“¿No es riesgoso ligar tanto tu negocio a un servicio provisto por otra empresa?” es una pregunta que los inversores con poca experiencia en tecnología suelen hacer ante la presentación de un producto móvil. Esto se debe, por supuesto, a la dependencia que la gran mayoría de las apps tienen en los mercados de aplicaciones como el AppStore de Apple y Google Play para adquirir nuevos usuarios. Y si bien la respuesta de los emprendedores suele ser respirar profundamente, y evitar responder con un agravio la realidad es que ésta tiene una cierta validez. Y la caída experimentada por el AppStore el 5 de mayo, así lo demuestra.

Existen algunos negocios, como el desarrollo de apps móviles, y también los vinculados a los contenidos, que – además de otros desafíos – se enfrentan a la realidad de que su prosperidad se encuentra atada a la suerte de otras empresas. Así, casi cualquier app depende, en gran medida, de las tiendas de aplicaciones para posicionarse, para generar descargas, y muchas veces incluso para cobrarles a sus usuarios y poder construir un negocio. Basta con una decisión arbitraria por parte de Google o Apple para tirarles el negocio abajo. Algo similar ocurre con muchos sitios web dedicados al contenido. En este caso, la facturación suele encontrarse atada a una o unas pocas ad networks como Google AdSense, o muchas otras, y sólo bastaría con que éstas no paguen, o dejen de proveer avisos publicitarios, para que el negocio caiga o se vea gravemente afectado. Al mismo tiempo, prácticamente todos los negocios digitales utilizan servicios que son estructurales y dependen de terceros.

Esto, que puede parecer inaceptable, o demasiado riesgoso, para un empresario tradicional, es algo muy habitual en los negocios online. De hecho, es innegable que la gran mayoría de los sitios en Internet reciben, al menos, una porción importante de su tráfico desde los motores de búsqueda como Google, y que un cambio en un algoritmo, o una decisión corporativa por parte de esa empresa (que en América Latina controla casi la totalidad de su mercado) es capaz de eliminar por completo el tráfico de un sitio. Y con el su negocio.

Hace alrededor de un año el así llamado Googlegedon – es decir los cambios realizados en los algoritmos de Google para priorizar en los resultados de búsqueda móviles a los sitios que se adaptan a las pantallas de los celulares y las tablets – fue un importante recordatorio del poderío de Google para “decidir” quién triunfa y quien no en el mundo online. (Ponemos decidir entre comillas porque la compañía, así como otros buscadores, siempre se ha mantenido firme en su compromiso de no alterar los resultados de búsqueda guiada por sus intereses u opiniones). La caída experimentada durante la mañana del 5 de mayo del buscador del AppStore de iOS, fue otro recordatorio del poder que Apple tiene para incidir sobre la cantidad de descargas y que tienen las aplicaciones.

De acuerdo con datos recolectados por la empresa de analytics móviles Tune, la caída del buscador resultó en una reducción promedio del 10% en el 65% de las aplicaciones publicadas en la tienda, en relación a su nivel de descarga habitual. Entre las apps más afectadas se ubicaron Uber, Google, Spotify, YouTube y Tumblr, es decir aplicaciones conocidas que los usuarios buscan específicamente para descargar. Otras apps menos populares, en cambio, se vieron menos afectadas. Y es que al ser desconocidas, las personas no las buscan, sino que las descubren por otros caminos. Es por eso que el 15% de las aplicaciones más reconocidas, sufrieron una caída del 50% en las descargas.

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Entre las categorías más afectadas, primera estuvo la vinculada con la música, seguida por finanzas, negocios, el estado del tiempo, lifestyle, entretenimiento, navegación, libros, viajes y productividad. Pero incluso las categorías menos afectadas como juegos, donde los charts de los más descargados suelen ser la principal fuente de nuevas descargas, y no tanto las búsquedas orgánicas, vieron una caída del 24% en relación a un día normal.

Para obtener estos datos, Tune comparó las descargas producidas por gran parte de las aplicaciones durante las horas del apagón, con las ocurridas en el mismo período durante los días anteriores.

A pesar de que el problema se solucionó rápidamente, y las pérdidas económicas no fueron tan pronunciadas. Sin embargo, este pequeño incidente fue un recordatorio del poder que las tiendas de aplicaciones tienen sobre el negocio de los desarrolladores.

¿PERO CÓMO SE LE PUEDE HACER FRENTE A ESTA REALIDAD?

Si bien se trata de una característica estructural del negocio móvil, existen medios para mitigar el riesgo que genera la dependencia de un tercero, como lo son las tiendas de aplicaciones. Por un lado, la estrategia más obvia tiene que ver con la diversificación. Desarrollar para más de una plataforma es la mejor forma de reducir el impacto que una penalización o una caída de una tienda de aplicaciones puede tener sobre el negocio. Sin embargo, en un mundo donde el negocio móvil se ha consolidado fundamentalmente en dos ecosistemas, el riesgo – si bien menor – sigue existiendo. Sobre todo en mercados como el Argentino donde un solo sistema operativo (Android), ha dominado el mercado en mucha mayor medida.

Si bien la ventaja de Android con respecto a iOS es que se trata de un ecosistema más abierto que permite que, por ejemplo, una app pueda encontrarse disponible en tiendas de aplicaciones adicionales, como las desarrolladas por Amazon, o por fabricantes como Samsung, y por algunas operadoras, la realidad es que estas tiendas no suelen tener el volumen de usuarios que ofrece Google Play. De todas maneras, las mismas permiten distribuir una aplicación por distintos canales. Acompañadas por estrategias de marketing, publicidad, y posicionamiento de marca fuera de las tiendas, las mismas pueden compensar una eventual caída o desaparición de la tienda principal, o por lo menos constituir un canal de descarga alternativa que permita, como dice la frase popular, tener los huevos en más de una canasta, y reducir el riesgo.

Al mismo tiempo, existe la posibilidad de desarrollar versiones web de muchas aplicaciones. De acuerdo con ComScore, en algunas categorías como comercio electrónico, viajes, y contenido, los sitios móviles accesibles a través del navegador suelen superar a las aplicaciones móviles en términos de visitas y uso por parte de los usuarios, excepto cuando se trata de los sitios líderes en cada segmento. De esta forma, teniendo una presencia web, es posible incorporar un canal seguro, compatible con todas las plataformas, que gracias a las últimas tecnologías ofrece una experiencia similar a la de una app, sin depender de los rankings, las restricciones y penalizaciones, y las eventuales caídas de las tiendas de aplicaciones.

Todo esto, por supuesto, implica una carga mayor de trabajo, y una sustancial inversión, que en categorías como juegos ciertamente no se justifica. Pero que en otros casos tiene mucho sentido, y permite expandir el negocio, e independizarse en cierta medida del App Store y de Google Play, algo que además ayuda a generar marcas más fuertes y compañías más sustentables en el largo plazo.

Sin lugar a dudas las tiendas de aplicaciones tienen un enorme poder, tanto para influir a los usuarios como para guiar el éxito o fracaso de una app móvil. Sin embargo, gracias a los avances en la tecnología, la mayor predisposición de los usuarios a usar sus navegadores, y la posibilidad de aplicar el ingenio, es posible reducir la dependencia, y generar negocios exitosos incluso cuando éstas no juegan a nuestro favor.