LAS AUTOMOTRICES LE ESTÁN GANANDO A SILICON VALLEY EN SU PROPIO JUEGO

Aunque se trate de una tecnología de casi ciento cincuenta años de edad, desde hace algún tiempo, los automóviles se perfilan como una de las próximas grandes áreas de innovación. Y esto tiene sentido porque, si bien estos vehículos ya han sufrido grandes y radicales transformaciones a lo largo de su historia, la realidad es que, en concepto, poco ha cambiado desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Y es que, aunque ha habido avances en cuanto al diseño, al confort, al equipamiento, a los materiales empleados en la fabricación, y en materia de seguridad, la realidad es que, en esencia, un auto actual no difiere demasiado de uno vendido hace 70 años. Ambos se siguen operando del mismo modo, y se encuentran impulsados por motores de combustión interna. Ambos dependen en un 100% de las habilidades del usuario, y de su capacidad de orientarse, para llegar intactos a destino. Y en ambos la fuente de energía es exactamente la misma. Las nuevas tecnologías están permitiendo cambiar esto, incorporando otras alternativas de motorización, incrementando la seguridad y, especialmente, cambiando por completo la forma en la que nos relacionamos con estos vehículos.

Es por estas razones que, a la hora de pensar en el automóvil del futuro, todos comenzaron a mirar a Silicon Valley, el mayor polo de innovación y desarrollo tecnológico en el mundo. Allí, compañías como Google y Apple comenzaron a repensar el automóvil y, mientras la primera comenzó a desarrollar prototipos autónomos, la segunda estuvo trabajando por años en el Proyecto Titán, un plan “secreto” para desarrollar desde cero el vehículo del futuro. Y si bien se han producido avances, la realidad es que las empresas que se perfilaban como las grandes perjudicadas por todos estos avances, hoy se han convertido en las pioneras en la innovación, y en las verdaderas transformadoras de esta industria centenaria. Hablamos, por supuesto, de las compañías automotrices.

LAS AUTOMOTRICES SE PONEN A LA CABEZA DE LA INNOVACIÓN

Motivadas, en parte, por la intrusión de los gigantes tecnológicos en su terreno, y por el surgimiento de compañías como Tesla, que han demostrado que existe un mercado para la innovación tanto a nivel producto como en los procesos dentro de la industria, muchas grandes automotrices de la talla de Ford, General Motors, Honda, BMW, Mercedes Benz, y Audi, se han puesto a la cabeza del desarrollo de nuevas tecnologías, y de inversión en la creación del auto del futuro.

Para ello, estas empresas, comenzaron a invertir en tecnologías como la conducción autónoma y semiautónoma, que permite que los automóviles no necesiten del conductor para realizar sus recorridos. Para ello, algunas compañías, comenzaron una ronda de adquisiciones de startups y empresas que se encontraban desarrollando tecnologías en este campo. Un ejemplo de ello fue la compra que el trío de fabricantes de automóviles de lujo alemanes hicieron de Nokia Here Maps en 2015, con el objetivo de hacerse de una tecnología de mapeo que les permitiera guiar a sus vehículos autónomos. Haciéndose de esta compañía, las automotrices han comenzado a trabajar en optimizar los mapas, asegurándose de contar con información de las rutas del mundo precisa al centímetro, y de desarrollar una plataforma colaborativa capaz de operar con los sistemas de distintas marcas.

Distintas marcas norteamericanas como Ford, se encuentran en etapas avanzadas de desarrollo de vehículos autónomos. La compañía pionera en la producción masiva de automóviles, ya cuenta con prototipos de su modelo Fusion operados por computadoras en sus plantas norteamericanas, y anunció sus intenciones de lanzar su primer vehículo sin chofer en el 2021. Este auto, no poseerá pedales ni volante, y estará orientado a compañías de taxis, de transporte, y a servicios de ride-sharing y ride-hailing como Uber, Cabify, y otros.

Para lograr este ambicioso objetivo, Ford ha invertido en distintas startups cuyo foco es el desarrollo de las tecnologías que permiten que los automóviles operen sin conductor. Una de ellas es Velodyne, la cual desarrolla sensores láser (con tecnología LIDAR), fundamental para que el vehículo detecte qué tiene a su alrededor; y en Civil Maps, una compañía de mapeo 3D, entre otras. Al mismo tiempo, la automotriz adquirió el startup israelí Saips, el cuál desarrolla sistemas de visión para computadoras, y sistemas de machine learning; mientras que amplió su centro de investigación y desarrollo en Palo Alto (en Silicon Valley), con planes de duplicar su equipo en esa ciudad hacia 2017.

El primer automóvil autónomo de Ford será caro, y su funcionamiento estará restringido a ciertas áreas, aunque su objetivo es dar el primer paso hacia el lanzamiento de más y mejores vehículos orientados al público en general.

En un sentido similar, Tesla, la automotriz concebida en Silicon Valley, y dirigida por Elon Musk, anunció hace pocos días que todos sus automóviles comenzarán a estar equipados con el hardware necesario para poder conducirse a sí mismos. Esta función, sin embargo, solo se activará una vez que el proceso de calibrado de esa tecnología se encuentre completo, algo que tomará varios años, ya que utilizará los datos recogidos de cientos de miles de automóviles de la marca, mientras estos circulan por las calles y carreteras.

General Motors, por su parte, anunció en abril de este año que invertiría $500 millones de dólares en Lyft, el principal competidor de Uber, junto con el cual desarrollará sus propios vehículos autónomos. Orientados en primer lugar a nutrir la flota de esta compañía, los mismos luego estarán también disponibles al público.

Del otro lado del Océano Atlántico, Volkswagen está tomando un camino similar. Este año, la automotriz, lanzó su plan estratégico hacia el 2025, con el que se plantea construir vehículos autónomos y lanzar más de 30 modelos eléctricos, con los que busca reparar el daño que su imagen sufrió luego de que se revelara que la empresa había falseado datos de emisiones, pero que también le permitirá aumentar su facturación en hasta un 7% a partir de la apertura de estos nuevos nichos de mercado. Como no podía ser de otro modo, la empresa también está invirtiendo en startups relacionadas con su actividad. En mayo de 2016 la marca invirtió $300 millones de dólares en el startup israelí Gett, otro rival de Uber.

Otras empresas como el grupo que componen Renault y Nissan, y Fiat Chrysler, también están realizando millonarias inversiones en estas tecnologías.

Estos son algunos ejemplos de las innovaciones que las compañías automotrices tradicionales, otrora altamente conservadoras, están llevando adelante. Uno de los aspectos más interesantes de esta tendencia, es que estas empresas están comenzando a adoptar procesos parecidos a los de Silicon Valley, iterando rápidamente, e invirtiendo miles de millones en investigación y desarrollo.

Es posiblemente por este motivo que tanto Google como Apple, han comenzado a abandonar sus sueños del vehículo propio, y están a la caza de socios estratégicos entre las automotrices para utilizar su software y aplicar su experiencia en el desarrollo de automóviles fabricados por otros. Sin embargo, hoy cabe preguntarse si las fabricantes de autos hoy querrán asociarse con esas empresas, o si con sus propias innovaciones y nuevas adquisiciones ya les alcanza.