Es frecuente preguntarse cuál es el momento ideal para formalizar un proyecto e incorporarlo como una verdadera compañía. En Argentina existen distintas posibilidades, entre las cuales las más frecuentes son las SRL (sociedades de responsabilidad limitada) y las SA (sociedades anónimas), pero en otros países de la región existen otras figuras como la SPA chilena (sociedad por acciones), las cuales implican un trámite bastante más sencillo. Otra alternativa es crear una LLC u otro tipo de sociedad en los Estados Unidos, un trámite que —gracias a Internet— se ha vuelto sencillo y relativamente barato. Sin embargo, hoy no vamos a discutir qué tipo de sociedad conviene constituir, y en todos los casos es conveniente consultar a un abogado y a un contador antes de dar cualquier paso, ya que hacer mal el proceso, o elegir la figura legal incorrecta puede resultar en grandes dolores de cabeza y en deudas que es preferible no afrontar. En este artículo, lo que vamos a ver es en qué momento resulta conveniente abandonar la informalidad y dar comienzo al trámite —cualquiera éste sea— que convertirá a nuestro startup en una compañía hecha y derecha.

No existe sólo un escenario en el que es conveniente dar el gran paso y constituirse, pero hay una realidad, y es que no es conveniente que este sea el primer paso. Es que, sobre todo en países como el nuestro, el costo y el esfuerzo asociados no solo al trámite de constitución, sino a todo su mantenimiento posterior, son demasiado elevados como para afrontarlos si esto no es estrictamente necesario. Es por eso que es conveniente evitar la constitución de una sociedad hasta que alguna de las siguientes posibilidades se hagan realidad:

 

Estás lanzando un producto al mercado

Uno de los primeros motivos por los que puede ser importante incorporar la compañía tiene que ver con lanzar un primer producto al mercado. Es importante distinguir producto de un sitio web anunciando el producto, de un MVP (la versión mínima viable de un producto) o incluso de una versión beta para ser probada por un grupo selecto de clientes. Mientras que en estos casos no es necesario formalizar el proyecto —porque todos los involucrados entienden que no se trata todavía de la versión final del producto— una vez que se produce el lanzamiento formal es sugerible considerar si no ha llegado el momento de dar el gran paso.

Esto se debe a que, en caso de que algo salga mal y, por alguna razón, un cliente decida demandar a la compañía; o si fuera necesario pagar una compensación por daños de algún tipo, si ésta no se encuentra incorporada, serán los socios quienes deberán hacer frente a estas obligaciones con su propio nombre y capital.

 

Conseguiste uno o más clientes reales

Este es un caso parecido al anterior, y se aplica fundamentalmente a compañías relacionadas con servicios, o proyectos B2B que apuntan a clientes corporativos con grandes contratos. En estos casos es conveniente incorporar la compañía de forma tal de mitigar el riesgo, y evitar ser presas de una demanda legal a título personal si algo saliera mal.

Es importante nuevamente hacer una distinción, y no caer en la trampa de creer que para firmar un simple NDA, es decir un contrato de confidencialidad, es necesario contar con una sociedad. Este tipo de contratos no ameritan el esfuerzo. Pero cuando llega el momento de firmar un contrato que establece obligaciones y el intercambio de dinero, siempre es conveniente hacerlo a partir de una compañía ya conformada.

 

Conseguiste una inversión ángel o entraste en una incubadora o aceleradora de negocios

Conseguir una inversión, o estar cerca de conseguirla, puede ser un buen momento para empezar a pensar en incorporar la compañía. A no ser que se trate de una pequeña inversión del tipo FFF (Friends, Family and Fools), la cual siempre parte de la confianza y de las ganas de apoyar a un proyecto personal, y no del objetivo de obtener un retorno de inversión, un inversor ángel o un VC pedirá que la compañía se encuentre incorporada. De esta manera, el nuevo socio podrá proteger su capital y asegurarse de que podrá obtener los dividendos que correspondan, o el retorno de su inversión en caso de que la compañía consiga otra ronda, se venda, o realice un IPO. En estos casos en general deberá optarse por una Sociedad Anónima, o una C Corporation en el extranjero, ya que estas permiten el fácil intercambio y emisión de acciones.

Algo similar ocurrirá si el startup ingresa en una aceleradora o en una incubadora de negocios. En la mayoría de los casos, esto implica que deberá compartir parte de su equity con esta institución, la cual le dará sus servicios y mentoría a cambio de participación accionaria.

 

El startup está conformado por un equipo de socios

Este es, en realidad, un caso relativo. Incluso cuando los fundadores son dos o más no es necesario incorporar la compañía desde un primer momento, a no ser que no exista un mínimo nivel de confianza entre ellos. De todas formas, apenas empiece a observarse un cierto grado de éxito, es conveniente avanzar con la incorporación de forma tal de establecer reglas claras y una división pactada del capital accionario, con el fin de evitar inconvenientes a futuro.

En muchos casos, este es un buen momento para establecer un acuerdo de vesting, de forma tal de garantizar el compromiso de todos los socios con el desarrollo de la compañía.

 

Estás pensando en darle equity a tus primeros empleados

Ya sea que se trate de un startup fundado por una sola persona o por un equipo, es posible que los fondos no alcancen para pagar salarios de mercado y atraer al mejor talento a la compañía. En esos casos es frecuente que se tiente a los primeros empleados con un salario nominal y la posibilidad de acceder a un porcentaje menor de las acciones de la empresa, o por lo menos una opción de compra a bajo precio.

En estos casos, si bien es posible firmar un acuerdo previo, el contar con una compañía formalizada ayudará a darle seriedad al asunto y hacer más atractivo el trato.

Algo similar ocurrirá cuando se procure tentar a un mentor, a quien se le suele ofrecer entre el 0,3 y el 0,5% de la compañía, a cambio de su consejo y acompañamiento en las primeras etapas de crecimiento.

 

Necesitás contratar nuevos empleados

Si el negocio está creciendo y es necesario contratar a nuevos empleados es posible que sea necesario incorporar la empresa. Si bien es raro llegar a este estadio sin antes haber dado el paso de constituirse formalmente, es posible haber crecido rápidamente a partir de una sociedad de hecho.

En Argentina y otros países con leyes laborales estrictas, siempre es conveniente contratar a partir de una compañía incorporada. Esto tiene que ver con que, de otra manera, ante un problema con un empleado o una demanda laboral, los socios deberán responder con sus propios activos. Y esto puede resultar en una gran pérdida para ellos.

 

Necesitás tomar un crédito o recibir fondos de un programa gubernamental

Otros casos en los que conviene avanzar con la incorporación son aquellos en los que es necesario tomar un préstamo para crecer, o cuando se recibirá ayuda de un fondo gubernamental. En el caso del préstamo, esto tiene que ver, nuevamente, con la reducción del riesgo. En caso de que los planes no funcionen y el proyecto falle, una sociedad responderá con sus propios activos, y no con el de sus socios, por la devolución del dinero. Cuando se trata de préstamos o incentivos gubernamentales sucede algo similar. En la mayoría de estos casos estos programas devolverán dinero gastado, por lo que el riesgo suele ser menor. Pero de todas maneras es mejor estar cubiertos y evitar exponer los activos personales.

 

Estás pensando en comenzar una campaña de crowdfunding

Por último, aunque no parezca riesgoso, iniciar una campaña de crowdfunding es, en realidad, parecido a lidiar con un VC. Y es que, si bien en muchos casos no se estará entregando equity de la compañía, a partir de que alguien entrega su dinero se está estableciendo una relación de vendedor-cliente, con lo que existen riesgos que pueden terminar en que los socios deban responder con su propio capital en caso de que las cosas no salgan como lo planeaban. Nuevamente, para reducir riesgos es conveniente incorporarse y no lamentarlo después.

Incorporarse es un gran paso, y un momento clave en la historia de cualquier startup, es por eso que no conviene acelerarlo, y esperar al momento correcto.