Un viejo adagio dice que es de caballeros luchar por causas perdidas. Y en el mundo móvil pocas causas parecen tan perdidas como la inmersión de Microsoft en el mercado de los sistemas operativos móviles. En una cruzada digna del Cid Campeador, la empresa fundada por Bill Gates viene intentando imponer su Windows Phone – hoy devenido en Windows 10 – desde 2010 cuando lo lanzó por primera vez al mercado. Heredero del bastante exitoso Windows Mobile, el sistema operativo que la compañía distribuía en la era pre-iPhone – con un nivel de adopción bastante notable, por cierto – este SO intentó recuperar su cuota de mercado en un mundo en el que Apple y Google ya dominaban en terreno. Al mismo tiempo, este nuevo ecosistema buscaba corregir el error histórico cometido por el entonces CEO Steve Ballmer de subestimar la importancia que el móvil tendría, dejando de lado casi por completo esta industria, y manteniendo foco en las computadoras de escritorio y portátiles, las cuales si bien retienen su significancia, ya no tienen la magnitud ni sostienen grado de innovación que el móvil ha sabido demostrar. Casi seis años y varios miles de millones de dólares en desarrollo, marketing y adquisiciones después, Microsoft sigue sin superar el 3% de cuota de mercado. Y aún así lo sigue intentando. ¿Pero tiene alguna esperanza?

Ventas de equipos Microsoft Lumia a lo largo del tiempo

Ventas de equipos Microsoft Lumia a lo largo del tiempo

Si bien históricamente el mercado de la tecnología tiende a consolidarse en un solo ecosistema, como ocurrió con Windows en los 90s, o a polarizarse entre dos competidores fuertes, como ocurre hoy entre Windows y Apple en el terreno de las computadoras, y entre Android y iOS (también de Apple) en el móvil, la llegada de Windows Phone generó una gran expectativa en torno a la posibilidad de la existencia de una tercera posición. Y aunque un tercer ecosistema puede resultar molesto para los desarrolladores en términos de generar nuevas aplicaciones, esta diversificación prometía también mayor competencia entre las empresas que controlan el grueso del negocio, y un potencial de ingresos mayor (a partir de comisiones más bajas por las ventas y distribución). Algo similar sucedía con los fabricantes, los cuales podían, a través de Windows Phone, limitar la influencia de Google sobre sus líneas de producto. Así, durante los primeros años, Samsung, HTC, y hasta LG lanzaron líneas enteras de smartphones equipados con este sistema operativo. A diferencia de lo que ocurre hoy, estos dispositivos eran realmente buenos, originales, y distintos a los disponibles con Android. Pero las ventas no acompañaron y, lentamente, los fabricantes comenzaron a discontinuar sus equipos con Windows. Todo excepto Nokia, que luego de apostar por imponer a Symbian, su propio SO, apostó por la diferenciación de la mano de Microsoft. Una decisión que le terminó costando su posición en el terreno móvil, y que llevó que la empresa de Redmond terminara adquiriendo la totalidad de su negocio de fabricación de equipos.

Sin importar el esfuerzo comercial realizado por los fabricantes, y en paralelo por el gigante del software, la adopción de Windows entre los usuarios fue baja y la polarización entre los dos líderes de mercado nunca logró ser quebrada. Esto, sin embargo, sí ocurrió en algunos mercados, aunque no lo suficientemente significativos como para impulsar a esta plataforma a nivel global. Uno de esos mercados fue, notablemente, nuestro país. La imposibilidad de ingresar equipos Apple por las trabas puestas por el gobierno llevaron a que los dispositivos de esta marca sólo pudieran ser adquiridos mediante el mercado informal, o viajando al exterior. Esto puso a las operadoras en una disyuntiva, ya que se encontraban a la merced de Google que, con su dominación del ecosistema móvil, les quitaba margen de maniobra. Así fue que compañías como Movistar, Personal y Claro empezaron a empujar los equipos Nokia, equipados con Windows, llevándolo a superar el 10% de cuota de mercado en el tercer trimestre de 2015, un número superior al 4% alcanzado por iOS y al 2,8% que la plataforma de Microsoft ostentaba a nivel mundial. Al mismo tiempo, por la gran estabilidad y facilidad de uso de este SO, las operadoras se beneficiaron ofreciendo smartphones muy sólidos en la gama media, capaces de empujar el consumo de datos. Y es que, no hay que olvidar, que hasta hace pocos años Android en la gama media tenía una performance que dejaba bastante que desear. Sin embargo, a medida que esto ha comenzado a cambiar gracias a dispositivos como los Moto X y Moto G, muy populares en el país, y a la nueva gama media de Samsung, Windows volvió a verse amenazado. Un posible regreso de Apple al país, sin embargo, probablemente no represente una amenaza para este sistema, puesto que el fuerte del sistema operativo está en un segmento en el que los smartphones de la empresa de Cupertino no compiten por su elevado precio.

Una luz de esperanza al final del túnel

A pesar de su elegancia y estabilidad Windows Phone tiene un problema sistémico. Éste es la pobreza de su ecosistema de desarrollo, y la falta de aplicaciones de calidad disponibles para la plataforma. Y es que, incluso cuando Microsoft logró que la mayor parte de las aplicaciones más populares lanzaran sus versiones para Windows, estas son mucho más pobres que sus hermanas diseñadas para Android y iOS. Esto, que resultó fatal para el sistema operativo en el pasado, podría dejar de ser un problema en un futuro cercano, resultando en una victoria para este sistema operativo.

Esto se debe a que se está produciendo un cambio en el comportamiento de los usuarios. Mientras que hasta ahora las aplicaciones eran el medio por el que se realizaban la mayoría de las interacciones con los servicios web a través de los smartphones, la web empieza a tomar su lugar. De acuerdo con un informe realizado por ComScore, la audiencia de las principales propiedades web creció un 42% entre 2014 y 2015. En el mismo período, el crecimiento de la audiencia de las Apps fue apenas del 21%. Y si bien las aplicaciones todavía son mejores herramientas para retener al usuario, y son el espacio donde las personas pasan el 87% del tiempo en sus smartphones y el 83% en sus tablets, la mejora en la calidad, los tiempos de carga, y las oportunidades que ofrecen los sitios móviles – en gran parte gracias a iniciativas como las llevadas adelante por Google para mejorar la web móvil – la relevancia de las apps podría ser cada vez menor. Y esto es a lo que Microsoft parece estar apostando.

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Al fusionar sus sistemas operativos móvil y de escritorio en Windows 10, la compañía apostó por crear un entorno único donde el móvil realmente funcione como una extensión de la experiencia en la PC, y donde los dispositivos como tablets y smartphones puedan ofrecer todas las prestaciones y capacidades de una computadora, lo que virtualmente eliminaría la necesidad de contar con la mayoría de las apps, aunque a la vez haciendo más atractivo para los desarrolladores estar en sus plataformas. Al mismo tiempo, al discontinuar el Internet Explorer y empezando de nuevo con el flamante Edge, la empresa creó un navegador capaz de soportar las nuevas tecnologías y ofrecer una experiencia equiparable a la del Chrome, de Google.

Los nuevos Microsoft Lumia 950 XL

Los nuevos Microsoft Lumia 950 XL

Es por eso que, lejos de rendirse, y aunque su línea Lumia vendió apenas 4,5 millones de dispositivos en el último trimestre (contra más de 10 millones un año atrás) a pesar de haber lanzado los muy atractivos Lumia 950 y 950XL a fin del año pasado, todo indica que Microsoft seguirá apostando por su sistema operativo. En el futuro, sin embargo, podría apostar por hacerlo con una nueva línea de productos, más emparentado con Surface, su gama de tablets orientada especialmente al mundo corporativo. Y es que las Surface han demostrado un crecimiento sólido, y mientras el negocio de los smartphones se desbarrancaba, éstas aumentaron sus ventas un 29% de un año al otro.

Un teléfono Surface podría significar un cambio importante para la marca, que podría asociar su producto móvil más exitoso con una categoría en la que viene fallando, y relanzar sus esfuerzos, apostando a un contexto donde el cambio de comportamiento de los usuarios podría favorecerla y finalmente posicionarla como una alternativa seria en el mercado.

Sin embargo, para poder lograr esto Microsoft deberá hacer mucho más que un buen producto. Necesitará el apoyo de las operadoras, la confianza de los usuarios, y una comunicación que permita convencer a los consumidores de que al optar por uno de sus equipos no se están perdiendo un mundo de apps y oportunidades, como todos los que alguna vez apostamos por Windows Phone sentimos que estábamos haciendo.