Aunque puedan parecer un fenómeno relativamente reciente, los smartphones en realidad existen desde hace décadas. En 1994, por ejemplo, BellSouth lanzó el Simon, un celular fabricado por IBM que contaba con una pantalla táctil y la capacidad de enviar y recibir faxes y correos electrónicos, e incluía una calculadora y servicio de pager. Con una amplia memoria de 1MB, una hora de batería y un peso 500 gramos, este dispositivo se trataba de un equipo muy adelantado a su tiempo. Pero a pesar de su precio competitivo de $899 dólares con contrato, la empresa vendió solamente 50.000 unidades y el proyecto fue un fracaso. Esto, sin embargo, no detuvo a otros fabricantes de seguir intentando.

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Durante la década de los 90s existieron varios intentos de lanzar un teléfono inteligente que fuera exitoso. Y algunos gozaron de una popularidad relativa. El Nokia 9000 Communicator, por ejemplo, combinaba un PDA en forma de minicomputadora con un teléfono celular, y distintos OEMs empezaron a adoptar el Windows Mobile como sistema operativo. En 2001, el fabricante japonés Kyocera y Palm lanzaron el QCP 6035, un teléfono que a pesar de su nombre poco atractivo, combinaba todas las funciones de un PDA con las de un celular en un diseño atractivo y usable.

Un año después, la operadora estadounidense T-Mobile lanzó el Sidekick, un producto que fue un verdadero éxito. Con una pantalla a color y un teclado QWERTY, este dispositivo permitía usar mensajeros instantáneos y navegar por Internet. Además, fue el primero en ser creado con la experiencia del usuario en mente. Pero, lo más importante, es que se trató del primer teléfono orientado a los jóvenes, lo que llevó a que fuera adoptado por celebridades y se convirtiera en un verdadero ícono en su mercado de origen.

Otro hito que vale la pena rescatar es el BlackBerry. Todavía vigente —aunque cada vez menos—, este Smartphone fue lanzado en 1999 como un celular orientado al público profesional por la compañía canadiense RIM. Su éxito indiscutido tuvo que ver con que fue el primero en desarrollar una comunidad y una plataforma de aplicaciones capaz de agregar valor y de incentivar su adopción masiva.

En el camino, otras empresas como Nokia, la fabricante de smartphones más populares hasta 2007, y Motorola también hicieron historia. Ese año, sin embargo, las cosas cambiaron para siempre cuando Apple introdujo el primer iPhone. Y un año más tarde, el cambio se hizo más evidente a partir de la introducción del App Store, que le dio lugar a los teléfonos inteligentes tal y como los conocemos hoy.

Esto, sin embargo, no significa que estos dispositivos siempre vayan a ser así y, de hecho, hoy existen varias tecnologías y desarrollos que podrían cambiar nuevamente nuestra concepción sobre lo que es un smartphone. A continuación conoceremos algunas de ellas, y veremos por qué tienen un enorme potencial.

 

Teléfonos Modulares

Una de las mayores innovaciones que podrían experimentar los teléfonos inteligentes tiene que ver con la modularización de sus partes. Es decir, con la posibilidad de remover y reemplazar cada uno de los componentes de manera sencilla, así como de realizar actualizaciones en el hardware sin la necesidad de cambiar todo el dispositivo.

Concebidos hasta ahora como sistemas cerrados, en los que reemplazar una parte como consecuencia de una rotura requiere de una pieza específica y de una cierta experiencia, los smartphones de los distintos modelos compiten entre sí a partir de sus características. Así, es posible que el factor determinante a la hora de elegir un modelo por sobre el otro sea la cámara de fotos que posee, la velocidad del procesador, o el tamaño de la pantalla. Sin embargo, esto puede no ser así por mucho más tiempo.

Existen varias compañías, entre las que se destacan Google y Motorola, trabajando en distintos prototipos de celulares modulares, que permitirían que cada usuario arme el teléfono que mejor se adapte a sus necesidades. Así, una persona que quiere una cámara de buena calidad, pero no se preocupa mucho por el almacenamiento, podrá elegir el módulo de una buena cámara, y un pequeño módulo barato de memoria flash, y quien tenga prioridades distintas podrá optar por otras alternativas.

Si bien esta tecnología todavía no pasó de la etapa de prototipo, es posible que un Smartphone de estas características llegue al mercado en algún momento de 2017. Resta ver si el público lo adoptará y se convertirá en algo frecuente para todos los fabricantes, o si nadie le verá atractivo y no será más que otro proyecto trunco.

 

Vidrio irrompible

La adopción de la pantalla táctil fue, sin dudas, uno de los grandes avances que marcaron a los smartphones durante los últimos años, y la preferencia del público por pantallas cada vez más grandes trajo aparejada una consecuencia desafortunada: las roturas cada vez más frecuentes.

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Para la mayoría de los usuarios reemplazar las pantallas no resulta sencillo, y con repuestos que muchas veces no son baratos, y —por lo menos en nuestro mercado— servicios técnicos deficientes y de alto valor, esto constituye un verdadero problema. De acuerdo con Motorola, el 37% de los usuarios tienen sus pantallas rotas, lo que es un número muy elevado.

Ante esta situación, algunos fabricantes comenzaron a trabajar en posibles soluciones. Antes de la salida al mercado del iPhone 6, se rumoreaba que la pantalla elegida por Apple sería de zafiro, un material irrompible, pero esto no fue así. Sin embargo, dos años después Motorola anunció el lanzamiento del Droid Turbo 2, un teléfono que es totalmente irrompible. Viene con un chasis flexible fabricado en aluminio, y un display 4K de 5,4 pulgadas hecho de cuatro capas que reemplaza a la pantalla convencional por una pantalla AMOLED flexible, lentes también flexibles, un laminado plástico, y un protector externo. Esto hace que el dispositivo pueda resistir a virtualmente cualquier impacto sin dañarse, ni rayarse, ni quebrarse.

Si esta tecnología da buen resultado, es posible que otros fabricantes comiencen a adoptarla, y que las pantallas rotas sean, finalmente, un problema del pasado.

 

¿El adiós a las tarjetas SIM?

Finalmente, otro cambio cultural que puede verse asociado al avance de la tecnología tiene que ver con la eliminación de las tarjetas SIM. Compañeras inseparables de todo tipo de móviles —por lo menos de aquellos que operan en redes GSM y sus derivados— estos chips permiten identificar al usuario y reemplazar fácilmente el equipo, o cambiarlo de red y proveedor en apenas segundos. Esto podría terminarse pronto.

Tanto Apple como Samsung están trabajando con las principales operadoras del mundo para decirles adiós a las tarjetas SIM. En cambio, los fabricantes proponen colocar una tarjeta SIM fija en los teléfonos, la cual puede ser alterada a través de un software conocido como E-SIM, que puede registrarla en cualquier red GSM del mundo. De esta manera, los usuarios podrán cambiar de operadora simplemente eligiendo aquella a la que desean sumarse de una lista.

Si bien se trata de una tecnología prometedora, que podría resultar beneficiosa para los usuarios, ésta supondría un problema para las operadoras, que verían cómo la barrera que deben atravesar los usuarios para cambiar de red se vuelve todavía más baja. Algo que no les resulta conveniente, y que puede alterar sus niveles de retención de usuarios.

Suceda lo que suceda, todavía queda por lo menos un año antes de que esta tecnología resulte viable, aunque ya hemos visto un adelanto a través del Apple SIM incluido en los iPad Air 2 vendidos por la compañía en los Estados Unidos.

Es posible observar las tendencias y tratar de predecir qué pasará en el futuro, pero no hay que olvidar que los mayores cambios suelen darse a partir de innovaciones inesperadas, ocurridas en el momento justo. Así fue que Nokia y BlackBerry no vieron venir la amenaza que suponían el iPhone y Android; y el público no pudo apreciar las ventajas y capacidades del Simon veinte años antes de que éstas se popularizaran. Lo que es innegable es que el Smartphone del futuro será distinto a lo que hoy conocemos. Y, así como lo hicimos con estas tecnologías, no tardaremos mucho en adoptarlo y olvidarnos de que antes nos comunicábamos de maneras muy distintas.