LOS PLANES DE GOOGLE PARA ACELERAR LA INTERNET MÓVIL

El futuro de Internet es móvil. Esta es una verdad cada vez más evidente. Y con una cantidad de conexiones cada vez mayor, y más tráfico proveniente de smartphones y tablets, pero una experiencia de usuario que todavía no es exactamente equiparable a la obtenida en una computadora, las principales compañías vinculadas con el sector se han propuesto hacer algo al respecto. Google, una de las principales impulsoras de una mejor Internet móvil, ya puso su primer granito de arena cuando, hace algunos meses, comenzó a tener en cuenta si los sitios tienen, o no, una versión móvil (o si son responsive, es decir que se adaptan al formato y al tamaño de la pantalla) al mostrar sus resultados de búsqueda en teléfonos celulares. Así, el sitio comenzó a garantizar que aquellos que utilicen su servicio en su smartphone podrán acceder a un sitio optimizado, de fácil legibilidad en sus dispositivos. Ahora, la compañía busca ir un paso más allá y mejorar la velocidad de carga de los contenidos. Sobre todo entre los sitios de noticias, blogs, y otros rubros similares.

Uno de los grandes problemas que los usuarios móviles enfrentan todos los días tiene que ver con el tiempo que muchos sitios tardan en cargar. A la vez, es frecuente que tanto las imágenes, como los comentarios en los sitios de noticias, y otros contenidos como videos y avisos publicitarios traben la apertura de las páginas y hagan que el usuario pierda el foco de lo que estaba leyendo, o se encuentre con baches incómodos. Además de brindar una pésima experiencia para todos nosotros, esto tiene repercusiones directas en el negocio de muchas empresas, que ven a muchos de sus usuarios abandonar las páginas cuando ingresan desde su navegador.

De esta forma, el único camino que los sitios tienen de garantizar una buena experiencia de lectura es a través de una aplicación móvil. Pero, además de insumir costos mucho más altos de desarrollo, una App implica un proceso complejo de marketing para lograr que las personas la instalen en sus dispositivos y, luego, la abran y la utilicen de manera regular. Y si bien Google y Bing han comenzado a incluir contenido incluido dentro de distintas Apps en su listado de resultados de búsqueda, el hecho de que los usuarios deban hacer click y lanzar la aplicación para acceder a lo que buscan implica un paso más que puede generar deserción y niveles más bajos de conversión. Así, el único camino posible es trabajar en una carga más veloz y más eficiente de los contenidos en los sitios móviles a través del navegador.

 

El Google AMP Project

Es con este objetivo que Google lanzó el Accelerated Mobile Pages Project, una iniciativa conjunta con otras compañías como Twitter, y con grandes medios como el Wall Street Journal, el New York Times, el Huffington Post, BuzzFeed, The Economist, VoxMedia, y varios más. La idea es generar una serie de especificaciones técnicas que permitan acelerar la carga de los contenidos. Al mismo tiempo, el buscador permitirá que los medios utilicen el cache de Google para almacenar los artículos y acelerar aún más la apertura, cuando ésta ocurre desde un móvil.

Lejos de despojar al contenido de imágenes, comentarios, y otros accesorios, la iniciativa pretende hacer que todo sea más eficiente y esté mejor optimizado, de forma tal de poder ofrecer lo mismo que en la computadora, pero mejor adaptado al entorno móvil.

 

Tanto Google como Twitter y sus socios pretenden que esto vaya mucho más allá de unos cuantos sitios y se convierta en un estándar, que mejore verdaderamente el ecosistema. Es por eso que todo el proyecto es open source, y no será necesario tener una relación de ningún tipo con Google para implementarlo. De esta forma, cualquier medio en cualquier parte del mundo podrá hacerlo por su cuenta, y así mejorar la experiencia móvil en su sitio.

A diferencia de lo ocurrido con el Googlegeddon – nombre dado por los detractores al proyecto de penalizar a los sitios no móviles al darles menos relevancia, independientemente de su contenido, en los resultados de búsqueda – el que un sitio incorpore o no la tecnología del AMP Project no influirá directamente en su posición en los resultados de Google. Sin embargo, para tener un buen posicionamiento, tanto en el móvil como el la versión de escritorio, tener una buena velocidad de carga del contenido es esencial, por lo que sumarse seguramente tendrá un impacto positivo para cualquier sitio web.

 

Otras iniciativas similares

Google y Twitter no son las primeras compañías y organizaciones preocupadas por este tema. Recientemente Facebook lanzó Instant Articles, una herramienta que les permite a los sitios de noticias publicar sus artículos directamente dentro de la red social, y compartir los ingresos de publicidad generados por ellos. Esta iniciativa, sin embargo, tiene un enfoque un poco menos altruista, y pretende más bien enriquecer el entorno de la red social, e incrementar la monetización de los usuarios, antes enviados a otro sitio cuando quieran consumir un artículo allí linkeado. Más allá de las motivaciones comerciales de la red social – de las cuales tampoco se encuentra desprovista la iniciativa de Google – la experiencia resultante para el usuario es notablemente mejor.

Otro grupo preocupado por el problema de los tiempos de carga el Internet Advertising Bureau, una asociación conformada por anunciantes y medios online, que recientemente publicó un extenso mea culpa (en inglés), haciéndose cargo de que los ads son, en gran parte, responsables del problema. Allí, el vicepresidente de la organización llamó a crear nuevos estándares de publicidad, que permitan comunicar mejor, sin adicionarle peso y tiempo de carga a las páginas nutridas de avisos, y sin saturar a los usuarios con banners y contenido publicitario de todo tipo. De esta forma, la asociación busca no solamente colaborar en la mejora de la experiencia de los usuarios tanto móviles como de escritorio, como mejorar los índices de conversión de los anunciantes que, muchas veces, bajan justamente a raíz de estos problemas.

Con un ecosistema cada vez más nutrido de contenidos, más usuarios, y una facturación que lo ha convertido en la plataforma más relevante para muchas empresas, el foco de todos está puesto en el móvil. Es por eso que es muy probable que, durante los próximos años, veamos mejoras sustanciales que harán que haya un antes y un después en navegación en nuestros smartphones y tablets, y que hagan que ya no sea frecuente que encendamos la notebook o la computadora de escritorio cuando querramos acceder a determinados contenidos, o utilizar algunos servicios.

¿POR QUÉ EL ROAMING INTERNACIONAL TAL Y COMO LO CONOCEMOS ESTÁ TENDIENDO A DESAPARECER?

Hace pocos días veíamos los motivos por los que el roaming —es decir, el servicio de voz, datos y mensajería móvil en el exterior— es notablemente más caro que los mismos servicios a nivel local. Hoy veremos por qué esto resulta cada vez menos relevante para los consumidores quienes, cada vez en mayor medida, encuentran alternativas a la oferta de sus operadoras. Esto está llevando a que, gradualmente, estas empresas comiencen a encontrar maneras más eficientes —y bastante más baratas— de proveer estos servicios. Sin embargo, hasta que éstos bajen a un nivel de precio razonable, vale la pena considerar otras opciones para hablar, enviar mensajes, navegar por Internet, y utilizar aplicaciones en el extranjero sin pagar las altas tasas que proponen las compañías telefónicas.

A continuación veremos cuáles son los mejores mecanismos para comunicarse en otros países a precios notablemente más bajos que los disponibles a través de los servicios de roaming.

 

Las SIM cards de viaje son cada vez más baratas

Una de las primeras opciones a la hora de pensar en utilizar un móvil en el extranjero, es recurrir a una SIM card internacional. Estos chips permiten contratar líneas que funcionan en prácticamente todos los países del mundo, en los que es posible hablar, enviar mensajes, recibir llamados, y utilizar servicios de datos a precios más bajos que los ofrecidos por las operadoras tradicionales a través de sus servicios de roaming.

Al contratar uno de estos servicios, los usuarios obtienen uno o más números de teléfono, generalmente pertenecientes a los Estados Unidos o Europa, al que pueden desviar los llamados que reciben en su línea tradicional, para así poder recibir comunicaciones normalmente. Lo recomendable, en estos casos, es contar con un servicio que provea un número local del país en el que vive el usuario, puesto que de otra forma el desvío de la llamada puede acarrear el costo de un llamado internacional. Al mismo tiempo, el usuario debe contar con un teléfono móvil desbloqueado y compatible con la red del país que desea visitar, ya que de otra manera éste no funcionará en el lugar de destino.

Si bien son convenientes, este tipo de servicios no resultan baratos. Su principal ventaja es que se pueden contratar a través de Internet, y permiten viajar a múltiples destinos con una misma tarjeta SIM, un mismo número, y una única factura o recarga previa al viaje. Sin embargo, si la idea es ahorrar dinero y gastar lo menos posible, hay mejores opciones.

 

Las operadoras virtuales facilitan la contratación de líneas temporales y paquetes de datos

Una alternativa relativamente reciente tiene que ver con la posibilidad de contratar una línea prepaga ofrecida por una operadora local. Esta es, posiblemente, la mejor alternativa para los usuarios que desean tener servicio de voz, datos y mensajes, a precio local. Al mismo tiempo, al tratarse de servicios ofrecidos por operadoras locales, en general incluyen navegación a la máxima velocidad disponible y buena cobertura en todo el territorio de destino.

A diferencia de lo que ocurre con las tarjetas SIM internacionales, sin embargo,  en la mayoría de los casos este tipo de líneas no pueden contratarse a través de Internet, y requieren que el usuario se acerque a un punto de venta de alguna operadora en su destino, y adquiera una línea prepaga que incluya todo lo que necesita. Si bien muchas operadoras ofrecen este tipo de líneas, en general lo más conveniente es recurrir a una MVNO —es decir, a una operadora virtual, como Tuenti en Argentina, o Virgin Mobile en otros mercados latinoamericanos— ya que éstas suelen ofrecer paquetes muy completos, que incluyen una gran cantidad de datos, a precios más bajos. Al mismo tiempo, la mayoría de estos servicios no requieren de ningún tipo de suscripción y pueden ser contratados en el momento en todo tipo de locales y puntos de recarga.

Así como en el caso de las tarjetas SIM internacionales, utilizar este servicio requiere de un teléfono móvil liberado, compatible con las bandas de la operadora seleccionada. Una desventaja en comparación con el otro servicio, es que no es tan fácil desviar las llamadas al nuevo número telefónico, y hacerlo tendrá el costo de un llamado internacional, por lo que no resulta recomendable.

Es por eso que esta alternativa es ideal para aquellas personas que deseen utilizar servicios de datos y realizar llamadas locales en sus destinos, pero no para aquellas que necesitan comunicarse por teléfono con sus países de origen. A no ser que utilicen una aplicación para hacerlo.

 

Cada vez más aplicaciones permiten facilitar la comunicación cuando no hay cobertura

En los últimos años ha ocurrido un cambio cultural. A diferencia de lo que sucedía antes, hoy los usuarios recurren a una serie de aplicaciones móviles tales como WhatsApp y Facebook Messenger, entre otras, para manejar la mayoría de sus comunicaciones. Esto ocurre en detrimento de los servicios clásicos de mensajería ofrecidos por las operadoras, lo cual ha facilitado notablemente la comunicación desde el exterior. Y es que, sin importar si el usuario tiene o no acceso a un plan de datos, el uso de redes Wi-Fi es suficiente para poder enviar y recibir mensajes de texto, imágenes, y mensajes de voz. Adicionalmente, gracias a sus últimas actualizaciones, WhatsApp también permite hacer llamados de voz, algo que también es posible con varias otras apps, como Skype, Viber, Line, Facebook, y muchas más.

Esto significa que, salvo que una persona necesite usar intensivamente su teléfono celular durante su estadía en el exterior, no es necesario contratar un plan o una línea de ninguna clase, y es posible valerse de las redes Wi-Fi disponibles en el destino.

Si bien esto perjudica a las operadoras —que han visto afectado su negocio en servicios de valor agregado que, hasta hace poco, les resultaban altamente rentables— muchas han hecho un esfuerzo por adaptarse a la tendencia y ofrecer soluciones convenientes para sus clientes. El caso más paradigmático es el de Movistar, la cual ha lanzado TU Go, una aplicación disponible para todos sus clientes, que permite realizar llamadas IP a través de redes Wi-Fi de manera transparente, sin costo alguno, y utilizando el número de teléfono local en cualquier lugar del mundo.

Otra alternativa es Roamer, una App para Android y iOS que toma el número telefónico del usuario, y le permite recibir llamados cuando se encuentra fuera del país. Esta aplicación funciona tanto si el usuario se encuentra conectado a la red de datos de una operadora local con una línea que no es la propia, como si está en una red Wi-Fi. Lógicamente, el servicio sólo funcionará cuando el dispositivo se encuentre conectado.

Pero si la idea es no utilizar los servicios de voz, y en cambio concentrarse en el servicio de datos, siempre es recomendable acudir a una serie de aplicaciones que ayudarán a bajar los costos, independientemente de la forma de conexión elegida. Estamos hablando de la versión “mini” o “lite” de muchas aplicaciones populares. En primer lugar, cabe destacar el Opera Mini, un navegador que —aunque se encuentra diseñado para smartphones de gama baja y media, o para redes de baja velocidad— permite ahorrar hasta el 90% del consumo de datos, comprimiendo los sitios web a los que accede el usuario. Algo similar sucede con Facebook Lite, la versión simplificada de la App de la red social más popular. Muchas de las apps más utilizadas están desarrollando versiones de bajo consumo para ayudar a sus usuarios con teléfonos menos potentes a poder utilizar sus servicios, y éstas también resultan ideales para ahorrar en el extranjero.

A diferencia de lo que ocurría hace algunos años, los usuarios móviles ya no son cautivos de su operadora cuando viajan al exterior. Especialmente si cuentan con un teléfono liberado. De esta forma, con más alternativas y competencia, solo es cuestión de tiempo para que los cargos de roaming disminuyan o tiendan a desaparecer. E incluso, si eso no ocurriera, hablar y navegar en todo el mundo resulta cada vez más fácil, por lo que contar con un celular resulta una experiencia cada vez más global.

LOS DATOS: LA VERDADERA PROMESA DE LA SALUD MÓVIL

El M-Health, es decir, el uso de la tecnología móvil para desarrollar aplicaciones vinculadas con la salud y la medicina, es uno de los campos más prometedores en nuestra industria. Hace pocos meses discutimos los recientes avances en este campo, y la gran oportunidad de negocio que estos suponen. Sin embargo, no hicimos hincapié en la verdadera revolución que significan estas innovaciones, y que podría cambiar para siempre la forma en la que entendemos a las enfermedades, y nuestra capacidad de anticiparnos a ellas. Estamos hablando de la abundancia de datos.

Según GSMA, en 2014 ya había más de 2.600 millones de smartphones en el mundo. Hacia 2020, este número será de 5,9 mil millones. Al mismo tiempo, las conexiones 3G y 4G representarán el 69% del total. Esto significa que miles de millones de personas estarán conectadas de manera casi permanente a Internet. Combinadas con las aplicaciones y los accesorios adecuados, estas conexiones son capaces de ayudar a estas personas a mantenerse saludables de varias maneras distintas. Por un lado, como ya está sucediendo, permitiéndoles llevar un registro de una serie de métricas relacionadas con su propio estado físico, ayudando a sus médicos a hacer mejores diagnósticos y seguimientos de los tratamientos. Por otro, agregando datos del estado de salud de millones de personas, permitiendo descubrir patrones y conductas que pueden ayudar a comprender mejor a las enfermedades, su tratamiento y su prevención.

De acuerdo con la consultora McKinsey & Company esta tecnología es tan prometedora que desde el comienzo de 2013 a la fecha, distintos VCs, y compañías como Google, Samsung y la farmacéutica alemana Merck, entre otras, han invertido más de US$3 mil millones de dólares en startups y proyectos vinculados con el rastreo y análisis de datos vinculados a la salud. Este mercado tiene el potencial de generar entre US$300 mil millones y US$450 mil millones de dólares al año.

Hoy veremos de qué manera la recopilación de datos puede cambiar para siempre la forma en la que se desarrolla la medicina, y ayudar a los profesionales de la salud a hacer un mejor trabajo tanto en el tratamiento de cada individuo, como de grandes poblaciones, luchando de manera cada vez más eficiente contra todo tipo de enfermedades.

 

Un mejor seguimiento del paciente

Éste es el campo más visible del m-health, al menos para la mayoría de los mortales. Y es que, a pesar de que todavía constituye un mercado de nicho, ha comenzado a ganar mayor tracción, sobre todo por iniciativa de empresas como Apple y Samsung. Se trata de la capacidad que tienen tanto los dispositivos móviles como distintos wearables de realizar mediciones de distintas variables vinculadas a la salud del usuario. Así, hoy es posible tener información actualizada y permanente del ritmo cardíaco, de la cantidad de movimiento y la actividad física que realiza una persona, o de sus ciclos de sueño. Pero esto no es todo, distintas startups han desarrollado wearables capaces de medir cuestiones bastante más complejas. Tal es el caso de Cerora, una banda que se coloca en la cabeza y puede medir si existe daño cerebral; de MC-10, la cual fabrica una serie de parches que se colocan en distintas partes del cuerpo y permiten realizar diagnósticos remotos; o de una lente de contacto desarrollada en conjunto por Google y Novartis capaz de detectar el nivel de azúcar en la sangre. Y este es sólo el comienzo.

Al mismo tiempo, los smartphones más evolucionados y los últimos modelos de relojes inteligentes ya son capaces de medir algunas variables básicas y proporcionar información sin la necesidad de contar con un dispositivo extra.

Estos equipos ya están revolucionando la forma en la que cientos de miles de personas realizan actividad física o cuidan sus cuerpos en el día a día, pero especialmente empiezan a ofrecer una herramienta de medición para aquellos pacientes que tienen problemas crónicos o enfermedades complicadas y que deben seguir un tratamiento. Uno de los grandes desafíos que tradicionalmente tuvo la medicina fue el de poder realizar un diagnóstico preciso sin tener acceso permanente al paciente, y sin poder realizar una evaluación a largo plazo de sus signos vitales. Los wearables están cambiando eso.

Es posible que lleguemos a un punto en el que, tanto las personas que sufren alguna afección como aquellas que están sanas, lleven un registro permanente de distintas variables relacionadas con su organismo. Así se podrá detectar más fácilmente una enfermedad, o incluso anticiparse a que ésta ocurra para poder iniciar el tratamiento. Pero para que esto sea posible hacen falta datos.

 

Una mejor comprensión de las enfermedades y la salud

De nada sirve llevar un registro de todo lo que ocurre en nuestro organismo si esta información no es accionable, o si no le permite a los profesionales de la salud llegar a conclusiones acertadas. Es por esto que los wearables, y el negocio del M-health en general, representan una oportunidad, hasta hace poco tiempo impensada, de revolucionar por completo el diagnóstico y tratamiento de enfermedades y todo tipo de afecciones.

Esto se debe a que, gracias a que millones de usuarios están comenzando a registrar lo que les ocurre en el día a día, tanto cuando están enfermos como cuando están sanos, cuando realizan actividad física o cuando son sedentarios, cuando comen de más, o cuando duermen menos de lo debido —entre otras situaciones— cada vez será más fácil poder comprender de qué manera los distintos estilos de vida y patrones de comportamiento alteran nuestra salud. Gracias a la obtención de todos estos datos, incluso será posible conocer de qué manera las distintas enfermedades afectan a las personas, y hasta contar con datos previos a la infección, que permitirán que los médicos anticipen que un paciente empieza a sufrir de una condición, para así poder curarla de antemano. O incluso tratarla antes de que ésta se manifieste.

El agregado de los datos de millones de personas puede ayudar a descubrir todo tipo de patrones que, hasta ahora, resultan desconocidos, y puede cambiar para siempre la forma en la que entendemos la medicina.

Esto será especialmente beneficioso para el estudio de enfermedades que afectan a pocas personas, cuyos efectos resultan difíciles de estudiar por la poca cantidad de casos disponibles. Al mismo tiempo, contar con datos de una población global hará posible que pequeños equipos y laboratorios encaren investigaciones sin la necesidad de invertir millones de dólares o de disponer de una gran infraestructura, lo que permitirá avanzar más rápido la medicina, y hasta testear drogas y tratamientos de manera más veloz y eficiente.

Al mismo tiempo, permitirá detectar patrones de conducta en los pacientes, observar si éstos están siguiendo —o no— sus tratamientos y tomando sus medicamentos, y hasta descubrir velozmente los efectos secundarios de nuevas drogas y medicamentos.

Sin embargo, para que esto ocurra, se deben sortear una serie de obstáculos. En primer lugar deberá ser posible asegurarle a cada paciente que sus datos serán resguardados, y que éstos no serán difundidos ni fácilmente individualizados. De esta forma se podrá garantizar que más personas estén dispuestas a compartir la información recabada acerca de sus cuerpos. Por otro lado, será necesario determinar quién administra los datos, y asegurarse de que éstos no quedarán en pocas manos, de forma tal de poder democratizar la investigación y llevar este conocimiento a un gran cúmulo de científicos.

La medicina puede transformarse en una ciencia aún más analítica y basada totalmente en evidencia. Esto solo será posible gracias a la tecnología móvil, la cual ha hecho que recabar información acerca de lo que ocurre en el cuerpo de cada uno de nosotros pueda ser simple, indoloro, y permanente. Sólo resta ver si las personas están dispuestas a adoptar esta tecnología, y los médicos e investigadores a aprovechar todo su potencial.

¿ES POSIBLE MEJORAR LOS SERVICIOS DE VOZ?

Desde que comenzó a volverse verdaderamente masiva a principios de la década del 2000, la tecnología móvil avanzó a pasos agigantados. Mucho cambió desde las primeras redes de datos 2G que permitían acceder a “portales móviles” y enviar correos electrónicos, hasta las modernas redes 4G en las que es posible ver películas en 4K en la pantalla del teléfono sin interrupciones, entre otros cientos de avances. Sin embargo, existe algo que no varió demasiado y que —aunque hoy parezca un servicio complementario— en un principio constituía la razón principal por la que las personas adquirían un celular. Estamos hablando de las llamadas de voz.

Más allá de los cambios en la tecnología, de la ampliación de las zonas de cobertura, y de los cambios físicos en los dispositivos, la experiencia de hablar por teléfono hoy en día es muy parecida a la que experimentaba cualquier usuario en 1990. O, en realidad, un poco peor. Y es que la congestión en las redes genera un problema al que todos nos hemos acostumbrado, y es que los servicios de voz andan mal. Las llamadas se cortan o se interrumpen, la calidad de la llamada no es consistente a lo largo de toda la conversación, y muchas veces nos encontramos hablando con una voz robótica que resulta imposible de decodificar. Pero esto puede cambiar.

El despliegue de las redes 4G LTE ofrece perspectivas prometedoras que permitirán que, en el futuro cercano, podamos hacer llamadas en HD, que no se corten, y que mantengan un alto estándar de calidad. Esto es posible gracias a un protocolo llamado Voice Over LTE, o VoLTE, el cual implica la utilización de parte del espectro destinado a las redes de datos 4G para canalizar llamados telefónicos.

De esta manera, las telefónicas pueden complementar sus redes de voz actuales, construidas sobre tecnologías 2G y 3G con nuevos canales de mayor ancho de banda capaces de descongestionar las primeras y ofrecerle una mucho mejor experiencia a un gran número de usuarios. Así, entre otras ventajas, es posible ofrecer una mejor calidad de llamadas y evitar los cortes para todos los usuarios.

Asimismo, gracias a la gran velocidad desplegada por las redes 4G, la latencia en las llamadas es menor, y la conexión se establece de manera casi inmediata. Esto significa el fin de las esperas y los silencios antes de que comience la comunicación.

Pero esto no es todo. Esta tecnología permite llevar la alta definición a las llamadas convencionales. Esto se debe a que, a diferencia de lo que ocurre hasta ahora —cuando las llamadas de voz limitan la frecuencia de la llamada entre los 30Hz y los 3,4kHz— las llamadas HD sobre VoLTE transmiten un rango que va desde los 50Hz hasta los 7 kHz, mucho más parecido al rango de la voz humana que opera entre los 75 Hz y los 14 kHz. Adicionalmente, este servicio toma el doble de muestras de audio por segundo que una llamada normal, lo que eleva notablemente la calidad.

Este servicio, sin embargo, no resulta del todo novedoso. Distintas Apps como Skype ya toman la voz en este rango y ofrecen llamadas en alta definición. Es por eso que al hablar por este sistema, y otros similares, nos escuchamos mejor y con un registro más natural.

Al mismo tiempo, el mayor ancho de banda disponible para la realización de llamadas permitirá implementar mejores servicios de teleconferencia y llamadas de video, algo hasta ahora realizado principalmente con aplicaciones de terceros. Esto, siempre y cuando las operadoras decidan implementarlo, puesto que el despliegue de esta tecnología no implica necesariamente la creación de más servicios, ni la mejora de los servicios de voz.

Otro tema a considerar es que no todos los equipos son capaces de soportar este tipo de llamadas. Para utilizar esta red es necesario que el celular posea una antena 4G compatible con la red del país, y la capacidad de realizar y recibir llamadas en HD. Hoy existen un total de 75 modelos compatibles, la mayoría de ellos de alta gama.

 

La llegada de los servicios VoLTE a la región

De acuerdo con GSMA, asociación que está impulsando activamente la adopción de esta tecnología, hoy existen 36 operadoras en 23 mercados ofreciendo este servicio. Entre ellos se destacan tres de las cuatro grandes operadoras estadounidenses, y al menos una empresa en Canadá, Portugal, España, Italia, el Reino Unido, China, Rusia, Australia y Sudáfrica, entre otros. Pero esta cifra podría crecer rápidamente, puesto que ya existen 418 operadoras en 143 países que cuentan con cobertura 4G LTE en al menos parte del territorio, incluidas las tres principales operadoras argentinas.

En nuestro país, sin embargo, existe un desafío para la adopción de esta tecnología. Y es que, a pesar de que existen redes 4G LTE cada vez más amplias, las operadoras necesitan una mayor porción del espectro radioeléctrico para poder suplir la demanda del servicio de datos, y para poder expandir los servicios disponibles.

Esta es una problemática que comparten varios países de la región. Sin embargo, la operadora colombiana Avantel será la primera en ofrecer VoLTE en América Latina. Para ello, la compañía firmó un acuerdo con Nokia, para desplegar una infraestructura que permita dar este servicio y complementar la cobertura con las redes existentes, de forma tal de mejorar la calidad de las llamadas y evitar los cortes cuando se sale del área de cobertura. Si el plan resulta exitoso, otras operadoras de la región podrían imitarla.

 

Voice over Wi-Fi: un complemento para esta tecnología

Además de implementar sistemas de VoLTE muchas operadoras se están volcando por una nueva tecnología complementaria que permite ampliar la cobertura del servicio y garantizar buenas comunicaciones, incluso en las situaciones más adversas. Llamada VoWiFi esta tecnología permite establecer llamados de voz sin el uso de aplicaciones externas a través de redes inalámbricas caseras o comerciales. De esta manera, las operadoras pueden garantizar un buen servicio en el interior de casas y edificios, lugares donde a veces la señal está lejos de ser óptima. Al mismo tiempo, pueden expandir la cobertura a áreas donde no llegan con sus redes.

Esta tecnología es relativamente fácil de implementar dado que no requiere agregados en el hardware de los teléfonos móviles, sino simplemente una actualización de software, ya que aprovecha los mismos protocolos que los servicios de VoLTE, y la antena WiFi instalada en el teléfono. De todas formas, este sistema representa también un riesgo, dado que las operadoras móviles no tienen control sobre la velocidad o calidad de las redes a las que se pueden llegar a conectar los usuarios, dando lugar a potenciales fallas que no poseen la capacidad de resolver.

Esto, sin embargo, no detuvo a empresas como Google que utilizan activamente esta tecnología en su Project Fi, la operadora virtual operada por la empresa para los usuarios de teléfonos Nexus, la cual se apoya en redes 4G LTE, 3G de distintas empresas, y en redes locales WiFi para dar servicios de voz y datos.

A pesar de que por muchos años no registraron mayores innovaciones, los servicios de voz prometen un salto de calidad que hará que la comunicación sea más clara y confiable. La tecnología ya existe. Sólo faltan tiempo, inversión, y el marco regulatorio correcto para poder implementarla.

EL MÓVIL, UN PROTAGONISTA INDISCUTIDO EN LA ÚLTIMA ELECCIÓN ARGENTINA

El 25 de octubre, Argentina fue a las urnas para elegir a quien a partir del 10 de diciembre se convertirá en su nuevo Presidente, a la mitad de su Cámara de Diputados, a un tercio de sus Senadores, y a los nuevos gobernadores y parlamentarios en once provincias, entre otros cargos. Ante todos estos candidatos, y más de 32 millones de electores, cuesta decir quién fue el personaje del día. Sin embargo, existe un protagonista indiscutido que marcó esta elección como a ninguna otra, y que hizo historia tanto en la toma de decisiones por parte de los ciudadanos, como en el proceso de fiscalización y de conteo de los votos el día de la elección. Estamos hablando del móvil.

2015 fue, como nunca antes, el año en el que la tecnología móvil se metió de lleno en el proceso electoral, y permitió que tanto los partidos políticos como los medios de comunicación y los electores independientes obtuvieran información y, sobre todo, pudieran fiscalizar el proceso reportando problemas y movimientos sospechosos en los centros de votación, así como transmitir información a distintos centros de cómputos al final del comicio, de modo tal de evitar maniobras fraudulentas y poco transparentes durante el escrutinio.

Esto fue posible gracias al desarrollo de distintas aplicaciones móviles creadas especialmente para esta fecha, y difundidas por distintos canales para usuarios en todo el país. Esta es la primera vez en la que el móvil se ha utilizado de manera tan masiva en un proceso electoral —por lo menos en nuestro país— y esto tiene que ver con que, hasta ahora, no existía una masa crítica de usuarios que poseyeran teléfonos inteligentes y conexiones de banda ancha lo suficientemente grande como para poder aprovechar a fondo los beneficios de esta tecnología.

Hoy, con más de 19,5 millones de conexiones de Internet móvil, y con más del 40% de las conexiones operando desde un Smartphone, es concebible que una gran porción de los votantes ya cuenten con uno de estos dispositivos y puedan utilizarlos para conocer mejor a los candidatos, organizarse cuando forman parte de una agrupación política, y registrar cualquier infracción o violación de la ley en los centros de votación.

Al mismo tiempo, es importante considerar el contexto en el que ocurren estas elecciones. Con una instancia anterior, y otras elecciones provinciales en las que corrieron serias sospechas y denuncias de fraude, las cuales incluyeron la quema de urnas, la desaparición de boletas de los distintos partidos opositores, y la utilización de distintas prácticas clientelares —que incluyeron la compra de votos—, tanto algunos partidos políticos como distintas asociaciones civiles se vieron forzadas a mejorar sus esfuerzos de fiscalización. Y, por todo lo que ya hemos visto, el móvil fue elegido como una herramienta fundamental en sus estrategias de control.

A continuación conoceremos algunos de los usos que estos dispositivos han tenido durante la elección, y también durante las semanas previas a la misma.

Militancia, campaña y plataformas electorales

Uno de los usos más novedosos que ha tenido el móvil en la elección 2015 tiene que ver con el uso que le han dado los partidos políticos, y en especial la alianza Cambiemos —principal opositora al gobernante Frente para la Victoria— para desarrollar las distintas etapas de la campaña.

Esta coalición, conformada por tres partidos políticos (el PRO, la UCR y la Coalición Cívica), desarrolló tres aplicaciones diferentes, tanto para Android como para iOS. La primera de ellas, creada con este fin, fue llamada “Voluntarios MM2015, y se encuentra orientada a los militantes y voluntarios que ayudaron al partido a difundir el mensaje, ya sea en la vía pública repartiendo folletos y boletas, o haciendo proselitismo digital en la red.

Esta aplicación, la cual fue descargada entre 5.000 y 10.000 veces de acuerdo con Google Play, permite encontrar información sobre la campaña, actos, y otras actividades, y sumar a amigos al esfuerzo contactándolos por mail, Facebook, o por teléfono, así como compartir mensajes oficiales por las redes sociales de manera simple y directa.

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Otro partido que lanzó una aplicación fue el Frente Renovador, el partido encabezado por el candidato a presidente Sergio Massa. Llamada “MassApp” —haciendo un juego de palabras con el nombre del candidato—, no tiene como destinatarios a los militantes, sino que al público general, al que le ofrece información acerca de las actividades del candidato, así como de sus propuestas, opiniones, y un canal de contacto directo. Sin embargo, lejos de ser un éxito, esta App fue descargada solamente entre 500 y 1.000 veces.

 

En el mismo sentido, “Anibal Gobernador” nació para llevar las ideas y propuestas del candidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires por el Frente para la Victoria Aníbal Fernández directamente al móvil. No queda claro si se trata de una aplicación oficial, dado que no fue subida por una cuenta del partido, o si fue creada por un grupo de usuarios entusiastas. De cualquier forma, logró cosechar más éxitos que la aplicación de Sergio Massa, con entre 1.000 y 5.000 descargas solamente en Android.

 

Fiscalización

La fiscalización fue, sin embargo, el campo en el que el móvil ofreció su mayor contribución durante estas elecciones. A diferencia de lo que ocurrió en otros países, e incluso en algunas provincias, Argentina votó en 2015 con un sistema de boletas, las cuales se cuentan a mano y cuyo resultado del conteo debe trasladarse a una serie de planillas que, luego, son transmitidas por el correo a un centro de cómputos. En todo este proceso existe margen para que ocurran irregularidades, como el cambio de número de votantes de un partido por sobre el otro. Es por eso que distintas asociaciones civiles, y hasta partidos políticos, lanzaron sus propias aplicaciones para permitir que sus fiscales y los votantes puedan registrar las distintas etapas del proceso, y generar centros de cómputos paralelos que registren los resultados en tiempo real, y permitan compararlos con los arrojados por el conteo oficial.

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En este sentido, una de las iniciativas más populares fue “Ojo con el voto”, una aplicación creada por la ONG Poder Ciudadano, con el apoyo de Clarín y La Nación, los diarios más populares del país.

Orientada a fiscales de mesa y ciudadanos en general, esta App permite fotografiar y enviar el acta de escrutinio una vez cerrada la votación en cada mesa, de forma tal de que quede constancia del recuento original para poder compararlo con los datos oficiales. Al mismo tiempo, permite reportar cualquier problema en un lugar de votación, como la falta de boletas de algún partido, o cualquier otro tipo de alteración o actividad sospechosa en el lugar. Finalmente, la aplicación cuenta con respuestas a las preguntas más frecuentes y todo tipo de información de utilidad para los votantes. Además de utilizar los datos para el conteo, durante todo el día varios medios de comunicación mostraron en tiempo real los reportes de los usuarios en un mapa interactivo en sus sitios web.

La mayor innovación, sin embargo, llegó de la mano del PRO, uno de los partidos que integra la alianza Cambiemos, que lanzó dos aplicaciones específicas para estas elecciones. Llamadas “Plataforma de Movilización” y “Fiscalización”, estas Apps fueron concebidas para organizar al ejército de fiscales que la fuerza política armó para esta elección. Así, la primera de ellas permite llevar un registro en tiempo real de todos los fiscales que trabajan en cada distrito, así como cargar la cantidad de votantes que hubo en cada centro de votación, y el resultado del escrutinio parcial en cada uno de ellos, de forma tal de contar con toda la información de primera mano. La segunda de estas herramientas permite que cada uno de los fiscales individuales obtenga información acerca de la mesa y el centro que le toca controlar, así como avisar cuando llegó, comunicarse con el comando de campaña, informar el cierre de su mesa, e informar el resultado de manera individual.

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De esta manera, el partido que encabeza Mauricio Macri se propuso llevar adelante un control extensivo de los centros de votación en todo el territorio en tiempo real, y sin la mediación de intermediarios como el Correo Argentino o la Dirección Nacional Electoral. Algo que sin el móvil no habría sido posible.

 

Información oficial

Finalmente, el móvil también sirvió para acercar a los votantes a la información oficial relativa a los comicios.

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Por un lado, el Ministerio del Interior y Transporte lanzó una aplicación que ofrecerá la posibilidad de seguir los resultados generales y por distrito directamente desde el móvil apenas éstos son comunicados por el organismo oficial. Al mismo tiempo, otra aplicación oficial permitió consultar el padrón y encontrar la mesa en la que cada ciudadano debe votar. De esta forma, se evitaron las concentraciones en las puertas de las escuelas y centros de votación y la confusión de aquellos que no estaban seguros acerca de su número de mesa. Esta aplicación fue descargada entre 100.000 y 500.000 veces en Android solamente, lo que la convirtió en un verdadero éxito, y demostró que los votantes están muy dispuestos a recurrir a sus celulares a la hora de obtener información de utilidad a la hora de emitir su voto.

Que el móvil está generando una revolución en la forma en la que nos comunicamos no es una novedad, pero en estas elecciones la voluntad de los partidos políticos y de distintas ONGs demostró que esta tecnología puede fortalecer las instituciones y la democracia, y brindar transparencia de una manera que hasta hace pocos años no solo era imposible, sino que resultaba completamente impensable.

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EL DESAFÍO DE LA CONECTIVIDAD EN AMÉRICA LATINA

Todo argentino que posea un celular sabe que, desde hace varios años, las comunicaciones por este medio distan de ser óptimas. Y si bien, desde el despliegue de las primeras redes 4G, aquellos usuarios que cuentan con acceso a esta tecnología han podido disfrutar de mayores velocidades de navegación y una mejor calidad en general en su experiencia, todavía quedan serios baches en la red. Al mismo tiempo, los servicios de voz y de 3G continúan teniendo una performance que dista de ser óptima, producto de la saturación de las redes, los bajos márgenes de ganancia, y de la dificultad que tienen las operadoras para conseguir sitios donde colocar sus antenas. Estos problemas, en distintas medidas, también se replican en otros mercados en América Latina, pero la buena noticia es que en todos los casos tienen solución. La mala noticia es que ésta no depende sólo de las empresas o del avance tecnológico, sino que de varios actores que tienen que actuar coordinadamente para solucionar el problema y crear una infraestructura capaz de hacer frente al creciente uso de las redes.

Como hemos visto en otras oportunidades, los próximos años plantean un fuerte desafío para las redes móviles en América Latina. Y es que, de acuerdo con Cisco, el tráfico de datos en la región va continuar creciendo a razón de un 59% anual hasta 2019, cuando se habrán multiplicado diez veces con respecto a 2014. Un año más tarde, los smartphones van a representar el 55% de las conexiones a nivel regional (y el 71,9% en Argentina), y generarán en promedio 4GB en tráfico de datos por dispositivo. Al mismo tiempo, la velocidad de las conexiones medias aumentará de un promedio de 1,7 Mbps a nivel mundial, a 4 Mbps, lo que implica un mayor tráfico aún. Esto significa que habrá una fuerte presión sobre la infraestructura montada por las operadoras, la cual deberá hacer frente a más dispositivos transfiriendo más información. Y si tenemos en cuenta que, aunque se proyecte que constituirán apenas el 26% de las conexiones, los usuarios de 4G consumirán el 68% del total de datos, la noción de que la ampliación de estas redes podrá paliar el problema comienza a sonar un poco naive.

En este escenario, es necesario comenzar a plantearse posibles soluciones que permitan hacer frente a la creciente demanda y, a la vez, mejorar las condiciones del servicio, el cual resulta cada vez más importante no solamente para el desarrollo de otras industrias, sino también para la provisión de todo tipo de servicios públicos tanto por empresas privadas como por el Estado.

Uno de los puntos que puede ayudar a resolver el problema actual y anticiparse a la fuerte demanda del futuro tiene que ver con la inversión por parte de las operadoras. A pesar de que el crecimiento en materia de facturación se está desacelerando, y tenderá al amesetamiento hacia fines de la década, según GSMA estas empresas deberán invertir unos $144 mil millones de dólares a nivel regional entre 2016 y 2020 para terminar con el despliegue de las redes 4G y para mejorar la conexión en regiones remotas. Pero incluso si éstas pusieran todo este dinero, existen otros factores que es necesario abordar para poder hacer frente a este problema. Para esto, sin embargo, es necesaria una respuesta de las autoridades regulatorias.

Es por esto que, tanto las distintas compañías telefónicas como las cámaras que las nuclean, y distintas instituciones destinadas al estudio y desarrollo de la tecnología móvil, están pidiéndoles a los Estados que trabajen en conjunto con ellas y resuelvan una serie de cuestiones que ayudarían a brindar un servicio de calidad capaz de enfrentar los desafíos del futuro en toda la región.


Asignar espectro debajo de los 700 MHz para el uso de las comunicaciones móviles

La banda de los 700 MHz resulta muy atractiva para el despliegue de redes 4G porque permite cubrir grandes extensiones de tierra usando transmisores de baja potencia, y a la vez ofrecer cobertura en espacios cerrados donde las señales de otras bandas como la AWS (1700/2100 Mhz) —la otra utilizada en la región— no logran penetrar.

Por desgracia en Argentina, y también en otros países de la región como Chile, las autoridades tardaron en entregarles estas bandas a las operadoras, porque esta parte del espectro estaba tomada por la Televisión Digital. Tras hacer varios ajustes, que movieron a la TDA fuera del camino, las bandas estuvieron libres y en junio de 2015 el gobierno de nuestro país las asignó a las compañías. Éstas, sin embargo, todavía no se encuentran en uso, aunque en breve podremos empezar a ver una implementación de las mismas, a través de la banda 28 o APT, una tecnología desarrollada en Asia que difiere de la empleada en los Estados Unidos.

Un estudio reciente (citado por GSMA), sin embargo, descubrió que la utilización de bandas aún más bajas, de entre 470 y 698 MHz, podría resultar vital para ofrecerle soporte y descongestionar las bandas de los 700 MHz, una vez que éstas empiecen a ser utilizadas de manera masiva.

Esto puede resultar problemático ya que, una vez más, puede generar choques con otros servicios, especialmente televisivos. Sin embargo, si tenemos en cuenta que hacia 2020 hará falta asignar un total de 1340 MHz del espectro para hacer frente al tráfico de datos que habrá en ese momento y que, hasta la fecha, los gobiernos latinoamericanos les han asignado en promedio 270 MHz a las telefónicas, éste puede ser un buen sitio por donde empezar.

Más allá de 2020, cuando comiencen a desplegarse las redes 5G, este problema podría trasladarse hacia el otro lado del espectro, dado que se espera que esta tecnología funcione en las bandas que oscilan entre los 26 y los 38 GHz, con lo que comenzará a competir con servicios satelitales y de radionavegación. Sin embargo, hay mucho por qué preocuparse antes de llegar a ese punto.


Facilitar el uso compartido de los recursos

Otra acción que pueden tomar los Estados para ayudar en la mejora de la conectividad, tiene que ver con permitir que las operadoras compartan sus recursos, tales como antenas e instalaciones de transmisión de fibra óptica. De esta manera será posible bajar los costos y aumentar la cobertura de las redes, sobre todo en países con territorios vastos como el nuestro. Esto no es legal en todos los países de la región, y depende de los gobiernos autorizar este tipo de acuerdos para que puedan hacerse realidad.


Permitir la instalación de antenas

Finalmente, un gran desafío tiene que ver con las leyes y regulaciones locales instituidas por los distintos gobiernos municipales en gran parte de la región, que impiden o complican la instalación de antenas e infraestructura móvil en muchas zonas. Estas reglas, que atentan contra los planes de expansión de las redes, generan inconvenientes porque no permiten ampliar la cantidad de celdas disponibles, y por ende empeoran la conectividad. Hay que tener en cuenta que en una red móvil, la velocidad y capacidad de la red con la que cuenta cada antena es limitada, y ésta se divide por la cantidad de dispositivos conectados a la misma. De esta forma, una antena 4G que alcanza una velocidad máxima de 100 Mbps y que posee 10 dispositivos conectados, le permitirá una velocidad de conexión de 10 Mbps a cada uno de ellos. Al no poder aumentar la cantidad de antenas, la capacidad de la red disminuye, y también la velocidad y la performance que experimentan los usuarios.

En este sentido, es necesario desarrollar acuerdos e instruir a los gobiernos locales acerca de las ventajas que redes móviles sólidas pueden tener en sus distritos, y abordar los miedos y preocupaciones en materia de salud y seguridad que existen en muchos de estos lugares, y que llevaron a la instauración de este tipo de reglas.

Una región mejor conectada, con velocidades óptimas y redes sólidas que permitan desarrollar al máximo la industria móvil, y las miles de otras industrias que se benefician con su infraestructura y servicios es posible. Sin embargo, es necesario un arduo trabajo por parte de los Estados y las compañías para lograrlo.

EL NEGOCIO DE LAS CITAS ONLINE CRECE DE LA MANO DEL MÓVIL

No hace muchos años conocer a una potencial pareja a través de Internet era poco menos que estigmatizante, y aunque todos teníamos un amigo que había conocido a su media naranja de ese modo, el concepto resultaba extraño, y hasta sonaba como algo peligroso. Hoy, sin embargo, las cosas son bien distintas. De acuerdo con la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, un 35% de las parejas que se casaron en aquel país entre 2005 y 2012 se conocieron a través de Internet. Y a medida que esto se vuelve más normal, la percepción de este canal como una forma de conocer a nuestra alma gemela también cambia. Es por eso que, según Pew Research, mientras que en 2005 un 29% de las personas consideraban que acceder a sitios de citas es algo que sólo hace la gente desesperada, en 2013 este número había bajado al 21%. Pero, lo que es más llamativo, es que en ese período el porcentaje de personas que consideran que la red es un buen lugar para conocer gente creció del 44% al 59%. Según eHarmony, esto llevará a que hacia 2031 el 50% de las parejas se habrán formado en línea, y para 2040 el 70%. Aunque, al tratarse de un sitio dedicado a formar parejas a través de Internet, no debemos tomar sus datos tan en serio.

De todas formas, es innegable que las personas hoy están más abiertas que nunca a conocer gente —ya sea para formar una pareja, o para una salida eventual— a través de Internet. Y mientras que, durante muchos años, la computadora de escritorio fue el dispositivo principal por el que ocurrían estas conexiones, desde los primeros meses de 2014 el móvil ha tomado su lugar, y ya se ha convertido en la forma más popular de conectar con otras personas en busca de algún tipo de relación.

 

El mercado de las citas online

Si bien por mucho tiempo los sitios de citas supieron captar a una audiencia importante, desde la popularización de Facebook y otras redes sociales, gran parte de las personas que se conocen por medio de Internet lo hacen a través de este tipo de sitios. Sin embargo, los sitios y aplicaciones dedicadas específicamente a generar este tipo de vínculos están resurgiendo. De acuerdo con IBIS y MarketData, este mercado habrá facturado unos $2,54 mil millones de dólares, y seguirá creciendo a un ritmo del 4,7% anual.

A pesar de esta relativa estabilidad, el mercado ha experimentado un cambio radical durante el último año. De acuerdo con datos obtenidos por ComsCore, durante 2013 el 65% de los buscadores de amor en línea ingresaban a estos sitios y aplicaciones a través de sus computadoras, y solamente el 35% lo hacía a través de un móvil. Menos de un año después esta cifra se había invertido, y hacia julio de 2014 más del 60% de los usuarios ingresaban a través de smartphones o tablets, y el resto a través de sus laptops o computadoras de escritorio.

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En parte, este cambio de plataforma se vio impulsado gracias al surgimiento de aplicaciones como Tinder, la cual rápidamente superó a muchos de sus rivales, y ya cuenta con más de 24 millones de suscriptores. Esto se debe a que la aplicación fue concebida para móvil desde el principio, lo que le permitió ofrecer una experiencia de usuario muy superior a la de sus rivales en este tipo de dispositivos, y a que tomó como público objetivo a los millenials, un segmento que los sitios tradicionales como Match.com y OK Cupid siempre habían tenido problemas en captar, en gran parte gracias a la influencia de las redes sociales.


El éxito del móvil

Tinder no es el único caso de éxito. Existen otras aplicaciones que han logrado facilitar la tarea de conocer a nuestra alma gemela, aunque difícilmente existan otras que alcancen el nivel de retención y uso que tiene esta aplicación. De acuerdo con el New York Times, sus usuarios abren unas once veces al día, en promedio, la App, y pasan entre 7,2 y 8,5 minutos utilizándola en cada sesión. Esto es un total de casi una hora y media por día. La consultora eMarketer, sin embargo, difiere y estima que el usuario promedio del segmento de 18 a 29 años (el cual representa a más del 50% de la audiencia de la compañía) pasa 14,2 minutos diarios en la aplicación.

Otra aplicación que ha logrado demostrar un éxito similar, aunque en un mercado de nicho, es Grindr, un sistema destinado al público gay que, así como Tinder, utiliza fotos para encontrar potenciales parejas a corta distancia. Según datos obtenidos gracias al hack sufrido por Avid Life Media, la compañía dueña del polémico sitio Ashley Madison —la cual estaba considerando adquirir esta aplicación— Grindr cuenta con más de 3,8 millones de usuarios únicos activos, quienes pasan un promedio de 54 minutos diarios en ella. A pesar de abarcar a solo un segmento, esta aplicación, nacida hace 6 años, habrá facturado $38 millones de dólares en 2015, una cifra impresionante si se considera que nunca recibió inversiones y creció orgánicamente desde el primer día.

Otras aplicaciones también están teniendo éxito en este campo. Una de ellas es Bumble, un clon de Tinder que cuenta con el diferencial de que solamente las mujeres pueden iniciar una conversación luego de que se detectara que hay compatibilidad con un hombre. De esta forma, de acuerdo con sus fundadoras, se evita que algunos hombres que abusan de las funcionalidades de la aplicación dándole “me gusta” a todas las mujeres que aparecen en sus pantallas inicien cientos de charlas. Esta aplicación ya tiene más de 800 mil usuarios únicos, entre quienes se iniciaron unas 5 millones de conversaciones.

Happn es otro ejemplo del éxito de este mercado en el móvil, por lo menos en su potencial. Esta aplicación, de origen francés, permite comunicarse con personas con las que nos cruzamos en la calle durante el día. Para que esto sea posible, la App utiliza el GPS del teléfono para trazar un mapa y cruzar los datos con los de aquellas otras personas que pasaron por los mismos lugares a la misma hora. Si bien no hay datos oficiales acerca del uso o éxito de esta aplicación, la misma levantó $8 millones de dólares en su ronda serie A, a fines de 2014, lo que indica una cierta confianza de los VCs en este vertical.

No es una novedad que Internet nos ha abierto las puertas a conocernos de nuevas maneras, pero el móvil —una vez más— se ha convertido en un protagonista indiscutible de esta actividad.

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HACIA 2019 CADA HOGAR TENDRÁ UN PROMEDIO DE CINCO DISPOSITIVOS PARA CONSUMIR MEDIOS DIGITALES

De acuerdo con un estudio de la consultora IHS, en cuatro años los hogares de todo el mundo tendrán un promedio de cinco equipos capaces de conectarse a Internet para facilitar el consumo de medios digitales. Si tenemos en cuenta que estamos hablando de dispositivos tales como teléfonos inteligentes, tabletas, Smart Tvs, y computadoras, cinco puede no parecer un número tan elevado. Pero considerando que se trata de un promedio mundial, y que incluye a hogares de todas las clases sociales en países tan distintos como los Estados Unidos, Vietnam y Namibia, el número se vuelve realmente sorprendente y permite comenzar a dimensionar los efectos de la revolución digital que estamos experimentando.

¿Cómo harán, entonces, los hogares para llegar a esta cantidad de dispositivos? A continuación observaremos algunas tendencias que permiten explicar por qué ocurrirá este fenómeno.

 

Los smartphones continuarán siendo los dispositivos más populares

Así como hasta ahora, los smartphones continuarán siendo los dispositivos por excelencia para consumir medios digitales tales como música y video online, entre otros. Esto se debe a que, a pesar de sus pantallas relativamente pequeñas, estos equipos son inmensamente populares, y lo serán cada vez más durante los próximos cuatro años, principalmente por la baja en los costos de estos productos y la reducción en los precios de los planes de datos en todo el mundo. Así, la cantidad de teléfonos inteligentes en el planeta se duplicará. Como hemos visto en otras oportunidades, en América Latina solamente habrá más de 600 millones de estos dispositivos activos, y en nuestro país más del 70% de las líneas estarán conectadas a uno.

De esta manera, millones de personas que hoy no cuentan con los medios para acceder a servicios de streaming de audio y video comenzarán a poder hacerlo, tanto en sus versiones gratuitas sustentadas por publicidad, como ocurre en YouTube y otros sitios similares, o en las transmisiones online realizadas por canales de televisión y estaciones de radio, como en sus versiones pagas a través de servicios como Netflix, Qubit, HBO, y otros.

A diferencia de los teléfonos inteligentes, las tablets no crecerán en tal proporción, por lo que de haber 5 smartphones por cada tableta —como ocurre hoy— en 2019 podemos esperar que haya 9 teléfonos por cada una.

 

Las Smart TVs se volverán la norma

Aunque hasta ahora no han brillado ni generado un frenesí de consumo por parte de los usuarios, los Smart Tvs sin duda han ganado popularidad. Sin embargo, incluso cuando muchos consumidores los compran, casi la mitad de ellos nunca utilizan sus aplicaciones ni otras funcionalidades que los vuelven inteligentes. Pero esto podría cambiar.

Con la adopción de sistemas operativos más sólidos y capaces de ofrecer una mejor experiencia de usuario, los televisores inteligentes podrían volverse más atractivos. Sin embargo, y aunque todas las marcas están adoptando nuevos y mejores SOs, es posible que la experiencia siga sin ser muy consistente entre una y otra.

Esto se debe a que tanto Sony como Philips se volcarán por el nuevo sistema operativo para televisores creado por Google, es decir Android TV, mientras que Samsung comenzará a utilizar una adaptación de Tizen, el sistema operativo propio con el que alguna vez intentó reemplazar Android en sus teléfonos celulares; LG, por su parte, ya ha comenzado a despachar televisores que utilizan WebOS, y Panasonic se ha volcado por el atractivo Firefox OS.

Si bien se trata de sistemas diferentes, en todos los casos, sin lugar a dudas, ofrecerán mejores resultados que los sistemas operativos propietarios que estas marcas utilizaban. Resta ver si la elección del software comenzará a jugar un papel en la elección que los consumidores hacen de sus nuevos televisores, o si otros factores como el tamaño, la definición, y el precio seguirán primando a la hora de tomar una decisión. Hoy Samsung lidera las ventas a nivel mundial, con el 21% de la cuota de mercado, seguido por LG con el 13,7% y la china TCL con el 7%. Solo el tiempo dirá si esto cambiará.

 

Los Digital Media Adapters (DMAs) continuarán popularizándose

Un mercado que se encuentra en pleno crecimiento es el de los Digital Media Adapters. Se trata de dispositivos tales como el Apple TV, el Chromecast, fabricado por Google, el Roku, o el Amazon Fire TV, los cuáles permiten convertir a cualquier pantalla en un Smart Tv agregando conectividad a Internet y una serie de aplicaciones capaces de reproducir todo tipo de contenido.

Si bien se trata de un mercado en pleno crecimiento, el cual —de acuerdo con un estudio de la consultora Futurescore Consulting—, se expandirá a un ritmo del 40% anual hasta 2017, su tamaño es relativamente chico en relación a otros, dado que pueden ser fácilmente reemplazados por otras alternativas.

De acuerdo con la consultora Frost & Sullivan, este mercado se encuentra liderado por Apple, una de las pioneras en el sector, que con el Apple TV —el cual acaba de ser relanzado en una versión más potente— acapara el 40,6% del total de las ventas. En segundo lugar, con el 34,1%, se ubica Google, que con su sencillo Chromecast, vendido por $35 dólares en los Estados Unidos, logró generar una enorme cantidad de ventas en poco más de dos años y convertirse en uno de los líderes del sector. El tercer puesto es de Roku, una compañía dedicada exclusivamente a abastecer este mercado, la cual concentra una cuota del 13%, seguida por Amazon con un 8%.

Todas estas compañías ofrecen experiencias distintas, a partir de dispositivos que —aunque compiten directamente— tienen diferencias sustanciales entre ellos. Los Apple TV, por ejemplo, permiten acceder a todo tipo de aplicaciones y además comprar contenidos desde la tienda iTunes. El Chromecast, por otro lado, simplemente reproduce contenidos habilitados desde otros dispositivos como teléfonos inteligentes. Roku, por su parte, cuenta con una serie de canales donde es posible disfrutar de todo tipo de contenidos. Todavía es temprano para saber qué modelo se impondrá sobre los demás, o si hay espacio para todos.

 

Los servicios OTT seguirán creciendo en detrimento del cable

Una de las claves para entender el crecimiento de los dispositivos capaces de reproducir contenidos digitales tiene que ver con el crecimiento de los servicios Over The Top (u OTT), es decir, de los servicios de streaming tales como Netflix, Hulu, Spotity, Qubit, y otros, los cuales permiten acceder a películas, series y música de manera legal a través de una conexión a Internet. De acuerdo con la consultora Digital TV Research, este negocio duplicará su facturación —que este año habrá sido de $26 mil millones de dólares a nivel mundial— de acá a 2020, cuando alcanzará un volumen de más de $51,1 mil millones de dólares.  

El grueso de esta facturación provendrá de los servicios por suscripción, por los cuales los usuarios pagan mensualmente, en contra de los servicios sustentados por ads, los cuales requieren de un volumen más importante de usuarios para lograr los mismos resultados. Gran parte del crecimiento de este sector tiene que ver con la decisión de Netflix de avanzar sobre la mayor cantidad de mercados posible, llegando a 200 hacia fines de 2016.  De esta manera, la compañía pretende tener una presencia mundial, y convertirse en líder indiscutido del espacio. Sin embargo, éste no es el único factor de importancia. Y es que otras compañías, como HBO y CBS han decidido expandir sus líneas de negocio creando un servicio de streaming de sus contenidos originales orientado a aquellos usuarios que no cuentan con una suscripción al servicio de cable. Otros gigantes tecnológicos, como Amazon, PlayStation y Yahoo! también lanzaron sus propios servicios, y la competencia se ha vuelto cada vez mayor.

A fin de cuentas, para que estas compañías resulten sustentables, será necesario combinar un modelo de negocios sólido, con una buena base de contenido original, o de gran calidad, que mantenga a los usuarios interesados y utilizando el servicio. Resta ver también cuál será la reacción de las compañías de cable y satélite, las cuales se enfrentan a una merma de usuarios. De acuerdo con un estudio licenciado por TiVo y realizado en los Estados Unidos y Canadá, durante 2014, un 8,2% de los hogares cortaron el cable, y un 42% redujeron algún servicio o canal. Si bien muchas de estas compañías mantienen a sus usuarios dado que ofrecen servicios de banda ancha, la pérdida de suscriptores al servicio de cable demanda de una respuesta. En algunos casos, como el de Cablevisión, en Argentina, ésta se da en forma de servicios de streaming on demand, aunque resta ver si resulta suficiente para retener a los usuarios.

Existen cada vez más opciones para consumir contenidos, tanto desde el punto de vista de los equipos, como de los servicios disponibles para acceder a ellos. Y esto significa un enorme cambio en la forma en la que nos relacionamos con la televisión, la música, la radio y otros medios. El futuro todavía no está tan claro, y es imposible saber cómo evolucionará el ecosistema. Lo que es seguro, es que cada vez tendremos más libertad para ver lo que queramos, cuando queramos, y de la forma en que queramos.

CINCO TENDENCIAS QUE PERMITEN PREDECIR EL FUTURO DE LOS PAGOS MÓVILES

Aunque es posible que todavía no lo notemos, 2015 fue un gran año para los pagos móviles. La expansión de Apple Pay, el sistema de pagos desarrollado por Apple que permite integrar distintas tarjetas de crédito en el iPhone y el Apple Watch y utilizar estos dispositivos como medios de pago, así como el posterior ingreso de Samsung en este mercado con una tecnología revolucionaria que no requiere de una adaptación tecnológica por parte de los comerciantes, y el crecimiento permanente del comercio móvil, que en el mundo ya representa el 34% de las transacciones online, significaron la consagración de los teléfonos celulares como herramientas de pago, tanto en el mundo online como offline.

Y si bien no surgió, todavía, una tecnología tan disruptiva como para lograr que la gran mayoría de los consumidores abandonen el efectivo y las tarjetas de crédito y los reemplacen por sus teléfonos, existen distintas tendencias que comienzan a volverse más fuertes y nos permiten anticipar cómo será el futuro de los pagos móviles.

A continuación, analizaremos cinco de estas tendencias y veremos cómo está impactando esta tecnología en el mundo del retail, tanto online como offline, y qué cambios podemos esperar en el transcurso de los próximos cinco años.


El móvil gana terreno como medio de pago en tiendas físicas

De acuerdo con Venture Beat, el 12% de los usuarios ya realizó algún tipo de pago utilizando tecnología de contacto tal como Apple Pay o Samsung Pay en un comercio en los Estados Unidos. En la mayoría de los casos, sin embargo, lo hicieron a través de un dispositivo provisto por la tienda, o con una tarjeta o aplicación móvil relacionada con su sistema de fidelidad, o de pagos propios, como la tarjeta de Starbucks.

Parte de estas transacciones, sin embargo, se hizo a través de sistemas como Apple Pay, el cual lleva menos de un año el mercado, y Samsung Pay, el cual está disponible desde hace algunos pocos meses.

Si bien este número todavía es marginal, demuestra una tendencia ascendente en la realización de este tipo de operaciones, y una cada vez mayor disponibilidad de esta tecnología en los comercios en los mercados desarrollados.

 

El teléfono está dejando de ser el único medio de pago móvil

Aunque en un principio esta tecnología se propuso con foco en los teléfonos inteligentes, como el iPhone o el Galaxy S6, otros dispositivos, como distintos smartwatches, han comenzado a incorporar la tecnología y las aplicaciones que les permiten operar como billeteras móviles. Esto ayuda a que esta tecnología se vuelva más práctica, principal motivo por el que los usuarios que han adoptado estos sistemas han comenzado a usarlos.

Al mismo tiempo, distintas compañías y startups han empezado a trabajar en dispositivos alternativos como anillos, pulseras, y otros wearables capaces de efectuar pagos. Un ejemplo de esto es la “MagicBand” de Disney, una pulsera con la que es posible pagar por distintos productos y servicios en sus hoteles y parques.

 

La autenticación biométrica es cada vez más importante

Una tecnología que está avanzando, y que ha comenzado a dar sus primeros pasos como modo de validación durante los pagos móviles, tanto aquellos realizados de manera virtual dentro de una app o un sitio de comercio electrónico en el móvil, o utilizando el dispositivo mismo como medio de pago en un local físico, es la de la autenticación biométrica. Esta tecnología supone utilizar un rasgo irreplicable del cuerpo del consumidor, tal como una huella digital o su retina, para verificar su identidad y confirmar el pago.

Aunque el uso de huellas dactilares para otras funciones como abrir puertas y para pasar otros controles de seguridad dista de ser novedoso, su utilización para validar pagos comenzó a masificarse a partir de la introducción de lectores de huellas digitales en dispositivos móviles como el Samsung Galaxy S5 y el iPhone S5 a fines de 2013. En el futuro cercano, es posible que otros dispositivos, e incluso las tarjetas de crédito incorporen esta tecnología, y empiecen a utilizarse otros rasgos como el ritmo del latido del corazón o la realización de un gesto único e irrepetible con las manos, para verificar nuestra identidad.

 

Todavía no está claro por qué hacer el cambio

Esta tendencia parece un poco más desalentadora que las anteriores para este sistema de pagos. Y es que, como mencionábamos al principio, todavía no existe una ventaja marcada del móvil como medio de pago offline por encima de otras tecnologías como las tarjetas de crédito y débito.

El problema es que, si bien el móvil permite llevar distintas tarjetas en un solo dispositivo, y agregar una instancia de seguridad a partir de la lectura de la huella dactilar, las diferencias en la mecánica de la transacción, y en la duración de la misma, no son lo suficientemente significativas como para convencer a los usuarios de hacer un salto y adoptar esta tecnología.

Existen instancias, como las máquinas vendedoras de gaseosas y golosinas, en las que este tipo de pagos ciertamente resultan más convenientes, pero éste no es el caso en la mayoría de las tiendas, por lo que es posible que hasta que no aparezca un diferencial mayor que incentive a los usuarios a cambiar, éstos no lo hagan. Por lo menos en grandes números.

 

El móvil empieza a reemplazar a los cajeros automáticos y las transferencias bancarias

Si bien el móvil como medio de pago todavía está dando sus primeros pasos, éste ya ha demostrado un gran éxito como medio para realizar transacciones con dinero virtual. Ejemplos como M-Pesa en Kenya, o la billetera electrónica ecuatoriana, han permitido observar el poder de los teléfonos celulares para ayudar a las personas a comprar, vender, transferir, y recibir transferencias de dinero a través de tecnologías simples como el SMS, o más complejas como una aplicación móvil.

Aunque esta es una función que, por ahora, ha dado mayores resultados en mercados donde la inclusión financiera es baja, varias compañías como MasterCard están trabajando en soluciones que permitan eliminar por completo la necesidad de contar con dinero en efectivo, y evitar así el viaje al cajero automático, y reemplazarlo por operaciones hechas desde el móvil. Este es un objetivo ambicioso puesto que, aún hoy, el 85% de todas las transacciones se realizan con efectivo. Pero en tanto aumenten los niveles de seguridad y empiece a verse la conveniencia de utilizar el teléfono, éste probablemente irá ganando terreno de una manera mucho más amplia.

Si éste fuera el caso, y los teléfonos se convirtieran en la plataforma a través de la cual pagamos y cobramos —y no en un mero reemplazo de la tarjeta de crédito—, el incentivo para hacer el cambio y volcarse por este sistema sería mucho más significativo, con lo que los niveles de adopción sin lugar a dudas se dispararían.

Todavía no está claro cómo evolucionará la tecnología del móvil como dispositivo de pago. Sin embargo, está claro que éste es un mercado que se encuentra en perpetuo movimiento, en el que la innovación es cada vez más significativa y que, tarde o temprano, terminará desarrollándose.

LA RUTA AL 5G, EL FUTURO DEL MÓVIL

A poco más de seis meses de la llegada del 4G a nuestro país, puede sonar prematuro empezar a hablar del 5G. Pero la realidad es que —aunque para muchos usuarios pueda parecer repentina— la evolución tecnológica toma, en realidad, varios años de investigación, experimentación y desarrollo. Al mismo tiempo, teniendo en cuenta que se trata de una tecnología que está muy sujeta a la regulación del Estado y a las necesidades de las operadoras —las cuales deben invertir miles de millones de dólares para desplegarla—, se necesita un cierto trabajo burocrático que toma tiempos prolongados. Es por todo eso que desde hace más de dos años, compañías como Ericsson, Nokia, Huawei y otras líderes en el sector de la infraestructura móvil se encuentran trabajando intensivamente en desarrollar esta nueva norma. Y ya pusieron fecha para su lanzamiento: los juegos olímpicos Tokio 2020.

Con la capacidad de alcanzar velocidades máximas de alrededor de 300 Mbps (y hasta 375 Mbps si se lleva la tecnología al extremo), el 4G LTE puede parecer más que suficiente para afrontar los desafíos en términos de consumo de datos de los próximos años. De hecho hoy, en la mayoría de los mercados, estas velocidades teóricas nunca llegan a ser alcanzadas por el grueso de los usuarios. Y es que, para alcanzar la velocidad máxima, un celular tendría que ser el único conectado a una determinada antena; de otra manera ésta se dividirá por el número de terminales conectados, que a veces pueden ser miles. Sin embargo, como ya hemos visto, se proyecta que el tráfico de datos crecerá más de un 50% anual durante los próximos años, impulsado especialmente por el consumo de video, y por la cada vez mayor importancia de la Internet of Things, es decir, de dispositivos inteligentes tan variados como: electrodomésticos, instrumental médico, robots industriales, y hasta automóviles, conectados a la red. Y todo esto requiere de un nuevo estándar que permita absorber todo ese tráfico, y a la vez hacerlo de manera más fluida.

Un poco de historia

Lanzadas por primera vez en la década de los 80s, las redes móviles de primera generación tenían un objetivo muy simple: lograr que los usuarios pudieran hablar por teléfono de manera inalámbrica. Estas redes analógicas aprovechaban muy poco el espectro radioeléctrico, lo que las hacía muy limitadas, y por ende muy caras. En los 90s, la tecnología 2G permitió la popularización del móvil, llevando los servicios de voz, luego los mensajes de texto, y hasta las primeras versiones de Internet móvil a los usuarios. La verdadera revolución móvil, sin embargo, se dio en la década del 2000, con el lanzamiento del 3G, la primera tecnología capaz de llevar banda ancha móvil a millones de usuarios con costos cada vez más bajos. El 4G, lanzado en 2010, no fue más que una ampliación de la capacidad y de la velocidad de estas redes, incrementando la gama de servicios ofrecidos a través de las mismas, y creando un marco tecnológico que pudiera hacer frente al crecimiento explosivo esperado para toda la década. El cambio planteado por el 5G pretende ser un poco más profundo, abriendo las puertas no sólo a mayor velocidad y capacidad de la red, sino que renovando por completo la forma en la que entendemos las comunicaciones móviles.

Velocidad, baja latencia, fidelidad y eficiencia

La nueva tecnología 5G pretende replantear un número de cuestiones que hoy parecen inherentes a las comunicaciones móviles. Por un lado, el primer problema que pretende resolver es el de la alta latencia que existe entre los móviles y la red, reduciéndola a valores cercanos al milisegundo. La latencia es el tiempo transcurrido entre que un dato deja la antena y arriba al móvil, y viceversa. Cuando esta es alta, se producen dificultades en la comunicación de datos generando, por ejemplo, cortes o baja fidelidad en las llamadas de video, entre otros problemas.

Otra ventaja de la nueva tecnología tendrá que ver con la eficiencia energética. Mientras que las redes 3G, y sobre todo las 4G, son famosas por la enorme presión que ejercen sobre la batería del dispositivo, las redes 5G con las que se está experimentando requerirán mucha menos energía tanto para operar las antenas, donde el ahorro será de hasta el 90%, como en los dispositivos, donde se espera un ahorro de alrededor del 10%.

Sin embargo, uno de los mayores cambios que traerá el 5G tendrá que ver con el paradigma con el que se manejan las operadoras móviles. Hoy, cada operadora mantiene un conjunto de redes que operan en paralelo. Estas son redes 2G que permiten utilizar los servicios de voz y SMS, redes 3G y 4G para datos, todas coexistiendo y operando en conjunto. El 5G pretende utilizar una misma red para ofrecer todos estos —y otros— servicios. Para ello, la idea es crear una única red física que permita crear redes virtuales para operar cada uno de estos servicios. De esta manera los servicios de voz, por ejemplo, ya no necesitarán una red independiente, sino que utilizarán un servicio de VoIP (voice Ip) en una red virtual, mientras que la transferencia de datos utilizará otra red virtual dentro de la misma red física. Esto, además de bajar los costos, permitirá ofrecer un servicio más consistente en toda el área de cobertura, y reasignar los recursos de manera rápida y dinámica de acuerdo a las necesidades de los usuarios y de cada operadora en particular. Adicionalmente, al ofrecer servicios totalmente virtuales, los teléfonos 5G podrán saltar fácilmente entre redes wi-fi, redes LTE privadas (un nuevo concepto en etapa de experimentación), y las redes móviles, de forma tal de maximizar la cobertura y la calidad de todos los servicios y, además, bajar los costos.

Al mismo tiempo, la intención de los involucrados en el desarrollo de esta nueva tecnología planea aprovechar este cambio de paradigma para, de una vez por todas, generar un estándar global y terminar con la enorme fragmentación que hoy existe —no solamente en las tecnologías utilizadas que vuelven las redes de una operadora incompatibles con otra y que requieren que los fabricantes produzcan distintas versiones de sus equipos— sino también en el espectro de frecuencias utilizadas. De esta forma, ya no habrá que chequear si un equipo es compatible, por ejemplo, con las bandas 17 y 28 —las bandas 4G habilitadas en nuestro país— o con otras bandas antes de utilizarlo en otro mercado, sino que la compatibilidad será general. A diferencia de lo que ocurre con las tecnologías utilizadas hasta ahora, además, las redes 5G se moverán en el espectro, dejando las bandas de “baja” frecuencia que utilizan hoy (que oscilan entre los 800 Mhz y los 2,6 Ghz) para moverse a bandas de entre 26 y 38 GHz. Esto, por supuesto, requerirá trabajar con las autoridades regulatorias en todos los países para liberar esas bandas —hoy utilizadas por otros servicios— para el mercado móvil.

Todo esto, que parece complejo y engorroso, permitirá desarrollar velocidades de hasta 7 Gbps, y crear redes capaces de escalar miles de veces, conectando no solamente a los miles de millones de teléfonos móviles, tablets y laptops que existen en todo el mundo, sino también a miles de millones de dispositivos de otras características que utilizarán conexiones autónomas para mejorar sus capacidades.

Todavía faltan al menos cinco años para que las primeras de estas redes se desplieguen en Corea y Japón, los primeros mercados donde probablemente se experimente con ellas, y posiblemente unos diez años para que llegue a nuestro país. Sin embargo, poder anticipar sus capacidades nos permitirá desarrollar productos, servicios y aplicaciones que las aprovechen al máximo, y generen nuevas oportunidades de negocio.

EL M-HEALTH CRECE EN TODOS LOS FRENTES

Entre los infinitos fenómenos que ha generado en los últimos años la explosión de los smartphones, el entrecruzamiento entre la tecnología móvil y el campo de la salud es tal vez uno de los más interesantes. En los últimos años —y cada vez con más fuerza— se vienen produciendo avances en tres áreas bien diferenciadas, pero todas relacionadas: el desarrollo de tecnologías de punta, la aplicación a la mejora de la salud en los sectores menos favorecidos, y la popularización de aplicaciones de salud y fitness para llevar en el bolsillo, que son el sector donde se presentan las oportunidades para que las startups lancen productos muy rentables.

En conjunto, hablamos de m-health, un campo que atrae cada vez a más emprendedores, y que viene cautivando a un público ávido de aplicaciones y dispositivos prácticos para controlar y complementar una vida activa.

El m-health ya es un mundo ancho y diverso. En el tope de la escala tecnológica se ubican las megacompañías que ya pusieron su marca en casi todos los aspectos de la vida digital: hablamos, claro, de Apple y Google. La empresa de la manzanita lanzó el ResearchKit, una tecnología que promete convertir a la vasta masa de usuarios de iPhones e iPads en una muestra continua de la población para monitorear sus condiciones físicas, y ya se asoció con el hospital Mt Sinai para realizar, a través de esa plataforma, lo que podría ser “el mayor estudio epidemiológico del asma jamás concretado”.

En tanto, Google avanza en un proyecto tan ambicioso como prometedor: monitorear el cáncer mediante un wearable capaz de detectar la circulación de nanopartículas por el interior del organismo. Nanopartículas que el paciente introduce en su cuerpo tomándolas en forma de pastilla y que, una vez dentro, transmitirán datos al dispositivo.

En el otro extremo están las aplicaciones basadas en servicios 2G como el SMS, aplicables a poblaciones de menores recursos. Es el caso de una experiencia reciente en un hospital bonaerense con pacientes aquejados de tuberculosis, aprobada por los cuerpos revisores de la Universidad de Utah, en Estados Unidos, y del Hospital Italiano, en Argentina. Los pacientes recibieron mensajes informativos sobre su enfermedad a intervalos regulares, y enviaron notificaciones de la toma de medicinas a través del mismo medio, lo que permitió a los médicos un seguimiento mucho más detallado que el que permiten las visitas periódicas a un consultorio.

Mecanismos similares se utilizaron en pacientes con HIV y, en Colombia, con mujeres embarazadas, que recibieron mensajes informativos en un programa para combatir la mortalidad materna. Mecanismos similares se implementaron en Nigeria y Tanzania, agregando a los SMS imágenes de ultrasonidos y escaneos 3D.

En los casos mencionados, la baja penetración de Internet en la población afectada hizo que se recurriera al ubicuo y barato short text message, al alcance de prácticamente todos.

Pero la creciente disponibilidad de smartphones está volviendo cada vez más comunes las intervenciones a través de aplicaciones dedicadas. Son estas aplicaciones, ubicadas en el punto medio de la escala, las que están registrando una explosión comercial y prometen empujar en los próximos años el rendimiento del sector. Apps para controlar el peso, el ritmo cardíaco, el consumo de agua, la cantidad de ejercicio, el nivel de colesterol… todo a través del celular o, a lo sumo, de wearables de uso general como el Apple Watch y —a veces— dedicados, como las fitness bands tan de moda.

Aquí, el mercado es amplio y propicio. Para quienes desarrollan aplicaciones para iOS, la aplicación Health de Apple —instalada en todos los dispositivos— hace la vida más fácil, al permitir a las aplicaciones acceder a los datos de estado y rendimiento físico del usuario. Entre las más populares están Nike Running, MyFitnessPal y Weight Watchers, para controlar el peso.

Puede parecer paradójico, pero el mercado más amplio para estas aplicaciones es la población sana, simplemente por su mayor tamaño. De ahí que Steve Smith, de MediaPost, se quejara recientemente de que los wearables son mayormente usados por los jóvenes, que son típicamente quienes menos los necesitan. Pero los médicos saben que estas aplicaciones cumplen un importante papel al prevenir las enfermedades y ayudar a mantener la salud, y por eso ubican a aplicaciones de control de calorías y fitness al tope de sus listas.

Según un estudio difundido por The Statistics Portal, el tamaño del mercado de m-health proyectado para este año a nivel mundial es de unos $14.500 millones de dólares. Nada despreciable. También en nuestra región el panorama es promisorio. Como suele suceder, el mercado es minúsculo en comparación con el global, pero por eso mismo se prevé que de aquí en más se registre un crecimiento importante, siguiendo la tendencia marcada por los países líderes. Se estima que para 2017 el sector producirá ingresos por alrededor de 700 millones de dólares en Brasil, 200 millones en la Argentina, 100 millones en México y unos 500 millones en el resto de Latinoamérica.

Es que la región tiene una fuerte penetración de la telefonía móvil y es, por lo tanto, campo fértil para todo tipo de implementaciones. Los tres países mencionados concentran dos tercios de las iniciativas de este tipo en América Latina, y un informe de TheAppDate daba una cifra aproximada de cien emprendimientos activos de m-health en el subcontinente (aún lejos de las casi 100.000 aplicaciones descargables a nivel global). ¿Las razones del éxito local?: Además del rápido incremento de dispositivos, la alta incidencia de enfermedades prevenibles pero no transmisibles —como las cardiopatías y la diabetes— vuelven más necesario el monitoreo, apuntaba hace unos meses el diario español El País.

Las cifras del mercado no incluyen los ahorros que experiencias como la del hospital bonaerense le generan al sistema de salud —al reducir la necesidad de turnos y la congestión de los centros de atención, entre otros efectos positivos— y el beneficio económico general de contar con una población más sana. En Brasil, por ejemplo, la Plataforma Saúde permite a enfermeras medir varios indicadores en la sangre de los pobladores de barrios carenciados, usando dispositivos móviles especiales, y la app uruguaya Aqualert permite a sus usuarios controlar el consumo diario de agua.

En suma, el m-health es un sector que, aquí y en el mundo, ya está rindiendo abundantes frutos, y que promete mucho más para el futuro próximo.

LA MÚSICA: UN NEGOCIO CADA VEZ MÁS LIGADO AL MÓVIL

Si existe una industria que se vio transformada a partir de la popularización de Internet y de los medios digitales en general, esta fue la de la música. Mientras que hace apenas veinte años el principal ingreso de las discográficas y los artistas prevenía de la venta de discos, CDs y hasta casetes, el surgimiento de la tecnología P2P y el crecimiento de la descarga ilegal de canciones cambiaron por completo la manera en la que las personas consumían música, y dejaron al borde de la quiebra a varias de estas compañías. Con el tiempo, y luego de cometer varios errores – como suponer que con demandas e intimaciones judiciales iban a poder detener una tendencia de consumo que ya se había instalado – este sector comprendió que el negocio debía cambiar.

Así fue que, en parte gracias a Apple y su tienda iTunes, que permitía vender música en formato digital a precios bajos;  luego a YouTube que, a través de iniciativas como VEVO, permite monetizar los contenidos a través de avisos publicitarios; y finalmente gracias a los servicios de streaming como Spotify y, desde hace pocos meses, Apple Music, la industria logró encontrar un nuevo modelo de negocios sustentable que le permite ofrecerles a los usuarios una  mayor conveniencia que las alternativas piratas, a precios que éstos están dispuestos a pagar.

Al mismo tiempo la industria se volcó cada vez en mayor medida a la realización de shows en vivo y eventos, los cuáles se han convertido en una de las principales fuentes de ingreso para los artistas, aunque no siempre para las discográficas. Esto se debe a que, de acuerdo con un informe de la Consumer Federation of America, una asociación que vela por los derechos de los consumidores estadounidenses, los artistas son los principales beneficiados por los espectáculos en vivo. Teniendo en cuenta que éstos representan una porción cada vez más importante de sus ingresos, en muchos casos la piratería no les resulta un verdadero problema, ya que la música distribuida de manera ilegal termina ayudándolos a volverse más populares y, así, vender más entradas. Pero esto no es así para las compañías disqueras, cuyos ingresos dependen directamente de la venta de música pregrabada. Y es por este motivo que, especialmente en los últimos años, éstas están dispuestas a encontrar nuevos canales de distribución que les permitan por un lado combatir la distribución ilegal y, por el otro, monetizar a sus artistas. Y es en este contexto que el móvil tiene un rol cada vez más importante.

El streaming: un actor cada vez más importante

De acuerdo con datos de la Recording Industry Association of America, la asociación que nuclea a las principales compañías discográficas en los Estados Unidos, la facturación por venta de música en todos sus formatos está experimentando un período de amesetamiento  ya que no registra crecimiento desde hace cinco años. Sin embargo, la composición de las ventas cambió radicalmente durante ese período.  

Este cambio se nota principalmente en la importancia cada vez mayor que tienen los servicios de streaming. los cuáles representaban apenas el 7% del total de los ingresos de la industria hacia 2010, pero que han crecido a razón de un 25% anual hasta alcanzar el 27% del total de la facturaciín hacia finales de 2014, lo que equivale – para las discográficas – a $1.870 millones de dólares.

Cuando hablamos de streaming, nos referimos a servicios de música on demand pagos como Rhapsody, o el servicio premium de Spotify; de contenidos emitidos a través de servicios como Pandora, y de nuevos medios como la radio satelital SiriusXM y las radios por Internet; y de servicios gratuitos como YouTube, VEVO y la versión gratuita de Spotify, que obtienen sus ingresos a través de la publicidad. Un dato curioso es que éstos últimos, si bien atraen a un volumen de usuarios muy superior a los anteriores, representan apenas el 15% de la facturación, lo que demuestra que los servicios de suscripción, y los modelos publicitarios tradicionales, permiten monetizar más y más rápido que la publicidad online, por lo menos en esta vertical.

Una característica del streaming, es que su uso se encuentra ligado a distintos tipos de dispositivos, incluyendo computadoras de escritorio, pero especialmente en el caso de los servicios premium,  el móvil tiene un rol preponderante. Y es que, el mayor incentivo para pagar por acceder a uno de ellos, es poder acceder al contenido a través del teléfono celular, una tablet, o incluso desde las nuevas aplicaciones para automóviles.

Si bien esta modalidad de acceso a la música se encuentra en franco crecimiento, todavía no es la principal en importancia. Esta posición, representando el 37% de los ingresos, es para otro canal inherentemente móvil. Se trata de las descargas digitales, es decir de las canciones y álbumes vendidas a través de tiendas como iTunes, en la que los usuarios compran un tema y lo descargan directamente en sus dispositivos. Este tipo de ventas, sin embargo, está comenzando a declinar, para darle lugar al streaming, y también a la venta de discos físicos, una categoría que hoy representa el 32% de la facturación y que, aunque viene decreciendo desde hace años, ha empezado a encontrar nuevos consumidores de la mano de la venta de vinilos y otros formatos coleccionables y percibidos como de mayor exclusividad.

 

Las operadoras se meten en el mercado

Este crecimiento del streaming, y la preeminencia de los canales de descargas digitales, han motivado que distintos startups comenaran a apostar por el mercado de la música. Como hemos visto, el ejemplo más paradigmático es Spotify, que en pocos años supo convertirse en el estándar de la industria. Sin embargo, esta empresa sueca no está sola. Otros startups como Deezer y Rdio ofrecen servicios similares, y otros buscan diferenciarse apuntando a nichos más pequeños de consumidores. Un ejemplo Quboz, un emprendimiento francés que permite hacer streaming de alta calidad, y está orientado a amantes de la música. Otra compañía que recientemente ha ingresado en el negocio es Apple, con su flamante Apple Music, un servicio parecido al de estas compañías, con el que busca hacer frente a la caída de las ventas en su tienda iTunes.

Sin embargo, existe un gran número de nuevos jugadores quienes, aprovechando su vínculo con millones de usuarios móviles que ya pagan por sus servicios todos los meses, han decidido ofrecer acceso a grandes bibliotecas de canciones a cambio de un pequeño extra mensual. Se trata de las operadoras móviles.

Ya sea a través de alianzas con otras compañías, como en el caso de Personal Argentina que ofrece los servicios de Spotify Premium y permite pagarlos directamente a través de sus facturas,  o de servicios propios – en realidad, provistos por una plataforma externa, pero brandedos con la marca de la operadora – como es el caso de Claro Música, estas compañías han visto en la música la posibilidad de ofrecer un servicio que resulta atractivo para millones de usuarios, que por su propia naturaleza ofrece un altísimo grado de retención y repetición de uso.

Sin embargo, a juzgar por los precios de los servicios, y por la naturaleza de la oferta, está claro que las operadoras no están apostando a la música para generar nuevos canales de ingresos. En cambio su objetivo parece ser contar con una herramienta extra para reducir el churn, y para fidelizar a sus usuarios con una oferta más amplia de servicios de valor agregado.

Lejos de ser un fenómeno local, esto está ocurriendo también en otros mercados como el norteamericano, donde tres de las cuatro principales operadoras – At&t, Sprint y T-Mobile – ya cuentan con servicios similares, ofrecidos a precios que apenas cubren sus costos.

Pero independientemente de sus estrategias, las operadoras están demostrando que, así como lo percibe la industria discográfica, el negocio de la música está cada vez más ligado al móvil, y están abriendo las puertas para desarrollar negocios en ese sentido en el largo plazo, así como para que nuevos startups y compañías ingresen en ese mercado y lleven nuevas alternativas a los usuarios. Nuevas alternativas que, como hemos visto, son capaces de cambiar por completo el panorama en unos pocos años.

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