Aunque es posible que todavía no lo notemos, 2015 fue un gran año para los pagos móviles. La expansión de Apple Pay, el sistema de pagos desarrollado por Apple que permite integrar distintas tarjetas de crédito en el iPhone y el Apple Watch y utilizar estos dispositivos como medios de pago, así como el posterior ingreso de Samsung en este mercado con una tecnología revolucionaria que no requiere de una adaptación tecnológica por parte de los comerciantes, y el crecimiento permanente del comercio móvil, que en el mundo ya representa el 34% de las transacciones online, significaron la consagración de los teléfonos celulares como herramientas de pago, tanto en el mundo online como offline.

Y si bien no surgió, todavía, una tecnología tan disruptiva como para lograr que la gran mayoría de los consumidores abandonen el efectivo y las tarjetas de crédito y los reemplacen por sus teléfonos, existen distintas tendencias que comienzan a volverse más fuertes y nos permiten anticipar cómo será el futuro de los pagos móviles.

A continuación, analizaremos cinco de estas tendencias y veremos cómo está impactando esta tecnología en el mundo del retail, tanto online como offline, y qué cambios podemos esperar en el transcurso de los próximos cinco años.


El móvil gana terreno como medio de pago en tiendas físicas

De acuerdo con Venture Beat, el 12% de los usuarios ya realizó algún tipo de pago utilizando tecnología de contacto tal como Apple Pay o Samsung Pay en un comercio en los Estados Unidos. En la mayoría de los casos, sin embargo, lo hicieron a través de un dispositivo provisto por la tienda, o con una tarjeta o aplicación móvil relacionada con su sistema de fidelidad, o de pagos propios, como la tarjeta de Starbucks.

Parte de estas transacciones, sin embargo, se hizo a través de sistemas como Apple Pay, el cual lleva menos de un año el mercado, y Samsung Pay, el cual está disponible desde hace algunos pocos meses.

Si bien este número todavía es marginal, demuestra una tendencia ascendente en la realización de este tipo de operaciones, y una cada vez mayor disponibilidad de esta tecnología en los comercios en los mercados desarrollados.

 

El teléfono está dejando de ser el único medio de pago móvil

Aunque en un principio esta tecnología se propuso con foco en los teléfonos inteligentes, como el iPhone o el Galaxy S6, otros dispositivos, como distintos smartwatches, han comenzado a incorporar la tecnología y las aplicaciones que les permiten operar como billeteras móviles. Esto ayuda a que esta tecnología se vuelva más práctica, principal motivo por el que los usuarios que han adoptado estos sistemas han comenzado a usarlos.

Al mismo tiempo, distintas compañías y startups han empezado a trabajar en dispositivos alternativos como anillos, pulseras, y otros wearables capaces de efectuar pagos. Un ejemplo de esto es la “MagicBand” de Disney, una pulsera con la que es posible pagar por distintos productos y servicios en sus hoteles y parques.

 

La autenticación biométrica es cada vez más importante

Una tecnología que está avanzando, y que ha comenzado a dar sus primeros pasos como modo de validación durante los pagos móviles, tanto aquellos realizados de manera virtual dentro de una app o un sitio de comercio electrónico en el móvil, o utilizando el dispositivo mismo como medio de pago en un local físico, es la de la autenticación biométrica. Esta tecnología supone utilizar un rasgo irreplicable del cuerpo del consumidor, tal como una huella digital o su retina, para verificar su identidad y confirmar el pago.

Aunque el uso de huellas dactilares para otras funciones como abrir puertas y para pasar otros controles de seguridad dista de ser novedoso, su utilización para validar pagos comenzó a masificarse a partir de la introducción de lectores de huellas digitales en dispositivos móviles como el Samsung Galaxy S5 y el iPhone S5 a fines de 2013. En el futuro cercano, es posible que otros dispositivos, e incluso las tarjetas de crédito incorporen esta tecnología, y empiecen a utilizarse otros rasgos como el ritmo del latido del corazón o la realización de un gesto único e irrepetible con las manos, para verificar nuestra identidad.

 

Todavía no está claro por qué hacer el cambio

Esta tendencia parece un poco más desalentadora que las anteriores para este sistema de pagos. Y es que, como mencionábamos al principio, todavía no existe una ventaja marcada del móvil como medio de pago offline por encima de otras tecnologías como las tarjetas de crédito y débito.

El problema es que, si bien el móvil permite llevar distintas tarjetas en un solo dispositivo, y agregar una instancia de seguridad a partir de la lectura de la huella dactilar, las diferencias en la mecánica de la transacción, y en la duración de la misma, no son lo suficientemente significativas como para convencer a los usuarios de hacer un salto y adoptar esta tecnología.

Existen instancias, como las máquinas vendedoras de gaseosas y golosinas, en las que este tipo de pagos ciertamente resultan más convenientes, pero éste no es el caso en la mayoría de las tiendas, por lo que es posible que hasta que no aparezca un diferencial mayor que incentive a los usuarios a cambiar, éstos no lo hagan. Por lo menos en grandes números.

 

El móvil empieza a reemplazar a los cajeros automáticos y las transferencias bancarias

Si bien el móvil como medio de pago todavía está dando sus primeros pasos, éste ya ha demostrado un gran éxito como medio para realizar transacciones con dinero virtual. Ejemplos como M-Pesa en Kenya, o la billetera electrónica ecuatoriana, han permitido observar el poder de los teléfonos celulares para ayudar a las personas a comprar, vender, transferir, y recibir transferencias de dinero a través de tecnologías simples como el SMS, o más complejas como una aplicación móvil.

Aunque esta es una función que, por ahora, ha dado mayores resultados en mercados donde la inclusión financiera es baja, varias compañías como MasterCard están trabajando en soluciones que permitan eliminar por completo la necesidad de contar con dinero en efectivo, y evitar así el viaje al cajero automático, y reemplazarlo por operaciones hechas desde el móvil. Este es un objetivo ambicioso puesto que, aún hoy, el 85% de todas las transacciones se realizan con efectivo. Pero en tanto aumenten los niveles de seguridad y empiece a verse la conveniencia de utilizar el teléfono, éste probablemente irá ganando terreno de una manera mucho más amplia.

Si éste fuera el caso, y los teléfonos se convirtieran en la plataforma a través de la cual pagamos y cobramos —y no en un mero reemplazo de la tarjeta de crédito—, el incentivo para hacer el cambio y volcarse por este sistema sería mucho más significativo, con lo que los niveles de adopción sin lugar a dudas se dispararían.

Todavía no está claro cómo evolucionará la tecnología del móvil como dispositivo de pago. Sin embargo, está claro que éste es un mercado que se encuentra en perpetuo movimiento, en el que la innovación es cada vez más significativa y que, tarde o temprano, terminará desarrollándose.