No hace falta alejarse demasiado de los principales centros urbanos para encontrarse con carencias en la cobertura de las redes de banda ancha y en las velocidades de conexión. La falta de competencia, y también las grandes distancias, hacen que incluso en zonas del conurbano de la Ciudad de Buenos Aires y otras grandes ciudades argentinas (y también latinoamericanas), existan barrios donde no llegan las redes 4G LTE, y donde hasta la banda ancha fija entre cinco y diez veces más lenta que una conexión promedio en las zonas más céntricas. En las zonas rurales esta realidad a veces es aún peor. Y si bien esto resulta en una desventaja para las personas que viven en esos lugares, que a veces no pueden disfrutar del mismo modo de algunos contenidos o servicios digitales, de no corregirse estos problemas, el crecimiento de la demanda de los servicios de datos podría terminar generando una brecha cada vez mayor entre quienes viven en entornos urbanos, y quienes lo hacen en zonas suburbanas o rurales.

Este problema resultará aún más notorio a partir del despliegue y la mayor adopción de dispositivos conectados a través de la Internet of Things. En breve, no contar con una cobertura de alta velocidad en todo el territorio, llevará a que muchos electrodomésticos y hasta equipos vinculados con la provisión de servicios púbicos (como medidores de luz y gas) no puedan utilizarse. Y con la cercanía cada vez mayor de los automóviles inteligentes, y los sistemas de conducción autónoma – es decir, del piloto automático –, los cuales se conectan a sistemas de mapeo y requieren de un feedback casi permanente de distintos servidores conectados a la nube, pueden resultar en la inutilidad o menor eficiencia de esos dispositivos. Es por eso que las operadoras están trabajando en desarrollar nuevas tecnologías que permitan extender las conexiones de alta velocidad a territorios cada vez más extensos, ofreciendo servicios de calidad no solo para los usuarios residenciales, sino que para el catálogo cada vez más complejo de productos y equipos que requieren de conectividad para operar y brindar servicios fundamentales para la vida diaria. Hoy conoceremos a dos de esas innovaciones.

LOS POSTES DE LUZ, UNA AUTOPISTA DE DATOS PARA AT&T

Usar el cableado eléctrico para transmitir datos no es una idea novedosa. Varias veces se ha intentado aprovechar esta infraestructura para transportar información, y hasta para establecer conexiones residenciales sin la necesidad de tender nuevos cables. Lamentablemente, las distintas interferencias nunca permitieron que esta tecnología se desarrolle del todo, y todos los intentos fracasaron.

 

Hace algunas semanas, sin embargo, la operadora estadounidense AT&T presentó un proyecto que permite aprovechar los tendidos de media tensión, sin sufrir estas dificultades. Llamado Project AirGig, este sistema utiliza los postes instalados por las distribuidoras eléctricas, pero no sus cables. Para esto, coloca pequeñas antenas plásticas de bajo costo y corto alcance encima de cada uno de los postes, las cuales se conectan entre sí, llevando el flujo de datos a alta velocidad hasta las antenas móviles instaladas en localidades remotas o, eventualmente, hasta centros desde donde se distribuyen a través de conexiones fijas a través de cable, ADSL, o fibra óptica.

El secreto de esta tecnología consiste en utilizar ondas de radio milimétricas (por encima de los 30GHz), que viajan apenas unos pocos metros entre un poste y otro, y que no interfieren con otros servicios, o con las ondas de radio que transmiten las conexiones 3G y 4G directamente a los usuarios. De todas formas, estas antenas pueden utilizar cualquier tipo de señales, en cualquier parte del espectro radioeléctrico, lo que las vuelve muy versátiles.

De esta forma, la operadora busca aprovechar los tendidos eléctricos, los cuáles ya están planificados y suelen correr junto a las rutas y conectar todos los centros urbanos, sin importar su tamaño o densidad poblacional, y también a muchos campos y zonas rurales, para llevar conexiones de alta velocidad a todos lados.

Al mismo tiempo, esta tecnología permite generar microceldas, que pueden formar parte de las redes móviles conectadas a los equipos de los usuarios y, así, ampliar la cobertura del servicio, e impactar zonas donde lo único que hay es una carretera, sin la necesidad de invertir en levantar grandes antenas u otras obras de infraestructura.

Como contraprestación para las empresas de servicio, la compañía de telecomunicaciones propone que su sistema de antenas funcione como un sistema de alerta temprana, capaz de detectar disrupciones en la red, cortes provocados por inundaciones, ramas de árbol, y otros fenómenos climáticos, y como una plataforma de monitoreo que permita abaratar los costos y hacer más eficiente el mantenimiento de esta infraestructura.

En un país como el nuestro, con grandes extensiones de tierra, y pueblos y zonas rurales desconectados, la implementación de este tipo de tecnologías puede resultar en una alternativa más barata y eficiente para llevar conectividad de alta velocidad tanto a las redes móviles como fijas del interior. Al mismo tiempo, podrán garantizar la cobertura con redes 3G y 4G en todas las rutas del país, algo que no solamente aumentará masivamente la productividad y las oportunidades del interior, sino que además hará más seguras las rutas y habilitará la utilización de los autos inteligentes en el país.

LA BANDA ANGOSTA PARA LA INTERNET OF THINGS

Otra innovación tiene que ver con el desarrollo de una banda unificada y específica para la conexión de electrodomésticos, equipos vinculados a los servicios públicos, wereables, y hasta ropa inteligente a Internet.

Acordada por los principales miembros de GSMA, el consorcio que reúne a las operadoras móviles, y a las principales empresas vinculadas con el sector móvil en todo el mundo – entre las que se encuentra Vrainz – este nuevo estándar llevará a la instalación de una nueva red opera en paralelo a las redes 2G, 3G y 4G desplegadas por las operadoras en una nueva banda que le es propia. A diferencia de estas redes, sin embargo, se trata de conexiones de banda angosta y baja potencia, que tienen gran dispersión por el territorio, y alcanzan sin mayores complicaciones a espacios remotos o cerrados.

De esta forma, el objetivo es lograr una cobertura total, incluso en sectores alejados, y permitir que una gran cantidad de dispositivos se conecten a las nuevas redes, sin interferir con las redes tradicionales. Del mismo modo, por sus características técnicas, la Banda Angosta IoT – el nombre con el que se conoce a esta norma – insumirá un mucho menor consumo energético por parte de los dispositivos, lo que permitirá que éstos operen sin la necesidad de cargar las baterías por largos períodos de tiempo, y a veces incluso años.

Esto tiene que ver con que, a diferencia de lo que ocurre con un smartphone, que realiza una gran cantidad de operaciones en simultáneo, e intercambia grandes volúmenes de datos con la red, muchos aparatos conectados a la Internet de las Cosas, intercambian apenas unos pocos kilobytes y, en ocasiones, ni siquiera establecen una conexión hasta que esto no resulte necesario. Este es el caso de, por ejemplo, los chalecos salvavidas inteligentes, que alertan a las autoridades sobre su ubicación y los signos vitales de sus usuarios cuándo éstos son encendidos, de modo tal de facilitar el rescate, o de otros dispositivos vinculados con la seguridad.

En otros casos, como los medidores de luz inteligentes, las conexiones resultan más frecuentes, pero tampoco requieren de grandes velocidades, ya que intercambian datos muy concisos, y sin mayor urgencia.

Establecer una norma para desplegar este tipo de redes resultaba fundamental, ya que así podrá asegurarse la compatibilidad de todo tipo de equipos, y los fabricantes hasta podrán comenzar a crear los chips necesarios para operar estos dispositivos, y asegurar su correcta conectividad.

La conectividad a Internet, ya sea para conectar computadoras, tabletas y smartphones para trabajar, acceder a todo tipo de servicios en línea, y consumir contenidos; o para conectar equipos de todo tipo a la Internet de las Cosas, resulta cada vez más importante no sólo para las zonas urbanas, sino que para todo tipo de poblaciones. Y gracias a innovaciones como estas, y muchas otras, es posible que en un futuro cercano ya no importe el lugar o el contexto en el que nos encontremos para poder disfrutar de una conexión veloz capaz de soportar cualquier servicio que necesitemos.