¿Qué son y cómo funcionan el FONTAR y el FONSOFT, los fondos de promoción tecnológica del Ministerio de Ciencia y Tecnología argentino?

Como hemos visto en otras oportunidades, existen distintas alternativas a la hora de obtener capital para financiar el crecimiento de nuestro startup. Y si bien en la mayoría de los casos estas opciones nos permitirán conseguir el dinero que necesitamos a cambio de una contraprestación, tal como entregar parte de nuestro capital accionario —como suele suceder cuando recibimos una inversión de cualquier tipo—, o devolver el dinero con intereses, como cuando pedimos un crédito, existe una alternativa que nos permite obtener capital sin dar nada a cambio, simplemente por el hecho de ser un potencial creador de empleo y por desarrollar una industria clave para el país. Se trata de los fondos públicos de promoción tecnológica, industrial, o destinados específicamente a fomentar la práctica emprendedora.

A partir de que han ido descubriendo el enorme aporte que los emprendedores son capaces de hacerle a la economía local, los gobiernos de distintos países de la región han comenzado a desarrollar este tipo de programas, en los que los Estados aportan dinero público a través de fondos especialmente constituidos para esta función. Esto lo hacen con la esperanza de que una gran parte de los proyectos receptores logren acelerar su crecimiento, o desarrollar sus negocios, y se conviertan en grandes o medianas empresas generadoras de nuevas fuentes de trabajo, exportadoras de productos o servicios, y desarrolladoras de tecnología que favorezcan a la industria local.

Y así como existen una gran multiplicidad de proyectos e industrias, existen todo tipo de fondos y programas, con características muy variadas. A nivel regional, el más conocido es sin lugar dudas Startup Chile, el cual se destaca por ser un programa cerrado en el que se selecciona a una cantidad limitada de proyectos vinculados a la tecnología e Internet, los cuales reciben $20 millones de pesos chilenos a través de un período de seis meses para desarrollar sus negocios. Esta iniciativa fue luego imitada por otros gobiernos tales como el colombiano y el brasileño, los cuales crearon sus propios fondos para fomentar la innovación. Sin embargo, en todos los casos se trata de programas de entrada, destinados a startups que se encuentran dando sus primeros pasos, aunque más adelante —una vez que el negocio demuestra su solidez y comienza a requerir de más dinero para seguir creciendo— existen programas de seguimiento que ofrecen más capital para desarrollarse en nuevas etapas.

Si bien en Argentina no hay un programa de estas características organizado por el Gobierno Nacional, sí existen distintos programas de fomento a la industria y a la actividad emprendedora administrados por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. En este caso nos enfocaremos en los dos más relevantes para la industria tecnológica: el FONSOFT y el FONTAR.

Estos programas, a diferencia del ejemplo chileno, no funcionan a partir de paquetes cerrados donde basta con aplicar y ser seleccionado para recibir una determinada cantidad de dinero. En cambio, se evalúa caso por caso la necesidad del proyecto, y se otorga el capital necesario (o el monto aprobado por el organismo) para cada compañía en particular.

 

El FONSOFT

El más relevante de estos fondos para la actividad emprendedora en tecnología en Argentina es el Fondo Fiduciario para la Promoción de la Industria del Software o FONSOFT, el cual nació en 2004 con el objetivo de ayudar a empresas y a emprendedores del sector informático a constituirse y luego, durante sus primeras etapas de crecimiento, a realizar investigaciones y desarrollos de productos específicos, a mejorar la calidad de sus procesos, o a capacitar a sus recursos humanos.

Para esto cuenta con distintas herramientas tales como subsidios, los cuales se dan en forma de aportes no reembolsables, y de créditos con baja tasa de interés que la compañía debe devolver luego de un determinado plazo.

 

El FONTAR

Este fondo, por otra parte, consta de distintos instrumentos de promoción destinados al mejoramiento de la productividad y el desarrollo tecnológico del sector industrial. Creado también en 2004 mediante la Ley de Promoción Industrial, este fondo ofrece subsidios y créditos para el mejoramiento de la capacidad innovadora de las empresas, para el desarrollo de proyectos tecnológicos enfocados en la actividad productiva, para la capacitación del personal, y para capitalizar incubadoras de proyectos que ayuden a nuevos startups a crear y hacer crecer sus negocios.

Para obtener los aportes no reembolsables de alguno de estos fondos, una compañía o emprendedor debe suscribirse a una de las distintas convocatorias públicas que se realizan varias veces al año, y que en cada oportunidad se limitan a un determinado tipo de proyectos. Los créditos, por otra parte, se pueden solicitar en cualquier momento a través de un sistema de Ventanilla Permanente. En el momento de escritura de este artículo, por ejemplo, existen una convocatoria abierta en el FONSOFT para compañías que deseen obtener fondos para realizar certificaciones de calidad, o para empresas o startups que apunten a desarrollar “nuevos de procesos de software, productos, servicios, sistemas o soluciones en tecnología y/o telecomunicaciones”. En el primero de los casos, quienes deseen participar pueden solicitar hasta $600.000 pesos en aportes, y en el segundo hasta $1.700.000 pesos. Estas cifras variarán de acuerdo con el fondo al que la compañía se suscriba, y con el monto que la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica le adjudique una vez aprobada su participación en el programa.

El dinero que ofrecen estos fondos no se otorga por adelantado, no cubre la totalidad de la inversión realizada por el beneficiario, ni tampoco supone una inversión ciega en la compañía. En cambio, el dinero se entrega en forma de reembolsos que se realizan a lo largo de un determinado período de tiempo, y que se van aprobando una vez realizado cada gasto. De esta manera, la empresa recibe una porción de lo que ya ha desembolsado en la forma de un reintegro que nunca será superior al 50%, por lo cual es necesario contar con el dinero que se va a gastar. Es por eso que estos programas funcionan mejor en compañías que acaban de recibir una inversión y que, de esta forma, pueden maximizarla recibiendo reembolsos de la mitad de lo que utilizan, o en su defecto cuando acceden a un crédito a través del cual se capitalizan. Por el contrario, resultan inútiles para compañías que no cuentan con el capital a invertir ya que, si no gastan, no tienen forma de recibir el dinero.

Como podemos ver, comprender el funcionamiento de estos fondos no resulta del todo sencillo. Por otra parte, dado que cada fondo cuenta con una gran variedad de instrumentos de promoción —es decir, acceso a programas a los que los emprendedores y compañías pueden aplicar para recibir sus fondos —, que ascienden a siete en el caso del FONSOFT, y a 27 en el caso del FONTAR, es necesario estar atentos para aplicar al correcto de acuerdo con nuestros objetivos, ya que de otra manera no lograremos obtener la aprobación necesaria.

Otra cuestión a tener en cuenta es que el proceso de inscripción en estos programas dista de ser rápido.  Aunque su objetivo sea fomentar la innovación tecnológica, la solicitud consta de distintos formularios que deben ser entregados —en formato papel junto con documentación complementaria que acredite la existencia de la empresa y del proyecto que se busca llevar adelante— en la mesa de entradas del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, en la calle Godoy Cruz 2370 del Barrio de Palermo, ciudad de Buenos Aires.

Si bien, de acuerdo con los representantes de la Agencia Nacional de Promoción Tecnológica e Industrial que maneja estos fondos, la aprobación de una solicitud y la implementación del plan se realiza en unos pocos meses, la experiencia práctica de algunos emprendedores fue diferente.

Un emprendedor de una provincia del interior que dialogó con nosotros y prefirió no ser identificado, comentó que, antes de recurrir a una de las principales aceleradoras ubicadas en Buenos Aires, aplicó al FONSOFT con el fin de obtener fondos para financiar el desarrollo de una nueva aplicación. Dos años más tarde, todavía no había obtenido respuesta. Similar fue el caso de otro emprendedor porteño, quien no logró que le aclararan si todavía tenía posibilidades de recibir el subsidio, más de un año después de aplicar.

Sin embargo, de acuerdo con datos del organismo, en 2013 solamente —el año más reciente del que se tienen datos— se otorgaron unos $46.533.620 pesos en aportes no reembolsables a unos 191 proyectos a través del FONSOFT, y $156.331.488 pesos a 357 proyectos a través del FONTAR, con lo que es posible que los casos citados sean excepciones, y no la regla.

De cualquier modo, si bien pueden resultar de una gran ayuda, es necesario saber que aplicar a estos fondos requerirá de una gran dosis de paciencia y dedicación, ya que en todos los casos se trata de una experiencia plagada de burocracia y plazos prolongados. Es concebible que mediante estas herramientas se vayan mostrando buenos resultados, y un fomento real a la actividad emprendedora y a la innovación, y que los mecanismos para llevarlos adelante se simplifiquen y se vuelvan más amigables.