EL MÓVIL ES LA MEJOR ALTERNATIVA PARA CONECTAR EL MUNDO

Aunque para muchos de nosotros ya forma parte de nuestra vida cotidiana, y nos cuesta imaginar un mundo en el que no exista, Internet no es —todavía— una herramienta que esté al alcance del total de la población mundial. De hecho, de acuerdo con datos de la International Telecommunications Union, hacia julio de 2014 apenas 2.925 millones de personas —es decir, un 40,4% de la población mundial— tenía acceso a la red. Y aunque esta cifra creció un 7,9% ese año, la realidad es que lentamente se está desacelerando. Es por esa razón que son cada vez más las iniciativas que se proponen llevar Internet al casi 60% de la población mundial que todavía no está conectada.

Compañías como Google, Microsoft y Facebook han comenzado a trabajar, cada una en sus propios planes. Y si bien su interés en lograr este objetivo no es puramente altruista —puesto que, habiendo alcanzado niveles de penetración casi totales con sus productos, la única alternativa que tienen para seguir creciendo a grandes tasas es que se incremente la base de usuarios de Internet—  sus esfuerzos pueden resultar muy positivos para llevar todo tipo de servicios, crecimiento económico, nuevos conocimientos y oportunidades a poblaciones que hoy se encuentran postergadas. Y si bien las ideas en las que ha comenzado a trabajar cada uno de estos titanes, así como otras organizaciones interesadas en llevar la red a nuevos usuarios, son bastante diferentes entre sí, todas tienen algo en común: el móvil es protagonista.

 

Internet.org, el proyecto de Facebook

Lanzada en 2013 en conjunto con Samsung, Nokia, Qualcomm, Ericsson, Opera y Mediatek, esta iniciativa —probablemente la más global en este sentido— se propone conectar a todos los pobladores del mundo a Internet durante las próximas décadas. Para hacerlo no existe un plan específico, sino el apoyo a distintos proyectos y la creación de un laboratorio de ideas donde se trabaja con desarrolladores, para ayudarlos a comprender las peculiaridades de cada región y así ayudarlos a adaptar sus productos para que siempre funcionen bien.

El objetivo de Internet.org es trabajar sobre todas las limitaciones que impiden que gran parte de la población esté conectada. Es decir, cuestiones como el elevado precio de los dispositivos y de los planes de voz y datos, la escasa o deficiente infraestructura en muchas regiones, y la falta de contenido y aplicaciones en distintos idiomas, entre otras.

Este proyecto tiene, incluso desde sus primeras etapas, un enorme foco en el móvil. Y es que esta tecnología es la que mayores posibilidades tiene de resolver todos estos problemas. Por un lado, es más fácil y barato cubrir grandes extensiones con redes móviles que con conexiones por fibra óptica. Al mismo tiempo, los dispositivos como smartphones o feature phones, resultan más accesibles que las computadoras portátiles o de escritorio, y más versátiles a la hora de mostrar información.

Es por todos estos motivos que el primer lanzamiento generado por esta iniciativa fue, justamente, una aplicación móvil. Lanzada en un principio en Zambia, y luego en Kenya, Ghana, Tanzania, India y en Colombia, esta app les permite a sus usuarios acceder a una serie de servicios tales como AccuWeather, el cual permite conocer el estado del tiempo, las noticias de la BBC, Wikipedia, UNICEF, Google Search y, por supuesto, Facebook y Facebook Messenger, sin cargo alguno conectándose a través de las redes de distintas operadoras locales. La intención detrás de esta aplicación es llevar información útil y un nuevo modo de comunicarse a millones de personas que hoy se encuentran desconectadas.

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Sin embargo todavía existen varios problemas, y es que para poder utilizar una aplicación como esta son necesarios un smartphone —un dispositivo del que la mayoría de los usuarios todavía carece— y acceso a una red móvil capaz de transmitir datos, aunque sea a velocidades 2G, con cobertura en su zona de residencia. Mientras Facebook y sus socios trabajan en esos problemas, otros proyectos buscan resolverlos.

 

Firefox OS, una solución fallida al alto precio de los dispositivos

La posibilidad de acceder a smartphones de calidad, capaces de conectarse a Internet y ofrecer una buena experiencia está, hoy, alejada del presupuesto de gran parte de la población mundial. Y es que en países donde el salario anual apenas roza los $300, los $500 o los $1.000 dólares es impensable que una persona pueda invertir $200 o $700 dólares en un dispositivo. De hecho, en mercados como India —donde el salario promedio es de $1.570 dólares anuales— un teléfono como los Android One, disponibles por $100 resulta inaccesible para cientos de millones de personas.  Es por eso que la fundación Mozilla se propuso resolver esto creando dispositivos aún más baratos. Y por un tiempo lo logró.

A principios de 2014 la fundación anunció que buscaría desarrollar un teléfono inteligente que costara para los usuarios solamente $25 dólares, y que permitiera llevarle esta tecnología a millones de personas que hoy no cuentan con un teléfono, o que todavía utilizan equipos sin conectividad a Internet. Pocos meses después Mozilla anunció el lanzamiento de su primer Smartphone barato, un dispositivo fabricado en conjunto con la compañía india Intex, disponible por solamente $35 dólares libre de contrato. Los resultados, sin embargo, no fueron buenos. Y es que, de acuerdo con Ars Technica, más allá del hardware del dispositivo, el software (Firefox OS, un sistema totalmente construido en HTML 5) resultaba muy deficiente, se colgaba todo el tiempo y era incapaz de ofrecer una experiencia de usuario aceptable.

Es por este tipo de problemas que Mozilla finalmente terminó abandonando el proyecto, y prefirió concentrarse en generar nuevas aplicaciones que permitan bajar los costos para los usuarios, y en producir dispositivos cuya finalidad última no esté dada solamente por el precio bajo, sino también por una experiencia de usuario aceptable.

Esto no significa que el camino hacia un smartphone barato esté terminado. Microsoft, por ejemplo, está haciendo un gran trabajo diseñando dispositivos baratos como su línea Nokia Asha, la cual incluye dispositivos como el Asha 201, lanzado a $67 dólares libre de contrato.  Aunque aún queda un gran camino por recorrer, y dependerá también de las operadoras y los gobiernos colaborar bajando aranceles e impuestos, y ayudando a las personas de menos recursos a adquirir estos dispositivos.

 

Project Loon, una respuesta al problema de la conectividad

Así como Facebook, Google tiene grandes aspiraciones cuando se trata de llevar Internet a todos los rincones de la tierra. Sin embargo, en lugar de concentrarse en resolver la totalidad del problema, esta compañía se enfocó en resolver el problema de la conectividad. Y para hacerlo creó Project Loon.

Este proyecto, aún en etapa experimental, propone lanzar globos aerostáticos a las capas superiores de la estratosfera y utilizarlos como antenas capaces de llevar conexiones 3G y 4G a zonas remotas. Además de constituir un desafío técnico y logístico —dado tanto por la necesidad de colocar a los globos en las posiciones correctas y moverlos por el planeta utilizando las corrientes de aire, como por la necesidad de conectarlos a la red— este proyecto requiere de un enorme trabajo de colaboración con operadoras locales en todo el mundo. Esto se debe a que la intención de Google es compartir las bandas que las distintas operadoras tienen asignadas en cada país, de forma tal de no invadir el espectro radioeléctrico de otros servicios como la televisión digital, y de permitir que los usuarios utilicen los equipos existentes en el país.

En el mismo sentido, Google ha comenzado a experimentar con drones y hasta ha adquirido la compañía Titan Aerospace para mejorar su tecnología.

Así como otros proyectos, el foco de Project Loon es puramente móvil, incluso si propone no utilizar la infraestructura clásica de las redes celulares.

Si bien todas estas iniciativas han atraído atención por parte de grandes compañías, operadoras e inversores, la realidad es que varias de ellas todavía se encuentran lejos de arrojar verdaderos resultados, o de proponer soluciones verdaderamente sustentables. Internet.org, por ejemplo, no ha sido capaz de resolver el problema de los costos, dado que su funcionamiento solamente es posible gracias a que las operadoras y otras empresas se están haciendo cargo de los costos que implica la conexión de los usuarios de su aplicación. Al mismo tiempo, el proyecto ha sido blanco de críticas por favorecer el uso de algunos servicios por sobre otros, violando el principio de neutralidad en la red, lo que lo hace parecer más una iniciativa comercial que un proyecto dedicado a verdaderamente resolver el problema de la conectividad.

Pero independientemente del resultado de cada uno de estos proyectos, o de sus posibilidades de desarrollarse y aportar verdaderas soluciones globales capaces de llevar la red a las más de 4 mil millones de personas que todavía no la utilizan, la realidad es que el móvil será, casi sin dudas, la tecnología que lo hará posible. Y ya sea por una iniciativa a gran escala, o por el crecimiento de las redes y el apoyo de los gobiernos y las autoridades regulatorias en cada mercado, este será el canal por el que, sin lugar a dudas, la mayoría de nosotros nos conectaremos, aprenderemos, nos informaremos y haremos negocios en los próximos años.

¿CÓMO PUEDE EL MÓVIL REVOLUCIONAR LA EDUCACIÓN?

El mercado de la educación móvil es uno de los más prometedores para la próxima década. El gran potencial de estos dispositivos —cada vez más poderosos y, al mismo tiempo, más accesibles— permite llevar el conocimiento directamente hasta las palmas de las manos de miles de millones de personas alrededor del planeta. Y si bien se proyecta que este mercado crezca a un ritmo del 36% anual hasta 2020 cuando se espera que alcance una magnitud de $36.700 millones de dólares a nivel mundial, son las implicaciones sociales y no tanto las económicas, las que hacen que este mercado represente una oportunidad apasionante.

Hoy conoceremos los dos principales ejes en los que los teléfonos celulares podrán cambiar para siempre la manera en la que nos educamos.

 

El móvil como eje de una política planificada

Una de las posibles aplicaciones del móvil a la hora de revolucionar el sistema educativo parte de la utilización de esta tecnología de manera planificada y centralizada por parte de los Estados, ya sea nacionales o locales. Y es que la planificación de programas que se basan en las ventajas que ofrece esta tecnología resultan una gran oportunidad capaz de mejorar notablemente la conexión de los alumnos con el conocimiento dentro del aula, y de extender estos contenidos a personas que, por lejanía o falta de recursos económicos, no pueden acceder a una institución formal.

 

En el aula

En este sentido, distintos países han comenzado a experimentar con iniciativas tan variadas como implementar el uso de teléfonos inteligentes dentro del aula. En el condado de Moorseville, en Carolina del Norte, Estados Unidos, se realizó un programa piloto incorporando el uso de tecnología móvil dentro del aula. Combinando lectores de e-books con el uso de aplicaciones móviles durante y fuera de las clases, el distrito logró incrementar el nivel de graduación de sus alumnos de un 52% al 95% en un período de apenas cinco años, colocándolo en el segundo lugar en todo el estado.

Otro programa para observar es Puentes Educativos, una iniciativa chilena que busca mejorar la planificación y los recursos disponibles en los salones de clase a través de la capacitación docente y de la distribución de herramientas tecnológicas. Para esto, se les entregan dispositivos tales como tabletas y teléfonos inteligentes a los docentes que participan del programa, y se los utiliza para enviarles contenidos relacionados con diversas áreas que los ayudan a actualizar y preparar sus clases, y a luego compartir el material con los alumnos a través de un proyector. Este programa fue desarrollado en conjunto con BridgeIT, una iniciativa sin fines de lucro que ayuda en la capacitación docente en contextos de riesgo social, y que aporta soluciones parecidas a estas en África, Asia, y otros países en América Latina.

Fuera del aula

El apoyo y la expansión de la experiencia dentro del salón de clase no son los únicos aportes que el móvil puede hacer en la educación a partir de políticas planificadas. En regiones tales como el África Subsahariana, donde más del 62% de la población vive en zonas rurales, y donde la infraestructura vial y educativa es limitada, la deserción escolar es un problema grave. Cada año más de 10 millones de chicos dejan la escuela primaria, pero incluso entre quienes llegan a la secundaria el nivel de analfabetismo o de subalfabetismo es alto.

Para resolver estos problemas se necesitaría contratar a unos 250 mil nuevos docentes a nivel regional, una tarea titánica e imposible de llevar a cabo, teniendo en cuenta que no hay suficiente personal capacitado, ni recursos para entrenarlo al ritmo necesario.

Es en este contexto que la infraestructura móvil —la cual se encuentra en creciente expansión y, de acuerdo con GSMA, ya le provee servicios a más de 500 millones de personas en la región— puede ofrecer la oportunidad necesaria para alfabetizar a esas millones de personas que viven en áreas alejadas y desconectadas de los centros urbanos. Para esto no es necesario esperar a la llegada de redes de alta velocidad ni de la masificación de la adopción de los teléfonos inteligentes por parte de las poblaciones más postergadas. Algunos programas como MoMaths, implementado por Nokia y la Siemens Nokia Network con apoyo del gobierno en Sudáfrica entre 2009 y 2011, han demostrado que es posible desplegar programas educativos de manera gratuita para miles de estudiantes.

Esta iniciativa estaba basada en un sistema interactivo de aprendizaje de matemática que funcionaba a través del navegador wap de cualquier modelo de feature phone, es decir, teléfonos con ciertas características de conectividad, pero que no cuentan con las prestaciones de un teléfono inteligente. Para garantizar la gratuidad del programa, los estudiantes recibían una dirección IP a la que podían ingresar con sus teléfonos, que permitía que todos los datos recibidos fueran pagados por el emisor, o un donante. De esta manera, la compañía demostró el éxito de esta herramienta para enseñar esta disciplina y, a la vez, probó que con móviles de bajo costo y bajas prestaciones, y utilizando redes 2G con conexiones EDGE es posible llevar el conocimiento a los rincones y poblaciones más alejadas.

Tanto dentro como fuera del aula, la tecnología móvil llega de la mano de un nuevo paradigma, que permite personalizar aún más la experiencia educativa y transformar el proceso de adquisición de conocimientos en una experiencia más cualitativa que cuantitativa, en la que los alumnos aprenden a utilizar las herramientas y a encontrar por sí solos el conocimiento, más que a seguir el ritmo de una clase exclusivamente.

 

El móvil como herramienta de aprendizaje continuo

Un segundo eje en el desarrollo de la educación móvil es el que tiene que ver con la utilización de esta tecnología, no ya entre los sectores más marginales o aislados de la sociedad, sino entre las personas que ya completaron su ciclo educativo formal y buscan mantenerse actualizadas o incorporar nuevos conocimientos de manera continua sin la necesidad de volver a la escuela o a la universidad.

El móvil cuenta con un creciente número de herramientas capaces de llevar el conocimiento a los usuarios. Estas opciones son variadas y poseen distintos niveles de complejidad.

Un ejemplo ya clásico de este tipo de oportunidades de aprendizaje está dado por los MOOCs (por sus siglas en inglés para Massive Open Online Course, o Curso abierto masivo y en línea), es decir, los cursos online que permiten especializarse en una disciplina o incorporar conocimientos en campos tan variados como la historia, la matemática, programación, o habilidades específicas como soldadura de caños, o cría de ganado. Estos cursos permiten seguir una serie de lecciones, e incluso dar exámenes en línea, hasta haber adquirido el conocimiento deseado. Si bien el escenario ideal implica la finalización del curso, la realidad es que muchos alumnos nos los concluyen, sino que los utilizan para aprender aquello que necesitan, a su ritmo y sin las presiones de la educación formal.

Existen otras alternativas en este sentido, y tienen que ver con aplicaciones específicas creadas para sumar un determinado conocimiento. Un ejemplo paradigmático es la herramienta de aprendizaje de idiomas Duolingo, una App móvil que utiliza mecánicas de gamification para ofrecer premios e incentivos, y enseñarles vocabulario, gramática y hasta pronunciación en cinco idiomas a sus usuarios.

Este enfoque, si bien menos tradicional, representa una oportunidad de especialización y adquisición de nuevo conocimiento, de manera veloz y dinámica, para millones de personas alrededor del mundo y una poderosa herramienta para las organizaciones, y hasta también los mismos gobiernos, para capacitar a la fuerza laboral e incorporar nuevos empleos que, tradicionalmente, tomaría cinco o seis años crear.

La versatilidad del móvil, así como el rápido despliegue de las redes y su adopción masiva, tanto en sociedades más desarrolladas como en los países más pobres del mundo, hacen de esta una plataforma ideal para implementar planes y soluciones a medida de las necesidades de cada región, capaces de llevar la educación y el conocimiento a toda la humanidad, y generando grandes oportunidades de negocio en el camino.

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¿SON LOS WEARABLES EL FUTURO DEL MÓVIL?

Desde que los principales OEMs, es decir, los más importantes fabricantes de dispositivos móviles en el mundo, decidieron meterse de lleno en el desarrollo de nuevos wearables, tanto la prensa como los analistas del mercado comenzaron a pronosticar un boom del sector, y a referirse a él como el futuro indiscutido de la industria. Y si bien puede que esto sea cierto, la realidad es que hasta ahora este segmento de productos —pequeñas computadoras, muchas veces creadas para fines específicos, conectadas a la red o a otros dispositivos que se llevan en alguna parte del cuerpo— no han logrado solucionar grandes problemas, y menos aún despertar un gran interés por parte de los usuarios.

Es posible que le estemos pidiendo a una categoría —que comparada con otras, se encuentra en pañales— una performance que sólo unos cuantos productos de la talla del iPhone o la primera iPad supieron tener. Pero cuesta no mantener altas las expectativas cuando se tiene en cuenta el potencial de esta tecnología.

Y es que los wearables realmente tienen la capacidad de cambiar el futuro. Combinando distintos tipos de sensores con poderosos chips de cada vez menor tamaño, estos dispositivos pueden revolucionar todo tipo de industrias. Un ejemplo claro es el de la salud, en la que la posibilidad de medir de manera permanente el comportamiento y los signos vitales de una persona puede brindarle información detallada a los médicos que permite hacer mejores diagnósticos y optimizar los tratamientos. Al mismo tiempo, otros sectores como el de la seguridad pública puede beneficiarse con esta clase de tecnología; la cual tiene la capacidad de, por ejemplo, mantener a toda la policía conectada, ofreciéndole notificaciones e información en tiempo real a los oficiales ubicados en las cercanías de un hecho a través de un reloj o, incluso, frente a sus ojos proyectando los datos en la lente de un par de anteojos. O el de la seguridad industrial, donde es posible utilizar la tecnología portable para identificar fácilmente a las personas autorizadas a operar una máquina y así evitar accesos no autorizados de manera sencilla; o evitar accidentes, alertando por ejemplo a las máquinas cuando un operario hace un mal movimiento o se acerca demasiado. Y este es sólo el comienzo. Los wearables podrán ser capaces de producir una revolución en la forma en que vivimos nuestras vidas y manejamos nuestras relaciones sociales, de la misma forma en que ya lo han hecho los teléfonos móviles.

Sin embargo, en su estado actual, la tecnología wearable se limita a unas cuantas aplicaciones. Y si bien ha generado ventas y algunos casos de éxito, la reacción de gran parte de los consumidores sigue siendo apática, y no del todo convencida de los beneficios de estos dispositivos.

A continuación trataremos de conocer más en profundidad a este sector, y de evaluar qué podemos esperar de él en los próximos años.

Los dispositivos relacionados con el fitness dominan el sector

Por el momento el principal uso que se le ha dado a estos dispositivos tiene que ver con el fitness. Así es que productos como el Jawbone UP24, o las pulseras Fitbit —que permiten obtener información acerca de la performance de los usuarios cuando éstos hacen ejercicio, y realizar mediciones de sus ciclos de sueño, entre otras funciones— han dominado el mercado y se han convertido en los productos más populares de la categoría.

Esto tiene que ver, en gran parte, con que los wearables que permiten optimizar las rutinas de ejercicio y ayudar a mejorar la salud de sus usuarios han brindado una respuesta a una necesidad concreta y real por parte de los consumidores. Según datos de Venture Beat, este segmento ya concentraba a unos 19 millones de usuarios hacia finales de 2014, y esperaba seguir creciendo hasta superar los 57 millones en 2018.

 

Los smartwatches se están convirtiendo en el producto más popular de la categoría

De acuerdo con todos los analistas, si bien el éxito de los dispositivos optimizados para fitness se mantendrá en el tiempo, su liderazgo en esta categoría se verá eclipsado por los smartwatches, es decir, los relojes inteligentes, los cuales —así como los smartphones— son capaces de concentrar una gran cantidad de funcionalidades en una sóla herramienta.

Además de complementar a los teléfonos inteligentes proyectando sus notificaciones, y otras veces ampliando su funcionalidad llevando la interfaz de muchas de sus aplicaciones a la muñeca del usuario, estos relojes también permiten acceder a otras aplicaciones, muchas veces específicas. Un ejemplo de ello es Hole 19, una App de Android Wear (el software para relojes inteligentes creado por Google), que permite conocer la distancia hasta el hoyo más cercano en decenas de miles de campos de golf.

En otros casos, como el del Apple Watch, el reloj permite reemplazar al iPhone en distintas funciones, como realizar pagos apenas apoyando el reloj con un lector de NFC con el sistema Apple Pay.

Al mismo tiempo, estos relojes son capaces de reemplazar a las pulseras creadas especialmente para fitness, ya que pueden tomar los mismos datos y proyectarlos de la misma manera en el teléfono celular, algo que ha demostrado Apple al incorporar varias de estas funcionalidades en su reloj.

Es por todo esto que, de acuerdo con Juniper Research, estos dispositivos abarcarán alrededor del 50% del total de las ventas de wearables en los próximos años, incluso cuando la categoría se amplíe para incorporar nuevos dispositivos que todavía ni siquiera concebimos.

Sin embargo, hasta el momento, los smartwatches han estado lejos de ser un verdadero éxito de ventas. Según la consultora Canalys, el total de dispositivos construidos en base a Android Wear vendieron un total de 720.000 unidades durante 2014 a nivel mundial. Si tomamos en cuenta a otros dispositivos equipados con otros sistemas operativos, como el reloj Sony —que utiliza su propio software— o el Samsung Galaxy Gear, equipado con Tizen, y el Pebbl, pionero de la categoría, el total de la venta de relojes inteligentes fue de 4,6 millones de unidades. Hacia finales de 2015 este número debería ser significativamente mayor, sobre todo teniendo en cuenta el lanzamiento en abril del Apple Watch, un producto del que Apple proyectó vender unas 15 unidades. Por el momento, sin embargo, la compañía no mostró cifras ni realizó comentarios acerca de cuántas unidades lleva vendidas —como suele hacer cuando sus productos son un éxito— aunque, según la consultora Slice Intelligence, las ventas se desmoronaron a pocos días de su lanzamiento.

 

Estos dispositivos logran un bajo nivel de retención

Estas cifras de ventas son concordantes con los resultados obtenidos por un estudio realizado en 2014 por la consultora Endeavor Partners, que determinó que un tercio de quienes adquieren un wearable —ya sea que se trate de un dispositivo orientado al fitness, o de un smartwatch— lo abandonan durante los primeros seis meses de uso.

Uno de los principales desafíos que afrontan es mantener a los usuarios enganchados y utilizando el producto. Y si incluso los early adopters, es decir, los primeros en arrojarse a adquirir cualquier novedad tecnológica —segmento que, según Nielsen, engloba al 75% de los usuarios de estos dispositivos—, son difíciles de retener, esto significa que existe un problema intrínseco a la categoría. Si comparamos este comportamiento con el que demostraban los primeros usuarios de teléfonos celulares inteligentes, observamos que ocurría algo muy distinto. Y es que los primeros usuarios de BlackBerrys, Palm Treo y, más adelante, iPhones, no solamente no dejaban sus teléfonos, sino que su uso crecía sostenidamente.

 

La principal barrera de crecimiento está dada por las actitudes de los consumidores

Otro desafío que debe afrontar esta categoría pasa por la apatía que los consumidores han mostrado hacia ella. Una encuesta realizada por Business Insider entre consumidores estadounidenses, demostró que del 83% de las personas que expresaron deseos de cambiar su smartphone durante el siguiente año, solamente un quinto estaba interesado en adquirir también un reloj inteligente. Para más de la mitad de los cuatro quintos que no se mostraron interesados, el motivo principal por el que no pensaron en adquirir uno es que no le encuentran el sentido o la utilidad.

GRAFICO FITNESS

 

Si este mercado busca crecer, será necesario desarrollar nuevas aplicaciones o dispositivos que resuelvan problemas reales, o que hagan el trabajo de manera más eficiente que otros dispositivos que ya están en el mercado. De otra manera costará ganarse el interés del público.

Poco éxito en América Latina: representa menos del 5% del mercado mundial

De acuerdo con Juniper Research, el mercado de los wearables tiene el potencial de facturar más de $53 mil millones de dólares al año, más de diez veces lo facturado hoy día. La consultora estima que es posible alcanzar ese volumen hacia 2019, y que Estados Unidos, Europa Occidental y China serán los principales mercados, concentrando más del 70% del total de las ventas. América Latina, por su parte, será un mercado marginal, menor incluso que Europa Oriental y Central, África, e India, acaparando menos del 5% del total.

No está claro en qué se basa la consulta para proyectar estos datos, teniendo en cuenta que la penetración de los teléfonos inteligentes en la región está creciendo y se espera que supere los 600 millones de dispositivos activos hacia 2020. Sin embargo, es cierto que hasta la fecha el mercado de los dispositivos portables ha sido insignificante en la región, donde éstos prácticamente no se encuentran disponibles en canales tradicionales de venta.

Es innegable que la tecnología wearable estará muy presente en el futuro. Sin embargo, en este punto de su evolución todavía parece no haber encontrado su propósito, o aquella necesidad que resuelve mejor que otras. Es por eso que, posiblemente, la revolución que todos esperamos todavía tarde algunos años en llegar.

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LOS MUNDOS ONLINE Y OFFLINE COMIENZAN A CONVERGER

No es una novedad que el comercio electrónico viene creciendo desde hace más de una década. En mercados más desarrollados como los Estados Unidos y el Reino Unido, tiendas y marketplaces online como Amazon e Ebay vienen observando un crecimiento sostenido, tanto en sus ventas como en su facturación desde hace ya más de diez años. Esta tendencia se puede percibir especialmente en días clave como el ya mítico Black Friday, en el cual cada año las tiendas virtuales marcan un nuevo récord, muchas veces en detrimento de las tiendas físicas. Al mismo tiempo, en cada una de estas oportunidades, el móvil ha tenido un peso más y más importante, como el año pasado cuando los celulares y tablets llegaron a aportar el 52,11% del tráfico total a las tiendas online. Aunque todavía en menor medida, algo similar ocurre en nuestra región, donde, de acuerdo con VISA, el comercio electrónico crecerá un 13% cada año hasta 2018.

Pero, a medida que la conectividad a Internet deja de ser una experiencia aislada, y pasa a convertirse —gracias a los smartphones y la cobertura casi total del 3G y el 4G en los centros urbanos— en algo permanente, la línea que divide al universo online del offline comienza a diluirse, y ambos mundos comienzan a interconectarse y a convertirse en extensiones del otro.

Esto se puede observar en todo tipo de actos cotidianos. Por ejemplo, en la forma en la que nos relacionamos con otras personas. Hoy ya no merece distinción el hecho de comunicarnos con otros de manera personal o a través de una aplicación. De la misma manera, no es muy distinta la acción de trabajar en una oficina, o de hacerlo conectados desde un bar o nuestras casas. Lo mismo sucede con el comercio y con la acción de comprar y vender todo tipo de productos y servicios.

Como ya hemos visto hace un tiempo, el mundo online —y en especial el móvil— se han convertido en aliados para los comercios locales, los cuales encuentran en estos dispositivos una herramienta que los ayuda a ser descubiertos y contactados de manera sencilla. Al mismo tiempo, Internet —que en un principio parecía una amenaza capaz de acabar con los comercios tradicionales— se ha convertido en un nuevo canal al través del cual éstos son capaces de abrir una nueva boca y expandir su negocio, no ya a los consumidores locales capaces de llegar hasta su tienda, sino a compradores en todo el país, o incluso el mundo. Hoy ya alcanzan los dedos de una mano para contar a los retailers que no hayan abierto un nuevo canal de ventas a través de la web. Sin ir más lejos, en el sector de viajes y turismo, según Google —uno de los más populares a la hora de comprar online— distintas compañías con gran presencia en el mundo offline se han reconvertido en sitios web aumentando masivamente su cobertura, y expandiendo su negocio a otros países de la región. En nuestro país, Asatej viajes (hoy devenido en almundo.com) es probablemente el ejemplo más claro.

 

El mundo online comienza a conquistar el offline

Pero así como los retailers tradicionales encontraron un nuevo canal de ventas en el mundo offline, la tendencia inversa comienza a manifestarse y hoy son las tiendas virtuales las que comienzan a expandirse al mundo físico. Tiendas como Birchbox, un servicio de suscripción que permite recibir cajas con productos de belleza y cuidado corporal, y Frank & Oak, un retailer estadounidense de moda masculina, han comenzado a abrir espacios en el mundo real. Amazon, el líder del segmento, ha decidido seguir sus pasos al anunciar la apertura de su primera gran tienda en Manhattan, en la ciudad de Nueva York. En el plano local, startups como Avenida.com, han optado por abrir sus propias sucursales.

¿Pero por qué ocurre esto? ¿Por qué tiendas, cuyo modelo de negocios está basado en reducir costos concentrando la distribución a partir de uno o más depósitos —en contra del enorme costo que supone mantener una cadena de locales— optan por crear estos espacios en el mundo real? La respuesta no es sencilla, ni resulta universal, pero tiene que ver con la convergencia de estos mundos que, hasta hace poco tiempo, percibíamos como diferentes.

 

Una nueva experiencia de compra

La apertura de tiendas físicas permite, por un lado, ofrecer una nueva experiencia de compra en la que los consumidores pueden interactuar con los productos, sentirlos en sus manos y probarlos antes de comprar. Pero eso no es todo, estos espacios ayudan a generar una experiencia de marca, en la que los compradores pueden sentir el espíritu de cada retailer en todos sus sentidos, y ya no solamente en la vista y a través de una pantalla. Esto resulta vital cuando la mayoría de las cadenas tradicionales, y también una enorme proporción de comercios locales, han comenzado a refinar su experiencia de compra a través de mejores servicios, de la incorporación de tecnología en el punto de venta, y de la atención al detalle en el diseño y decoración. Y mientras estas tiendas se convierten en omni-canal (con presencia física, en la web, en el móvil, y quizás hasta en otros canales como televentas), los e-commerce estaban quedando relegados a un solo canal.

 

Reducción de los tiempos de entrega y devolución

Otro factor importante, y que es el principal incentivo para la apertura de tiendas físicas por parte de los sitios de comercio electrónico en nuestra región, tiene que ver con la ineficacia de los sistemas de reparto. Si bien tanto estos retailers, como muchas de las empresas de logística que realizan las entregas, están haciendo grandes esfuerzos por modernizarse y agilizar el proceso (tal como hizo el correo OCA al instalar lockers de retiro en distintos puntos del país), la realidad es que muchas veces al consumidor le resulta más cómodo y barato tener la posibilidad de acercarse a un local y hacer el retiro, o devolver un producto si éste no le satisface, que esperar por días al mensajero.

Estos centros permiten también centralizar la atención al cliente y, a veces, hasta realizar el cobro de los productos, una función fundamental en una región con tan baja bancarización como la nuestra, donde la expansión del comercio electrónico se encuentra atada a la búsqueda de soluciones para estos problemas estructurales.

Así como en nuestra vida diaria las barreras entre lo digital y lo real han comenzado a desvanecerse, ya no resulta tan sencillo hacer una distinción entre startups y compañías que operan en cada uno de esos planos. El comercio electrónico es, posiblemente, el sector en el que esto ocurre con mayor visibilidad. Sin embargo, esta es una tendencia que podremos comenzar a observar con cada vez mayor frecuencia, en una mayor cantidad de servicios.

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ADVERGAMING, UN FORMATO DE PUBLICIDAD NO TRADICIONAL QUE RENACE CON EL MÓVIL

Todos los días, la persona promedio se encuentra con unos 287 mensajes publicitarios distintos, en formatos tan variados como: carteles espectaculares en la vía pública, avisos televisivos, jingles radiales, banners en distintos sitios web, y hasta resultados de búsqueda destacados en Google y Bing.  Naturalmente, semejante exposición genera una cierta saturación que hace que, en la mayoría de los casos, no nos detengamos a observar o incorporar estos mensajes.

Si bien es cierto que cada tipo de aviso cumple una función diferente, y que ningún publicitario profesional espera lograr un efecto decisivo con apenas un cartel o un banner en Internet, la construcción de marca se ha vuelto una tarea muy tediosa que requiere de enormes esfuerzos, coordinación y presupuestos. Es por eso que la búsqueda de nuevos canales y herramientas de comunicación que permitan acercar la marca a su público objetivo y crear un vínculo emocional entre ellos es permanente, y la innovación en este respecto muy buscada. Fue de esta forma que nació el advergaming.

Este concepto —para nada novedoso— surgió hace décadas cuando las marcas creaban programas de juegos y entretenimiento en la televisión, en los que invitaban a los consumidores a participar por premios en el estudio, y a jugar desde su casa. Así, ciclos como Odol Pregunta o Tiempo de Siembra marcaron una época. Pero el avance de la tecnología y la posibilidad de crear experiencias uno a uno —donde cada usuario se convierte en el protagonista y no un mero espectador— abrieron el camino para un nuevo tipo de juegos capaces de llevar el mensaje de marca, y de posicionarlo con éxito en la mente del consumidor. De esto se trata el advergaming.

Nacido por primera vez en los 80s con el surgimiento de las consolas hogareñas de 16 bits como el Atari, el concepto de advergaming nació de la mano de marcas tan variadas como Pepsi, 7UP, Johnson&Johnson y Nissan (en aquel momento conocida como Datsun), las cuales crearon sus propios juegos y lograron instalarlos en el imaginario popular de la época.

Ver video: PEPSI INVADERS

Pero fue a partir de 2007, con el surgimiento de los teléfonos inteligentes y la proliferación de las conexiones de Internet móvil, que este formato —por un tiempo olvidado o relegado a unas pocas acciones marginales— volvió con fuerza para instalarse como una verdadera opción para llevar grandes experiencias a las manos de los consumidores.

En su versión actual, los advergames se han convertido en juegos o aplicaciones móviles totalmente brandeados, que le ofrecen al usuario una experiencia entretenida o informativa en la que éste absorbe los valores y el mensaje de la marca de una manera sutil y casi transparente. Es por eso que miles de marcas alrededor del mundo han vuelto a emplear esta estrategia.


Los beneficios del advergaming

A pesar de que desarrollar un juego o una App es un proceso que requiere una mayor inversión en materia de tiempo y dinero que otro tipo de acciones promocionales, los beneficios también pueden ser mayores.

Para empezar, el usuario promedio de juegos móviles dedica unos diez minutos ininterrumpidos de juego en cada sesión. Esto significa que pasa todo ese gran período de tiempo concentrado en la experiencia que le ofrece la marca, y totalmente abierto a los estímulos que esta ofrezca.

Esto lleva a que esta herramienta resulte muy útil cuando se busca, por ejemplo, aumentar el reconocimiento de marca. Un estudio realizado entre distintos consumidores demostró que aquellos que se exponen a mensajes auditivos, tales como los avisos radiales, presentan un reconocimiento de marca del 20% en promedio; una cifra que escala al 30% cuando se trata de avisos que combinan audio y video, tales como los comerciales televisivos o los transmitidos en redes sociales como Facebook y YouTube. Este número, sin embargo, se duplica y puede alcanzar hasta el 60% de recordación cuando los usuarios jugaron —aunque sea una vez— a un advergame relacionado con la marca.

Pero esto no es todo. Los juegos también pueden convertirse en una herramienta invaluable para obtener información acerca de los gustos y hábitos de los consumidores de un determinado nicho. Al tener a una base importante de usuarios interactuando con preguntas, estímulos visuales y otros recursos, es posible entender de qué manera se comportan, qué tipo de temáticas les interesan, y qué clase de incentivos producen mejores resultados. Cuando se trata de juegos móviles o en las redes sociales, también es posible obtener información tal como su mapa de amistades, sus intereses, gustos, y hasta información demográfica, y utilizarla para acciones de marketing futuras, o para conocer en mayor profundidad al consumidor medio de la marca, y así optimizar otras campañas y esfuerzos de comunicación.

En materia de distribución del mensaje de marca, un juego que logre captar la atención de los usuarios y que cuente con mecánicas virales incluidas, tendrá el potencial de ser fácilmente compartido y generar una cadena en la que tanto la marca como su mensaje se difunden a través de todo tipo de redes sociales. Aunque esto rara vez ocurre naturalmente y requiere de un intenso trabajo e inversión publicitaria para promocionar el juego y así obtener los primeros resultados.

Un ejemplo reciente de un advergame que produjo resultados altamente exitosos fue “Save the Source“, un juego lanzado por Fanta en 190 mercados alrededor del mundo. Desarrollado como una novela gráfica, este juego orientado a los adolescentes, contaba la historia de un grupo de amigos que debían buscar y recuperar “el juego” que había desaparecido del mundo y lo había vuelto sombrío. Esta aplicación fue desarrollada para un sinfín de plataformas, y promocionada por todos los medios, por lo que requirió una inversión de millones de dólares que redituó en el largo plazo, dado que permitió reposicionar la marca en un nuevo segmento, y generar una interacción directa con millones de consumidores alrededor del mundo. Esto, sin embargo, le ha ganado críticas a la empresa por parte de distintos observadores, quienes consideran que ésta utiliza juegos porque ellos le permiten saltearse los límites regulatorios que le impiden hacer publicidad para los niños menores en algunos países del mundo.

A pesar del éxito que el formato ha demostrado con los niños y adolescentes, los advergames también pueden utilizarse para otros segmentos demográficos. De hecho, según Kotaku, el jugador promedio de juegos en consolas es un hombre de unos 30 años, mientras que el 58% de los jugadores de juegos en redes sociales tienen más de 40 años.

Así como ya está revolucionando mercados tan variados como el financiero, el informativo, el educativo, y hasta el de la salud, el móvil demuestra que es capaz de irrumpir y revolucionar el mercado publicitario, no solamente mediante canales tradicionales como la publicidad online, sino que a través de mecanismos y formatos como los advergames, capaces de llegar a los consumidores de manera diferente y lograr grandes resultados.

 

SIMPLE: LA APLICACIÓN QUE SE PROPONE REVOLUCIONAR EL MERCADO BANCARIO

Es innegable que el crecimiento de Internet y las nuevas tecnologías ha producido, durante los últimos 20 años, distintos cambios radicales en la forma en la que algunas industrias se manejan. Este nuevo canal de comunicación cambió por completo la forma en la que nos comunicamos, cómo nos informamos, y hasta la manera en la que nos relacionamos. Y también cambió, de manera profunda, la forma en la que manejamos nuestro dinero y accedemos a los servicios bancarios. Hoy, lejos de ser servicios extras o beneficios, el home banking y el mobile banking se han convertido en el principal canal a través del cual nos relacionamos con nuestro banco y realizamos todo tipo de transacciones. De hecho, ya quedan pocas excusas para visitar una sucursal y someternos a la tediosa experiencia de pasar por la caja. Sin embargo, a pesar del enorme grado de innovación y modernización que ha experimentado este tipo de servicios, en el fondo los bancos no han cambiado demasiado. Y es que los servicios básicos como las cajas de ahorro, cuentas corriente, los plazos fijos, las tarjetas de crédito, y hasta las chequeras se mantienen tan vigentes como siempre, y la naturaleza de estos servicios no ha variado desde los años 80s. Y eso es exactamente lo que un grupo de emprendedores se propuso modificar.

Fundada en 2010 bajo el nombre de BankSimple, y luego renombrada Simple, esta compañía se propone aliviar los problemas y dolores de cabeza asociados con la banca tradicional, y reemplazar todas las interacciones con el banco mediante apenas una aplicación móvil.

Simple App

Si bien no se trata específicamente de un banco, ya que utiliza los servicios de The Bancorp Bank para alojar las cuentas de sus usuarios, Simple ofrece una capa con la cual sus clientes interactúan, y una serie de servicios propios que los diferencia de otros clientes del banco con el que se encuentra asociada.

 

¿Por qué Simple es diferente?

Una de las principales diferencias entre Simple y un banco tradicional es que éste no posee sucursales de ningún tipo. Esto significa que no hay cajas ni cajeros, ni agentes de cuenta, ni terminales autoservicio donde depositar dinero. En cambio, todas las transacciones se realizan a través de una aplicación móvil.

Los clientes de Simple cuentan con una tarjeta de débito (la VISA Simple), la cual pueden utilizar para hacer cualquier tipo de pagos, y para acceder a más de 55 mil cajeros automáticos en los Estados Unidos de manera gratuita. También pueden retirar dinero de cajeros de otras redes, aunque con un costo extra.

Visa Simple

 

Depositar cheques  —un instrumento financiero muy utilizado, aún hoy, en los Estados Unidos— en la cuenta es muy sencillo y no requiere moverse hasta una sucursal. Solamente basta con sacar una foto de ambos lados del cheque y subirla a la aplicación, y la acreditación se realizará en unas horas. Al mismo tiempo, emitir un cheque no requiere de una chequera, sino completar un sencillo formulario en la App, y ésta le enviará el cheque por correo al destinatario en menos de 48 horas, quien lo podrá utilizar como cualquier otro cheque tradicional.

Asimismo, es posible realizar y recibir transferencias sin costo alguno desde y hacia cualquier cuenta bancaria propia, o de un tercero. Todo de manera sencilla, y en pocos pasos.

Pero quizás una de las funciones más atractivas que ofrece este “banco”, es la opción de obtener reportes acerca de los gastos realizados. Y es que la aplicación móvil de Simple permite observar en qué se gastó sin la necesidad de acceder al resumen de la tarjeta o al historial de transacciones. En cambio, esta herramienta ofrece gráficos que dividen las compras en categorías, y que permiten visualizar cómo se dividen los gastos mensuales del usuario. También permite ver en detalle una o más compras, y determinar en qué se fue el dinero.

Ahorro Simple App

 

Y así como podemos llevar un registro inteligente de lo gastado, esta aplicación permite ahorrar de manera inteligente. Esto lo hace a través de una función en la que es posible establecer objetivos de ahorro para distintos fines, como por ejemplo pagar el alquiler a fin de mes, realizar una compra en particular, ahorro en general, ahorro para las vacaciones, etc. Y la aplicación calculará de manera automática cuánto dinero debe debitar por día de la cuenta para colocar en esas “carpetas” de ahorro. Al mismo tiempo, Simple le indica al usuario cuánto podrá gastar por día para poder llegar a esas metas. Lo más interesante del caso, es que como la aplicación conoce los hábitos de consumo, y la regularidad y los montos en los que el usuario recibe ingresos, el cálculo se vuelve más inteligente y se ajusta automáticamente. De esta manera, si la aplicación sabe que quedan $1.000 en la cuenta, pero que en tres días vencerá el alquiler de $800, el usuario sabrá que solamente puede gastar $200, y de esta forma no correr el riesgo de quedar en rojo.

Pero así como tiene muchas ventajas, Simple tiene algunas desventajas. Por un lado no ofrece algunos servicios bancarios tradicionales, como la posibilidad de colocar el dinero en un plazo fijo y cobrar intereses. También ofrece una tasa de interés considerablemente más baja (casi nula) que otros bancos sobre el dinero depositado, por lo que no sirve para aquellos clientes que hacen trabajar a sus ahorros.

Por otro lado, este banco no cuenta con un sistema de atención al cliente tradicional. Es decir, no es posible ir a una sucursal si existe un problema o para asesorarse. En cambio, todo el contacto humano se hace a través de un chat en la aplicación, o llamando a un número telefónico en el que un representante atiende de manera inmediata. El lado bueno es que muchos de los motivos por los que generalmente es necesario hacer un llamado fueron solucionados a través de funciones en la aplicación, como la existencia de un botón para denunciar la pérdida o el robo de la tarjeta. De acuerdo con los testimonios de diferentes usuarios, volcados en distintos sitios de reseñas de servicios financieros, tales como Credit Karma, el servicio de atención al cliente de Simple es rápido y eficiente, y ofrece buenos resultados. Cabe preguntarse, sin embargo, como hará el banco para escalar este nivel de atención si llegara a crecer al tamaño de un banco tradicional.

 

Un modelo de negocios distinto

Hoy Simple tiene unos 100.000 clientes y opera solamente en los Estados Unidos. A diferencia de otros bancos, su modelo de ingresos no se basa en el cobro de una tarifa de mantenimiento de la cuenta, y en el cobro de otras tasas a los usuarios. En cambio, este banco obtiene sus ingresos a partir de los intereses generados por los ahorros depositados en las distintas cuentas —que, como hemos visto, no generan intereses para los usuarios— y de las comisiones transaccionales que les cobran a otros bancos. Es importante aclarar que, sin embargo, Simple cobra por algunos servicios como el reemplazo de una tarjeta perdida.

No hay información acerca de si el banco es o no rentable en este punto.

 

Un enorme interés de la comunidad inversora

El alto grado de innovación presentado por Simple generó, desde el primer día, un enorme interés por parte de la comunidad inversora en los Estados Unidos. A menos de un año de ser fundado —momento en que recibió $190 mil dólares de capital semilla— la compañía recibió $2,9 millones de dólares en una ronda serie A por varios inversores privados y fondos de inversión. Menos de un año después, en agosto de 2011, recibió otros $10 millones de dólares en una ronda serie B, para levantar una nueva serie de $2 millones de dólares en junio de 2013.

En febrero de 2014 la compañía fue adquirida en $115 millones de dólares por el banco español BBVA, que la sumó a su portfolio de compañías, aunque sin cambiarle el nombre ni la imagen (como suele hacer cada vez que adquiere un nuevo banco) ni involucrarse en sus operaciones. De hecho, ratificó a Josh Reich, su co-fundador y CEO, en el cargo y reincorporó a parte del equipo original que ya había dejado la compañía. Presumiblemente, el grupo español —uno de los más preocupados por ofrecer servicios de calidad a través de distintas plataformas tecnológicas— decidió comprar Simple para aprender de sus avances tecnológicos, y para prevenir que alguno de sus rivales de mayor envergadura en los Estados Unidos se hiciera de su tecnología y capacidad de innovación.

El caso de Simple permite demostrar el enorme potencial que la tecnología móvil tiene para reinventar algunas de las industrias más tradicionales, y simplificar procesos que, incluso con ayuda de los avances tecnológicos de las últimas décadas, aún resultan complejos y poco prácticos para una inmensa porción de los consumidores.

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EL “GOOGLEGEDDON”

Google empieza a favorecer una buena experiencia móvil y desata el  “googlegeddon”

Ya no es una novedad que el móvil se ha convertido en el medio preponderante a través del cual los usuarios acceden a Internet. Esto, que hasta hace pocos años sonaba como una proyección exagerada, ya se ha convertido en una realidad. De acuerdo con la consultora ComScore, en los Estados Unidos el 60% del consumo de contenidos digitales hoy se da a través de teléfonos celulares y de tablets, ya sea a partir de aplicaciones o de acceso a la web móvil, y apenas el 40% restante a través de computadoras de escritorio o laptops. En América Latina, si bien todavía no hemos alcanzado esa proporción, estamos encaminados a hacerlo. Y es que, según GSMA, hacia 2020 podemos esperar que la penetración de los teléfonos inteligentes alcance al 80% de las conexiones en la región, lo que equivaldrá a unos 605 millones de dispositivos activos, que intercambiarán casi 2 millones de terabytes de datos todos los meses.

Este crecimiento del móvil no ocurre en detrimento de las conexiones a través de computadoras “tradicionales”, —las cuales han crecido un 1% en los mercados desarrollados el año pasado— sino que se da por la rápida expansión de las plataformas y los dispositivos móviles, resultando complementarias a las anteriores. De esta forma, un mismo usuario, ha comenzado a utilizar una multiplicidad de plataformas para acceder al mismo contenido, tal y como podemos observarlo en nuestras propias vidas y nuestro entorno todos los días.

Al mismo tiempo, el móvil ha comenzado a cerrar la brecha digital llevando conectividad a Internet a sectores de bajo poder adquisitivo, y especialmente a los ubicados en áreas rurales y suburbanas. Para estos usuarios, los teléfonos celulares se han convertido en el único medio de acceso a Internet y a todo tipo de contenidos.

Es por esta enorme preponderancia que la experiencia móvil ha empezado a cobrar importancia en la vida de los usuarios; y que cientos de miles de compañías han trabajado arduamente, lanzando aplicaciones móviles y adaptando sus sitios web para volverlos responsive, es decir autoadaptables al dispositivo desde el que ingrese el usuario. Aunque no siempre con el suficiente éxito, o el cuidado adecuado para garantizar una buena navegabilidad y usabilidad desde pantallas táctiles y pequeñas. Es por este motivo que en Google, el buscador que —de acuerdo con Statista— ostenta el 88.1% del mercado global,  se tomó la decisión de abogar por una experiencia de usuario consistente y de alta calidad en los dispositivos móviles.

 

Los cambios implementados por el buscador

A la hora de obtener resultados de búsqueda, Google utiliza una serie de algoritmos con los que analiza miles de millones de sitios en Internet a la búsqueda de información relevante que pueda responder de la mejor manera posible al pedido del usuario. Para determinar la calidad de una fuente de información, Google utiliza básicamente dos criterios: la calidad del contenido, el cual indexa con robots que visitan periódicamente todos los sitios web y analizan lo allí publicado; y la cantidad de sitios que se encuentran “linkeados” (es decir que contienen hipervínculos) a esa misma página. Un mejor contenido y una mayor cantidad de sitios con un link a una página se traducirán en una mejor posición en los resultados de búsqueda. Lógicamente, esto es un reduccionismo, ya que los algoritmos de Google, así como los de Bing, Yahoo! y otros buscadores, también ponderan otras variables, tales como repercusión en las redes sociales, idioma, cercanía, antigüedad del contenido, y decenas más, varias de las cuales cuesta determinar.

Para cumplir este objetivo de mejorar la experiencia de los usuarios en el móvil, los ingenieros de Google anunciaron que han incorporado al algoritmo una nueva variable: compatibilidad de los sitios con las pantallas de los dispositivos móviles. De esta forma, para ocupar los primeros lugares en los resultados de una determinada búsqueda, un sitio deberá no solamente contener información relevante y de calidad, encontrarse vinculada a otros sitios, y cumplir con otros requisitos, sino que ahora también deberá contar con una versión móvil que la vuelva fácilmente navegable y fácil de leer desde cualquier dispositivo. Este factor, naturalmente, pesará solamente cuando las búsquedas se realicen desde dispositivos móviles, y no desde una PC convencional.

Esto significa que, desde el 21 de abril en adelante —fecha elegida por el buscador para lanzar esta nueva función— aquellos sitios que no se adapten al móvil, solamente estarán bien posicionados en el buscador cuando se realice una búsqueda desde una computadora, pero no ya en un smartphone o una tableta.  Teniendo en cuenta que —tal y como mencionábamos al principio— el móvil se ha convertido en el entorno más utilizado para acceder a contenidos en la web, y que Google es la puerta a través de la que ingresa la mayor parte del tráfico orgánico, contar con un sitio no amigable para estos dispositivos puede resultar catastrófico para cualquier tipo de negocio: desde un sitio de comercio electrónico, hasta el sitio corporativo de una multinacional, un popular blog de cocina, o la página de un pequeño restaurante.

 

El temor al Googlegeddon

Es habitual que cada vez que Google realiza un cambio en uno de sus algoritmos, comience a cundir el pánico, tanto entre emprendedores como en los equipos de marketing de empresas vinculadas a la web. Esto se debe a que, al cambiar la incidencia que tienen las distintas variables a la hora de determinar un resultado para una búsqueda, un sitio que ocupaba el puesto número uno de pronto puede precipitarse al número cien, y uno que se encontraba en el puesto 80, puede verse beneficiado saltando a las primeras posiciones. Lejos de estar vinculado al ego, esto puede catapultar a una compañía, llevándole literalmente cientos de miles de visitantes nuevos a su sitio, o fundirla eliminando por completo su tráfico orgánico.

 

Es por este motivo, que este nuevo cambio en el algoritmo provocó temor y promesas de un “googlegeddon” (un Armagedón para innumerables sitios) capaz de quitarle el tráfico móvil —el cual, como vimos, es muy significativo— a todo tipo de sitios. De acuerdo con datos de ComScore publicados por el diario USA Today (en inglés), hasta el 40% de los principales sitios web no se encuentran del todo optimizados para estos dispositivos, y deberán hacer algún tipo de actualización para subsanar el tema. Pero esto no garantiza que recuperarán la posición ni el tráfico perdido, ya que probablemente deban esperar al próximo cambio de algoritmo, o atravesar un largo período antes de volver a las posiciones que antes ostentaban.

¿Cómo garantizar que nuestro sitio es apto para el móvil y no será penalizado?

La respuesta a esta pregunta resulta relativamente sencilla. Para evitar penalizaciones es necesario contar con un sitio adaptable a cualquier dispositivo, algo que la gran mayoría de las plataformas de construcción de sitios web, e incluso los themes de la plataforma de blogueo WordPress ya permiten sin necesidad de hacer ningún cambio ni de contar con conocimientos técnicos. Al mismo tiempo, es necesario asegurarse de que se trata de sitios modernos, que no corren sobre plataformas ya pasadas de moda como Flash, las cuales no son compatibles con una gran cantidad de dispositivos.

Verificar si nuestro sitio está siendo afectado por este cambio es simple. Google lanzó una herramienta que permite identificar errores, para así corregirlos  o verificar que todo sea correcto.

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Entre quienes deben preocuparse por adaptar sus sitios, figuran especialmente los comercios, locales y las cadenas de retail, restaurantes, y otros negocios físicos; ellos deben procurar actualizar sus sitios web de forma tal de obtener un mejor posicionamiento cuando los usuarios realizan búsquedas desde sus teléfonos. Y es que —como ya hemos visto en otras oportunidades— el 58% de los usuarios móviles utilizan sus dispositivos para buscar comercios que vendan el producto que necesitan en el área en la que se mueven. Es por eso que, además de ser amigable con el móvil,  el sitio debe contar con información acerca de la ubicación y modo de contacto, de forma tal de garantizarse un lugar entre los codiciados primeros espacios de la lista de resultados.

Aunque pueda ser una molestia para muchos desarrolladores en el corto plazo, este cambio va a resultar, a fin de cuentas, en una mejor experiencia para millones de usuarios móviles, y en una Internet más usable que nos permitirá seguir sacando ventajas de las nuevas tecnologías.

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EL MÓVIL: EL PRINCIPAL ALIADO DEL COMERCIO OFFLINE

Si nos guiamos simplemente por nuestra intuición, es sencillo concluir que el comercio electrónico, y en especial el comercio móvil, son la principal amenaza que los retailers tradicionales viven en estos días. Después de todo, resulta difícil competir con compañías que ofrecen los mismos productos sin tener que hacer frente a los enormes costos relacionados con mantener distintos puntos de venta, y contratar a vendedores, cajeros, y a todo el personal involucrado en el manejo de una tienda. Y en algunos casos estaremos en lo cierto. De acuerdo con BI Intelligence, en algunas categorías como productos relacionados con hobbies y el mercado de la electrónica, las ventas online ocupan un porcentaje cada vez más alto del total. En otras categorías como comidas y ropa, esto no es tan así.

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Sin embargo, y a pesar de este crecimiento del retail digital, existe una realidad no tan evidente a primera vista, pero que resulta igual de cierta, y es que Internet, y en especial las conexiones móviles, lejos de reducir las ventas de los comercios offline, en realidad pueden ayudar a impulsarlas, y representan una enorme oportunidad para mejorar la experiencia de compra, y de adquirir nuevos clientes.

A continuación veremos de qué manera el móvil se ha convertido —o tiene el potencial de hacerlo— en un gran aliado para el comercio tradicional.

 

El móvil ayuda a descubrir nuevos comercios

Una de las principales oportunidades representadas por los dispositivos móviles tienen que ver con su enorme capacidad de ayudar en la adquisición de nuevos clientes. De acuerdo con Google, el 90% de los usuarios de teléfonos inteligentes realizan algún tipo de búsqueda relacionada con la compra que planean hacer antes de efectuarla. Contrariamente a lo que muchos comerciantes suponen, el 58% de estas búsquedas tienen que ver con encontrar la ubicación de un determinado comercio, el 57% con las horas en las que este abre, el 44% para realizar comparaciones de precio, el 32% para averiguar si una determinada tienda vende el producto que busca, y sólo el 19% con la intención de comprarlo online.

Esto representa una enorme oportunidad para las tiendas físicas, ya que una buena presencia online, con información nutrida acerca de los locales, su ubicación, información de contacto, el precio de los productos, e incluso el stock disponible, puede ayudar a atraer a nuevos clientes, e incluso a capturar a aquellos que buscan información acerca de nuestra competencia.

Los buscadores como Google y Bing se están volviendo cada vez mejores para mostrar la información que buscan los clientes, y para enfocar los resultados en comercios que se encuentran en las cercanías del consumidor. De esta forma,  contar con una gran cantidad de información en el sitio de la tienda, así como en sus perfiles en redes sociales, ayuda a que los buscadores guíen directamente a las personas al local, permitiéndoles encontrarlas en un mapa, llamar por teléfono con un solo click, y hasta navegar directamente hacia ellas con el GPS del teléfono.

Como se puede observar en la imagen, el móvil permite tanto encontrar información sobre un local determinado, como descubrir comercios cercanos a partir de una búsqueda por rubro.

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Gracias a los resultados locales, tres de cada cuatro personas que buscan un producto en sus teléfonos y encuentran resultados cercanos a su ubicación, terminan dirigiéndose a una tienda para realizar la compra.

Búsqueda de información sobre el producto

Una de las mayores frustraciones que experimentan los clientes, sobre todo en categorías como electrodomésticos y tecnología, tiene que ver con la falta de información que pueden obtener en el punto de venta, o de los vendedores. Por este motivo no debe sorprender que en los Estados Unidos el 82% de los usuarios de smartphones utilicen sus dispositivos para investigar los productos que ven en la tienda en sus teléfonos.

Si bien es cierto que muchos consumidores no se limitan a buscar datos y reseñas sobre el producto, sino que además aprovechan para verificar si está en precio o si encuentran ofertas en otros comercios, esto resulta una oportunidad para capturar, en pleno final del proceso de decisión de compra, a clientes que se encuentran en un local de la competencia.

Al mismo tiempo, esta búsqueda le permite al consumidor conocer mejor el producto que desea comprar y encontrar fuentes de información externas al local que lo ayuden a reforzar su decisión, y finalmente a efectuar la compra.

Mayor ticket promedio

Una tendencia que se observa entre los usuarios que utilizan sus celulares en el punto de venta para investigar a los productos disponibles antes de tomar una decisión, es que terminan volcándose por productos más caros, o comprando más, con lo que aumenta su ticket promedio.

De acuerdo con una investigación llevada adelante por Google, los consumidores que investigan con sus móviles gastan, en promedio, un 40% más cuando compran electrodomésticos, un 34% más cuando compran computadoras, televisores, y otros productos tecnológicos, y hasta un 50% cuando compran productos de belleza.

Agilidad en los pagos

Una posible ventaja del celular en el punto de venta tiene que ver con la agilidad con la que las nuevas plataformas de pagos móviles permiten procesar las transacciones en la caja.

A partir de su lanzamiento en los Estados Unidos y Europa, Apple Pay, el sistema de pagos incorporado en los iPhone 6 y 6 Plus fabricados por Apple, permite realizar pagos por tarjeta de crédito simplemente apoyando el teléfono en un lector NFC. Si bien este sistema tiene la desventaja de que requiere la incorporación de nueva tecnología por parte del comerciante, un nuevo sistema presentado hace pocos días por Samsung, permitirá realizar pagos con la misma agilidad pero sin la necesidad de invertir en un nuevo sistema POS.

Llamado Samsung Pay (anteriormente Loop Pay), el sistema de pagos de la firma surcoreana, el cual se encuentra integrado en sus nuevos dispositivos Galaxy S6 y S6 Edge, le permite a los teléfonos simular la interacción generada por la banda magnética de las tarjetas de crédito y débito, con lo que basta apoyar el dispositivo contra el lector de tarjetas para que éste lo reconozca como tal, y procese el pago de manera instantánea.

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Foto: Samsung

Si bien la reducción temporal para cada cliente puede parecer irrelevante, en el agregado total estos sistemas de pago permiten reducir en gran medida las colas, y mejorar notablemente la experiencia de compra.

Por todos estos motivos es que, lejos de ser un enemigo, el móvil resulta un gran aliado para los comercios offline. Sin embargo, aprovechar al máximo las oportunidades requiere de la optimización de la presencia del negocio en Internet, manteniendo toda la información posible disponible y actualizada, y generando una base de datos sobre el stock y los productos ofrecidos, de forma tal de capturar al usuario tanto propio como ajeno, cada vez que éste realiza una búsqueda. Sin lugar a dudas esto representa un gran desafío para aquellos que no tienen experiencia en marketing digital, pero las herramientas para llevarlo adelante están disponibles, y solo basta un mínimo de dedicación, lectura y tiempo para hacer una gran diferencia.

BANCARIZACIÓN VS. MÓVIL

¿Puede el celular ser la herramienta que resuelva el problema de la baja bancarización en Argentina?

De acuerdo con cifras del Banco Mundial, el 59% de las personas adultas que viven en países cuyas economías se encuentran en desarrollo no poseen una cuenta bancaria. En los países desarrollados esta cifra es significativamente menor, y se reduce a apenas el 11%. El caso en Argentina, sin embargo, es aún más extremo que el promedio ya que, de acuerdo con datos obtenidos por la firma Demirguc-Kunt and Klapper en 2012, y citados por el Banco Mundial en su índice de inclusión financiera, apenas el 33,15% de la población adulta en el país registra una cuenta bancaria a su nombre. Sin embargo, existe una tecnología capaz de revertir la tendencia, y lograr la inclusión en el sistema financiero de millones de personas: el teléfono celular.

 

La baja bancarización, en cifras

Esta proporción es similar a la de países como Argelia (33,28%), India (35,23%), Botswana (30,23%), y Somalía (31,01%). Sin embargo, a nivel regional la Argentina no se encuentra aislada, ya que países cercanos como Uruguay, Perú, Paraguay, Bolivia, y México, se encuentran en situaciones similares.

En nuestro país la falta de acceso a los servicios financieros no se limita a las cuentas bancarias, sino que se extiende a otras herramientas, como las tarjetas de débito, a las cuales accede solamente el 30% de la población mayor de quince años, y a las tarjetas de crédito, cuya adopción alcanza al 22% entre la población adulta. Al mismo tiempo, hacia 2011 apenas el 16% de las personas contaban con una cuenta sueldo para la percepción de sus remuneraciones. Uno de los datos más interesantes a tener en cuenta acerca de nuestro país, es que apenas el 4% de las personas mantienen sus ahorros en instituciones financieras, una cifra notablemente menor a la que se observa en los Estados Unidos (50%), pero también a la media regional en América Latina (10%).

En cuanto al uso de la cuenta bancaria, de acuerdo con un estudio realizado por BBVA Research, en base a datos del Global Findex del Banco Mundial, los argentinos que poseen cuentas bancarias, las usan poco. En más del 60% de los casos, las cuentas reciben entre uno y dos ingresos de dinero por mes, una cifra esperable. Pero lo que resulta realmente sorprendente, es que en casi la misma proporción (un 58%), estas cuentas registran una o dos salidas de dinero mensuales. Apenas el 13% de los usuarios utilizan sus cuentas de manera regular, realizando más de 6 movimientos al mes.

Los problemas de la baja bancarización

De acuerdo con el Informe sobre el Desarrollo Financiero Mundial 2014, realizado por el Banco Mundial, los principales problemas con la baja bancarización están dados por la falta de acceso al crédito barato —los sectores de bajos ingresos que no cuentan con acceso al sistema financiero formal, deben recurrir a instituciones no bancarias cuyas tasas de interés exceden en varias órdenes de magnitud a las de los bancos—. Al mismo tiempo, la falta de acceso a herramientas financieras favorece la informalidad laboral, la evasión impositiva, la falta de acceso a beneficios y promociones bancarias, y atenta en contra de la seguridad de los usuarios.

A nivel macroeconómico, de acuerdo con el BCRA, la bancarización favorece el pasaje de ahorros al sistema financiero, con lo que maximiza la inversión, reduce los riesgos, y permite el mayor crecimiento de industrias y empresas en la economía local.

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El móvil como oportunidad

En este escenario surge la necesidad de encontrar respuestas para favorecer el desarrollo de los sistemas financieros, especialmente en los sectores de menores recursos, los cuales tienen incluso menor acceso. La respuesta más rápida y eficiente a este problema puede venir nada menos que de la tecnología móvil.

Con una tasa de penetración de más del 140%, y más de 28 millones de usuarios únicos, según datos de GSMA, el mercado argentino es uno de los más robustos de América Latina en términos de usuarios móviles. Esto significa que los teléfonos celulares han penetrado en todos los estamentos sociales, y se han convertido en una herramienta de conexión y acceso a la comunicación para la sociedad en todo su conjunto, tanto en zonas rurales como urbanas. Al mismo tiempo, las conexiones de banda ancha móvil en el país ya superan por 3,4 a 1 a las conexiones por fibra de red local.

Esto significa que, con una cobertura casi total de la población del país, el móvil podría convertirse en el vehículo capaz de llevar los servicios financieros a segmentos de la población que hoy, ya sea por falta de dinero suficiente, por lejanía geográfica a las sucursales, o por cuestiones culturales, se encuentra alejada del sistema bancario.

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Sin embargo, dado que la penetración de los smartphones —es decir, los teléfonos inteligentes— es de apenas del 22% del mercado y que, de acuerdo con BBVA Research, existen apenas 11 suscripciones a servicios de banda ancha móvil por cada 100 líneas de telefonía celular (una cifra que en los Estados Unidos supera el 80%, y en Brasil el 30%), los métodos ya desarrollados por las entidades financieras existentes, tales como las aplicaciones de Mobile Banking, no serían los indicados para llevar adelante esta tarea. De la misma manera, los servicios de pagos móviles tales como Apple Pay y Google Wallet —con los que las empresas líderes en tecnología buscan dominar este mercado en los Estados Unidos (aunque integrándose con las instituciones financieras)— tampoco parecen ser el medio adecuado para nuestro país. Existe, sin embargo, una experiencia en otra región del mundo que vale la pena tener en cuenta.

 

La experiencia en Kenya, el mercado de pagos móviles más desarrollado del mundo

Existe una región donde la tasa de bancarización es igual o más baja que en América Latina. Se trata del África Subsahariana, y es justamente en esa región donde se impuso una de las soluciones más innovadoras para resolver el problema de la baja inclusión financiera.

Nacido en Kenya bajo el nombre de M-PESA, el servicio que le abrió las puertas a los pagos móviles —y luego a toda una serie de servicios financieros— fue ideado por Saraficom, la principal operadora de aquel país, perteneciente en un 40% a la europea Vodafone.

Se trata de un sistema sencillo, en el que los usuarios pueden transferirse dinero entre ellos de manera directa, simplemente enviando un SMS. Una de las mayores ventajas del sistema radica en que no es necesario contar con una cuenta bancaria para utilizarlo. Por el contrario, los usuarios deben acercarse a un local de Safaricom, o cualquiera de las decenas de miles de puntos de venta autorizados, y realizar una recarga en efectivo a su cuenta para alimentar su balance. De la misma forma, es posible acercarse a uno de estos locales para retirar dinero en efectivo, siempre y cuando haya suficiente en la cuenta. La operadora móvil cobra un costo transaccional cada vez que se realiza una transferencia.

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El servicio se popularizó rápidamente, y comenzó a ser adoptado por todo tipo de comercios, los cuales lo utilizan como sistema de pagos. Al mismo tiempo, comenzó a ser utilizado para otras funciones, como el pago de haberes a los empleados. En poco tiempo, todo tipo de servicios financieros —como pequeños préstamos, y hasta descuentos similares a los que ofrecen las tarjetas de débito en nuestro país— comenzaron a surgir.

Al tratarse de poblaciones no bancarizadas, con niveles bajos de urbanización y poco acceso a las sucursales bancarias —de las cuales existen apenas 5,2 por cada 100.000 habitantes, contra 13,2 en Argentina, y no se encuentran al alcance de la mayoría de las personas— esto resultó fundamental para que el servicio se popularizara.

Con más de 15 millones de usuarios activos, y otros 2,3 millones de usuarios de M-Shwari (su mayor competidor), M-PESA es utilizado por virtualmente todos los adultos en Kenya, una cifra que contrasta con el 6% que —de acuerdo con el Banco Mundial— cuentan con una tarjeta de crédito, y el 30% que tienen acceso a una de débito.

 

¿Es un modelo replicable en Argentina?

Si bien la situación argentina es diferente, dado que la baja bancarización se da por factores distintos a los que imperan en Kenya, un modelo móvil de acceso a servicios financieros debería operar a partir de principios parecidos. Es decir, apuntando a usuarios que utilizan teléfonos básicos, preferentemente a través del empleo de la tecnología de SMS, la cual es compatible con todo el universo de teléfonos móviles en el mercado, y creando vínculos con el mundo offline a partir de puntos de recarga donde se pueda ingresar o extraer dinero de la cuenta.

Si bien sería posible aprovechar la factura de la operadora móvil para cancelar los pagos hechos por el teléfono, esto no sería suficiente para llegar a la gran masa de usuarios no bancarizados, ya que apenas el 30% de las líneas en el mercado son pospagas. Es por ese motivo que un sistema similar al africano puede resultar útil.

Hoy por hoy, en América Latina ya se ha comenzado a explorar este modelo a partir de distintos experimentos realizados por diferentes operadoras.

En Bolivia, la operadora Tigo —segunda en el país con una participación de mercado del 34,88%— lanzó el servicio Tigo Money, el cual funciona prácticamente de la misma manera que M-PESA, permitiendo realizar transferencias de dinero entre usuarios y obtener descuentos cuando se utiliza el sistema. De acuerdo con Telecompaper, Tigo Money ya cuenta con 700.000 clientes solo en ese país, y fue utilizado para transferir más de 4 millones de dólares.

En Colombia, operadoras como Movistar, de Telefónica, y Claro, de América Móvil, ya comenzaron a ofrecer servicios de dinero móvil, aunque trabajando en conjunto con distintas instituciones bancarias y las principales tarjetas de crédito. Al mismo tiempo, el banco Bancolombia adquirió la operadora móvil virtual A la mano, con la que comenzó a ofrecer servicios móviles y, a la vez, a incorporar sus servicios financieros a los mismos.

Existe un enorme potencial en la telefonía móvil para el desarrollo de servicios financieros que resulten en la inclusión del casi el 70% de usuarios que se encuentran excluidos. El talento local, y uno de los ecosistemas emprendedores más proactivos de la región, sin lugar a dudas lo harán realidad.

 

Fuentes:

 

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