Zuckerberg ratificó la apuesta por la tecnología de realidad virtual que Facebook está realizando – y algunas de cuyas innovaciones había presentado el día anterior durante el keynote de Samsung previo a la apertura del evento.

Otros oradores cuyas charlas destacaron fueron el corredor de Fórmula 1 Louis Hamilton, quien participó de un panel junto con el Director Ejecutivo del equipo Mercedes AMG Petronas, y de Derek Abele, presidente de Qualcomm, el mayor fabricante de microprocesadores móviles del mundo (que ya comenzó a desarrollar líneas de chips exclusivas para autos). Entre ellos discutieron el futuro de los automóviles conectados, y de los vehículos autónomos, dos categorías que tienen el potencial de redefinir por completo a la industria automotriz.

“Otras charlas interesantes fueron las dadas por los CEOs de China Mobile, Vodafone y Orange, entre otras, sobre lo que se viene desde el punto de vista de las bandas 4G y 5G, experiencia de usuario, salud, y mobile money”, destacó Cocco, quien sin embargo sentenció que las nuevas redes de alta velocidad todavía se encuentran lejanas, y no verán la luz en 2016. Dell Era, por su parte, agregó que “Nuestra región está en plena implementación del 4G, en algunos casos más avanzados, en otros menos. En términos de tecnología todo llega siempre. El 5G incluye desafíos de espectro, de implementación de redes y disponibilidad de dispositivos que utilicen esa tecnología. A mi entender estamos hablando de mediano a largo plazo”. Y es que, si bien algunas operadoras como Vodafone en los Estados Unidos, están comenzando a realizar pruebas de estas nuevas tecnologías, la realidad es que quedan muchas cuestiones que definir, como que parte del espectro radioeléctrico utilizarán, y si finalmente se optará por un estándar mundial que termine con la fragmentación existente en las tecnologías actuales, o se persistirá con un modelo similar al existente. De todas formas, y aunque pueda parecer lejano, cinco a diez años – el tiempo que estas redes tardarán en ser lanzadas comercialmente – no es un período de tiempo tan largo si se tiene en cuenta la magnitud de la inversión y el despliegue de antenas y dispositivos necesarios, así como del desarrollo de nuevas regulaciones que permitan que esto ocurra.

Los nuevos dispositivos

Como hemos adelantado, el MWC 2016 tuvo un gran componente de innovación orientado al usuario. Las grandes marcas, entre las que se destacan Samsung, LG, Sony, HTC y hasta Microsoft presentaron nuevos dispositivos con los que buscan volver a entusiasmar a los consumidores. Y este año lo lograron. “Todos los fabricantes de celulares ‘protagonistas’ se ubicaron en el Hall 3, y se llevaron toda la atención de los visitantes de la feria” relató Dell Era, quién observó, además, un cambio de tendencia en cuanto al diseño de los nuevos dispositivos. “Me da la sensación de que están esforzándose para salir del plástico hacia materiales de mayor calidad, y también he notado una creciente oferta de accesorios como headsets, smartwatches, healthbands, lentes de realidad virtual, y otros”.

Este acento en el diseño parte de un esfuerzo de los fabricantes por diferenciar el tope de gama de sus líneas de producto de la gama media, la cual es cada vez más relevante, dado que el verdadero crecimiento se da en mercados en desarrollo donde el consumidor promedio no puede pagar entre $600 y $800 dólares por un nuevo dispositivo. Esta gama, sin embargo, ofrece equipos de cada vez mayor calidad y performance, lo que obliga a acentuar el aspecto estético y los accesorios en los teléfonos de mayor calidad.

Como cada año, la experiencia del MWC llegó más allá de los salones del Fira Gran Via y el Fira Montjuïc, los espacios donde se lleva adelante el congreso. De acuerdo con Cocco “Samsung buscó resaltar la experiencia ofrecida por el Gear 2 con la realidad virtual, tanto en la feria, como en el centro de Barcelona con un stand gigante en la Plaza Catalunya”.

A pesar de esto, la dominación china del evento fue clara. En especial de Huawei, el principal fabricante de ese país, el cual no solamente tuvo su stand en el Hall 3 como los demás OEMs, sino que armó una ciudad propia que ocupó la mitad de un hall del centro de exposiciones. Y es que, de la misma forma que Lenovo, Xiaomi, y otras empresas menos conocidas de esa nacionalidad, los chinos están inundando el mundo con su oferta de móviles de bajo costo y alta calidad, así como de equipos e infraestructura con los que compiten directamente con empresas históricas como Nokia y Ericsson.

Finalmente cabe destacar la presencia extendida que tuvieron las operadoras a nivel mundial, incluyendo las locales como Telefónica, Claro, Telecom Personal y Digicel, las cuáles llevaron a sus referentes en materia de servicio de valor agregado, el segmento del negocio en mayor crecimiento en la región.

Como parte de GSMA, Vrainz participó del debate y se permitió conocer a fondo todo lo que está sucediendo en está industria, una de las más dinámicas y de mayor crecimiento en el mundo actual.

LA BATALLA POR LA ENCRIPTACIÓN

Aunque en nuestra región todavía nos encontramos un poco ajenos al tema, durante las últimas semanas los Estados Unidos se han convertido en un hervidero en torno a un debate que tiene como eje central a todos los grandes actores del sector móvil. Se trata de la discusión acerca de si debemos —o no— encriptar nuestros datos y, hasta qué punto, tiene derecho el Gobierno Federal Estadounidense (o el gobierno de cualquier país) a tener una puerta de acceso a los mismos. La discusión —que involucra a empresas de tecnología, políticos, jueces y fiscales, y a ciudadanos por igual— no se circunscribió a las legislaturas, sino que tomó en su totalidad a los medios, y hasta llegó al Foro Económico de Davos, donde los líderes mundiales plantearon sus posturas. A continuación buscaremos explicar cuál es el eje de esta discusión, y de qué manera afecta a la industria móvil y a sus millones de usuarios en todo el mundo.

 

El origen del debate

Si bien la idea de encriptar datos sensibles dista de ser nueva, las revelaciones hechas por Edward Snowden en junio de 2013 acerca de la magnitud del aparato de espionaje estatal sobre las comunicaciones y datos privados de los ciudadanos llevaron a un redescubrimiento de la importancia de esta práctica. Si bien el público general recibió las noticias con apatía, por lo menos desde lo práctico —puesto que la gran mayoría de nosotros no cambiamos nuestros hábitos a la hora de manejar nuestros datos privados, ni abandonamos nuestros smartphones o cuentas de Dropbox y Gmail, entre otros servicios— una nueva línea de productos y servicios vinculados con la seguridad móvil comenzó a nacer.

Así, aplicaciones de mensajería instantánea como Telegram, la cual encripta todas las comunicaciones; Signal, otra app gratuita que ofrece mayor seguridad y permite hacer llamadas de voz entre sus usuarios totalmente encriptadas; o Wickr, otro mensajero que no solamente no guarda las conversaciones en sus servidores, sino que ni siquiera almacena metadatos (es decir, datos como quién se comunicó con quién, cuándo, o cuántas veces), se han vuelto populares, y comenzaron a ser utilizadas por corporaciones, periodistas, políticos y otros profesionales que tienen interés en mantener sus datos ocultos del escrutinio público y gubernamental.

Al mismo tiempo, distintas startups y hasta grandes compañías de la envergadura de Boeing comenzaron a desarrollar smartphones más seguros, los cuales no brillaron por su notoriedad entre el público masivo, pero sí resultaron eficaces en mercados de nicho.

Pero en 2015 la NSA apagó sus sistemas de recolección masiva de datos telefónicos tal y como fue previsto en el Freedom Act, una ley federal aprobada por el Senado de aquel país en junio del año pasado. Sin embargo, esta ley no acabó de ninguna manera con la vigilancia estatal, sino que apenas le dio una cierta transparencia, y obligó a la agencia de inteligencia a pasar por los tribunales cada vez que desea recolectar datos de algún ciudadano. Al mismo tiempo, esta legislación no impide que el organismo recolecte datos de ciudadanos de otros países, algo que generó fricciones con la Unión Europea.

Es por esto —y porque existe un estado de sospecha generalizado acerca del nivel de cooperación que varias empresas como Microsoft, Apple, Google, Facebook, Yahoo! y otras tuvieron con estos programas de espionaje— que distintos ejecutivos de la industria se han mostrado insistentes acerca de la necesidad de encriptarlo todo, y de no colaborar con los gobiernos entregando datos de sus usuarios. Especialmente, cuando no hay una orden judicial de por medio. Así, muchas de estas compañías se encuentran batallando en la justicia para no entregar información ante distintos pedidos hechos por el Gobierno, e incluso por tribunales. Al mismo tiempo, de acuerdo con Google y Android, a partir de fines de 2014 sus sistemas operativos no podrán ser desencriptados ni por las mismas empresas si el usuario decide encriptarlos, incluso cuando haya una orden judicial de por medio.

Esta respuesta por parte de las empresas, así como la lenta toma de conciencia acerca de la privacidad de su información por parte de un sector de la ciudadanía, ha llevado a que se comiencen a producir rispideces en su relación con el Gobierno estadounidense, y de otros países. Y es que tanto las agencias Federales como el FBI, la NSA, y hasta la Procuradora General Loretta Lynch vienen insistiendo en los últimos meses con la necesidad de que los fabricantes y los desarrolladores incluyan backdoors, es decir, llaves secretas de acceso, para que sus oficiales y agentes puedan acceder a los dispositivos y a las comunicaciones de los usuarios de manera automática, sin la necesidad de hacer todo el esfuerzo de desencriptar los datos, lo cual a veces toma meses.

Los argumentos de las fuerzas de seguridad son conocidos, y tienen que ver con que temen que la imposibilidad de acceder a las comunicaciones privadas y a los dispositivos de los ciudadanos les facilitaría a los terroristas la posibilidad de esconderse y planear un atentado, sin que puedan ser descubiertos.

Sin embargo, aunque las empresas batallen públicamente por proteger la privacidad de sus usuarios —al punto tal que, hace pocos días, el CEO de Apple Tim Cook protagonizó un encendido intercambio con funcionarios del Gobierno del Presidente Obama, y hasta con la misma fiscal general, acerca de este tema, defendiendo la postura de que no debe haber puertas traseras ni acceso de ningún tipo a la información por parte del gobierno—, la realidad es que todas las compañías responden automáticamente a la gran mayoría de los pedidos de información cuando éstos provienen de fuentes judiciales, por lo que difícilmente se las puede acusar de ayudar al terrorismo.

 

Un conflicto sin resolución a la vista

Atrapados cada uno en su postura, tanto los ejecutivos de las grandes compañías vinculadas al negocio móvil, como el Gobierno y sus agencias, no parecen estar cerca de llegar a una solución. Por otro lado, a falta de leyes federales que resuelvan el problema en Estados Unidos, y a un Congreso que no ha estado trabajando de manera muy activa en este tema, hoy existe un vacío regulatorio que no termina de dirimir la cuestión, y que sigue dando lugar a espacios grises que permiten una cierta flexibilidad en la recolección de información por parte de las agencias gubernamentales.

Es por eso que, ante la falta de respuesta del Gobierno Federal, distintos Estados tomaron el asunto en sus propias manos. Así, en enero de 2016, los legisladores de 16 Estados distintos introdujeron leyes en las legislaturas estatales que buscan proteger los datos personales de sus ciudadanos. Entre otras medidas, estas nuevas leyes buscan prevenir que instituciones puntuales, como las escuelas y universidades, obtengan datos personales de sus alumnos, algo de lo que hay antecedentes escandalosos. Al mismo tiempo, buscan prevenir que las empresas y futuros empleadores obliguen a sus empleados y prospectos a revelar sus perfiles en redes sociales, a aceptar en ellas a sus jefes o reclutadores o, en algunos casos, incluso a entregar sus contraseñas. Algunos Estados han incluso aprobado leyes limitando el uso de los “Stingrays”, unos dispositivos usados por los departamentos de policía y los cuerpos de inteligencia para simular la presencia de una antena celular, y así lograr que las comunicaciones de uno o varios teléfonos pasen por ellos, interceptando así todas las llamadas, mensajes y hasta tráfico de datos. A partir de estas leyes, esos dispositivos sólo pueden ser utilizados con una orden judicial.

Otros Estados, sin embargo, aprovecharon la falta de regulación federal para llevar sus propias legislaciones para el otro lado. Así tanto en California como en Nueva York, dos legisladores locales presentaron proyectos de ley para prohibir la venta de cualquier tipo de Smartphone totalmente encriptado, que no contara con una llave que permita su fácil desencriptación por parte de las agencias del Estado.

Si bien Estados Unidos está lejos, y la legislación propia de cada uno de sus Estados puede no resultarnos relevante, la realidad es que gran parte de las compañías móviles que definen los estándares con los que se maneja el mundo están ubicadas allí. Y son las leyes de ese país, así como las prácticas establecidas por su gobierno, las que fijan un marco de referencia al que luego se termina adaptando toda la industria.

Al mismo tiempo, aunque cuentan con mucho menos visibilidad, estos temas también se han debatido en nuestro país, en el que también hace falta un marco regulatorio más claro, que proteja efectivamente la privacidad de los datos de los ciudadanos.

Mientras el panorama se define, las oportunidades para nuevas startups que buscan reinventar la seguridad y ofrecer nuevas alternativas para proteger a sus usuarios son enormes.  Y mientras las grandes empresas batallan con el Estado por ver hasta qué punto debe llegar su colaboración, el próximo gran avance en este campo está esperando a suceder.

LA BATERIA: UNA TECNOLOGÍA CLAVE PARA EL FUTURO DEL MÓVIL

Todos somos testigos del rápido avance que los dispositivos móviles han venido sufriendo en los últimos años. Procesadores cada vez más rápidos, pantallas más grandes y de cada vez mejor definición, chips que almacenan cientos de Gigabytes de información, lectores de huellas digitales, tecnologías que hace poco tiempo habrían parecido productos de la imaginación de un escritor de ciencia ficción como el NFC y la carga inalámbrica y, ahora, gracias a la introducción del novedoso USB serie C, nuevos puertos más rápidos y versátiles. Sin embargo, existe una pieza en todos nuestros equipos que parece no evolucionar al mismo paso que el resto de sus componentes. Una pieza cuyo aparente estancamiento detiene, incluso, el avance a mayor velocidad de otras funciones. Hablamos, como ya muchos lo habrán notado, de la batería.

Las baterías actuales de iones de litio, las usadas más comúnmente en smartphones, laptops, y hasta automóviles eléctricos fueron lanzadas al mercado en 1991, y desde entonces han ido ganando popularidad hasta convertirse en estándar. Esta tecnología, sin embargo, no ha avanzado de manera sustancial desde su concepción, y si bien es la fuente de almacenamiento de energía que ha permitido la revolución móvil, hoy es más bien un factor limitante que nos obliga a cargar nuestros dispositivos todas las noches, o de que la carga no alcance durante todo el día. Al mismo tiempo, han sido las responsables de que los fabricantes de procesadores, chips, pantallas y otros componentes que forman parte de nuestros dispositivos tengan que trabajar en la eficiencia de sus productos, de forma tal de poder brindar una mayor performance, con el menor consumo energético posible.

Es por esto, y por la importancia cada vez mayor que tienen las baterías también para otras industrias, como las de los automóviles eléctricos y el almacenamiento de energías renovables, que durante los últimos años la inversión en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías ha crecido de manera fenomenal. En especial en universidades, en las que el apoyo de compañías privadas ha resultado vital para incrementar el presupuesto de las investigaciones.

Esto ha llevado a que, durante los últimos años, haya comenzado a haber avances significativos en este campo. A continuación veremos de cuáles se trata.

Todas las baterías de nuestros dispositivos móviles poseen tres componentes básicos: un electrolito, es decir, una sustancia que contiene iones libres, por lo que provee los electrones que resultan conductores de la energía; un ánodo, que se encarga de descargar estos electrones; y un cátodo, que los recibe. Así, mientras utilizamos nuestros dispositivos, los electrones pasan del cátodo al ánodo, y cuando los cargamos, ocurre el proceso inverso.

En las baterías actuales el litio se utiliza solamente en el electrolito, pero no en el ánodo, en el que se utiliza grafito. Esto reduce la vida útil y la eficiencia de las baterías. Algunos de los primeros avances en este campo surgen de la experimentación con nuevos elementos en la composición del ánodo. Por el momento, el litio —una alternativa que aumentaría significativamente la eficiencia de las baterías— no es viable; es por eso que se está experimentando con silicio, sulfuro y litio metálico, el material utilizado en las pilas de litio no recargables. Estos materiales son prometedores, aunque requieren de un gran tiempo de experimentación, puesto que pueden resultar inestables o, incluso, una peor alternativa que las actuales.

El MIT, en un trabajo conjunto con Samsung, está desarrollando nuevas baterías totalmente sólidas. Las baterías de hoy utilizan litio líquido en el electrolito, el cual se degrada con el tiempo y corre peligro de explotar. Esto no sucede con las baterías sólidas, las cuáles pueden ser recargadas miles de veces antes de sufrir cualquier tipo de fatiga, y son hasta un 30% más eficientes. Además no son inflamables, por lo que resultarían ideales para automóviles eléctricos.

Otra innovación en el mismo sentido llegó de la mano de Prieto, una compañía que promete revolucionar la industria con baterías hechas a base de un sustrato de espuma de cobre. Éstas permiten aumentar la densidad del electrolito unas cinco veces, poseen bajos costos de producción, y no son inflamables. La apuesta de la empresa es construir baterías pequeñas para dispositivos ultraportátiles como relojes inteligentes y otros wearables.

Otra tecnología que promete es la de las baterías de iones de Sodio, las cuales utilizan sal en lugar de litio en sus electrolitos. Las mismas arrojan resultados similares a las baterías actuales, aunque con una mucho mayor vida útil, ya que pueden soportar hasta 2.000 ciclos de carga sin degradarse, y pueden ser almacenadas sin carga, algo imposible con sus contrapartes de iones de litio, que necesitan un 30% de carga para no dañarse. Estas baterías ya se encuentran presentes en autos como el Modelo S, de Tesla, y en computadoras portátiles.

Otro gran avance, quizás el más prometedor, llegó de la mano de un grupo de científicos de la Universidad Rice, en los Estados Unidos. Estos investigadores lograron construir “microsupercapacitadores” utilizando materiales baratos y láseres comerciales a temperatura ambiente, lo cual vuelve accesible una tecnología que hasta ahora resultaba muy cara y engorrosa en su fabricación.  Los capacitores son piezas que almacenan energía para luego liberarla rápidamente, tal como ocurre en el flash de una cámara fotográfica. Estos nuevos microsupercapacitores, sin embargo, pueden almacenar energía por mucho tiempo, ya que la liberan lentamente tal y como sucede con una batería tradicional. Sin embargo, recargarse les toma cincuenta veces menos tiempo, por lo que en un futuro no tan lejano éste podría ser el sistema con el que reemplacemos a todas nuestras baterías.

Al mismo tiempo, distintas empresas y universidades han hecho avances tales como baterías flexibles que permiten, por ejemplo, ser utilizadas como malla en los relojes inteligentes, ampliando masivamente su autonomía de carga; baterías recargables con el sol; con el sonido; con agua o transpiración humana; con otras secreciones del cuerpo como orina; y otras cientos de ideas más.

Por otro lado, distintas marcas han trabajado en mejorar la tecnología actual, o en ampliar sus capacidades. Tal es el caso de Huawei, la cual anunció en noviembre de 2015 que estaba probando una nueva batería de ion de litio, capaz de recargarse 10 veces más rápido que ninguna otra. Otros fabricantes, como el chino Oukitel, están trabajando sobre el concepto de fabricar baterías más grandes, de hasta 10.000 mAh que, aunque son aparatosas, proveen a los equipos de gran autonomía.

Sin importar el grado de avance, o lo prometedor de cada una de estas tecnologías, con las que científicos e ingenieros de todo el mundo están experimentando, existe un común denominador. Y es que en el mundo de las baterías es difícil lograr un avance concreto y revolucionario que cambie todo para siempre. En cambio, todo requiere de años de experimentación y pruebas, ya que las variables capaces de afectar la performance y el costo de cada innovación son muchas. Es por esto que los fabricantes de celulares son, y seguirán siendo, muy conservadores antes de hacer un cambio sustancial en las celdas de poder de los dispositivos que lanzan al mercado. Y ninguno se arriesgará a abandonar la tecnología vigente hasta que no esté bastante claro que otra ha llegado para reemplazarla de manera definitiva, o que alguna otra se convertirá en el nuevo estándar.

Y es que, con costos de producción que resultan prohibitivos por la necesidad de fabricar baterías en un enorme volumen, y dispositivos que deberán ser adaptados a las nuevas tecnologías, una mala decisión en este sentido puede potencialmente costar miles de millones de dólares y resultar en una desventaja competitiva con otras empresas. Así, pasarán años antes de que podamos ver una nueva batería que ofrezca un rendimiento acorde a los otros avances que hemos tenido y podemos observar en nuestros smartphones, tabletas y otros dispositivos. Sin embargo, sí veremos tiempos de carga más cortos, y un nivel de eficiencia incremental que harán que quedarse sin carga se vuelva cada vez menos frecuente.

PEACH, EL NUEVO MENSAJERO INSTANTÁNEO QUE BUSCA REDEFINIR EL ESPACIO

La mensajería es una de las grandes verticales dentro del móvil. Tal es su relevancia que, en nuestra región, las principales aplicaciones en todas las plataformas están vinculadas con este servicio. Esto, lógicamente, tiene que ver con que la audiencia que utiliza estos servicios es extremadamente amplia, y se extiende a todos los perfiles demográficos. Sin embargo, con una dominación evidente de Facebook, que se alterna entre el primer y segundo puesto con WhatsApp y Facebook Messenger en prácticamente todos mercados en los que opera, y con otros jugadores de peso como Kik, Viber, Line, Hangouts, y hasta Skype disputando esa posición, este espacio parece saturado. Pero Peach, un nuevo mensajero con características únicas, llegó para desmentir esa concepción y, en pocos días, se ubicó como una de las aplicaciones más descargadas en la categoría social en los Estados Unidos y el resto del mundo.

A diferencia de los mensajeros que han sabido ganar el mercado, los cuales ofrecen una experiencia bastante consistente entre ellos, Peach brilla por incorporar un toque de originalidad que lo diferencia del resto. Así como SnapChat, esta aplicación es, en verdad, una combinación entre mensajero instantáneo y red social, puesto que además de mantener conversaciones con otros permite crear estados y contenidos que pueden ser vistos por los amigos del usuario, y descubiertos por otras personas, y con los que todos pueden interactuar. A diferencia de sus predecesores, sin embargo, todo el contenido es público, lo que lo acerca en una cierta medida a Twitter.

Peach, el nuevo mensajero instantáneo_vrainz

Creada por Dom Hoffman, el fundador de Vine, la red social inspirada en Twitter que permite compartir videos de 4 segundos —y que fue adquirida por ésta antes incluso de lanzarse al mercado— esta aplicación incorpora una interfaz completamente distinta a la de otras redes sociales y mensajeros, que permite descubrir y compartir contenido de forma simple e instantánea. Esto se debe a que incorpora una serie de “palabras mágicas” que el usuario debe tipear para producir distintos efectos. Así, por ejemplo, sólo basta con escribir “draw” (dibujar) en la aplicación para que se abra un panel de dibujo, donde es posible crear una ilustración y compartirla de manera inmediata. De la misma forma, la palabra “Song” (canción) creará un post con el nombre de la canción y el artista que la interpreta, que el usuario está escuchando en su celular. Con tan sólo tocar el título, los amigos de la persona podrán escucharla en Spotify o Apple Music.

 

Otras palabras mágicas permiten encontrar gifs animados y compartirlos con la comunidad, darle un puntaje a libros, películas y temas musicales, crear imágenes basadas en un texto, crear saludos, tirar los dados, y varias funciones más. Este tipo de interacción es similar al utilizado por Slack, una plataforma de chat creada para empresas y gestión de proyectos que está teniendo mucho éxito en la comunidad emprendedora y corporativa, que también utiliza bots para interpretar lo que el usuario desea hacer y responder en función de sus órdenes.

Por el momento, Peach se encuentra disponible solamente para iOS, por lo que sólo podrá ser utilizada por usuarios de iPhones y iPads, aunque teniendo en cuenta el rotundo éxito que ha comenzado a experimentar, seguramente no habrá que esperar para que llegue a otras plataformas como Android.

Así como ocurrió con otras Apps que hoy se han vuelto populares, el crecimiento de Peach es exponencial, y se vio propulsado por una catarata de menciones en las redes sociales que despertó la curiosidad en miles de personas que la comenzaron a bajar, y llegaron a ubicarla en el puesto número nueve en su categoría en el AppStore, y 120 en el agregado de la tienda de Apple, superando a otras como Tumblr, Periscope y Hangouts.

Sólo el tiempo dirá si se trata de un éxito efímero, o si esta app llegó para quedarse y se convertirá en un nuevo e inesperado titán en el mercado de las redes sociales y los mensajeros instantáneos. Al mismo tiempo, será bueno ver cómo evoluciona, y qué reacción genera en sus competidores, los cuales muchas veces, a pesar de su popularidad, fallan en generar un engagement similar por parte de sus usuarios, y una experiencia tan entretenida como la que distingue a este nuevo sistema.

 

Un mercado en pleno crecimiento

De acuerdo con la consultora Technavio, lejos de haber encontrado su techo, el mercado de la mensajería instantánea orientado al consumidor crecerá a un ritmo del 19,42% por año hasta 2019. Por su parte, este servicio direccionado a empresas hará lo propio a un ritmo del 4,89%.

Sustentado por distintos modelos de negocio entre los que se destacan la venta de in-app purchases como stickers, en el caso de Wechat y Line; planes de suscripción anual, como en el caso de WhatsApp (aunque hace tiempo que la aplicación en los hechos dejó de cobrarles a sus usuarios en pos de acelerar su crecimiento); o de publicidad, como en el caso de Facebook Messenger, Twitter  y otras redes sociales que incluyen esta función, los mensajeros instantáneos forman parte de un mercado que tenderá, indefectiblemente, a la concentración.

Y es que, a pesar de su enorme ritmo de crecimiento y oferta variada de aplicaciones y servicios, el éxito de los mismos depende de la capacidad que ofrezcan de conectar a la mayor cantidad de gente posible, sin la necesidad de que ésta recurra a diferentes aplicaciones. Y una vez que una plataforma se vuelve un estándar, resulta difícil que el grueso de los usuarios la reemplace, a no ser que ocurra un cambio drástico, como el perpetrado por Microsoft cuando decidió cerrar su popular MSN Messenger —luego Windows Live Messenger—, con el que dominaba este mercado en las computadoras de escritorio, hasta noviembre de 2012 cuando decidió cerrarlo e integrarlo con Skype, algo que llevó a que los usuarios debieran adoptar esta nueva plataforma, o migrar a nuevas aplicaciones. Simultáneamente se produjo un cambio de tendencia significativo, que llevó a que el móvil se convirtiera en la principal plataforma de comunicación, lo que hizo esta ruptura aún más dramática. Sin embargo, hoy no estamos frente un escenario de estas características y, de hecho, en los países donde una plataforma se instala, ésta tiende a ganar el mercado. Tal es el caso de WhatsApp en nuestro país, la cual ha alcanzado una penetración del 74% entre los usuarios de smartphones y feature phones, y que difícilmente podrá ser reemplazada por otra en el corto plazo.

 

¿Hay más lugar para la innovación?

En un mercado en pleno crecimiento, y donde las barreras entre las distintas aplicaciones sociales es cada vez más delgada, startups como Peach, y en su momento SnapChat, demuestran que, aunque a veces no parezca, existe todavía un amplio margen para la innovación y el desarrollo de nuevas ideas. La creación de nuevos servicios y de nuevas formas de conectar a las personas puede ser lo único que lleve a cambios de hábito por parte de los usuarios, por lo menos en ciertos segmentos, y al reemplazo de las apps que ya se han convertido en líderes indiscutidas del mercado por nuevas alternativas más atractivas o que resuelvan mejor las necesidades de los usuarios.

¿ES POSIBLE MEJORAR LOS SERVICIOS DE VOZ?

Desde que comenzó a volverse verdaderamente masiva a principios de la década del 2000, la tecnología móvil avanzó a pasos agigantados. Mucho cambió desde las primeras redes de datos 2G que permitían acceder a “portales móviles” y enviar correos electrónicos, hasta las modernas redes 4G en las que es posible ver películas en 4K en la pantalla del teléfono sin interrupciones, entre otros cientos de avances. Sin embargo, existe algo que no varió demasiado y que —aunque hoy parezca un servicio complementario— en un principio constituía la razón principal por la que las personas adquirían un celular. Estamos hablando de las llamadas de voz.

Más allá de los cambios en la tecnología, de la ampliación de las zonas de cobertura, y de los cambios físicos en los dispositivos, la experiencia de hablar por teléfono hoy en día es muy parecida a la que experimentaba cualquier usuario en 1990. O, en realidad, un poco peor. Y es que la congestión en las redes genera un problema al que todos nos hemos acostumbrado, y es que los servicios de voz andan mal. Las llamadas se cortan o se interrumpen, la calidad de la llamada no es consistente a lo largo de toda la conversación, y muchas veces nos encontramos hablando con una voz robótica que resulta imposible de decodificar. Pero esto puede cambiar.

El despliegue de las redes 4G LTE ofrece perspectivas prometedoras que permitirán que, en el futuro cercano, podamos hacer llamadas en HD, que no se corten, y que mantengan un alto estándar de calidad. Esto es posible gracias a un protocolo llamado Voice Over LTE, o VoLTE, el cual implica la utilización de parte del espectro destinado a las redes de datos 4G para canalizar llamados telefónicos.

De esta manera, las telefónicas pueden complementar sus redes de voz actuales, construidas sobre tecnologías 2G y 3G con nuevos canales de mayor ancho de banda capaces de descongestionar las primeras y ofrecerle una mucho mejor experiencia a un gran número de usuarios. Así, entre otras ventajas, es posible ofrecer una mejor calidad de llamadas y evitar los cortes para todos los usuarios.

Asimismo, gracias a la gran velocidad desplegada por las redes 4G, la latencia en las llamadas es menor, y la conexión se establece de manera casi inmediata. Esto significa el fin de las esperas y los silencios antes de que comience la comunicación.

Pero esto no es todo. Esta tecnología permite llevar la alta definición a las llamadas convencionales. Esto se debe a que, a diferencia de lo que ocurre hasta ahora —cuando las llamadas de voz limitan la frecuencia de la llamada entre los 30Hz y los 3,4kHz— las llamadas HD sobre VoLTE transmiten un rango que va desde los 50Hz hasta los 7 kHz, mucho más parecido al rango de la voz humana que opera entre los 75 Hz y los 14 kHz. Adicionalmente, este servicio toma el doble de muestras de audio por segundo que una llamada normal, lo que eleva notablemente la calidad.

Este servicio, sin embargo, no resulta del todo novedoso. Distintas Apps como Skype ya toman la voz en este rango y ofrecen llamadas en alta definición. Es por eso que al hablar por este sistema, y otros similares, nos escuchamos mejor y con un registro más natural.

Al mismo tiempo, el mayor ancho de banda disponible para la realización de llamadas permitirá implementar mejores servicios de teleconferencia y llamadas de video, algo hasta ahora realizado principalmente con aplicaciones de terceros. Esto, siempre y cuando las operadoras decidan implementarlo, puesto que el despliegue de esta tecnología no implica necesariamente la creación de más servicios, ni la mejora de los servicios de voz.

Otro tema a considerar es que no todos los equipos son capaces de soportar este tipo de llamadas. Para utilizar esta red es necesario que el celular posea una antena 4G compatible con la red del país, y la capacidad de realizar y recibir llamadas en HD. Hoy existen un total de 75 modelos compatibles, la mayoría de ellos de alta gama.

 

La llegada de los servicios VoLTE a la región

De acuerdo con GSMA, asociación que está impulsando activamente la adopción de esta tecnología, hoy existen 36 operadoras en 23 mercados ofreciendo este servicio. Entre ellos se destacan tres de las cuatro grandes operadoras estadounidenses, y al menos una empresa en Canadá, Portugal, España, Italia, el Reino Unido, China, Rusia, Australia y Sudáfrica, entre otros. Pero esta cifra podría crecer rápidamente, puesto que ya existen 418 operadoras en 143 países que cuentan con cobertura 4G LTE en al menos parte del territorio, incluidas las tres principales operadoras argentinas.

En nuestro país, sin embargo, existe un desafío para la adopción de esta tecnología. Y es que, a pesar de que existen redes 4G LTE cada vez más amplias, las operadoras necesitan una mayor porción del espectro radioeléctrico para poder suplir la demanda del servicio de datos, y para poder expandir los servicios disponibles.

Esta es una problemática que comparten varios países de la región. Sin embargo, la operadora colombiana Avantel será la primera en ofrecer VoLTE en América Latina. Para ello, la compañía firmó un acuerdo con Nokia, para desplegar una infraestructura que permita dar este servicio y complementar la cobertura con las redes existentes, de forma tal de mejorar la calidad de las llamadas y evitar los cortes cuando se sale del área de cobertura. Si el plan resulta exitoso, otras operadoras de la región podrían imitarla.

 

Voice over Wi-Fi: un complemento para esta tecnología

Además de implementar sistemas de VoLTE muchas operadoras se están volcando por una nueva tecnología complementaria que permite ampliar la cobertura del servicio y garantizar buenas comunicaciones, incluso en las situaciones más adversas. Llamada VoWiFi esta tecnología permite establecer llamados de voz sin el uso de aplicaciones externas a través de redes inalámbricas caseras o comerciales. De esta manera, las operadoras pueden garantizar un buen servicio en el interior de casas y edificios, lugares donde a veces la señal está lejos de ser óptima. Al mismo tiempo, pueden expandir la cobertura a áreas donde no llegan con sus redes.

Esta tecnología es relativamente fácil de implementar dado que no requiere agregados en el hardware de los teléfonos móviles, sino simplemente una actualización de software, ya que aprovecha los mismos protocolos que los servicios de VoLTE, y la antena WiFi instalada en el teléfono. De todas formas, este sistema representa también un riesgo, dado que las operadoras móviles no tienen control sobre la velocidad o calidad de las redes a las que se pueden llegar a conectar los usuarios, dando lugar a potenciales fallas que no poseen la capacidad de resolver.

Esto, sin embargo, no detuvo a empresas como Google que utilizan activamente esta tecnología en su Project Fi, la operadora virtual operada por la empresa para los usuarios de teléfonos Nexus, la cual se apoya en redes 4G LTE, 3G de distintas empresas, y en redes locales WiFi para dar servicios de voz y datos.

A pesar de que por muchos años no registraron mayores innovaciones, los servicios de voz prometen un salto de calidad que hará que la comunicación sea más clara y confiable. La tecnología ya existe. Sólo faltan tiempo, inversión, y el marco regulatorio correcto para poder implementarla.

LA MÚSICA: UN NEGOCIO CADA VEZ MÁS LIGADO AL MÓVIL

Si existe una industria que se vio transformada a partir de la popularización de Internet y de los medios digitales en general, esta fue la de la música. Mientras que hace apenas veinte años el principal ingreso de las discográficas y los artistas prevenía de la venta de discos, CDs y hasta casetes, el surgimiento de la tecnología P2P y el crecimiento de la descarga ilegal de canciones cambiaron por completo la manera en la que las personas consumían música, y dejaron al borde de la quiebra a varias de estas compañías. Con el tiempo, y luego de cometer varios errores – como suponer que con demandas e intimaciones judiciales iban a poder detener una tendencia de consumo que ya se había instalado – este sector comprendió que el negocio debía cambiar.

Así fue que, en parte gracias a Apple y su tienda iTunes, que permitía vender música en formato digital a precios bajos;  luego a YouTube que, a través de iniciativas como VEVO, permite monetizar los contenidos a través de avisos publicitarios; y finalmente gracias a los servicios de streaming como Spotify y, desde hace pocos meses, Apple Music, la industria logró encontrar un nuevo modelo de negocios sustentable que le permite ofrecerles a los usuarios una  mayor conveniencia que las alternativas piratas, a precios que éstos están dispuestos a pagar.

Al mismo tiempo la industria se volcó cada vez en mayor medida a la realización de shows en vivo y eventos, los cuáles se han convertido en una de las principales fuentes de ingreso para los artistas, aunque no siempre para las discográficas. Esto se debe a que, de acuerdo con un informe de la Consumer Federation of America, una asociación que vela por los derechos de los consumidores estadounidenses, los artistas son los principales beneficiados por los espectáculos en vivo. Teniendo en cuenta que éstos representan una porción cada vez más importante de sus ingresos, en muchos casos la piratería no les resulta un verdadero problema, ya que la música distribuida de manera ilegal termina ayudándolos a volverse más populares y, así, vender más entradas. Pero esto no es así para las compañías disqueras, cuyos ingresos dependen directamente de la venta de música pregrabada. Y es por este motivo que, especialmente en los últimos años, éstas están dispuestas a encontrar nuevos canales de distribución que les permitan por un lado combatir la distribución ilegal y, por el otro, monetizar a sus artistas. Y es en este contexto que el móvil tiene un rol cada vez más importante.

El streaming: un actor cada vez más importante

De acuerdo con datos de la Recording Industry Association of America, la asociación que nuclea a las principales compañías discográficas en los Estados Unidos, la facturación por venta de música en todos sus formatos está experimentando un período de amesetamiento  ya que no registra crecimiento desde hace cinco años. Sin embargo, la composición de las ventas cambió radicalmente durante ese período.  

Este cambio se nota principalmente en la importancia cada vez mayor que tienen los servicios de streaming. los cuáles representaban apenas el 7% del total de los ingresos de la industria hacia 2010, pero que han crecido a razón de un 25% anual hasta alcanzar el 27% del total de la facturaciín hacia finales de 2014, lo que equivale – para las discográficas – a $1.870 millones de dólares.

Cuando hablamos de streaming, nos referimos a servicios de música on demand pagos como Rhapsody, o el servicio premium de Spotify; de contenidos emitidos a través de servicios como Pandora, y de nuevos medios como la radio satelital SiriusXM y las radios por Internet; y de servicios gratuitos como YouTube, VEVO y la versión gratuita de Spotify, que obtienen sus ingresos a través de la publicidad. Un dato curioso es que éstos últimos, si bien atraen a un volumen de usuarios muy superior a los anteriores, representan apenas el 15% de la facturación, lo que demuestra que los servicios de suscripción, y los modelos publicitarios tradicionales, permiten monetizar más y más rápido que la publicidad online, por lo menos en esta vertical.

Una característica del streaming, es que su uso se encuentra ligado a distintos tipos de dispositivos, incluyendo computadoras de escritorio, pero especialmente en el caso de los servicios premium,  el móvil tiene un rol preponderante. Y es que, el mayor incentivo para pagar por acceder a uno de ellos, es poder acceder al contenido a través del teléfono celular, una tablet, o incluso desde las nuevas aplicaciones para automóviles.

Si bien esta modalidad de acceso a la música se encuentra en franco crecimiento, todavía no es la principal en importancia. Esta posición, representando el 37% de los ingresos, es para otro canal inherentemente móvil. Se trata de las descargas digitales, es decir de las canciones y álbumes vendidas a través de tiendas como iTunes, en la que los usuarios compran un tema y lo descargan directamente en sus dispositivos. Este tipo de ventas, sin embargo, está comenzando a declinar, para darle lugar al streaming, y también a la venta de discos físicos, una categoría que hoy representa el 32% de la facturación y que, aunque viene decreciendo desde hace años, ha empezado a encontrar nuevos consumidores de la mano de la venta de vinilos y otros formatos coleccionables y percibidos como de mayor exclusividad.

 

Las operadoras se meten en el mercado

Este crecimiento del streaming, y la preeminencia de los canales de descargas digitales, han motivado que distintos startups comenaran a apostar por el mercado de la música. Como hemos visto, el ejemplo más paradigmático es Spotify, que en pocos años supo convertirse en el estándar de la industria. Sin embargo, esta empresa sueca no está sola. Otros startups como Deezer y Rdio ofrecen servicios similares, y otros buscan diferenciarse apuntando a nichos más pequeños de consumidores. Un ejemplo Quboz, un emprendimiento francés que permite hacer streaming de alta calidad, y está orientado a amantes de la música. Otra compañía que recientemente ha ingresado en el negocio es Apple, con su flamante Apple Music, un servicio parecido al de estas compañías, con el que busca hacer frente a la caída de las ventas en su tienda iTunes.

Sin embargo, existe un gran número de nuevos jugadores quienes, aprovechando su vínculo con millones de usuarios móviles que ya pagan por sus servicios todos los meses, han decidido ofrecer acceso a grandes bibliotecas de canciones a cambio de un pequeño extra mensual. Se trata de las operadoras móviles.

Ya sea a través de alianzas con otras compañías, como en el caso de Personal Argentina que ofrece los servicios de Spotify Premium y permite pagarlos directamente a través de sus facturas,  o de servicios propios – en realidad, provistos por una plataforma externa, pero brandedos con la marca de la operadora – como es el caso de Claro Música, estas compañías han visto en la música la posibilidad de ofrecer un servicio que resulta atractivo para millones de usuarios, que por su propia naturaleza ofrece un altísimo grado de retención y repetición de uso.

Sin embargo, a juzgar por los precios de los servicios, y por la naturaleza de la oferta, está claro que las operadoras no están apostando a la música para generar nuevos canales de ingresos. En cambio su objetivo parece ser contar con una herramienta extra para reducir el churn, y para fidelizar a sus usuarios con una oferta más amplia de servicios de valor agregado.

Lejos de ser un fenómeno local, esto está ocurriendo también en otros mercados como el norteamericano, donde tres de las cuatro principales operadoras – At&t, Sprint y T-Mobile – ya cuentan con servicios similares, ofrecidos a precios que apenas cubren sus costos.

Pero independientemente de sus estrategias, las operadoras están demostrando que, así como lo percibe la industria discográfica, el negocio de la música está cada vez más ligado al móvil, y están abriendo las puertas para desarrollar negocios en ese sentido en el largo plazo, así como para que nuevos startups y compañías ingresen en ese mercado y lleven nuevas alternativas a los usuarios. Nuevas alternativas que, como hemos visto, son capaces de cambiar por completo el panorama en unos pocos años.

EL MÓVIL ES LA MEJOR ALTERNATIVA PARA CONECTAR EL MUNDO

Aunque para muchos de nosotros ya forma parte de nuestra vida cotidiana, y nos cuesta imaginar un mundo en el que no exista, Internet no es —todavía— una herramienta que esté al alcance del total de la población mundial. De hecho, de acuerdo con datos de la International Telecommunications Union, hacia julio de 2014 apenas 2.925 millones de personas —es decir, un 40,4% de la población mundial— tenía acceso a la red. Y aunque esta cifra creció un 7,9% ese año, la realidad es que lentamente se está desacelerando. Es por esa razón que son cada vez más las iniciativas que se proponen llevar Internet al casi 60% de la población mundial que todavía no está conectada.

Compañías como Google, Microsoft y Facebook han comenzado a trabajar, cada una en sus propios planes. Y si bien su interés en lograr este objetivo no es puramente altruista —puesto que, habiendo alcanzado niveles de penetración casi totales con sus productos, la única alternativa que tienen para seguir creciendo a grandes tasas es que se incremente la base de usuarios de Internet—  sus esfuerzos pueden resultar muy positivos para llevar todo tipo de servicios, crecimiento económico, nuevos conocimientos y oportunidades a poblaciones que hoy se encuentran postergadas. Y si bien las ideas en las que ha comenzado a trabajar cada uno de estos titanes, así como otras organizaciones interesadas en llevar la red a nuevos usuarios, son bastante diferentes entre sí, todas tienen algo en común: el móvil es protagonista.

 

Internet.org, el proyecto de Facebook

Lanzada en 2013 en conjunto con Samsung, Nokia, Qualcomm, Ericsson, Opera y Mediatek, esta iniciativa —probablemente la más global en este sentido— se propone conectar a todos los pobladores del mundo a Internet durante las próximas décadas. Para hacerlo no existe un plan específico, sino el apoyo a distintos proyectos y la creación de un laboratorio de ideas donde se trabaja con desarrolladores, para ayudarlos a comprender las peculiaridades de cada región y así ayudarlos a adaptar sus productos para que siempre funcionen bien.

El objetivo de Internet.org es trabajar sobre todas las limitaciones que impiden que gran parte de la población esté conectada. Es decir, cuestiones como el elevado precio de los dispositivos y de los planes de voz y datos, la escasa o deficiente infraestructura en muchas regiones, y la falta de contenido y aplicaciones en distintos idiomas, entre otras.

Este proyecto tiene, incluso desde sus primeras etapas, un enorme foco en el móvil. Y es que esta tecnología es la que mayores posibilidades tiene de resolver todos estos problemas. Por un lado, es más fácil y barato cubrir grandes extensiones con redes móviles que con conexiones por fibra óptica. Al mismo tiempo, los dispositivos como smartphones o feature phones, resultan más accesibles que las computadoras portátiles o de escritorio, y más versátiles a la hora de mostrar información.

Es por todos estos motivos que el primer lanzamiento generado por esta iniciativa fue, justamente, una aplicación móvil. Lanzada en un principio en Zambia, y luego en Kenya, Ghana, Tanzania, India y en Colombia, esta app les permite a sus usuarios acceder a una serie de servicios tales como AccuWeather, el cual permite conocer el estado del tiempo, las noticias de la BBC, Wikipedia, UNICEF, Google Search y, por supuesto, Facebook y Facebook Messenger, sin cargo alguno conectándose a través de las redes de distintas operadoras locales. La intención detrás de esta aplicación es llevar información útil y un nuevo modo de comunicarse a millones de personas que hoy se encuentran desconectadas.

ver: https://www.youtube.com/embed/zS6xBV4ZwZY

Sin embargo todavía existen varios problemas, y es que para poder utilizar una aplicación como esta son necesarios un smartphone —un dispositivo del que la mayoría de los usuarios todavía carece— y acceso a una red móvil capaz de transmitir datos, aunque sea a velocidades 2G, con cobertura en su zona de residencia. Mientras Facebook y sus socios trabajan en esos problemas, otros proyectos buscan resolverlos.

 

Firefox OS, una solución fallida al alto precio de los dispositivos

La posibilidad de acceder a smartphones de calidad, capaces de conectarse a Internet y ofrecer una buena experiencia está, hoy, alejada del presupuesto de gran parte de la población mundial. Y es que en países donde el salario anual apenas roza los $300, los $500 o los $1.000 dólares es impensable que una persona pueda invertir $200 o $700 dólares en un dispositivo. De hecho, en mercados como India —donde el salario promedio es de $1.570 dólares anuales— un teléfono como los Android One, disponibles por $100 resulta inaccesible para cientos de millones de personas.  Es por eso que la fundación Mozilla se propuso resolver esto creando dispositivos aún más baratos. Y por un tiempo lo logró.

A principios de 2014 la fundación anunció que buscaría desarrollar un teléfono inteligente que costara para los usuarios solamente $25 dólares, y que permitiera llevarle esta tecnología a millones de personas que hoy no cuentan con un teléfono, o que todavía utilizan equipos sin conectividad a Internet. Pocos meses después Mozilla anunció el lanzamiento de su primer Smartphone barato, un dispositivo fabricado en conjunto con la compañía india Intex, disponible por solamente $35 dólares libre de contrato. Los resultados, sin embargo, no fueron buenos. Y es que, de acuerdo con Ars Technica, más allá del hardware del dispositivo, el software (Firefox OS, un sistema totalmente construido en HTML 5) resultaba muy deficiente, se colgaba todo el tiempo y era incapaz de ofrecer una experiencia de usuario aceptable.

Es por este tipo de problemas que Mozilla finalmente terminó abandonando el proyecto, y prefirió concentrarse en generar nuevas aplicaciones que permitan bajar los costos para los usuarios, y en producir dispositivos cuya finalidad última no esté dada solamente por el precio bajo, sino también por una experiencia de usuario aceptable.

Esto no significa que el camino hacia un smartphone barato esté terminado. Microsoft, por ejemplo, está haciendo un gran trabajo diseñando dispositivos baratos como su línea Nokia Asha, la cual incluye dispositivos como el Asha 201, lanzado a $67 dólares libre de contrato.  Aunque aún queda un gran camino por recorrer, y dependerá también de las operadoras y los gobiernos colaborar bajando aranceles e impuestos, y ayudando a las personas de menos recursos a adquirir estos dispositivos.

 

Project Loon, una respuesta al problema de la conectividad

Así como Facebook, Google tiene grandes aspiraciones cuando se trata de llevar Internet a todos los rincones de la tierra. Sin embargo, en lugar de concentrarse en resolver la totalidad del problema, esta compañía se enfocó en resolver el problema de la conectividad. Y para hacerlo creó Project Loon.

Este proyecto, aún en etapa experimental, propone lanzar globos aerostáticos a las capas superiores de la estratosfera y utilizarlos como antenas capaces de llevar conexiones 3G y 4G a zonas remotas. Además de constituir un desafío técnico y logístico —dado tanto por la necesidad de colocar a los globos en las posiciones correctas y moverlos por el planeta utilizando las corrientes de aire, como por la necesidad de conectarlos a la red— este proyecto requiere de un enorme trabajo de colaboración con operadoras locales en todo el mundo. Esto se debe a que la intención de Google es compartir las bandas que las distintas operadoras tienen asignadas en cada país, de forma tal de no invadir el espectro radioeléctrico de otros servicios como la televisión digital, y de permitir que los usuarios utilicen los equipos existentes en el país.

En el mismo sentido, Google ha comenzado a experimentar con drones y hasta ha adquirido la compañía Titan Aerospace para mejorar su tecnología.

Así como otros proyectos, el foco de Project Loon es puramente móvil, incluso si propone no utilizar la infraestructura clásica de las redes celulares.

Si bien todas estas iniciativas han atraído atención por parte de grandes compañías, operadoras e inversores, la realidad es que varias de ellas todavía se encuentran lejos de arrojar verdaderos resultados, o de proponer soluciones verdaderamente sustentables. Internet.org, por ejemplo, no ha sido capaz de resolver el problema de los costos, dado que su funcionamiento solamente es posible gracias a que las operadoras y otras empresas se están haciendo cargo de los costos que implica la conexión de los usuarios de su aplicación. Al mismo tiempo, el proyecto ha sido blanco de críticas por favorecer el uso de algunos servicios por sobre otros, violando el principio de neutralidad en la red, lo que lo hace parecer más una iniciativa comercial que un proyecto dedicado a verdaderamente resolver el problema de la conectividad.

Pero independientemente del resultado de cada uno de estos proyectos, o de sus posibilidades de desarrollarse y aportar verdaderas soluciones globales capaces de llevar la red a las más de 4 mil millones de personas que todavía no la utilizan, la realidad es que el móvil será, casi sin dudas, la tecnología que lo hará posible. Y ya sea por una iniciativa a gran escala, o por el crecimiento de las redes y el apoyo de los gobiernos y las autoridades regulatorias en cada mercado, este será el canal por el que, sin lugar a dudas, la mayoría de nosotros nos conectaremos, aprenderemos, nos informaremos y haremos negocios en los próximos años.

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¿SON LOS WEARABLES EL FUTURO DEL MÓVIL?

Desde que los principales OEMs, es decir, los más importantes fabricantes de dispositivos móviles en el mundo, decidieron meterse de lleno en el desarrollo de nuevos wearables, tanto la prensa como los analistas del mercado comenzaron a pronosticar un boom del sector, y a referirse a él como el futuro indiscutido de la industria. Y si bien puede que esto sea cierto, la realidad es que hasta ahora este segmento de productos —pequeñas computadoras, muchas veces creadas para fines específicos, conectadas a la red o a otros dispositivos que se llevan en alguna parte del cuerpo— no han logrado solucionar grandes problemas, y menos aún despertar un gran interés por parte de los usuarios.

Es posible que le estemos pidiendo a una categoría —que comparada con otras, se encuentra en pañales— una performance que sólo unos cuantos productos de la talla del iPhone o la primera iPad supieron tener. Pero cuesta no mantener altas las expectativas cuando se tiene en cuenta el potencial de esta tecnología.

Y es que los wearables realmente tienen la capacidad de cambiar el futuro. Combinando distintos tipos de sensores con poderosos chips de cada vez menor tamaño, estos dispositivos pueden revolucionar todo tipo de industrias. Un ejemplo claro es el de la salud, en la que la posibilidad de medir de manera permanente el comportamiento y los signos vitales de una persona puede brindarle información detallada a los médicos que permite hacer mejores diagnósticos y optimizar los tratamientos. Al mismo tiempo, otros sectores como el de la seguridad pública puede beneficiarse con esta clase de tecnología; la cual tiene la capacidad de, por ejemplo, mantener a toda la policía conectada, ofreciéndole notificaciones e información en tiempo real a los oficiales ubicados en las cercanías de un hecho a través de un reloj o, incluso, frente a sus ojos proyectando los datos en la lente de un par de anteojos. O el de la seguridad industrial, donde es posible utilizar la tecnología portable para identificar fácilmente a las personas autorizadas a operar una máquina y así evitar accesos no autorizados de manera sencilla; o evitar accidentes, alertando por ejemplo a las máquinas cuando un operario hace un mal movimiento o se acerca demasiado. Y este es sólo el comienzo. Los wearables podrán ser capaces de producir una revolución en la forma en que vivimos nuestras vidas y manejamos nuestras relaciones sociales, de la misma forma en que ya lo han hecho los teléfonos móviles.

Sin embargo, en su estado actual, la tecnología wearable se limita a unas cuantas aplicaciones. Y si bien ha generado ventas y algunos casos de éxito, la reacción de gran parte de los consumidores sigue siendo apática, y no del todo convencida de los beneficios de estos dispositivos.

A continuación trataremos de conocer más en profundidad a este sector, y de evaluar qué podemos esperar de él en los próximos años.

Los dispositivos relacionados con el fitness dominan el sector

Por el momento el principal uso que se le ha dado a estos dispositivos tiene que ver con el fitness. Así es que productos como el Jawbone UP24, o las pulseras Fitbit —que permiten obtener información acerca de la performance de los usuarios cuando éstos hacen ejercicio, y realizar mediciones de sus ciclos de sueño, entre otras funciones— han dominado el mercado y se han convertido en los productos más populares de la categoría.

Esto tiene que ver, en gran parte, con que los wearables que permiten optimizar las rutinas de ejercicio y ayudar a mejorar la salud de sus usuarios han brindado una respuesta a una necesidad concreta y real por parte de los consumidores. Según datos de Venture Beat, este segmento ya concentraba a unos 19 millones de usuarios hacia finales de 2014, y esperaba seguir creciendo hasta superar los 57 millones en 2018.

 

Los smartwatches se están convirtiendo en el producto más popular de la categoría

De acuerdo con todos los analistas, si bien el éxito de los dispositivos optimizados para fitness se mantendrá en el tiempo, su liderazgo en esta categoría se verá eclipsado por los smartwatches, es decir, los relojes inteligentes, los cuales —así como los smartphones— son capaces de concentrar una gran cantidad de funcionalidades en una sóla herramienta.

Además de complementar a los teléfonos inteligentes proyectando sus notificaciones, y otras veces ampliando su funcionalidad llevando la interfaz de muchas de sus aplicaciones a la muñeca del usuario, estos relojes también permiten acceder a otras aplicaciones, muchas veces específicas. Un ejemplo de ello es Hole 19, una App de Android Wear (el software para relojes inteligentes creado por Google), que permite conocer la distancia hasta el hoyo más cercano en decenas de miles de campos de golf.

En otros casos, como el del Apple Watch, el reloj permite reemplazar al iPhone en distintas funciones, como realizar pagos apenas apoyando el reloj con un lector de NFC con el sistema Apple Pay.

Al mismo tiempo, estos relojes son capaces de reemplazar a las pulseras creadas especialmente para fitness, ya que pueden tomar los mismos datos y proyectarlos de la misma manera en el teléfono celular, algo que ha demostrado Apple al incorporar varias de estas funcionalidades en su reloj.

Es por todo esto que, de acuerdo con Juniper Research, estos dispositivos abarcarán alrededor del 50% del total de las ventas de wearables en los próximos años, incluso cuando la categoría se amplíe para incorporar nuevos dispositivos que todavía ni siquiera concebimos.

Sin embargo, hasta el momento, los smartwatches han estado lejos de ser un verdadero éxito de ventas. Según la consultora Canalys, el total de dispositivos construidos en base a Android Wear vendieron un total de 720.000 unidades durante 2014 a nivel mundial. Si tomamos en cuenta a otros dispositivos equipados con otros sistemas operativos, como el reloj Sony —que utiliza su propio software— o el Samsung Galaxy Gear, equipado con Tizen, y el Pebbl, pionero de la categoría, el total de la venta de relojes inteligentes fue de 4,6 millones de unidades. Hacia finales de 2015 este número debería ser significativamente mayor, sobre todo teniendo en cuenta el lanzamiento en abril del Apple Watch, un producto del que Apple proyectó vender unas 15 unidades. Por el momento, sin embargo, la compañía no mostró cifras ni realizó comentarios acerca de cuántas unidades lleva vendidas —como suele hacer cuando sus productos son un éxito— aunque, según la consultora Slice Intelligence, las ventas se desmoronaron a pocos días de su lanzamiento.

 

Estos dispositivos logran un bajo nivel de retención

Estas cifras de ventas son concordantes con los resultados obtenidos por un estudio realizado en 2014 por la consultora Endeavor Partners, que determinó que un tercio de quienes adquieren un wearable —ya sea que se trate de un dispositivo orientado al fitness, o de un smartwatch— lo abandonan durante los primeros seis meses de uso.

Uno de los principales desafíos que afrontan es mantener a los usuarios enganchados y utilizando el producto. Y si incluso los early adopters, es decir, los primeros en arrojarse a adquirir cualquier novedad tecnológica —segmento que, según Nielsen, engloba al 75% de los usuarios de estos dispositivos—, son difíciles de retener, esto significa que existe un problema intrínseco a la categoría. Si comparamos este comportamiento con el que demostraban los primeros usuarios de teléfonos celulares inteligentes, observamos que ocurría algo muy distinto. Y es que los primeros usuarios de BlackBerrys, Palm Treo y, más adelante, iPhones, no solamente no dejaban sus teléfonos, sino que su uso crecía sostenidamente.

 

La principal barrera de crecimiento está dada por las actitudes de los consumidores

Otro desafío que debe afrontar esta categoría pasa por la apatía que los consumidores han mostrado hacia ella. Una encuesta realizada por Business Insider entre consumidores estadounidenses, demostró que del 83% de las personas que expresaron deseos de cambiar su smartphone durante el siguiente año, solamente un quinto estaba interesado en adquirir también un reloj inteligente. Para más de la mitad de los cuatro quintos que no se mostraron interesados, el motivo principal por el que no pensaron en adquirir uno es que no le encuentran el sentido o la utilidad.

GRAFICO FITNESS

 

Si este mercado busca crecer, será necesario desarrollar nuevas aplicaciones o dispositivos que resuelvan problemas reales, o que hagan el trabajo de manera más eficiente que otros dispositivos que ya están en el mercado. De otra manera costará ganarse el interés del público.

Poco éxito en América Latina: representa menos del 5% del mercado mundial

De acuerdo con Juniper Research, el mercado de los wearables tiene el potencial de facturar más de $53 mil millones de dólares al año, más de diez veces lo facturado hoy día. La consultora estima que es posible alcanzar ese volumen hacia 2019, y que Estados Unidos, Europa Occidental y China serán los principales mercados, concentrando más del 70% del total de las ventas. América Latina, por su parte, será un mercado marginal, menor incluso que Europa Oriental y Central, África, e India, acaparando menos del 5% del total.

No está claro en qué se basa la consulta para proyectar estos datos, teniendo en cuenta que la penetración de los teléfonos inteligentes en la región está creciendo y se espera que supere los 600 millones de dispositivos activos hacia 2020. Sin embargo, es cierto que hasta la fecha el mercado de los dispositivos portables ha sido insignificante en la región, donde éstos prácticamente no se encuentran disponibles en canales tradicionales de venta.

Es innegable que la tecnología wearable estará muy presente en el futuro. Sin embargo, en este punto de su evolución todavía parece no haber encontrado su propósito, o aquella necesidad que resuelve mejor que otras. Es por eso que, posiblemente, la revolución que todos esperamos todavía tarde algunos años en llegar.