EL PERFIL UNIVERSAL, LA APUESTA DE LAS OPERADORAS PARA ACABAR CON WHATSAPP

En cada vez más mercados, la mensajería IP ha logrado desplazar casi por completo a los SMS como medio principal de comunicación entre los usuarios. De acuerdo con GSMA, este fenómeno se ha vuelto especialmente poderoso en nuestra región donde, en todos los principales mercados, mensajeros como WhatsApp, Facebook Messenger, Telegram, y Viber, entre otros, son más utilizados que los mensajes tradicionales de texto por más de la mitad de los usuarios, y se han convertido en un estándar. En México, por ejemplo, el 67% de los suscriptores móviles prefiere esta modalidad de comunicación. En Chile, la cifra se eleva al 64%, en Argentina al 61%, y en Brasil al 59%. Pero esto pronto podría cambiar.

El abandono de los SMS por parte de los usuarios ha tenido un impacto significativo en la facturación de las operadoras móviles. Y si bien muchas se han adaptado poniendo el foco en los servicios de datos, y otros servicios de valor agregado, recuperar la mensajería de texto podría significar una buena noticia. Es por esa razón que 46 operadoras a nivel mundial, en conjunto con 12 fabricantes, y GSMA, la asociación que nuclea a los principales actores de la industria móvil, están trabajando en un nuevo estándar de comunicaciones que podría reemplazar al SMS, ofreciendo todas las funcionalidades que poseen los mensajeros IP, pero sin la necesidad de instalar aplicación alguna, ni de contar con planes de datos.

Llamada Perfil Universal de Comunicaciones Avanzadas (o Universal Profile for Advanced Communications, por su nombre en inglés), esta tecnología está siendo desarrollada para proveer una serie de estándares y características comunes, que permitirán que los usuarios se comuniquen entre ellos compartiendo no solo texto e imágenes, sino que también contactos telefónicos, y otros contenidos, incluso si están hablando por teléfono. Al mismo tiempo, al tratarse de un estándar abierto, el mismo puede ser adoptado por cualquier desarrollador, e incorporar sus funcionalidades en cualquier tipo de aplicación. De esta forma, las marcas que buscan generar canales de ventas y atención al cliente mediante el uso de chat bots, ya no deberán limitar sus operaciones a un ecosistema cerrado, como pueden ser Facebook Messenger, o iMessages (de Apple) y, en cambio, podrán apuntar a toda su audiencia independientemente de qué plataforma utilice cada usuario para comunicarse. Y esto es apenas un ejemplo de todas las integraciones que esta tecnología permite realizar.

De esta forma, el Perfil Universal, apunta a convertirse en un sistema verdaderamente global, presente en todos los dispositivos, y disponible para la gran mayoría de los usuarios.

UN CAMBIO DE PARADIGMA EN MUCHOS MERCADOS

Si bien el enorme rango de posibilidades que ofrecen los mensajeros IP lo han convertido en una plataforma de comunicación superior al SMS desde muchos puntos de vista, la principal razón por la que gran parte de los usuarios en algunos países la han adoptado tiene más que ver con cuestiones económicas. Hace algunos meses, observábamos que en mercados como los Estados Unidos, Francia, y el Reino Unido, donde los mensajes tradicionales de texto siempre fueron ofrecidos en paquetes de tarifa plana, sin límite de uso, el grueso de los usuarios sigue optando por esta tecnología a la hora de comunicarse. En cambio, en otros países como España, Holanda, Argentina y Brasil, donde hasta hace poco los SMS se cobraban o se encontraban limitados, las aplicaciones de mensajería – y en especial WhatsApp – dominan el mercado. Sin embargo, los gigantes tecnológicos como Facebook, Google, y hasta empresas dedicadas a la mensajería como Line y WeChat, están apostando permanentemente por la innovación, y por la incorporación de características que separan a sus plataformas del mensaje de texto tradicional, con lo que están buscando convencer a los usuarios de todos los mercados de migrar a sus sistemas. Y lentamente lo están logrando.

Desarrollando el Perfil Universal, y combinándolo con planes de uso ilimitado, las operadoras están buscando eliminar las ventajas competitivas que han permitido que los mensajeros IP se impusieran, y recuperar el negocio de la mensajería. Y es posible que lo logren. Una plataforma verdaderamente universal, que no requiere de instalación alguna de una aplicación, que es abierta para los desarrolladores, y que permite acceder a todo tipo de servicios, sin inferir en un costo extra ni consumir datos móviles ofrece una propuesta de valor extremadamente atractiva que, si es comunicada de manera correcta, y logra seducir a la comunidad de desarrolladores, sin lugar a dudas presenta una gran oportunidad.

En septiembre de 2016, Sprint – la cuarta operadora en los Estados Unidos – se convirtió en la primera en ofrecerles este sistema a sus usuarios. Disponible, en un primer momento, solamente para los usuarios de Android a través del mensajero nativo del sistema operativo, el servicio se irá extendiendo, y estará disponible en todas las terminales equipadas con el OS de Google vendidas por la compañía a partir de 2017. Otras operadoras harán lo mismo en poco tiempo.

Por el momento, este protocolo de comunicaciones se encuentra en su primera etapa. Pero lentamente las operadoras irán incorporando más funcionalidades, y lanzando nuevas APIs y plug-ins para permitir que los desarrolladores incorporen la tecnología en sus productos, de forma tal de ir generando incentivos para que los usuarios comiencen a adoptar este formato de mensajería. Una de las primeras innovaciones que, de acuerdo con GSMA, se lanzarán en los próximos meses, será el E-commerce conversacional, un sistema que permitirá realizar búsquedas de productos y hasta concretar compras manteniendo una conversación en lenguaje natural con un robot a través del mensajero. Esto, que ya existe en algunos ecosistemas cerrados, y a muy pequeña escala, podría popularizar esta funcionalidad en tiendas de todo tipo y tamaño. Al mismo tiempo, los técnicos están trabajando en generar protocolos de seguridad que permitan que este sistema proteja verdaderamente la identidad y los datos de los usuarios.

Una plataforma tecnológicamente sólida rara vez es suficiente para garantizar el éxito de un producto. Sin embargo, dada la ubiquidad del nuevo Perfil Universal, del compromiso de las operadoras, los fabricantes, y hasta de Google para llevarlo adelante, y el valor agregado que éste ofrece para los usuarios, es posible que en apenas unos pocos años veamos decrecer nuestro uso de los mensajeros IP como WhatsApp en favor de esta tecnología. Pero solo el tiempo, y el modo en el que los distintos jugadores de la industria la implementen, dirá si se convertirá en un verdadero éxito, o en una función más que pocos utilizan.

FACEBOOK BUSCA TRANSFORMAR EL MERCADO DE LAS TELECOMUNICACIONES

Resultaría extraño pensar en Facebook como una compañía de hardware. Con un foco puesto en el mercado de las redes sociales, y un dominio abrumador en las tiendas de aplicaciones móviles con su amplio portfolio de apps esta es, sin lugar a dudas, una empresa muy alejada de ese negocio. De hecho, cuando en 2013 la empresa intentó lanzar su propio smartphone, el HTC First – diseñado en conjunto con el fabricante taiwanés –no cosechó resultados muy positivos. Sin embargo, hace pocos días, la compañía anunció sus planes de meterse en este negocio. Esta vez, sin embargo, no lo hará de la mano de dispositivos orientados al consumidor, sino que de equipamiento orientado a las empresas de telecomunicaciones para el despliegue de sus redes de datos.

Este mercado, que a nivel mundial tiene una magnitud de $500 mil millones de dólares, hoy se encuentra dominado por empresas como Cisco, Ericsson, Huawei, Nokia, Alcatel Lucent (en manos de la anterior), y otras, y poco tiene que ver con las líneas de negocio o con el expertise de la empresa de Mark Zuckerberg. Sin embargo, el desarrollo de más y mejores redes capaces de satisfacer la creciente demanda de datos, y de conectar a los miles de millones de personas que aún se encuentran desconectadas, se alinea directamente con sus intereses. Y es que, que con más de 1.500 millones de usuarios, el crecimiento de la compañía se encuentra atado al crecimiento de Internet en general.

Es por este motivo que, aunque busca revolucionar las telecomunicaciones, el objetivo principal de Facebook no radica en desarrollar un nuevo canal de ingresos. En cambio, la posibilidad de ayudar a las operadoras y otras telcos a expandir las redes móviles, sobre todo en nuevos mercados, la llevará a obtener beneficios indirectos, a través de la captación de nuevos usuarios para sus aplicaciones.

“La misión de Facebook – escribió la compañía en su blog de ingeniería – es hacer un mundo más abierto y conectado, ya sea mediante el desarrollo de tecnología que permita conectar a los desconectados, o crear experiencias inmersivas que requieren de mejores conexiones. Con el crecimiento en el consumo de video y de realidad virtual, es necesario desarrollar redes más grandes y mejores. Este es un desafío increíble, y en los próximos años todos debemos trabajar juntos para comprender los desafíos específicos de la conectividad en cada mercado, y para desarrollar tecnologías y procesos que los puedan resolver”.

Más allá de sus necesidades individuales, Facebook tiene razón en querer apalancar esta tecnología. Y es que la creciente demanda de datos, propulsada por el consumo de video, llevará a que globalmente el tráfico de datos móviles crezca de 6.765 Petabytes por mes en 2016 a 24.313 Petabytes por mes en 2019, según datos de GSMA. El crecimiento de la Internet de las Cosas, pero especialmente de nuevas tecnologías como la realidad virtual y la realidad aumentada incrementarán aún más esa demanda, por lo que hará falta un ancho de banda mayor para poder suplirla.

La primera innovación de Facebook en ese sentido es Voyager, un transponder óptico (u optical swtich, por su nombre en inglés), es decir una pieza de equipo que toma paquetes de otros switches y routers y los prepara para enviarlos a través de un único cable de fibra óptica. Los mismos se utilizan tanto dentro de redes metropolitanas, las cuáles conectan distintos centros de distribución dentro de la misma ciudad, o para el transporte de los datos a través de largas distancias. La tecnología que permite hacer esto se llama DWDM (Dense Wavelength-Division Multiplexing, o Multiplexado compacto por división en longitudes de onda) la cual, en pocas palabras, combina distintas señales ópticas en un mismo cable de fibra óptica utilizando distintas longitudes de onda para cada una de ellas.

El desarrollo de esta tecnología, la cual ha avanzado a pasos agigantados desde los años 90s, ha comenzado a detenerse durante los últimos años, a medida que nos acercamos a los límites de la eficiencia del espectro. Es por eso que Facebook, con su nuevo producto, busca cambiar el enfoque que ha tenido la industria hasta el momento, el cual consiste en la producción de equipos cuyo hardware y software se encuentran confinados a entornos cerrados. El nuevo producto de Facebook busca cambiar eso, desacoplando el software del hardware, y utilizando una filosofía de código abierto, para permitir que cualquier compañía pueda desarrollar sobre el dispositivo. Por ese motivo la compañía ha catalogado a este producto como un “White box” (una caja blanca), en contraste con la caracterización genérica de “Black box” (caja negra) que suelen recibir este tipo de equipos, y que hacen referencia a su entorno cerrado.

Del mismo modo, Facebook apunta a generar una cultura colaborativa en torno al diseño del hardware necesario para el despliegue de las redes, y sobre su implementación. De esta forma, busca que las empresas puedan aprender unas de las otras, y optimizar entre todas los procesos y tecnologías necesarias para su despliegue y operación. Al mismo tiempo, la empresa se encuentra trabajando en la creación de otras piezas de hardware, y en el desarrollo de una red móvil de código abierto, para lo cual está colaborando con distintas compañías en el campo de la infraestructura y el software, a través de una iniciativa llamada Telecom Infra Project, la cual presentó en el Mobile World Congress en Barcelona en 2016.

Esta no es la primera vez que Facebook hace algo de este estilo. En 2011, en plena expansión de sus data centers, la compañía lanzó el Open Computer Project, u OCP, una iniciativa para convertir el hardware necesario para armar este tipo de centros de datos en tecnologías de código abierto. El objetivo consiste en ayudar a que las compañías que operan este tipo de centros puedan beneficiarse construyendo sus propios equipos a través de piezas disponibles en el mercado, y aprendiendo unas de otras. Hasta ese entonces, el diseño de los data centers se tomaba como secretos industriales, y rara vez una empresa podía aprender de las experiencias de otras, o de los desarrollos internos realizados por sus competidores para optimizar sus procesos.

El proyecto fue un verdadero éxito, e hizo temblar por completo a la industria. Una gran cantidad de compañías se sumaron al OCP, especialmente los bancos e instituciones financieras, las cuales utilizan decenas de miles de servidores para procesar las millones de transacciones financieras realizadas por sus clientes, y también otros en el campo de la tecnología. Recientemente, LiknedIn también se sumó al movimiento, a través del lanzamiento del Project Altair, un proyecto interno para el desarrollo de su propia infraestructura.

Llevando esta filosofía al móvil, Facebook busca facilitar el avance de las nuevas tecnologías, su adopción por parte de las operadoras y otras compañías de telecomunicaciones y, en definitiva, acelerar la expansión de la cobertura móvil, a costos más bajos. De este modo, espera, cada vez más personas tendrán acceso a Internet a través de sus móviles, a una mayor velocidad, y con mayor capacidad de transmitir y recibir enormes cantidades de datos a bajo costo. Algo que, indirectamente, puede repercutir en grandes beneficios para su modelo de negocios.

DOS TECNOLOGÍAS QUE PUEDEN AYUDAR A LLEVAR MEJOR CONECTIVIDAD A LAS ZONAS RURALES

No hace falta alejarse demasiado de los principales centros urbanos para encontrarse con carencias en la cobertura de las redes de banda ancha y en las velocidades de conexión. La falta de competencia, y también las grandes distancias, hacen que incluso en zonas del conurbano de la Ciudad de Buenos Aires y otras grandes ciudades argentinas (y también latinoamericanas), existan barrios donde no llegan las redes 4G LTE, y donde hasta la banda ancha fija entre cinco y diez veces más lenta que una conexión promedio en las zonas más céntricas. En las zonas rurales esta realidad a veces es aún peor. Y si bien esto resulta en una desventaja para las personas que viven en esos lugares, que a veces no pueden disfrutar del mismo modo de algunos contenidos o servicios digitales, de no corregirse estos problemas, el crecimiento de la demanda de los servicios de datos podría terminar generando una brecha cada vez mayor entre quienes viven en entornos urbanos, y quienes lo hacen en zonas suburbanas o rurales.

Este problema resultará aún más notorio a partir del despliegue y la mayor adopción de dispositivos conectados a través de la Internet of Things. En breve, no contar con una cobertura de alta velocidad en todo el territorio, llevará a que muchos electrodomésticos y hasta equipos vinculados con la provisión de servicios púbicos (como medidores de luz y gas) no puedan utilizarse. Y con la cercanía cada vez mayor de los automóviles inteligentes, y los sistemas de conducción autónoma – es decir, del piloto automático –, los cuales se conectan a sistemas de mapeo y requieren de un feedback casi permanente de distintos servidores conectados a la nube, pueden resultar en la inutilidad o menor eficiencia de esos dispositivos. Es por eso que las operadoras están trabajando en desarrollar nuevas tecnologías que permitan extender las conexiones de alta velocidad a territorios cada vez más extensos, ofreciendo servicios de calidad no solo para los usuarios residenciales, sino que para el catálogo cada vez más complejo de productos y equipos que requieren de conectividad para operar y brindar servicios fundamentales para la vida diaria. Hoy conoceremos a dos de esas innovaciones.

LOS POSTES DE LUZ, UNA AUTOPISTA DE DATOS PARA AT&T

Usar el cableado eléctrico para transmitir datos no es una idea novedosa. Varias veces se ha intentado aprovechar esta infraestructura para transportar información, y hasta para establecer conexiones residenciales sin la necesidad de tender nuevos cables. Lamentablemente, las distintas interferencias nunca permitieron que esta tecnología se desarrolle del todo, y todos los intentos fracasaron.

 

Hace algunas semanas, sin embargo, la operadora estadounidense AT&T presentó un proyecto que permite aprovechar los tendidos de media tensión, sin sufrir estas dificultades. Llamado Project AirGig, este sistema utiliza los postes instalados por las distribuidoras eléctricas, pero no sus cables. Para esto, coloca pequeñas antenas plásticas de bajo costo y corto alcance encima de cada uno de los postes, las cuales se conectan entre sí, llevando el flujo de datos a alta velocidad hasta las antenas móviles instaladas en localidades remotas o, eventualmente, hasta centros desde donde se distribuyen a través de conexiones fijas a través de cable, ADSL, o fibra óptica.

El secreto de esta tecnología consiste en utilizar ondas de radio milimétricas (por encima de los 30GHz), que viajan apenas unos pocos metros entre un poste y otro, y que no interfieren con otros servicios, o con las ondas de radio que transmiten las conexiones 3G y 4G directamente a los usuarios. De todas formas, estas antenas pueden utilizar cualquier tipo de señales, en cualquier parte del espectro radioeléctrico, lo que las vuelve muy versátiles.

De esta forma, la operadora busca aprovechar los tendidos eléctricos, los cuáles ya están planificados y suelen correr junto a las rutas y conectar todos los centros urbanos, sin importar su tamaño o densidad poblacional, y también a muchos campos y zonas rurales, para llevar conexiones de alta velocidad a todos lados.

Al mismo tiempo, esta tecnología permite generar microceldas, que pueden formar parte de las redes móviles conectadas a los equipos de los usuarios y, así, ampliar la cobertura del servicio, e impactar zonas donde lo único que hay es una carretera, sin la necesidad de invertir en levantar grandes antenas u otras obras de infraestructura.

Como contraprestación para las empresas de servicio, la compañía de telecomunicaciones propone que su sistema de antenas funcione como un sistema de alerta temprana, capaz de detectar disrupciones en la red, cortes provocados por inundaciones, ramas de árbol, y otros fenómenos climáticos, y como una plataforma de monitoreo que permita abaratar los costos y hacer más eficiente el mantenimiento de esta infraestructura.

En un país como el nuestro, con grandes extensiones de tierra, y pueblos y zonas rurales desconectados, la implementación de este tipo de tecnologías puede resultar en una alternativa más barata y eficiente para llevar conectividad de alta velocidad tanto a las redes móviles como fijas del interior. Al mismo tiempo, podrán garantizar la cobertura con redes 3G y 4G en todas las rutas del país, algo que no solamente aumentará masivamente la productividad y las oportunidades del interior, sino que además hará más seguras las rutas y habilitará la utilización de los autos inteligentes en el país.

LA BANDA ANGOSTA PARA LA INTERNET OF THINGS

Otra innovación tiene que ver con el desarrollo de una banda unificada y específica para la conexión de electrodomésticos, equipos vinculados a los servicios públicos, wereables, y hasta ropa inteligente a Internet.

Acordada por los principales miembros de GSMA, el consorcio que reúne a las operadoras móviles, y a las principales empresas vinculadas con el sector móvil en todo el mundo – entre las que se encuentra Vrainz – este nuevo estándar llevará a la instalación de una nueva red opera en paralelo a las redes 2G, 3G y 4G desplegadas por las operadoras en una nueva banda que le es propia. A diferencia de estas redes, sin embargo, se trata de conexiones de banda angosta y baja potencia, que tienen gran dispersión por el territorio, y alcanzan sin mayores complicaciones a espacios remotos o cerrados.

De esta forma, el objetivo es lograr una cobertura total, incluso en sectores alejados, y permitir que una gran cantidad de dispositivos se conecten a las nuevas redes, sin interferir con las redes tradicionales. Del mismo modo, por sus características técnicas, la Banda Angosta IoT – el nombre con el que se conoce a esta norma – insumirá un mucho menor consumo energético por parte de los dispositivos, lo que permitirá que éstos operen sin la necesidad de cargar las baterías por largos períodos de tiempo, y a veces incluso años.

Esto tiene que ver con que, a diferencia de lo que ocurre con un smartphone, que realiza una gran cantidad de operaciones en simultáneo, e intercambia grandes volúmenes de datos con la red, muchos aparatos conectados a la Internet de las Cosas, intercambian apenas unos pocos kilobytes y, en ocasiones, ni siquiera establecen una conexión hasta que esto no resulte necesario. Este es el caso de, por ejemplo, los chalecos salvavidas inteligentes, que alertan a las autoridades sobre su ubicación y los signos vitales de sus usuarios cuándo éstos son encendidos, de modo tal de facilitar el rescate, o de otros dispositivos vinculados con la seguridad.

En otros casos, como los medidores de luz inteligentes, las conexiones resultan más frecuentes, pero tampoco requieren de grandes velocidades, ya que intercambian datos muy concisos, y sin mayor urgencia.

Establecer una norma para desplegar este tipo de redes resultaba fundamental, ya que así podrá asegurarse la compatibilidad de todo tipo de equipos, y los fabricantes hasta podrán comenzar a crear los chips necesarios para operar estos dispositivos, y asegurar su correcta conectividad.

La conectividad a Internet, ya sea para conectar computadoras, tabletas y smartphones para trabajar, acceder a todo tipo de servicios en línea, y consumir contenidos; o para conectar equipos de todo tipo a la Internet de las Cosas, resulta cada vez más importante no sólo para las zonas urbanas, sino que para todo tipo de poblaciones. Y gracias a innovaciones como estas, y muchas otras, es posible que en un futuro cercano ya no importe el lugar o el contexto en el que nos encontremos para poder disfrutar de una conexión veloz capaz de soportar cualquier servicio que necesitemos.

NETFLIX QUIERE ELIMINAR LOS TOPES DE CONSUMO EN LOS PLANES DE DATOS

Netflix, la compañía que más ha impulsado el consumo de video online durante los últimos años, le ha declarado formalmente la guerra a los límites en los planes de datos. A través de una carta enviada a la FCC – la autoridad reguladora de los servicios de comunicaciones en los Estados Unidos – la empresa ha pedido que se prohíban los límites de consumo en las conexiones de banda ancha fijas ofrecidas por las compañías de cable y por otras empresas de telecomunicaciones, y que se les impida a las operadoras poner límites bajos en los planes de datos móviles.

De acuerdo con Netflix, los límites de consumo en las conexiones de red fija – los cuáles son poco frecuentes en nuestro país, pero que son muy comunes en los Estados Unidos –resultan totalmente inútiles desde el punto de vista técnico ya que no cumplen con su función de prevenir la congestión de las redes, y a la vez desalientan a los usuarios de utilizar servicios que representan un mayor consumo de datos, tal como los servicios de streaming de video. Según esta compañía, que lidera el mercado de distribución de ese tipo de contenidos, los límites de datos en las conexiones fueron impuestos por las cableoperadoras con el único objetivo de incrementar la facturación por usuario. “El precio por consumo” – argumentó la empresa en su carta – “incrementa el costo de utilizar los servicios de Internet, y hace que mirar televisión online se vuelva más caro”.

Según la compañía, el usuario promedio requiere de, por lo menos, 300GB mensuales para poder disfrutar la experiencia de la televisión online sin preocupaciones. Este límite, sin embargo, debe ser mucho más alto para los usuarios que consumen este servicio en gran cantidad, para los que prefieren visualizar los contenidos en súper alta definición como 4K, y para los hogares que poseen múltiples usuarios. Los límites impuestos hoy por algunas compañías de cable resultan bajos para este tipo de usuarios. Es por eso que, según Netflix, las autoridades deberían regular que, de existir, los límites deben ser mucho más elevados que esa cifra, sobre todo si se cumple la recomendación realizada por la FCC a los canales de televisión estadounidenses, de que desarrollen aplicaciones que permitan visualizar sus contenidos por la web. La empresa, sin embargo, preferiría que no hubiera límites y que, en cambio, las cableoperadoras y telefónicas que ofrecen servicios de banda ancha fija establezcan sus precios en base a la velocidad de conexión, y no en relación al tráfico de datos, tal y como ocurre con la mayoría de los planes en nuestro país.

LOS LÍMITES EN LAS CONEXIONES MÓVILES

En su carta, Netflix reconoce un problema similar en las conexiones móviles, las cuáles suelen tener límites mucho más bajos que sus contrapartes fijas. De acuerdo con la compañía “resulta prohibitivo desde el punto de vista económico, para la mayoría de los usuarios móviles, visualizar contenidos en alta definición (resoluciones de 1080p y más) a través de una conexión móvil”. Esto lleva a que las personas elijan no utilizar sus móviles para consumir este tipo de contenidos, o que lo hagan en mucha menor medida de lo que verdaderamente podrían. Para reflejar este hecho, la empresa cita el caso de “Binge On” – un plan lanzado por la operadora T-Mobile, en los Estados Unidos que, a pesar de imponer límites en el consumo de datos, liberaba el consumo de video (siempre y cuando este ocurriera en una resolución de 480p) – cuyos usuarios consumieron más que el usuario móvil promedio.

El hecho de que Netflix citara a este caso en su carta resulta curioso, puesto que el mismo constituye una violación flagrante del principio de Neutralidad de la Red, el cual establece que las operadoras y otros proveedores de servicios de Internet no pueden hacer distinciones en la velocidad o acceso a un sitio web por sobre otro, y que todos deben ser tratados de la misma manera, el cual la compañía históricamente defendió a capa y espada.

Es por eso, quizás, que Netflix busca subir también los límites mínimos de consumos de datos en el móvil e, idealmente, eliminarlos. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con las conexiones fijas, hacer esto no resulta tan sencillo para las operadoras sin cambiar por completo su modelo de negocios. A diferencia de lo que ocurre con la banda ancha fija, los precios de los planes móviles están establecidos en base a una cierta cantidad de GB disponibles para la navegación, y no en base a la velocidad de conexión. Y es que, a pesar de los grandes despliegues de redes 3G y 4G que permiten que los usuarios naveguen a mayor velocidad, ofrecer una experiencia consistente en este sentido es técnicamente más complicado. A pesar de esto, Netflix también busca que la FCC imponga una velocidad mínima de conexión de 10 Mbps en todas las conexiones móviles, de forma tal de permitir que cualquier usuario pueda recibir video en alta definición en sus celulares y, a la vez, realizar otros consumos de datos en paralelo.

Teniendo en cuenta que el modelo de negocios de las operadoras hoy se basa, fundamentalmente, en la oferta de servicios de valor agregado, y en especial en el consumo de datos, resulta difícil pensar en un futuro cercano en el que el mismo se libere a través de planes accesibles de tarifa plana. En todo caso, si esto ocurre – tal y como esta ocurriendo con los planes de voz y otros servicios – es más probable que lo haga producto de la siempre creciente competencia en el sector, y no a partir de la decisión de una autoridad regulatoria, o de la presión de una de las tantas empresas que ofrecen sus servicios a través de la web.

NETFLIX (Y EL CONSUMO DE VIDEO EN GENERAL) ES LA PRINCIPAL FUENTE DE TRÁFICO EN INTERNET

A pesar de que su pedido a la FCC pueda parecer un poco exagerado, la preocupación de Netflix por este fenómeno resulta lógica. Este sitio es, hoy, el mayor consumidor de ancho de banda en los Estados Unidos (y también en muchos otros mercados del mundo). De acuerdo con un reporte reflejado por Variety, en 2015, durante las horas pico, el 36,5% del ancho de banda total de Internet fue consumido por este sitio. En contraste, YouTube consumió el 15,6% del total, la navegación por la web de la totalidad de los usuarios conectados el 6%, Facebook el 2,7%, Amazon Instant Video (la plataforma de streaming de video de Amazon) el 2%, y Hulu, el principal competidor de Netflix en los Estados Unidos, el 1,9%.

De acuerdo con GSMA, el consumo de video es, también, el mayor responsable del crecimiento del tráfico en las redes de banda ancha móvil. Tal es la explosión que está generando este formato, que esta organización estima que el consumo tendrá una tasa anual de crecimiento compuesto del 57% hasta 2019, cuando el tráfico global alcance los 24,300 PB, unas 9 veces más que en 2016. Y mientras el crecimiento de otros servicios como la navegación web, y el streaming de audio seguirán esta tendencia, el verdadero impulso estará dado por el video, cuya participación total crecerá año a año.

En este contexto, no debería sorprender la reacción de Netflix, una empresa cuyos intereses se alinean con la disponibilidad irrestricta de datos para el consumo. Y si bien lo más probable es que termine primando el modelo actual, sobre todo en lo referido a la banda ancha móvil, es interesante observar la presión que las operadoras y las autoridades regulatorias recibirán en los próximos años por elevar los límites y permitir un consumo cada vez mayor, de servicios que, a la vez, requieren un mayor ancho de banda para operar.

EL DESAFÍO (Y LA OPORTUNIDAD) DE CRECER EN MERCADOS SATURADOS

El crecimiento ha sido, desde el comienzo, la base de sustentación de la industria móvil. Con un mercado potencial gigante, y tasas de adopción que se aceleraban año a año, tanto las operadoras como los fabricantes, e incluso los desarrolladores, vieron, por mucho tiempo, a sus negocios expandirse a costa de la adquisición de nuevos usuarios. Sin embargo, en un mundo que avanza rápidamente hacia la saturación, es momento de plantearse la necesidad de pensar en modelos de negocio basados no ya en el crecimiento, sino que en la cobertura total.

Durante los últimos cinco años, la expansión de las suscripciones móviles se aceleró como nunca antes. Con una tasa de crecimiento anual del 7,7% a nivel global desde 2010, la cantidad de líneas activas a nivel mundial llegó a 7,3 mil millones en 2015, en manos de 4,7 mil millones de usuarios únicos. De estos, 1,4 mil millones adquirieron su primer móvil en esos cinco años. Esta tasa de crecimiento, sin duda espectacular, se vio alimentada fundamentalmente por los mercados emergentes, pero también por grupos sociales y etarios, como ancianos y niños, antes poco propicios a consumir servicios móviles, en los mercados más desarrollados. Esto llevó a que, en el mundo desarrollado, la penetración móvil llegara, en promedio, al 84%, una cifra que, según GSMA, es superior al 90% en algunos países. A nivel mundial, la penetración llegó al 63%.

Penetracion

Es por esta saturación en varios mercados que, durante los próximos cinco años, el crecimiento del mercado móvil a nivel global se va a desacelerar. Si bien hacia 2020 se proyecta que mil millones de usuarios únicos nuevos se sumen al sistema, esta cifra es un 40% inferior a la que experimentada durante el último lustro. Esto significará un crecimiento interanual promedio del 4%. En este caso, sin embargo, el crecimiento se dará casi exclusivamente en mercados en vías de desarrollo. De esta manera, a nivel mundial, la penetración móvil llegará al 72% a nivel mundial a principios de la tercera década del siglo.

Esta desaceleración del crecimiento significa un cambio de paradigma, en especial para las operadoras que trabajan en mercados desarrollados, donde el modelo de crecimiento a base de la expansión de la base de usuarios ya no es una opción. Considerando que la tasa de retención de las operadoras, sobre todo en el caso de las líneas pospagas, suele ser muy elevada, robarse clientes las unas a las otras no es una verdadera opción. Para ejemplificar este fenómeno, basta observar el churn de operadoras como AT&T y Verizon en los Estados Unidos. En el caso de la primera, la tasa de desconexión en 2015 fue de apenas el 1,3%, y en el de la segunda del 1,19%. Aún así, en mercados como el estadounidense, las operadoras suelen pagar por los costos de cancelación de contrato de sus nuevos usuarios. Esta es una tendencia que comenzó T-Mobile a partir de su reestructuración, y constituye una estrategia para desactivar los mecanismos de retención de las empresas rivales.

Es por esta razón que las operadoras deberán comenzar a poner su foco en la migración de sus clientes existentes a contratos que generen un ARPU (facturación promedio por usuario) mayor, y ya no tanto en la adquisición de nuevos clientes. Esta tendencia ya ha empezado a expresarse a través de la incorporación de nuevos servicios de valor agregado, y en especial a partir del abandono de viejas prácticas tendientes a incentivar a nuevos clientes a elegir la operadora.

Así, en los Estados Unidos, el modelo de subsidios a los equipos ya fue abandonado por la mayor parte de las grandes operadoras. De la misma manera, los contratos fijos también ya comienzan a quedar en el pasado. En nuestro país, el cual junto con Costa Rica constituye el mercado con mayor penetración de usuarios únicos en América Latina, comienza a ocurrir lo mismo. Es por eso que no debe sorprender que operadoras como Claro y Personal hayan decidido comenzar a vender sus teléfonos liberados de fábrica, y a eliminar otras restricciones. Aunque en el caso local, esto puede apuntar más a atraer a los últimos usuarios no conectados, y a motivar a la gran masa de clientes prepagos a migrar a esas compañías, más que a abandonar las restricciones a causa de la gran saturación del mercado.

De todas formas, tanto en Argentina como en los mercados más desarrollados, la tendencia a motivar al usuario a incrementar su consumo promedio y a consumir servicios de valor agregado. Esto puede verse en la mayor oferta de las operadoras de aplicaciones de streaming de contenidos, como los servicios de video on demand recientemente lanzados por Verizon y AT&T en los Estados Unidos, o productos como Spotify, ofrecido a sus clientes de contratos premium por Personal en Argentina, o Claro Música, un producto similar ofrecido por Claro en el país. Y este es sólo el comienzo, como ya hemos visto, la oferta de servicios de valor agregado de parte de las operadoras se encuentra en franco crecimiento. Los motivos por los que esto ocurren tienen que ver, por un lado, con la posibilidad de ampliar sus carteras de productos y desarrollar nuevos canales de facturación, pero principalmente con generar incentivos para que los usuarios incrementen su consumo de datos, generando la necesidad de que se excedan en su límite mensual y deban hacer un top-up (es decir, contratar un paquete extra, a un costo adicional), o migrar a un contrato de mayor valor, con una cuota adicional.

aviso tmobile

Para otros actores del mercado, como los fabricantes y desarrolladores, la saturación también representa una necesidad de evolucionar en sus modelos de negocio, aunque no en la misma medida. En el caso de los primeros, la realidad es que, si bien el lifetime value de los dispositivos se ha prolongado debido a la menor diferencia comparativa en materia de potencia y capacidades de los dispositivos de cada nueva generación con respecto a la anterior, la periodicidad con la que se rompen los dispositivos, sigue motivando el recambio. De todas maneras, a partir del crecimiento menor en los mercados desarrollados (donde los smartphones ya representan a la gran mayoría de las conexiones), los OEMs están encontrando nuevas estrategias. Una de ellas, tiene que ver con el enfoque tomado por Apple y Samsung en los Estados Unidos, los cuáles han desarrollado modelos de suscripción, que permiten que los usuarios paguen una tarifa mensual en cambio de hacer un pago único por sus equipos. De esta forma, éstos acceden a la posibilidad de tener siempre la versión más reciente de sus dispositivos y a un seguro que les garantiza un recambio en caso de robo o rotura. Por otro lado, empresas como LG están apostando al mercado de los accesorios y los módulos capaces de reemplazar partes del hardware de sus smartphones, una estrategia que le permite a la empresa el extender el negocio más allá de la venta de dispositivos, y seguir generando facturación a partir de cada nuevo cliente.

Finalmente, los desarrolladores son los menos afectados por la saturación, puesto que son pocas las compañías que, como Facebook y Google, tienen una base de usuarios tan grande que abarque a una porción sustancial de los usuarios móviles. En esos casos, la estrategia apunta más que nada a extender la conectividad, y ayudar a las operadoras en mercados emergentes a alcanzar la saturación total. En el caso de desarrolladores más chicos, las estrategias son varias, y no cambian sustancialmente con respecto a lo que venían haciendo.

LAS CONEXIONES M2M, UNA OPORTUNIDAD DE CRECIMIENTO

A pesar de la saturación que empieza a observarse en algunos mercados, y que a partir de 2020 se observará también en gran parte de los mercados en vías de desarrollo, existe una oportunidad para expandir la cantidad de conexiones en todo el mundo. Ésta tiene que ver con las conexiones M2M (de máquina a máquina), las cuáles alimentarán a la Internet de las cosas.

Este tipo de conexiones están comenzando a permitir que las operadoras activen líneas destinadas a alimentar a distintos dispositivos como automóviles y electrodomésticos, los cuáles se alimentan de una conexión a Internet para desarrollar nuevas funcionalidades.

Todavía no está claro cuál será el modelo de comercialización de estas líneas. Probablemente se trate de conexiones de datos baratas, vendidas de manera individual para cada dispositivo. Aunque existe también la posibilidad de que se comercialice como extras o agregados a los planes de los usuarios permitiendo que, por ejemplo, una persona que paga por una línea, pueda pagar un extra para llevarse una SIM card con una cuota de datos para su automóvil, otra similar para su heladera, y una tercera para algún otro dispositivo.

Predecir la magnitud que tendrá la Internet de las Cosas sería hacer futurología, pero todas las predicciones indican que crecerá de manera exponencial durante los próximos años, lo cuál puede significar que, aunque en algunos mercados el 90% de los humanos ya tengan un celular, la oportunidad de vender nuevas líneas no esté agotada para las operadoras después de todo.

EL MÓVIL: UNA HERRAMIENTA VITAL EN ZONAS DE DESASTRE

No son pocas las veces en las que hemos mencionado la gran importancia que la tecnología móvil ha adquirido en áreas como la salud y la educación, o como herramienta para generar inclusión financiera en mercados en vías de desarrollo. Esto demuestra que, además de ofrecer enormes oportunidades de negocio, la industria móvil encierra un rol social capaz de ayudar a todo tipo de sociedades a desarrollarse y generar servicios con el potencial de mejorar la calidad de vida de las personas. Hoy conoceremos un nuevo rol que el móvil ha adquirido en los últimos años, y que lo convierte en una herramienta vital capaz de salvar vidas y prevenir daños mayores durante las peores tragedias. Hablamos del móvil como herramienta de rescate en zonas de desastre.

Las comunicaciones móviles juegan un rol vital en el caso de un desastre natural o un accidente de grandes proporciones. Por un lado, constituyen una herramienta vital de aviso y prevención, capaz de informar a millones de personas cómo protegerse, escapar, o qué hacer en el momento en el que ocurra el siniestro. Por otro, en los momentos posteriores al desastre, los dispositivos y las redes móviles resultan todavía más importantes, puesto que pueden ayudar a coordinar actividades de rescate, de traslado y atención de heridos, y de localización de personas perdidas. Pero existe un problema fundamental, y es que en la mayoría de los casos, los grandes desastres que destruyen la infraestructura, los hogares, y les cuentan la vida a miles de personas también tienen un impacto sobre las redes móviles, cortando la comunicación o generando baches en la cobertura que inutilizan a esta tecnología.

Esto genera una paradoja, y es que cuando más necesario es, el móvil muchas veces no se encuentra disponible. Es por eso que tanto las operadoras como los gobiernos, y también distintos grupos de emprendedores, han comenzado a trabajar en soluciones para hacer frente rápidamente a este tipo de dificultades.

En muchos casos, como el del Ciclón Pam, que golpeó a varias islas del Pacífico – y en especial a la pequeña República de Vanuatu – en Marzo del 2015 con vientos de más de 300 kilómetros por hora, destruyendo casas, rutas, y todo a su paso, la respuesta consistió en apurar los trabajos de reparación de la red. Así, en pocos días, la operadora local Digicel logró restablecer las comunicaciones en toda la isla para ayudar a los rescatistas en sus esfuerzos. Al mismo tiempo, la empresa colocó estaciones de carga por toda la ciudad, y entregó más de $250.000 dólares en crédito gratis a sus usuarios, muchos de los cuáles se habían quedado sin la posibilidad de hablar por no poder acceder a sistemas de recarga, o por haberlo perdido todo.

Algo similar sucedió en abril del año pasado, cuando un terremoto de 7,8 grados de magnitud golpeó a Nepal. El sismo, y sus decenas de repeticiones, ocasionaron daños en todo tipo de edificios, e interrumpieron la mayoría de los servicios, incluida la cobertura móvil. La respuesta de las operadoras fue inmediata. De acuerdo con GSMA, la operadora local Ncell proveyó a los rescatistas y hasta a la prensa extranjera de tarjetas SIM sin costo para comunicarse en las zonas de desastre. Al mismo tiempo, empresas extranjeras como Vodafone y Ericsson – a través de su programa Ericsson Rsponse, el cual ofrece conectividad en campos de refugiados y ante desastres naturales – instalaron antenas provisorias, con el objetivo de restaurar las comunicaciones lo antes posible. Al mismo tiempo, las operadoras locales les ofrecieron llamadas gratuitas a todos sus suscriptores, para ayudarlos a encontrarse con sus seres queridos. De la misma forma, muchas operadoras extranjeras, sobre todo en países con una gran inmigración nepalí como los Estados Unidos, ofrecieron llamadas gratuitas al país asiático, para facilitar la comunicación con las personas afectadas por el sismo.

 

EMPRENDIMIENTOS CON FOCO EN LAS ZONAS DE DESASTRE

Durante 2015, unas 48 millones de personas fueron desplazadas de sus hogares por desastres naturales, guerras civiles – como el caso de Siria, que se ha convertido en la principal fuente de desplazados en el mundo –, y otros conflictos. Según un reporte de la BBC, al llegar a los distintos campamentos de refugiados, antes que agua o comida, la mayoría de las personas preguntan si hay Wi-Fi o red móvil, de forma tal de poder comunicarse con sus seres queridos. En muchos casos esto no es posible, sin embargo, distintas empresas y ONGs se han propuesto ayudar a estas personas a conectarse y acceder a estos servicios.

 

Un ejemplo de ello es el startup croata MeshPoint. Esta compañía fabrica un dispositivo portátil que puede ser desplegado en minutos, y permite conectar hasta 150 dispositivos a Internet a través de WiFi o una antena 4G. Equipado con una batería y una carcaza resistente, este equipo, cuya fabricación fue financiada con aportes a través de la plataforma de crowdfunding Indiegogo, tiene un valor de menos de 400€ Euros.

Meshpoint

 

La Vodafone Foundation – una fundación perteneciente a la operadora europea –desarrolló una mochila de 11Kg que puede ser colocada en cualquier parte y ofrecer cobertura 2G en un área de un kilómetro de radio. Este equipo contiene una batería y un panel solar, lo que le da una autonomía de 6 horas. De esta forma, en caso de una catástrofe, es posible desplegar una red móvil en muy poco tiempo, y atender las necesidades urgentes de los rescatistas y la población de manera inmediata.

 

Otra innovación interesante, esta vez desde el punto de vista del software, es la realizada por la ONG sueca Flowminder, la cual desarrolló un software que toma los datos de las operadoras en una zona de desastre y – previa anonimización de los datos – presenta los movimientos de las personas, permitiendo generar mapas de población dinámicos que ayudan a identificar y comprender el comportamiento de las personas, observar hacia donde se escapan o se trasladan, y en definitiva como atenderlas mejor en el momento del desastre. Estos datos también se pueden utilizar en el largo plazo para comprender como ocurre el proceso de migración luego de las tragedias, y de factores más extendidos en el tiempo como el cambio climático.

 

Desde la ubicación y la asistencia a los heridos, hasta poner en contacto a los sobrevivientes con sus familiares, y ayudar a las autoridades a comprender los flujos humanos en los momentos más complicados, el móvil sin lugar a dudas es una herramienta invaluable para mitigar el daño durante las peores tragedias. El compromiso de las operadoras, y el desarrollo de tecnologías y planes de emergencia que permitan responder de manera veloz en caso de un desastre, son sin dudas elementos que hacen que esta tecnología sea aún más valiosa en el esfuerzo de salvar vidas.

LA IMPORTANCIA DE LOS CONTENIDOS EN EL ECOSISTEMA MÓVIL

Es frecuente pensar el móvil como una industria meramente basada en la tecnología. Después de todo, cada uno de los sectores que lo componen, desde el desarrollo de nuevos smartphones, tablets y wereables, y el despliegue de redes capaces de conectar a todos estos dispositivos; hasta el desarrollo de aplicaciones capaces de realizar todo tipo de funciones, cuentan en gran medida con un componente técnico. Sin embargo, si bien la tecnología es el medio que habilita la creación de estos productos, ésta no suele ser el fin por el cual se los crea, y mucho menos la razón por la que la gente los consume. El motivo por el que pasamos el día conectados a nuestros móviles, y por el que bajamos un sinfín de aplicaciones, tiene que ver con que éstos facilitan nuestra comunicación con otras personas, pero sobre todo porque nos permiten consumir una enorme cantidad de contenido de manera muy sencilla e inmediata.

El consumo de contenido es un eje central, y uno de los motores movilizadores de la industria móvil. Si observamos las categorías de aplicaciones desde un plano más general, podemos observar que existen cuatro o cinco grandes grupos. Unas son las apps vinculadas con la comunicación de persona a persona. Se trata de los cada vez más populares mensajeros instantáneos, como WhatsApp, Viber o Line. En segundo lugar, encontramos a otra categoría muy vinculada a la anterior, que son las aplicaciones sociales, como Facebook, Snapchat, Twitter, y hasta Tinder. Un tercer grupo es el conformado por las apps vinculadas con la productividad, las cuales abarcan desde las aplicaciones orientadas a profesionales y negocios, como planillas de cálculos, herramientas de diseño, procesadores de texto, etc., hasta aquellas que destinadas a expandir la funcionalidad de los dispositivos, como linternas o grabadoras de sonido. Una cuarta categoría es la fotografía, e incluye a las aplicaciones relacionadas con la utilización de la cámara del celular, o la edición y publicación de fotos y videos. Finalmente, una quinta categoría, engloba a todas aquellas aplicaciones que facilitan el consumo de contenidos. Por supuesto, existen apps que combinan o solapan a varios de estos grupos. Pero ya sea que se trate de un híbrido, o de una aplicación perteneciente a una categoría pura, el quinto grupo resulta cada vez más importante, y se está convirtiendo en el mayor movilizador de la expansión del tráfico de datos, y de la utilización de Internet en los dispositivos móviles.

De acuerdo con ComScore, los contenidos, junto con las redes sociales, están entre los tipos de consumos más recurrentes realizados a través del móvil. Esto se ve especialmente reflejado en los millenials (los consumidores nacidos entre 1981 y 1995), quienes consumen aún en mayor abundancia este tipo de aplicaciones y sitios en la web móvil. Según esta consultora, cinco de las diez apps en las que los usuarios pasan una mayor cantidad de tiempo están estrictamente relacionadas con el consumo de contenido. Estas son Pandora Radio (una radio online que adapta su contenido musical a los gustos del usuario), YouTube, Spotify, SoundCloud y Netflix. Al mismo tiempo, otras aplicaciones como Facebook, Instagram y Snapchat, que también integran la lista, incorporan cada vez más contenido, fundamentalmente creado por sus usuarios, lo que las vincula con esta tendencia.

Fuente: ComScore Apps Report

Fuente: ComScore Apps Report 2015

EL ROL DEL VIDEO

Debe destacarse el rol cada vez más importante que tiene el video como plataforma de contenido. De acuerdo con cifras del Adobe Digital Index (citado por eMarketer), en el tercer trimestre de 2015, el consumo de video en el móvil mostró un crecimiento del 33% con respecto al año anterior. De acuerdo con la consultora Ooyala, entre septiembre de 2013 y septiembre de 2015 el móvil ganó un inmenso protagonismo como medio de consumo de video, pasando del 7% de las visualizaciones a más del 39%. Esta tendencia acompaña el creciente consumo de este tipo de contenido en todo tipo de sitios y aplicaciones. Todas las compañías, desde diarios y medios digitales, hasta redes sociales como Facebook se apoyan cada vez más en el video como fuente de contenido. De hecho, hace pocas semanas, la empresa fundada por Mark Zuckerberg habilitó la función de compartir y ver video en vivo a través de su aplicación móvil, algo que Twitter ya venía haciendo a partir de la adquisición de Periscope.

Según GSMA, la importancia del video es tal, que se ha convertido en el motor indiscutido del crecimiento del tráfico de datos. Con un incremento interanual del 66% proyectado hasta el 2019, el consumo de datos por la visualización de video se expande a un ritmo mayor que el 57% con el que lo hace el tráfico de otro tipo de datos. Y esto tiene sentido. De acuerdo con YouTube, el 50% del tráfico que recibe el sitio ya proviene de dispositivos móviles; y en mercados altamente desarrollados como Alemania, el 27% de los consumidores ven al menos un video en sus móviles al menos una vez a la semana. En Suecia, el país con mayor penetración de 4G del mundo, el 42% de la población utiliza sus dispositivos para ver TV, gracias a sus conexiones de datos.

video

EL CONTENIDO COMO DIFERENCIAL PARA LAS OPERADORAS

En un contexto en el que el servicio de las operadoras lentamente se está convirtiendo en un commodity, y en el que diferencias como la tecnología elegida, velocidad y cobertura de las redes, y hasta el nivel de subsidio disponible para la adquisición y recambio de equipos, lentamente dejan de existir, este tipo de empresas han comenzado a buscar una nueva manera de diferenciarse y ofrecer valor agregado a sus clientes.

Esto todavía no se ve tan claramente en nuestro mercado, donde la puja por la adquisición de clientes se da fundamentalmente a través de estrategias de precio y promociones en el mercado prepago, y a través de la creación de comunidades cerradas en las que los consumidores reciben beneficios y tarifas planas para comunicarse con otros usuarios de la misma compañía – lo que motiva a las personas a no cambiar para no perder esos beneficios, y a llevar a sus familiares, amigos y compañeros de trabajo a la misma operadora – en el pospago. En mercados como el estadounidense, sin embargo, en los que la tendencia en los últimos años ha sido la de la transformación de las operadoras en meras redes de transmisión de datos y otros servicios, el contenido representa una gran oportunidad de diferenciación y agregación de valor.

Es por eso que empresas como AT&T y Verizon, las principales operadoras de ese país, han comenzado a ofrecer contenidos exclusivos a sus suscriptores. La primera, por ejemplo, firmó un convenio con DirecTv (de la que es propietaria) para transmitir contenidos exclusivos de video al móvil, a través de su red de datos. Por otra parte la segunda creó una plataforma de contenidos propia que ofrece, entre otros, programas de VICE Media, exclusivos para sus usuarios.

En Argentina, esta es una estrategia que, en menor medida, también está siendo adoptada por las operadoras, las cuales permanentemente experimentan con canales de contenido exclusivo, como medio de agregar valor para sus clientes.

Y este no es territorio exclusivo de las operadoras. Otros jugadores del ecosistema móvil, como los fabricantes, también dependen del contenido para agregar valor y fortalecer a sus plataformas. Es por eso que, cada vez en mayor medida, crean productos y servicios capaces de reproducir nuevos contenidos. Un ejemplo de ello es la realidad virtual, un campo por el que empresas como Samsung y LG están apostando cada vez más fuerte y que, si bien requieren de un amplio despliegue técnico, no resultan para nada interesantes si no existe un respaldo por parte de los creadores de contenido, generando el entretenimiento que los usuarios consumirán a través de esos nuevos dispositivos. Algunos ecosistemas, como Windows Phone, bien han probado que un sistema operativo de primer nivel, elegante, y técnicamente sólido, no puede sostenerse por si mismo sin la disponibilidad de contenido y aplicaciones de calidad para sus usuarios.

El contenido resulta vital para el ecosistema móvil, y su transmisión y consumo es una de sus principales razones de ser. Después de todo, un smartphone sofisticado de nada sirve si no hay nada que ver o para hacer en el.

SKYPE Y WHATSAPP: EL PEOR DOLOR DE CABEZA DE LAS OPERADORAS MÓVILES

Aunque puedan parecer titanes gigantescas e invencibles, las operadoras móviles se encuentran hoy en un momento de vulnerabilidad. Y es que, tras dos décadas de expansión permanente, montada sobre un modelo de negocios claro, un nuevo paradigma asoma y amenaza su estabilidad. Se trata de un cambio fundamental en los patrones de consumo de los usuarios, quienes recurren cada vez menos a los servicios de voz y SMS, y utilizan los datos móviles para aprovechar todo tipo de servicios, incluyendo mensajería instantánea, llamadas de voz, mensajería de voz, videollamadas, y el envío de contenidos como fotografías y videos.

Como ya hemos visto hace algunas semanas, esto está incrementando de manera exponencial el tráfico de datos, el cual se habrá multiplicado diez veces entre 2014 y 2020. Y si bien el consumo de video es el mayor responsable de este crecimiento, de acuerdo con la consultora Ovum, las comunicaciones de voz mantenidas a través de servicios de VoIP —las conversaciones de audio que utilizan Internet en cambio de los servicios de voz para transmitirse— crecerán a un ritmo del 20% anual hasta alcanzar los 1,7 billones de minutos en 2018. Y si esta cifra no resulta lo suficientemente impresionante, es porque no hemos aclarado que estamos utilizando la palabra “billones” en español, refiriéndonos a 1,7 millones de millones de minutos transmitidos por estos canales. En su gran mayoría, éstos son minutos de conversación que dejarán de mantenerse a través de las redes tradicionales, tanto a nivel local como desde el exterior, eliminando casi por completo la necesidad de contar con servicios de roaming.

Si tenemos en cuenta que los servicios de voz, y en especial los de SMS —los cuales han sido reemplazados casi en su totalidad por servicios de mensajería instantánea como WhatsApp, Line, Viber y Facebook Messenger, entre otros— tradicionalmente han sido los principales canales de ingreso y los que mayores márgenes aportaban a las operadoras, no resulta difícil entender por que éstas están en un problema. De acuerdo con Ovum, la migración de los usuarios hacia servicios OTT —es decir, aquellos que utilizan la red de datos para enviar y recibir contenido— significará una pérdida neta de $368 mil millones de dólares para todo el sector de las telecomunicaciones entre 2012 y 2018.  Y si bien las operadoras siguen siendo el principal nexo entre los usuarios e Internet a través de sus servicios de datos, éstos no resultan tan rentables. Al mismo tiempo, la presión cada vez mayor sobre las redes, las cuales deben soportar a un creciente número de usuarios consumiendo cada vez más datos, y la permanente evolución tecnológica, requieren de una inversión constante en infraestructura en el orden de los miles de millones de dólares en todos los mercados.

Al mismo tiempo, este cambio de paradigma supone una transferencia de poder de las operadoras a un reducido grupo de empresas vinculadas al universo tecnológico. Y es que, mientras hasta hace pocos años, el tráfico de voz y los mensajes cortos enviados por los usuarios pasaban por miles de empresas en todo el mundo, hoy se efectúan por los servidores de tres o cuatro compañías: los tres o cuatro gigantes que ya dominan el panorama en Internet. Se trata de Microsoft (dueña de Skype y Lync), Google, Facebook (dueña de Facebook Messenger y WhatsApp), Apple, y un puñado de competidores más modestos que tienden a converger en alguna de estas empresas. Teniendo en cuenta este panorama, no resulta sorprendente que Microsoft haya pagado $8.500 millones de dólares en efectivo por Skype en 2011, o que Facebook no haya dudado en desembolsar $19.000 millones de dólares por WhatsApp en febrero de 2014. Y es que, eventualmente, estas empresa podrán controlar gran parte del mercado global de servicios mensajería instantánea móvil, y también de telefonía, sin haber invertido un solo centavo en infraestructura, ni correr con los enormes costos de mantenimiento que estas redes suponen. Las implicaciones de este cambio son muchas, y van desde una potencial amenaza para la privacidad de los usuarios —la cual resulta más fácil de ser vulnerada, si todas las llamadas del mundo pasan por una sola vía en lugar de múltiples redes en cientos de mercados— hasta el cambio total en el modelo de negocios de las operadoras móviles.

Es por esta mayor dependencia del consumo de datos, que prácticamente la totalidad de las operadoras a nivel mundial han decidido recortar los planes ilimitados de Internet, y colocar cupos de consumo, que el cliente puede expandir comprando paquetes extra. Y es que, si bien en un principio los datos resultaban un extra para endulzar los planes de voz, para muchas operadoras resultan su principal fuente de ingresos.

 

Resistencia al cambio

Cada gran cambio en la historia ha encontrado todo tipo de resistencias. Y éste no es la excepción. Por un lado, no faltan ejemplos de operadoras que han intentado contrarrestar los efectos nocivos de la migración de los usuarios a servicios como WhatsApp y Skype presentando sus propios servicios. A nivel regional podemos destacar el esfuerzo de Telefónica, que hace un año y medio lanzó TuGo, un servicio de VoIP que permite utilizar el mismo número telefónico en redes wifi o a través de conexiones 3G y 4G tanto a nivel local como en el extranjero. Si bien éste es un gran servicio de valor agregado, los usuarios siguen volcándose por servicios generados por terceros, los cuales al ser multiplataforma, independientes de las compañías, y al formar parte de, o constituir redes sociales en sí mismas, generan una mayor fidelidad.

Otro tipo de batalla se está dando en el campo judicial y regulatorio. En Brasil —el mercado más grande de la región—, por ejemplo, todas las operadoras están trabajando en conjunto para generar un reporte que presentarán ante la Anatel, la autoridad federal reguladora de las telecomunicaciones en el país. Dicho trabajo apuntará a demostrar que el servicio de llamadas de voz ofrecido por WhatsApp es ilegal, puesto que utiliza el número telefónico de los usuarios para identificar a cada uno de ellos, algo que sólo ellas pueden hacer, dado que tienen un permiso especial del Estado, que implica sujetarse a una serie de reglas y regulaciones, y el pago de un canon. En este contexto, ejecutivos como Amos Genish, presidente de Telefónica Brasil, han llegado a decir que WhatsApp es una “operadora pirata”. Skype, en cambio, no infringe ninguna regulación, dado que pide un nombre de usuario y contraseña, que son independientes del número telefónico del usuario.  El caso de WhatsApp, aunque sólido, se encuentra con un problema. Y es que, por las distintas leyes de neutralidad de la red, las operadoras no tienen la autoridad ni la capacidad para restringir y evaluar el contenido transmitido y recibido por sus usuarios.

Pero incluso si las operadoras brasileñas logran su objetivo, y WhatsApp pierde la capacidad de operar en el país, o comienza a verse sujeto a regulaciones y nuevos impuestos —algo que varios Estados están estudiando seriamente— cuesta creer que esto podrá detener la tendencia, y ahorrarles a estas compañías enfrentarse a un futuro donde su servicio pasará por la venta de paquetes y planes de datos, y no mucho más. Incluso nuevas tecnologías, como el 5G, estarán concebidas de forma tal que se unificarán los servicios bajo una única red.

En este contexto, la mejor esperanza que tienen estas empresas es apostar por la innovación y la calidad del servicio, ofreciendo nuevas alternativas y diferenciales que les permitan atraer y retener a los clientes, y no convertirse en commodities donde el precio es la única variable. Un ejemplo de innovación en este sentido es el dado por la operadora suiza Swisscom, la cual ha cambiado su modelo de paquetes de datos limitados, por servicios de subida y bajada ilimitados en los que lo que varía es la velocidad máxima que el usuario es capaz de alcanzar. De esta manera, el que desea utilizar una Internet más fluida, capaz de soportar más y mejores servicios, paga un servicio más caro, y quien se conforma con utilizar la red para enviar mensajes o navegar las redes sociales, paga un abono menor. Otro modelo para observar es el adoptado por T-Mobile en los Estados Unidos, que ofrece voz, SMSs, roaming y cupos de datos virtualmente ilimitados, sin contratos mínimos, y apoya su oferta con servicios atractivos de valor agregado.

En los albores de una nueva evolución tecnológica que demandará enormes inversiones, y con usuarios que desarrollan nuevos hábitos, las operadoras no podrán hacer más que adaptarse y encontrar nuevas maneras de desarrollar y expandir sus negocios. Y la creatividad y la innovación son su mejor apuesta. De otra forma, corren el riesgo de desaparecer, o terminar sucumbiendo ante competidores mejor adaptados.

¿DEBEN LAS OPERADORAS LANZAR SUS PROPIAS TIENDAS DE APLICACIONES?

El 10 de julio de 2008 fue un punto de pivot en la historia de la industria móvil. Ese día Apple lanzó la primera versión de su App Store, la cual permitía ampliar las capacidades de su segundo teléfono, el iPhone 3G mediante la instalación de aplicaciones desarrolladas por la compañía y, en especial, por terceros. Pero no fue esta capacidad de mejorar las prestaciones de sus dispositivos lo que hizo de esta tienda de aplicaciones algo significativo. Lo que verdaderamente cambió la industria para siempre fue el hecho de que la compañía de Steve Jobs comenzaba a apropiarse de un negocio que, hasta entonces, siempre había estado en manos de las operadoras: el de la venta de contenidos, y el de la gestión de todos los servicios de valor agregado.

Esto fue posible gracias a que, por primera vez, los teléfonos comenzaban a contar con conexiones de datos que les permitían conectarse a Internet sin ninguna restricción; ventaja que aprovechó Apple para concentrar las gestiones del App Store de su lado, y convertirse en el único canal mediante el cual los usuarios pueden adquirir las aplicaciones para sus teléfonos, cobrando un 30% de comisión en cada venta. Hasta ese momento, los pocos contenidos que permitían ampliar la experiencia que ofrecía un teléfono —prestaciones como fondos de pantalla, ringtones, y juegos muy sencillos— eran vendidos directamente por las operadoras, o por agregadores de contenidos que se conectaban a sus redes y compartían con éstas las ganancias. Si bien este modelo hoy sigue vigente, su magnitud palidece frente al mercado de las aplicaciones.

Y es que, pocos meses después del lanzamiento del App Store, Google replicó el modelo en su Android Market (hoy Google Play), y Blackberry y Nokia hicieron lo propio, lanzando sus propias tiendas y concentrando el negocio de su lado, arrebatándole una potencial fuente de ingreso enorme a las operadoras móviles. De acuerdo con la consultora Gardtner, hacia 2017 se habrán bajado un total de 268 mil millones de aplicaciones móviles a través de todos estos canales, lo que habrá representado una facturación total de $77 mil millones de dólares. La mayoría de éstos quedará del lado de los desarrolladores y de un puñado de empresas como Apple, Google, Microsoft, y en menor medida Samsung y Amazon, y virtualmente nada quedará en mano de las operadoras; éstas operan simplemente como una autopista a través de la cual ocurren las transacciones, facturando solamente por el uso de sus planes de datos.

Es por esto que las operadoras han comenzado a replantearse su rol en este negocio, y a trabajar en opciones que les permitan volver a tomar un rol activo en la distribución del contenido. Una de estas opciones es lanzar sus propias tiendas de aplicaciones.

 

Tiendas propias de las operadoras

Lanzar sus propias tiendas resulta una posibilidad muy atractiva para las operadoras. Y es que, con millones de usuarios, y el control de la venta de gran parte de los equipos del mercado, las operadoras tienen un enorme público con el que tienen un canal directo de comunicación, y al que podrían venderle contenido y aplicaciones de todos los tipos, llevándose ellas ese 30% de comisión —o una cifra similar— sin entregarle el negocio a otras compañías. Al mismo tiempo, esto las ayudaría a incentivar un mayor uso de los teléfonos por parte de los usuarios, apalancando sus servicios de datos y banda ancha móvil.

Es por este motivo que entre 2011 y 2012 la operadora europea Vodafone realizó una alianza estratégica con AT&T, Deutsche Telekom, Verizon y Telefónica para crear una tienda de aplicaciones conjunta que tuviera un volumen significativo y les permitiera a los desarrolladores subir sus aplicaciones y llegar a los clientes de todas ellas. Esta iniciativa, sin embargo, fracasó.

Los motivos por los que éste y otros intentos por parte de operadoras de todo el mundo de crear sus propias tiendas fracasaron son varios, pero tienen que ver principalmente con que no lograron atraer la atención del público, al mismo tiempo que no pudieron ganarse la confianza de los desarrolladores, un campo en el que tanto Google como Apple y Microsoft invierten fuertemente. Pero quizás el mayor problema fue que llegaron tarde, y no ofrecieron una mejor solución para los usuarios que las ya existentes y muy bien integradas a los sistemas operativos de los teléfonos. Es decir, no pudieron hacer un mejor trabajo u ofrecer una mejor experiencia que Google Play, o el App Store.

Esto no significa que este concepto esté muerto. Este año, las tres principales operadoras de Corea del Sur, KT, SK Telecom y LG U+ anunciaron que se unirían para lanzar una tienda de aplicaciones común a las tres compañías, que atacará específicamente al mercado de su país, y que buscará constituirse como una alternativa a otras tiendas. Esta iniciativa, a diferencia de la encarada por Vodafone, cuenta con varias ventajas. Por un lado, al ocuparse de un único mercado, les permite a los desarrolladores de aplicaciones orientadas al mercado local contar con una vidriera que llegue exclusivamente al público coreano, lo cual puede suponer una ventaja con respecto a otras tiendas. Al mismo tiempo, las operadoras se han propuesto bajar las barreras de entrada para los desarrolladores y ofrecer una experiencia simple desde el punto de vista tecnológico, algo muy posible teniendo en cuenta que una de estas operadoras pertenece nada menos que a LG, una de los principales fabricantes de teléfonos Android en el mundo, y el principal socio de Google a la hora de fabricar teléfonos de la línea Nexus.

Llamada One Store, esta tienda fue lanzada el 3 de junio, y en sólo dos meses ya lleva distribuidas más de 150 millones de aplicaciones, que fueron bajadas por más de 11,1 millones de usuarios.

 

Carrier Billing, una oportunidad de integrarse a las tiendas más populares

Como hemos visto, el desarrollo de una tienda propia para las operadoras no resulta sencillo, y está repleto de desafíos. Sin embargo, el crecimiento de la adopción de los smartphones, potenciada en nuestra región por la mayor disponibilidad de dispositivos de gran calidad en las gamas media y baja, trae aparejada una oportunidad. Se trata del carrier billing.

América Latina —así como otros mercados alrededor del mundo— tiene un índice bajo de bancarización. En Argentina, por ejemplo, solamente el 33,1% de los adultos posee una cuenta bancaria, y apenas el 29,8% tiene acceso a herramientas financieras como tarjetas de crédito. Esto significa que, aunque crezca el mercado de los teléfonos inteligentes, compañías como Apple, Google y Microsoft son incapaces de monetizar sus tiendas de aplicaciones entre los nuevos usuarios, porque éstos no disponen de un método para comprar aplicaciones pagas, ni para hacer compras dentro de la aplicación. Es por eso que deben buscar una nueva alternativa. Y esta alternativa, recae en las operadoras.

Y es que, si bien gran parte de los nuevos usuarios no cuentan con servicios bancarios, todos ellos ya tienen una relación con las operadoras, a las cuales o bien les pagan un plan mensual, o les compran minutos y packs de datos a través de recargas. El carrier billing —es decir, la posibilidad de cobrar a través de la factura, o deduciendo del crédito de una recarga— es un mecanismo que les permite a las tiendas de aplicaciones venderles sus apps y otros contenidos a los usuarios permitiendo que éstos paguen a través de las operadoras, las cuales a su vez cobran una comisión de entre el 25% y el 40% por sus servicios como intermediarias.

Este camino —si bien menos rentable que una tienda propia— resulta una gran oportunidad, porque les permite a las telcos comenzar a participar de un negocio que, hasta ahora, les resultaba esquivo sin tener que tomarse la molestia de abrir una nueva línea de negocios y luchar contra los titanes del mundo del software por la atención de los usuarios. Una pelea que parecía muy difícil de ganar. Y la magnitud del negocio es enorme. De acuerdo con BI Intelligence, hacia 2017 se habrán comprado unos $13 mil millones de dólares en aplicaciones móviles a nivel mundial pagando con este sistema.

Al mismo tiempo, esto le abre las puertas a millones de usuarios a consumir contenidos tan variados como juegos, aplicaciones de todas las categorías, y hasta libros, películas y música, pagando de una manera que les resulta predecible, segura y conocida, y accesible incluso si no cuentan con una tarjeta de crédito, una cuenta bancaria, o alguna otra herramienta financiera.

Es innegable que el contenido es una pieza cada vez más importante del negocio móvil y, de una forma u otra, las operadoras han encontrado una manera de participar.