CÓMO ESTÁ CAMBIANDO EL MÓVIL A LA INDUSTRIA AUTOMOTRIZ

Como ya hemos visto en más de una oportunidad, el mercado móvil se encuentra en plena expansión. Hacia 2020 se proyecta que el 90% de las personas mayores de seis años a nivel mundial tendrán un teléfono celular de alguna clase, y el tráfico de datos se disparará multiplicándose diez veces con respecto a 2014. Pero esto es apenas una parte de la explosión que este sector ha comenzado a experimentar. De acuerdo con Gartner, existe otro segmento —aparte de los teléfonos y tablets— que generará millones de nuevas conexiones: se trata de la “Internet of Things”, es decir, los dispositivos hasta hoy mundanos —como una cafetera o una heladera— conectados a Internet.  Y, dentro de este segmento, la consultora proyecta que los automóviles serán un protagonista de importancia. De esta manera, se espera que para 2020 unos 250 millones de vehículos contarán con conexiones propias.

Esto significa que tanto los sistemas de entretenimiento, como los dedicados a la navegación —hoy estándar en muchos automóviles— comenzarán a expandir su funcionalidad para incorporar nuevas características que los harán más parecidos a un teléfono inteligente o a una tablet, y que harán más fácil sumar aplicaciones y, de esta manera, ampliar las capacidades de estos sistemas, hoy limitados a las prestaciones instaladas de fábrica.

Esta tecnología —la cual representa un gran diferencial entre un vehículo y otro— es foco de inversiones de miles de millones en desarrollo por parte de las automotrices. Esto pudo observarse muy claramente hace apenas unas pocas semanas cuando Audi, BMW y Mercedes Benz se unieron para comprar Nokia Maps por más de €2,5 mil milones de Euros, con el objetivo de incorporar esa tecnología a sus automóviles. Sin embargo, a pesar de este compromiso, todavía no está del todo claro qué podemos esperar del futuro de esta tecnología. Esto se debe a que, en parte gracias a la competencia que existe en el mercado de los automóviles —donde los principales ocho fabricantes se dividen el mercado en partes relativamente iguales—, y en parte a que estas compañías recién están ingresando en el mercado de los dispositivos inteligentes, ninguna logró crear un sistema tan disruptivo e innovador que oriente a toda la industria en una misma dirección, de la forma en la que Apple lo hizo en el mercado de la telefonía cuando lanzó el primer iPhone en 2007.


Grandes interrogantes y desafíos

Todavía quedan grandes dudas a resolver para definir qué características tendrán, en su evolución, los automóviles conectados, y qué valor agregado permitirán ofrecerles a los clientes. Si bien algunas funcionalidades son obvias, como la posibilidad de contar con un sistema de navegación que permita tomar en cuenta variables como el tráfico, los accidentes y reportes en tiempo real, escuchar música a través de servicios de streaming como Spotify, o ampliar la oferta de la radio a estaciones de otras zonas geográficas y disponibles por Internet, todavía quedan por resolver cuestiones básicas que permitirán llevar estas prestaciones a todos los autos.

Para empezar, una pregunta elemental que todavía no tiene respuesta es: ¿cómo estarán conectados estos automóviles a Internet? Claramente esto ocurrirá a través de las redes de datos móviles pero, ¿deberán los usuarios pagar una suscripción extra a un servicio de datos? ¿o podrán optar por compartir la conexión de sus teléfonos haciendo tethering? Otra pregunta que cabe hacerse es si los automóviles vendrán “liberados de fábrica” para que los usuarios puedan elegir la operadora que prefieran, o si las automotrices firmarán convenios con compañías específicas. Por el momento, ésta parece ser la tendencia. En los Estados Unidos, por ejemplo, Chrysler se asoció con Sprint Nextel para conectar el sistema UConnect a sus Dodge Viper y camionetas RAM, el cual tiene un costo mensual de $14,99 dólares. General Motors, por otro lado, hizo lo propio con AT&T. En ambos modelos, el usuario no tiene la opción de elegir otro sistema u operadora, por lo que al elegir un automóvil, también opta por el sistema al que estará conectado hasta que decida desprenderse del vehículo. Este modelo puede resultar atractivo para las automotrices, las cuales podrán comenzar a cobrar un servicio mensual de suscripción por servicios de valor agregado a sus usuarios, algo que hasta ahora no habían podido hacer.

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Foto: Sistema Uconnect de Chrysler. Crédito: Fiat Chrysler Automobiles (CC)

Otro interrogante relacionado con esta tecnología tiene que ver con cómo evolucionarán estos sistemas, y si finalmente los fabricantes terminarán optando por una o dos plataformas —así como ocurre con los sistemas operativos móviles— o si cada uno se volcará por una propia. Si el camino elegido es este último, existe un riesgo y es que los automóviles conectados terminen convirtiéndose en las nuevas Smart Tvs, un concepto interesante y potencialmente útil, pero tan fragmentado que no existe una experiencia de usuario consistente entre las distintas marcas, y en el que se generan barreras de entrada muy elevadas para los desarrolladores de aplicaciones, quienes deben adaptarse a una docena de tecnologías distintas. Esto termina generando un ecosistema pobre en el que solo unas pocas grandes compañías —como Netflix, en el caso de los televisores— pueden ofrecer un producto más o menos de calidad en la mayor parte de las plataformas.

Al mismo tiempo, cabe preguntarse cómo se abordará el tema de la actualización tecnológica. Y es que, mientras que los smartphones tienen una vida promedio que va de tres a cinco años, los automóviles suelen durar entre ocho y quince en los mercados más desarrollados. Esto significa que los sistemas se vuelven obsoletos a los pocos años del lanzamiento de un nuevo modelo. Una forma de resolverlo —por lo menos en lo que respecta al software— es permitir la posibilidad de que los vehículos reciban actualizaciones de software a través de la red, tal y como ya ocurre con los autos fabricados por Tesla, los cuales no solamente reciben mejoras en su interfaz y algunas aplicaciones, sino también en la funcionalidad del vehículo. Recientemente, esta empresa les hizo llegar a sus usuarios del modelo S una actualización que, entre otras cosas, reducía notoriamente los tiempos de aceleración. Sin embargo, cualquiera que haya actualizado el software de su celular más de dos veces sabe que un dispositivo con un par de años de antigüedad suele no adaptarse bien a los sistemas operativos más modernos.

Finalmente existe un último problema, y es que no está claro cuál es el interés real por parte del público en esta tecnología. De acuerdo con un estudio realizado por JD Power, más del 20% de los conductores de autos nuevos nunca usaron ni probaron la gran mayoría de las nuevas tecnologías disponibles en los automóviles, y muchos más nunca utilizaron alguno de los avances más llamativos, incluyendo la asistencia a distancia, los sistemas de estacionamiento automático, o las aplicaciones incluidas en los sistemas de navegación. En cambio, muchos usuarios prefieren usar sus smartphones porque ya resuelven los problemas de una manera que comprenden.


Apple, Google, y un enfoque diferente

En este sentido, tanto Apple como Google desarrollaron soluciones que permiten llevar el Smartphone a la pantalla del automóvil y utilizar sus funciones y la misma conexión. Esto es posible gracias a CarPlay y Android Auto, dos aplicaciones similares que permiten que, al conectar el teléfono al USB de un vehículo, éste se convierta en una extensión del teléfono, anulando el software original del automóvil. De esta manera los usuarios pueden utilizar los mapas, y todos los servicios y Apps instalados en el celular, sin la necesidad de tomar ni sostener sus teléfonos. En el caso del sistema de Apple, también es posible interactuar a través de la voz, utilizando Siri para controlar distintas funciones del vehículo, de la misma manera en la que es posible con algunos sistemas nativos incorporados en muchos autos, aunque con un mejor resultado.

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Foto: Apple CarPlay en un Opel Astra. Crédito: opelblog (CC)

Ambos sistemas son compatibles con cada vez más marcas, por lo que es posible que terminen convirtiéndose en un estándar, y hasta reemplazando definitivamente al software desarrollado por las distintas automotrices.

De cualquier manera, y a pesar de los desafíos que debe atravesar la industria, los autos aprovecharán cada vez más el poder de las conexiones móviles y, tal como pronostican los especialistas, se convertirán en una de las tecnologías más conectadas durante los próximos años.