CHINA ESTÁ CERCA DE CONVERTIRSE EN EL PRINCIPAL MERCADO DE APLICACIONES A NIVEL GLOBAL

En muchas formas, China ya es el mayor mercado móvil en el mundo. Con 1.400 millones de líneas activas y 672 millones de usuarios únicos, el gigante asiático supera a India, otro mercado densamente poblado, en más de 200 millones de usuarios, y con un PBI per cápita 4,5 veces mayor no debe resultar sorprendente que exhiba características de un mercado más desarrollado. Aún así, en el negocio de las aplicaciones China todavía no es superior al de otros mercados más chicos en términos de suscriptores, como lo es Estados Unidos, el líder a nivel mundial. Por ahora.

De acuerdo con la consultora App Annie 2016 será el año en el que China sobrepase por primera vez a los Estados Unidos y se convierta en el principal mercado de aplicaciones, en términos de facturación, a nivel mundial. De acuerdo con un reporte de esta consultora, ya en 2015 un tercio de todas las descargas de aplicaciones a nivel mundial ocurrían en China. Este año eso impactará en la facturación. Y es que, para 2016, se espera que en la región Asia Pacífico (APAC) el negocio de las aplicaciones móviles genere unos $28,3 mil millones de dólares en facturación, más de la mitad de los cuales provendrán de China. En contraste, el continente americano en su totalidad, generará unos $13,1 mil millones de dólares en facturación. Hacia 2020, se pronostica que el mercado asiático crezca 2,5 veces, con el país comunista a la cabeza.

Mercado Apps

Este enorme crecimiento se está llevando a cabo en las distintas plataformas, fundamentalmente en Android y iOS. Sin embargo, a pesar de que Apple ha logrado consolidar su posición en ese mercado, y está obteniendo enormes utilidades a partir de su tienda de aplicaciones, este no es el caso de Google, el cuál prácticamente no participa con Google Play y se está quedando afuera de este negocio en el país. Lo mismo sucede con algunos de los grandes desarrolladores como Facebook, empresa que produce muchas de las apps más populares a nivel mundial, cuya presencia en China es casi inexistente.

LA PRESENCIA DE APPLE EN EL MERCADO CHINO

Por bastante tiempo China fue el segundo país en materia de descarga de aplicaciones de iOS en el mundo. En el primer trimestre de 2015, sin embargo, los usuarios del país asiático superaron a sus contrapartes estadounidenses, convirtiendo a su mercado en el primero en cantidad de apps descargadas. Un año más tarde, durante el primer trimestre de 2016, este hito se tradujo a facturación y, luego de superar a Japón, China se convirtió en el segundo mercado en materia de rentabilidad para el App Store de Apple, superado sólo por los Estados Unidos.

En 2015 Apple facturó $3,4 mil millones de dólares en el negocio de las aplicaciones móviles en el país asiático. Esto es, a través de las descargas, suscripciones, in app purchases, etc, ocurridas a través de su App Store. Hacia 2020, se proyecta que este número crecerá unas 2,6 veces hasta alcanzar los $8,9 mil millones de dólares. Esto demuestra que la decisión de Apple de ingresar a este mercado ha sido estratégica y muy acertada, incluso cuando el mismo le reporta una facturación promedio por dispositivo activo bastante inferior a la que ocurre en otros mercados como los Estados Unidos y Europa.

De todas formas, el hecho de que la compañía ya esté vendiendo más dispositivos en el gigante asiático que en su país de origen, significa que su negocio allí seguirá expandiéndose.

LA SITUACIÓN DE ANDROID

Así como ocurre en otros mercados, en China Android supera en varias órdenes de magnitud a iOS en materia de cantidad de equipos activos. Según Kantar Worldpanel, el 77% de los equipos activos en el país asiático utilizan el sistema operativo desarrollado por Google, contra 21,1% que utilizan iOS, y apenas el 0,8% que utilizan Windows.

Android vs iOS en China.

Android vs iOS en China.

A pesar de esta gran diferencia de volumen, el mercado de aplicaciones de Android es proporcionalmente menor al de iOS, con una facturación total que fue de $5,2 mil millones de dólares en 2015, exhibe menos del doble de ingresos, con un mercado de 3,6 su tamaño.

Existe una explicación para este fenómeno. O, en realidad, varias. Por un lado, así como sucede en casi todo el mundo, los dispositivos equipados con Android son mucho menos homogéneos que aquellos fabricados por Apple, lo que implica que muchos de ellos no pueden correr demasiadas aplicaciones, ya sea por su baja potencia, o por utilizar versiones viejas del sistema operativo que no son compatibles con las apps más novedosas. Pero esta no es la razón principal en el mercado chino.

Desde que en 2010 Google abandonó el país asiático cuándo no pudo ponerse de acuerdo con su gobierno acerca de la censura de sus resultados de búsqueda, muchos de sus servicios no están disponibles en ese mercado. Ese, sin embargo, no es el caso de Google Play. Y es que la tienda de aplicaciones está disponible en ese país, aunque solamente ofrece apps gratuitas, y restringe la bajada de cualquier aplicación desarrollada por Google. Al mismo tiempo, y producto de esas restricciones, la mayoría de los fabricantes ni siquiera incluyen una versión de Google Play en los celulares que venden en el país. Así, incluso si una persona posee un teléfono comprado en el exterior, o localmente, y que incluye un acceso a la tienda, allí no podrá descargar aplicaciones pagas, o suscribirse a ninguna de ningún tipo, lo que lleva a que la facturación de la empresa de Mountain View en ese mercado en ese país sea prácticamente cero.

Esto se ve exacerbado porque Android, a pesar de ser el sistema operativo dominante en China, no suele ser utilizado en su versión licenciada por Google en el país. En cambio, la mayoría de los fabricantes utilizan versiones open source del software, lo cual les da la oportunidad de modificarlo a su antojo incorporando, por ejemplo, los servicios de búsqueda de Baidú, el principal buscador chino, y todo tipo de aplicaciones orientadas al mercado local.

De esta forma, fabricantes como Xiaomi desarrollan versiones muy personalizadas de Android para sus dispositivos, lo que les permite diferenciarse en gran medida de su competencia. Esto no es algo necesariamente malo, puesto que contribuye a la innovación y les da más opciones a los consumidores a la hora de elegir experiencias de usuario diferentes, y una gama de servicios de mensajería, mapas, etc., que compiten entre sí. Por otro lado, tantas diferencias incrementan la fragmentación, disminuye la compatibilidad de algunas aplicaciones, y genera barreras para el crecimiento del mercado de aplicaciones.

Quién se ve especialmente afectada por esta fragmentación es Google, que en una comunidad tan diversa de desarrolladores, donde el público ya ha adoptado las plataformas de otras empresas, y donde algunos de sus servicios básicos no están disponibles, no tiene la capacidad de generar los incentivos que genera en otros mensajes para que el mercado se concentre alrededor de sus propias versiones de sus sistema operativo. Aunque la compañía esté haciendo grandes esfuerzos, a través de alianzas con gigantes como Huawei y ZTE, que llevan en sus equipos la versión original de Android (aunque con algunos ligeros cambios y la ausencia de sus servicios), la realidad es que esta bien puede ser una batalla perdida y que, incluso si se levantaran las restricciones y la censura impuestas por el gobierno chino, la empresa norteamericana ya no pueda recuperar su posición. Y lo que es aún peor, con cada vez más fabricantes chinos expandiéndose fuera de China, hacia mercados como India y Brasil, Google puede encontrarse con que dispositivos que utilizan su propio sistema operativo no le están generando ningún rédito (o mucho menos rédito del que podrían), y están alimentando otros ecosistemas de aplicaciones y servicios sobre los que no controla ni recibe ni una porción ínfima del negocio.

Con Apple obteniendo grandes resultados en ese vasto mercado, es posible que Google considere ceder a las presiones del gobierno chino y regresar. Aunque con el enorme empujón que su ausencia les dio a los competidores locales, es posible que las autoridades del país asiático no tenga muchas ganas de permitir ese regreso. De cualquier forma, China ha demostrado ser un país muy prometedor para los desarrolladores, y que su ecosistema móvil en permanente expansión – y al que todavía le queda mucho por crecer – es uno de los que más facturación genera, y generará en el mediano y el largo plazo. Sin embargo, su idiosincrasia propia, el proteccionismo de sus autoridades, y la barrera que suponen sus peculiaridades tanto técnicas como culturales, representan un verdadero desafío para los desarrolladores que no son de la región.

LA BATALLA POR CHINA RECIÉN EMPIEZA

Con 1.200 millones de habitantes, más de un millón de millonarios, una clase media en franco crecimiento que ya alcanzó los 109 millones de personas, y seguirá creciendo el doble de rápido que la estadounidense, y un potencial no explotado que todavía resulta enorme, este país se ha convertido en el santo grial para un sinnúmero de industrias. Y la móvil no es la excepción. En este contexto no es de extrañar que los principales jugadores del sector estén apostando fuerte por incrementar su presencia en el país asiático, y por conquistar a millones de nuevos consumidores tanto con dispositivos como con aplicaciones y servicios.

Según GSMA en el primer trimestre de 2015 el mercado móvil chino contaba con unos 605 millones de suscriptores, esto es un 250% más que los 250 millones de suscriptores que componen los mercados estadounidense y canadiense combinados. Pero mientras en Norteamérica la penetración de los servicios móviles por usuario único es del 70%, en China ésta alcanza apenas al 48%, lo que implica que existe un gran terreno para crecer. Aún así, con semejante cantidad de usuarios, el mercado chino ya es vasto y uno de los mayores del mundo. Esto se observa en que, por ejemplo, el país asiático se habrá convertido en 2015 en el mayor mercado mundial de juegos móviles, alcanzando una facturación de US$5,5 mil millones, superando a los US$4,5 mil millones que representa el mercado estadounidense. Con 450 millones de usuarios que descargan y utilizan juegos móviles en ese país —una cifra que supera a la población total de los Estados Unidos—, no es de extrañar que esta brecha se siga agrandando.

En otras categorías empieza a suceder algo similar. De acuerdo con GSMA, entre 2013 y 2014, el número de aplicaciones descargadas por los usuarios del sudeste asiático creció un 20%, y la facturación producida por éstas en la región, en un 90%.

Es por esto —y porque esta región es cada vez más importante y significativa— que los gigantes de Internet están peleando por incrementar su presencia en la zona, y liderar este mercado con estrategias cada vez más agresivas y contundentes. A continuación, veremos qué está haciendo cada uno de ellos.

 

Apple busca mantener su liderazgo

Una de las empresas que ha logrado un mayor éxito en China y en todo el sudeste asiático es Apple. La compañía fundada por Steve Jobs ha logrado conquistar a la incipiente clase media china con sus iPhones y iPads, convirtiendo a su Smartphone en uno de los modelos más vendidos en el país durante varios años seguidos. De hecho, la gran adopción que ha tenido el iPhone 6 —y en especial el iPhone 6 plus— logró indirectamente promover el mercado del 4G, el cual ha acelerado su crecimiento gracias al interés de los usuarios de estos dispositivos en navegar a mayor velocidad.

A pesar de haber empezado el año con el primer lugar en ventas, durante el segundo trimestre de 2015 Apple se vio desplazada hacia el tercer lugar por dos compañías locales. En primer lugar se ubicó Xiaomi, la estrella del país asiático, la cual fabrica smartphones de muy buena calidad a bajo precio, y que ya ha comenzado su expansión internacional a mercados tan distantes como Brasil. El segundo puesto fue de Huawei, una de las marcas chinas más reconocidas a nivel mundial. A pesar de esta caída de puesto, Apple incrementó la cantidad de equipos vendidos, y logró mantenerse por encima de Samsung, su eterno rival, la cual se ubica en el cuarto puesto en el país.

Una de las principales estrategias de la marca para apuntalar su posición en China tiene que ver con expandir la cantidad de tiendas que tiene en el país. Esta estrategia, que parece dar resultado, fue llevada a un extremo tal que Apple ha tenido que comenzar a llevar empleados estadounidenses para ocupar puestos en los locales, por las dificultades que enfrenta la compañía para encontrar personal local capaz de adaptarse a la cultura y al estilo de atención al cliente que caracteriza a sus puntos de venta.

Al mismo tiempo, Apple buscará posicionarse aún más como una marca aspiracional puesto que, con un precio de más de US$650, sus equipos no pueden competir en este campo con los fabricantes chinos, que ofrecen smartphones equivalentes a un iPhone por menos de US$300. Esta estrategia, sin embargo, siempre ha resultado para la marca, y es muy posible que le permita seguir aumentando sus ventas incluso cuando los precios de su competencia sigan bajando.

 

Google planea su regreso

Aunque dejó el mercado chino en 2010 tras rehusarse a seguir censurando sus resultados de búsqueda, para Google no resulta fácil resistirse a la magnitud y a las grandes oportunidades que representa el país asiático. Es por eso que su nuevo CEO Sundar Pichai anunció que la empresa volvería a China, aunque no en su totalidad, sino a través de su tienda de aplicaciones, Google Play.

Hoy, Android es el sistema operativo más popular en el país asiático. Sin embargo —a diferencia de lo que ocurre en el resto del mundo, donde lleva preinstaladas una serie de aplicaciones vinculadas a los servicios de Google, y donde utiliza por defecto el buscador de la compañía— en China éste llega desprovisto de todos estos servicios, y alterado por los fabricantes locales para incluir los servicios de búsqueda de Baidú, el principal buscador chino, y de otras compañías. Es por eso que no resultaría difícil para el gigante de las búsquedas instalarse en ese mercado.

Para ello, la empresa podría lanzar una versión local de Google Play conteniendo menos aplicaciones —dado que muchas se encuentran censuradas por el gobierno chino—, comenzando así a restablecer su relación con los consumidores locales, y a la espera de algún día volver a lanzar otros servicios.

Sin embargo, es posible que ya sea muy tarde para Google. Y es que muchas empresas locales como la ya mencionada Baidú, pero también Alibaba, Tencent (la principal operadora del país) y Qihoo ya ofrecen servicios alternativos a los creados por Google, incluidos servicios de correo electrónico, streaming de video, mapas, buscadores, redes sociales, mensajeros instantáneos y más. Al mismo tiempo, fabricantes como Xiaomi y Huawei cuentan con sus propias tiendas de aplicaciones, las cuales les permiten generar ingresos que van más allá de la venta de equipos, un negocio que difícilmente quieran abandonar preinstalando la tienda de la compañía norteamericana en los dispositivos que comercializan.

Google es, posiblemente, la compañía que enfrenta el mayor de los desafíos para volver a posicionarse en el mercado chino. Y es que, además de llegar tarde frente a otros competidores mejor instalados, tendrá que lidiar con las restricciones que impone el gobierno, como alojar toda la información relacionada con los servicios dados en el país en servidores locales, y permitirle acceso a parte de la información de sus usuarios. Cosas que, en el pasado, la compañía ya se ha negado a hacer.

 

Samsung y una estrategia que busca recuperar la región

A pesar de su cercanía geográfica Samsung no ha podido conquistar el mercado chino. No de la misma forma en la que logró imponerse en otros mercados, por lo menos. Sin embargo, esto podría cambiar. Y es que la marca surcoreana ha comenzado a poner sus esfuerzos en mejorar su línea de teléfonos de gama media. Para esto lanzó su serie Galaxy A, compuesta de distintos dispositivos con buenas prestaciones y un gran diseño, disponibles a menor precio que sus más potentes Galaxy S.

Lanzados mundialmente, el Galaxy A3, el más pequeño y menos potente de la gama; el A5, de mayor tamaño y mejores atributos; y el Galaxy A7, mayor aún que el anterior, también están disponibles en China. Sin embargo, para hacer más fuerza en el mercado local, la empresa también ha lanzado el A8 —que con un grosor de 5,9 mm se ha convertido en su teléfono más delgado hasta la fecha— exclusivamente en el mercado chino, de forma tal de conquistar a los consumidores locales.

Sin embargo, aunque su nueva estrategia de lanzar smartphones más baratos y de buena calidad pueda ayudar a la marca a aumentar su market share en el país asiático, resta ver si esto le permitirá obtener el mismo margen que sus teléfonos de alta gama, y si podrá competir con las empresas chinas que ya dominan este segmento.


Facebook intenta saltear las regulaciones

Finalmente, cabe mencionar el caso de Facebook. Si bien se encuentra prohibida en China, la red social ya cuenta con más de 600 mil usuarios en el país quienes, utilizando VPNs y otros sistemas, logran saltear la censura del gobierno local. Es por esto, y por el gran potencial que la empresa ve en este mercado, que ella está considerando abrir una oficina en el país.

Esta sede le permitiría a Facebook atender a las compañías chinas que buscan utilizar los servicios de la red social para hacer publicidad para sus clientes fuera de china y, en voz baja, generar oportunidades publicitarias para los usuarios clandestinos dentro del país.

Hoy Facebook ya cuenta con una sede en Hong Kong, donde maneja las operaciones en esta ciudad —la cual cuenta con un marco regulatorio distinto al chino— y en la isla de Taiwán, país que tampoco es controlado por el Gobierno de Beijing.  La nueva oficina sería independiente y apuntaría a trabajar con China continental.

Esta estrategia, sin embargo, no está confirmada, y puede resultar arriesgada para la empresa la cual espera, algún día, podrá llegar al mercado de ese país y competir abiertamente.

Con más de 1,2 mil millones de personas y una economía que, aunque más lentamente, sigue creciendo, China es un mercado que es simplemente imposible de ignorar. Es por eso que cada vez más empresas occidentales buscarán ganar una mejor posición e instalarse en ese país que les puede garantizar no solo un enorme crecimiento en sus utilidades, sino también la posibilidad de neutralizar a posibles competidores nacidos allí, capaces de exportar sus servicios a todo el mundo.